Capítulo 12 El Pasado
Una semana después Yessabell estaba más tranquila, las pesadillas eran menos frecuentes, gracias a la terapeuta con la que empezó a ir todos los días. Los chicos seguían recordando a Sonia, pero prefirieron hacer lo que Yessabell hacía con su papá; recordarla con alegría. Sus padres habían recogido sus cosas, dejando solo algunas cosas que los chicos pudieran querer.
Sonia había dejado un regalo de navidad para Yessabell. Un hermoso brazalete de plata, con la palabra “Smile”. Lo que hacía, cada vez que lo admiraba. Malcom y Henry se turnaban para manejar, mientras que Ezra se había mantenido más cercano desde el incidente en Londres.
En la cafetería, Yessabell no cruzaba palabra con nadie, más que con el Sr. Ben y su esposa. Ambos mostraron condolencias por la partida de la amiga de Yessabell y las cosas parecían arreglarse.
Hasta que sucedió lo inesperado.
Estaba por cumplirse la segunda semana en que Derek y Yessabell se habían alejado, solo un día más, se decía Derek, mientras que Yessabell estaba más tranquila y relajada que nunca, gracias a su terapeuta.
El viernes en la tarde, estaba en su cuarto. Ana y Philip estaban saliendo como pareja y habían decidido visitar el lugar favorito de Sonia, una pequeña playa en Monterrey. Nicolás y Renata, estaban visitando a los padres de Sonia. Así que la casa estaba ocupada solo por la tía Melinda, quien se encontraba en la sala, viendo televisión. Los guardaespaldas de Yessabell, que estaban en su cuarto y Yessabell, que estaba en su habitación, intentando instalar una pequeña pantalla que su mamá le mando, desde que se mudaron, para pasar el rato, aunque no sabía nada de instalar aparatos, por lo que decidió pedir ayuda.
Eran las 9:00pm y estaba en pijama. Un short gris y una playera de manga larga, rosa pastel, con la imagen del álbum Abbey Road, de The Beatles y unas pantuflas de conejo.
Salió de su habitación y se acercó a la habitación de los guardaespaldas, quienes abrieron rápidamente.
-¿Qué sucede? –Preguntó Malcom, en cuanto abrió la puerta, en total estado de alerta -¿Todo bien? ¿Hay un intruso?
-Todo bien –Respondió Yessabell tranquilamente –Necesito a Ezra en mi habitación. No puedo instalar una pantalla –Se cruzó de brazos y espero a que Ezra apareciera.
-Se está duchando –Intervino Henry en la puerta, a un lado de Malcom –Puedo ir yo si quieres.
-No, está bien, en cuanto salga, díganle que venga por favor –Yessabell se dio la vuelta y regreso a su habitación.
Entró y observó la pared donde quería instalar la pantalla, a unos metros frente a la cama. Había una pequeña base, pero para poder atornillarla necesitaba ayuda. Mientras tanto, puso el DVD, sobre el pequeño mueble debajo del área designada para la pantalla.
Estaba conectando los cables al DVD, cuando tocaron su puerta.
Yessabell camino hasta la puerta y quito el seguro de la perilla, abrió y Ezra estaba ahí, de pie, en un pijama gris de algodón. Playera y pantaloncillos grises, su cabello aun estaba húmedo por la ducha, unas pantuflas delgadas en color negro completaban su look.
-Pasa –Yessabell abrió la puerta y lo dejo entrar, después cerró y volvió a colocar el seguro.
-¿Qué necesitas ayuda para instalar tu artilugio? –Preguntó Ezra acercándose a la pantalla que descansaba en la cama de Yessabell.
-Sip, no soy buena en esas cosas –Yessabell se acercó a la pared donde planeaba colocarla –Mira, solo necesito que me ayudes a atornillarla aquí –Señaló la pared –Yo la sostengo y tú la atornillar, o al revés, ¿Ok?
-Bien –Ezra tomó la pantalla y la coloco sobre la base –Sujetala así
–La tomó de ambos lados y Yessabell se metió entre Ezra y la pared, para sostener la pantalla -¿Dónde están los tornillos?
-En la cama, con el desarmador, también está la cosa esa para meterlos más rápido –Contestó Yessabell sin voltear, viendo la pantalla –Puedes darte prisa, me están empezando a doler los brazos.
-Ok, tranquila –Ezra se apresuró a tomar los tornillos y camino hasta Yessabell –Pensé que eso de los deportes te daba fuerza, pero creo que en ti, no resulto.
-Claro que tengo fuerza, pero… ¿A qué te refieres, con eso de los deportes? –Preguntó Yessabell, volteando a verlo.
-A lo del vóley bol –Contestó Ezra, mientras colocaba el segundo tornillo –Ya sabes, tú te ves… Como sea, no te está dando mucha fuerza que digamos.
-Ya –Yessabell bajó la mirada, pues sabía que Ezra, como los demás chicos, había notado sus largas y esbeltas piernas -¿Falta mucho? Se me están durmiendo los brazos
-Ya casi –Respondió Ezra, colocando el último tornillo –Ya, ahora suéltala poco a poco –Se colocó detrás de Yessabell.
Yessabell soltó la pantalla y afortunadamente no se fue al suelo.
-¡Hey! bien hecho, ahora ¿Puedes conectar los cables del DVD? –Preguntó Yessabell, mientras admiraba la pantalla.
-Claro –Ezra se acercó, apretándola contra el mueble y tomando los cables del DVD, para conectarlos a la pantalla –Ok, listo.
-¡Auch! –Se quejó Yessabell, entre el mueble y Ezra, mientras encendía el DVD y colocaba una película –No te vayas, dejame ver si esta cosa funciona –Yessabell prendió la pantalla y espero a que se reproducirá el DVD, de “Las Ventajas De Ser Invisibles”, cuando la imagen apareció se alegró –¡Sí!, soy un haz en estas cosas –Dijo poniendo play.
-¿Eres un haz? –Preguntó Ezra cruzándose de brazos, viéndola con media sonrisa –Pero si yo he hecho casi todo, tu solo la sostuviste.
-Ósea, pero yo la prendí y puse la película –Dijo Yessabell y subió el volumen de la pantalla, dejo el control sobre el DVD y volteo, Ezra estaba a solo centímetros de distancia –Eso… ya… es mucho…
Yessabell se perdió en el dulce aroma masculino del champú de Ezra, su cabello húmedo y su playera, que abrazaba sus hermosos músculos y su duro abdomen.
-¿Estás bien? –Preguntó Ezra, con media sonrisa, notando la expresión de asombro de Yessabell, se acercó a su oído y susurro –Respira.
Yessabell sintió su piel ponerse de punta, el suave aliento de Ezra le estaba provocando nervios.
-¿Quieres ver la película? –Preguntó Yessabell escabulléndose de Ezra, y caminando hasta su cama –Es muy buena –Se sentó en su cama y Ezra volteó a verla –Ven –Le indico un lugar en la cama junto a ella y Ezra no lo dudo.
Camino hasta ella, con una sonrisa de lado y se sentó junto a ella, volteando a ver la pantalla.
Estuvieron cinco minutos en silencio, viendo la película, mientras la tensión crecía entre ambos. Hombro con hombro, Yessabell sintió su respiración agitarse, mientras el cuerpo de Ezra permanecía tenso.
Yessabell se levantó y tomó una botella de jugo de manzana, de su mini nevera.
-¿Quieres algo de beber? –Preguntó Yessabell a Ezra sin voltear a verlo –Tengo soda de lima, soda de manzana o limón y Jugo de uva.
-Soda de manzana está bien –Contestó Ezra, sin quitarle la mirada de encima.
Yessabell tomó la soda y se la entregó a Ezra, mientras ella tomaba su jugo de manzana. Después dejo su botella en la mesita de noche y volteó a ver la película.
-Yessabell, ¿Puedo preguntarte algo? –Preguntó Ezra, antes de tomar un sorbo de su soda.
-Claro -Contestó Yessabell mientras se acomodaba en la cama.
-De verdad ¿Derek no es tu novio? ¿Qué pasa entre ustedes? –Ezra se acomodó y dejo su soda en el piso, junto a la cama.
Yessabell lo vio a los ojos y tomó una respiración profunda antes de hablar.
-No es mi novio. Nos conocimos cuando llegamos aquí. Y me gusta, pero yo no… Hace un año y medio, más o menos, yo estaba saliendo con un chico Stephen. Fue una relación muy bonita, pero que terminó mal. Aún sigo teniendo su recuerdo presente, por eso no he podido entablar una relación seria con nadie, desde entonces.
-Podría decirse, que vives en el pasado, esperando a ese chico, ¿Es así? –Preguntó Ezra, sin quitarle la vista.
-Algo así. Cuando empecé a salir con Derek, decidí darme la oportunidad de comenzar de nuevo, pero últimamente… como que todo está en contra –Yessabell, comenzó a sentir esa extraña sensación en el estómago, su corazón estaba tan agitado que rezo porque Ezra no pudiera escucharlo –Creo que Stephen, jamás regresará...
-Entonces… -Ezra colocó una mano en la mejilla de Yessabell y la acaricio con su pulgar -¿Qué pasa si yo…? –Se acercó a ella y la beso.
Pronto, Ezra estaba sobre Yessabell, ambos sin la parte superior del pijama. Ezra, acariciando dulcemente, los pechos de Yessabell, mientras ella acariciaba su perfecto abdomen.
-Dame una oportunidad Yessabell –Susurró Ezra, en el cuello de Yessabell –Solo una.
Yessabell no sabía si quería o no, pero lo beso, para no tener que contestar. Le quito el pantalón del pijama y ella se quitó el short.
-¿Eso es un sí? –Preguntó Ezra juguetonamente, mientras le quitaba el sostén a Yessabell.
-No sé –Contestó Yessabell en voz baja, mientras estiraba su mano, para sacar un condón de la cómoda.
-Eres muy hermosa Yessabell –Ezra se quitó el bóxer y le quito las braguitas a Yessabell.
-No hables y date prisa –Yessabell río y por un momento, la vida pareció perfecta.
Ezra se colocó el condón y poco a poco se introdujo en Yessabell, con ternura y pasión. Yessabell cruzo las piernas por la cintura de Ezra y se sostuvo fuerte a su espalda.
Se besaron desesperadamente, como si la vida les fuera en ello, Ezra beso los pechos de Yessabell, haciéndola gemir de placer y ella enredo sus dedos entre el cabello de él, intentando sostenerlo para siempre.
Sus respiraciones eran agitadas y sus corazones latían rápidamente, mientras ambos llegaban al orgasmo, cayendo exhaustos sobre las sabanas. Ambos perdidos, en la pasión y el calor del momento, se quedaron dormidos en la habitación de Yessabell, mientras todos los demás eran ajenos a lo que sucedía.
A la mañana siguiente, Yessabell se dio cuenta del grave error que había cometido, al despertar en brazos de Ezra.
Se levantó rápidamente y corrió al baño, tenía que arreglarse para ir a trabajar, se ducho y se puso unos jeans claros, una playera de manga corta y cuello en v azul cielo y sus tenis blancos.
Cuando salió, Ezra estaba sentado en el borde de la cama, con su increíble traje negro y su peinado de hombre de negocios. Ya había hecho la cama y todo estaba en su lugar.
Yessabell camino hasta su armario y saco una sudadera azul marino con capucha y se la puso, luego busco su celular y las llaves y las guardo en sus bolsillos.
-Ezra, creo que…
-No tienes que decir nada Yessabell, entiendo a qué te refieres –Interrumpió Ezra –Nos dejamos llevar y yo… debí haberme detenido, no quería… Lamento estar arruinando las cosas para ti.
-No Ezra, no arruinaste nada. Y agradezco que no te detuvieras –Yessabell se acercó a él y se sentó a su lado, viéndolo a los ojos –Realmente me agradas, pero como te dije anoche, mi vida es un completo caos. No me malentiendas, me gusto estar contigo, pero creo que debimos esperar –Suspiró con pesadez –Como sea, no podemos borrar lo de anoche.
-Yessabell… si tu no estuvieras con Derek, ¿Tendría una oportunidad? –Preguntó Ezra intentando entender el punto de Yessabell.
-Ezra, no te mentiré. Sí, realmente hay algo en ti que me atrae –Contestó Yessabell y aparto la mirada –Y te daría una oportunidad, pero creo que primero tengo que hablar con Derek. Él debe saber lo que paso –Yessabell levantó la mirada y Ezra le sonrío.
-Eres increíble Yessabell –Se levantó y abrió la puerta –Es hora de irnos.
Yessabell lo siguió escaleras abajo y Malcom con Henry estaban esperando afuera de la camioneta. Sinceramente no entendió la reacción de Ezra, pero no quería discutir eso frente a los demás.
El día en la cafetería estuvo ajetreado, el Sr. Ben, permaneció en la caja, mientras los chicos servían cafés sin parar. Derek quiso hablar con Yessabell, pero no encontró un buen momento. Al final del día, pensó que sería hora de hablar, antes de que se fueran. Todos estaban guardando los delantales y saliendo por la puerta que daba al callejón.
-Yessabell –Derek la alcanzó a fuera y la alejo unos metros, mientras el Sr. Ben cerraba la puerta y Kristen y Milo, se subían a la camioneta con la Sra. Jones. -¿Podemos hablar?
-Derek, creo que ahora no es momento –Yessabell volteó a ver a sus guardaespaldas a un par de metros de ellos –Mira, tengo que hacer un viaje exprés a la casa de mi mamá. Regreso el lunes, tal vez tome las últimas dos clases. ¿Te parece si hablamos después del entrenamiento?
-Claro, ¿Va todo bien? –Preguntó Derek sospechoso.
-Sí, mi mamá tiene una buena noticia que no quiere contar por teléfono. Joey está llegando al aeropuerto en su jet. Debo irme ahora –Explicó Yessabell rápidamente, sin dar muchos detalles.
-Ok, nos vemos el lunes entonces –Derek le sonrió y le dio un beso en la frente y se fue a la camioneta de los Jones.
La noticia de Johann, no era más que; anunciar su compromiso con
Joey. Yessabell los felicitó y después regresó a casa. Llegó a tiempo para las dos últimas clases del lunes y después corrió a su entrenamiento de vóley bol. Tenían que participar en un campeonato a nivel estado, por lo que debían entrenar duro, todos los días, el primer encuentro seria en tres semanas y la capitana estaba contenta con su equipo.
Yessabell salió el gimnasio y caminó hasta la entrada del campus, a un jardín con banquitas, sus guardaespaldas permanecieron en un banco frente a ella, a unos cuatro metros de distancia.
-Yessabell... –Derek se acercó a ella, un poco agitado y se sentó a su lado.
Yessabell volteó a ver a sus guardaespaldas, los tres se levantaron y caminaron dos metros más lejos, como Yessabell les había pedido, para tener un poco de privacidad, eso de tener guardaespaldas, para nada era divertido.
-Derek, tengo que decirte algo muy importante –Dijo Yessabell después de unos segundos de silencio.
-Claro, dime –Pidió Derek alegremente, mientras esperaba a que Yessabell hablara.
Ella sabía que probablemente le rompería el corazón, una vez ya le había pasado esto a él, pero tenía que ser sincera si quería que las cosas resultaran bien.
-Entiendo si después de esto no quieres verme más…
-Yessabell, solo dímelo –Apresuró Derek aun sonriente.
Yessabell se levantó, decirle esto a Derek sería difícil, tomó varias respiraciones profundas y volteó a ver a Derek, sentado en la banca.
-Hice algo que sé que te molestara. No culpes a nadie de esto más que a mí –Yessabell no podía seguir viendo la enorme sonrisa de Derek, aunque pronto desaparecería.
-Yessabell, solo ve al grano –Derek se levantó y se paró frente a ella, con su aun, enorme sonrisa.
-Ok –Yessabell respiró profundo, una vez más y soltó la bomba –Me acosté con Ezra.
Derek se carcajeo de lo que Yessabell le había dicho.
-¡Dios Yessabell! no me juegues esas bromas.
-No es broma Derek, estoy hablando en serio –Yessabell estaba totalmente seria.
Derek vio su expresión y de inmediato su sonrisa desapareció, no era enojo ni furia, su mirada era una mescla de tristeza y decepción.
-¿Qué? –Dijo por fin, después de un silencio incómodo.
-Lo lamento Derek, no quería lastimarte… nos dejamos llevar por el momento… fue un error, pero…
-¡Carajo Yessabell! –Derek se pasó las manos por el cabello y comenzó a caminar de un lado a otro –Creí que eras diferente, pensé que… fui un idiota –Se detuvo y volteó a ver a Yessabell -¡¿Para eso querías que nos separáramos?!
-No Derek, te explique perfectamente por qué quería distancia y tiempo –Dijo Yessabell, desesperada ante la reacción de Derek –No… no fue mi intención hacerte daño...
-¡Pero lo hiciste! No puedo creerlo –Derek apartó la vista y se concentró en sus pies –Sé que una vez lo hice, pero jamás te haría algo así, no a ti.
-Perdoname Derek –Suplicó Yessabell, acercándose a él, pero Derek retrocedió, lo que sorprendió a ambos –Fue un error y no lo supe hasta después.
Derek volteó a ver a Ezra, quien parecía pendiente de la conversación y después regreso su vista a Yessabell.
-No puedo creer, paso ante mis ojos y ni cuenta me di. ¡Por eso no querías que formalizáramos! ¡Mierda! ¿Qué te hice yo para que me trataras así? ¡¿Para qué me hicieras esto?! –Preguntó Derek muy molesto.
-Derek, te dije que no es culpa de nadie, más que mía –Atacó Yessabell –Y esa no es la razón por la que te pedí tiempo. Lo hice... porque… porque aun extraño a Stephen, creo que…
-¡Eres una estúpida Yessabell! ¡Sigues creyendo que ese tal Stephen aparecerá! –Exclamó Derek aún más molesto -¡No puedo creer que seas tan ilusa!
-¡No soy estúpida Derek! –Exclamó Yessabell de vuelta, ahora si estaba enojada -¡Ya te dije que nada fue planeado, no sabía que pasaría pero paso y solo quería decírtelo para que no hubiera secretos entre nosotros!
-¿Nosotros? –Preguntó Derek, con tono irónico -¡No hay un nosotros, nunca lo hubo! ¡Solo querías una excusa para revolcarte con otro!
-¡Yo no…!
-¡Eres una zorra! –Dijo Derek acercándose a Yessabell, con una mirada de odio y repugnancia.
Yessabell le dio una fuerte bofetada y se aguantó las ganas de llorar.
-No puedo creer que me hayas dicho eso –Susurró y se dio la vuelta.
Sus guardaespaldas la siguieron hasta la camioneta y nadie dijo nada, durante el camino. Cuando llegaron a casa, Yessabell corrió a su habitación y se encerró. Lloró toda la tarde y el dolor en su pecho era insoportable. Un golpe dolía, cuando Stephen la abofeteo antes de terminar, había sido doloroso, pero que Derek la llamara así, era aún más doloroso.
Ana llamó a la cafetería para avisar que Yessabell no iría, porque se sentía mal. Nicolás y Renata intentaron hablar con ella pero no funciono. Philip se acercó a su puerta y llamó muchas veces, pero no hubo respuestas.
La única persona con la que Yessabell podía contar, era su mamá, la llamó y entre sollozos le explicó lo que paso. Johann fue muy comprensiva y le aconsejó que se distanciara de ambos, aunque no podía de Ezra, Johann sugirió destituirlo, pero Yessabell insistió en que era su culpa y no por eso haría que Ezra perdiera su empleo.
Al día siguiente, las cosas cambiaron por completo.
Cuando los alumnos llegaron al campus de literatura la sorpresa y el horror fueron enormes, al encontrar los cuerpos de tres chicas en la entrada. Todas con las mismas marcas que el asesino en serie dejaba y un extraño mensaje en las puertas de cristal, escrito con sangre, que rezaba “Te Estoy Buscando”. Sin embargo, lo que más sorprendio a todos, fue que no eran como las demás chicas, una era un poco llenita y pelirroja, otra era morena y la tercera rubia.
Una de las chicas fue compañera de Yessabell, mientras que las otras dos, eran chicas de segundo año. Las clases se suspendieron, la policía llego a la escena del crimen, junto con varias ambulancias y un equipo forense. Se estableció un toque de queda, que se anunció en todas las noticias a nivel estado y a través de los megáfonos de la ciudad y los pueblos cercanos, como cuando se habla de algún
fenómeno natural.
Queda prohibida la salida de todas las jóvenes, a cualquier lugar, después de las 8:00pm, sin importar edad o raza. Hasta que se encuentre al asesino y la situación sea segura. Era lo que anunciaban a cada hora en la televisión y la radio.
El Sr. Ben, acordó con Kristen y Yessabell, que saldrían a las 7:30pm, Yessabell podía irse con sus guardaespaldas, mientras que Kristen seria llevada a casa por un amigo, que pasaría por ella.
Así pasaron dos largas semanas. Cuando empezó Febrero, las cosas parecían haberse calmado, pero el toque de queda seguía presente.
Mientras la vida de Yessabell se calmaba, sus citas con la terapeuta, habían disminuido a dos por semana y su debate emocional, entre Derek, Ezra y Stephen, estaba desvaneciéndose, dejando en claro que sentía algo por los tres, mientras que Stephen fue su gran amor, Derek fue su salvavidas y Ezra su fortaleza, tenía claro que aún amaba a Stephen, a pesar del tiempo y la distancia.
Desde su escena con Derek, no habían vuelto a hablar. Ni siquiera en la cafetería, donde Yessabell agradecida, pasaba la mayor parte del tiempo detrás de la caja o haciendo cafés artesanales y nada más.
Era un sábado y Yessabell estaba en la caja, casi las 2:00pm, su hora de comida, mientras terminaba de despedir a la larga fila de chicos, que esperaban por un café o coquetear con Yessabell, quien no hacía más que pedirles su orden y tomar el dinero, sin tanta emoción.
-Eres buena despachando a la gente –Dijo Kristen detrás de ella, mientras esperaba a que llegara un cliente.
-Bueno, es necesario que sea rápido, hoy ha sido un día atareado –Confesó Yessabell, volteando a ver a Kristen.
-Efectivamente –Kristen volteó a ver el reloj en la pared –En cinco minutos es tu descanso ¿Quieres que vaya a buscar al señor Ben?
-Sí, creo que estaba en el almacén –Dijo Yessabell, mientras un cliente caminaba hasta la caja –Gracias.
-De nada –Kristen le sonrío y después le señalo con la cabeza al nuevo cliente y se fue.
-Hola, bienvenido a Coffee… -Yessabell se quedó sin palabras al ver al cliente frente a ella.
Fue como ver un fantasma. Su respiración se quedó atorada en sus pulmones y sintió que su garganta se cerraba, sin poder emitir ni una palabra.
-¡Yessabell! –Dijo él sorprendido, con una sonrisa incrédula.
-Bruno. Es… bueno… verte… ¿Qué…?
-¿Qué, que hago aquí? –Preguntó Bruno, terminando la frase de Yessabell.
-No, de hecho, te iba a preguntar ¿Qué vas a tomar? –Preguntó Yessabell intentando sonar tranquila.
-Oh, sí… ¿Tendrás unos minutos? –Preguntó Bruno un poco desesperado.
-Claro, en cinco minutos es mi descanso ¿Me esperas en el restaurante de enfrente? –Yessabell señaló el pequeño restaurante, al otro lado de la calle, donde los empleados, normalmente iban a tomar el almuerzo.
-Bien, nos vemos en un rato
-Bruno salió y fue al restaurante, mientras Yessabell tomaba las ordenes de tres personas más.
-Hora del descanso –Anunció el Sr. Ben, acercándose a Yessabell –Ve a descansar un rato Yessabell.
-Ok –Yessabell caminó hasta el almacén y dejo su delantal, mientras Derek hacia lo mismo. La Sra. Jones, estaba tomando su puesto.
Yessabell salió de la cafetería, seguida por sus guardaespaldas, lamentablemente Derek iba en la misma dirección.
Cuando entró al restaurante, encontró a Bruno en una mesa en el rincón, cerca de una ventana, le pidió a sus guardaespaldas que tomaran su almuerzo a dos mesas de ellos y así poder hablar a solas con Bruno.
Se acercó a su mesa para cuatro y se sentó frente a él.
Mientras que Derek se sentó en la barra, en la orilla, para poder ver lo que estaba haciendo Yessabell.
-¿Ahora tienes guardaespaldas? –Preguntó Bruno mientras Yessabell se sentaba.
-Algo así –Contestó Yessabell secamente. La verdad era que no sabía por qué estaba hablando con Bruno, pero la duda era más fuerte -¿De qué querías hablar?.
Antes de que Bruno contestará, una camarera apareció con su orden, Bruno ya había pedido, conocía bien los gustos de Yessabell, a pesar del tiempo. Cuando la camarera se fue, Bruno contestó.
-Nada en específico, solo quería saber ¿Cómo has estado? Ha pasado mucho tiempo y no creí que te encontraría aquí, ha sido… una sorpresa.
-Lo sé, tampoco me imagine encontrarte aquí –De pronto las preguntas comenzaron a llegar a su cabeza, Yessabell necesitaba saber mucho -¿Hace cuánto estas aquí?
-Desde Agosto, llegamos en la última semana de Julio, fue perfecto encontrar la ciudad universitaria –Contestó Bruno mientras comía su arroz.
-Espera, dijiste ¿Llegamos? –Preguntó Yessabell, antes de ahogarse con su sopa -¿Quiénes? –Preguntó, intentando no mostrar interés.
-Los chicos… ya sabes… Fanny, Robert, Andrew… y… Stephen –Contestó Bruno un poco dudoso.
-Ya –Dijo Yessabell secamente -¿Y que están estudiando?
-Fanny y Robert, se fueron por Gastronomía, el campus está, a las orillas de la ciudad, al otro extremo, a un lado del campus de arquitectura, donde esta Andrew. Yo estoy en Fotografía y Stephen en Diseño Gráfico, de este lado del campus.
-¿En serio? –Preguntó Yessabell, no por la cercanía de Stephen, sino por Nicolás y Renata, quienes estaban en fotografía –Tengo dos amigos que están estudiando fotografía también.
-Vaya, que vueltas da la vida ¿Cómo se llaman, tal vez los conozco? –Preguntó Bruno animadamente.
-Nicolás y Renata, son novios, en realidad –Contestó Yessabell sin dar más detalles.
-Sí, creo que me suenan ¿Tú que estas estudiando? –Preguntó Bruno mientras comenzaba con su filete.
-Literatura, junto al campus de Filosofía –Contestó Yessabell, su cabeza comenzó a lanzar preguntas ¿Dónde estaba Stephen? ¿Bruno había estado con Stephen, antes de llegar ahí? ¿Stephen estaba saliendo con alguien? ¿Stephen seguía siendo el mismo? -¿Y… aún sigues en lo de futbol americano?
-Sí, Stephen y yo seguimos. De hecho, entramos con media beca deportiva. Andrew y Robert, están de lleno en sus carreras –Contestó Bruno intentando comprender el humor de Yessabell -¿Tú sigues en el vóley bol?
-Sí, de hecho, también entre, con… beca completa –Contestó Yessabell sin dar más detallas, todo lo que quería saber era sí Stephen la extrañaba, pero no quería hacer preguntas que resultarán contraproducentes -¿Y dónde viven?
-Oh, encontramos una pequeña casa en renta, cerca del campus de gastronomía, al otro lado de la ciudad, por eso no venimos mucho de este lado –Contestó Bruno aun sin saber si Yessabell estaba seria o enojada o el porqué de sus respuestas cortas -¿Así que trabajas en el café?
-Creo que eso es obvio –Contestó Yessabell sarcásticamente, mientras terminaba su filete, dio una rápida mirada a Derek, quien se volteó rápidamente, era obvio que la estaba vigilando, igual que sus guardaespaldas a dos mesas de ellos –Lo siento, no quise…
-No está bien, entiendo. Escuchamos del asesino en serie y las chicas que aparecieron hace dos semanas en el campus de Literatura ¿Las conocías? –Preguntó Bruno con total empatía.
-Solo una, era una compañera, aunque no nos hablábamos muchos, amm… antes de ellas… la chica que murió… era mi amiga –Contestó Yessabell después dio un respiro profundo y tomó un poco de agua –Han sido días difíciles ¿Eh?
-Lo siento mucho Yessabell –Bruno realmente se veía preocupado por Yessabell.
-Gracias –Dijo Yessabell intentando sonreír -¿Y qué paso con Mariza y Romina?
-Mariza sigue con Andrew, a distancia, sus padres prefirieron mandarla a una universidad en España. Romina y yo… no podíamos seguir, ella se iba con Mariza, pero se establecería allá por unos años más, después de terminar su carrera en Diseño –Explicó Bruno mientras pedía la cuenta.
-Yo pago –Dijo Yessabell sacando su cartera, del bolsillo trasero de sus jeans.
-No, Yessabell, está bien, yo invito –Bruno le extendió la tarjeta de crédito a la mesera, quien llevaba una terminal pequeña y cobró la cuenta –Me gustaría que siguiéramos en contacto ¿Qué vas a hacer el próximo fin de semana?
-El viernes tengo un encuentro de vóley bol, para ser elegidas y participar en el torneo y el sábado trabajo hasta las 7:30pm. –Contestó Yessabell mientras recordaba su apretada agenda –Creo que… el domingo… sí, el domingo lo tengo libre. ¿Tienes un bolígrafo? –Preguntó ella sacando una servilleta.
Bruno le pasó un bolígrafo y Yessabell anoto su número y se lo entrego.
-Bien, eso suena bien, ¿Podemos vernos el domingo? –Preguntó Bruno entusiasmado –Me gustaría poder ir a verte jugar, hace años de eso.
-Claro, hay una discoteca… -Yessabell intentó recordar el nombre del lugar donde Derek la llevo, pero no pudo, sin embargo, recordó el lugar donde fue con sus amigos –El Lunario, me parece, podemos vernos ahí el domingo, tal vez a las 4:00pm ¿Está bien?
-Sí, para mi está bien –Dijo Bruno, mientras se levantaban.
-Y sobre el partido –Dijo Yessabell cuando llegaron a la puerta –Puedes ir, nadie te lo impide, es en el gimnasio, adentro del campus, en la parte de atrás. A las 6:00pm.
-Claro, ahí estaré. –Dijo Bruno mientras abría la puerta.
Los guardaespaldas de Yessabell se aproximaron y todos salieron, Bruno acompaño a Yessabell hasta la entrada de la cafetería.
-Chicos, quiero presentarles a Bruno Red, un viejo amigo del Bachillerato. Bruno, ellos son Malcom, Henry y Ezra –Dijo Yessabell señalando a cada uno.
Los guardaespaldas asintieron en un gesto de saludo y Bruno hizo lo mismo.
-Nos vemos luego Bruno –Dijo Yessabell viendo a Derek regresar del restaurante.
-Claro, hasta el viernes –Bruno dio media vuelta y se fue, con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando Stephen se enterara, de a quién acababa de ver, estaría igual de feliz.
Yessabell entró al café, seguida de sus guardaespaldas y no volvió a cruzar la mirada con Derek.
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