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Capítulo 1 Casa Nueva

Yessabell no había vuelto a entablar una relación sentimental con nadie, a decir verdad, se mostraba fría con los chicos y su alegría se había esfumado, había cambiado mucho.

Después de mudarse y haber seguido en contacto con sus amigos, Yessabell, pensó que las cosas podrían seguir igual, pero no fue así.
Tras haber estado en contacto a todas horas, con su antigua vida, el inicio a clases no ayudo, dejó de llamar todos los días, a de vez en cuando, después del primer mes de clases solo mandaba mensajes, cada semana, pronto cada mes, hasta que por fin, después de cinco meses de haberse mudado, dejo de mantener contacto con ellos.

Sus nuevas amistades notaron su cambio de personalidad, pues habían conocido a la alegre y tierna Yessabell, sin embargo, ahora era fría y un tanto egocéntrica. Dejo de lados su vida social y se concentró en sus estudios, el vóleibol seguía siendo su pasión y planeaba buscar una beca deportiva para entrar a la universidad, a pesar de su nueva posición económica.

Todos sus amigos, se habían inclinado por estudiar algún tipo de arte.
Ana opto por la pintura, Sonia y Marisol hicieron examen para estudiar música; Sonia Violín y Marisol Violonchelo. Nicolás se quedó con Fotografía y Philip, con Filosofía, mientras que Yessabell se dejó llevar por la Literatura Inglesa.

Afortunadamente, encontraron una ciudad universitaria, donde podían seguir en contacto todos los días.
Nicolás tenía una tía, que vivía cerca del lugar, a quince minutos para ser exactos. Ella les ofreció su casa de tres pisos, para que todos fueran a vivir ahí y no estar apretados, en incomodos dormitorios. Nicolás acepto la oferta, sabiendo que su tía, se la pasaba de viaje por su trabajo y sería una forma de cuidar su casa.

Yessabell, Philip y Ana, tomaron un cuarto en el tercer piso.
Mientras Marisol, Sonia y Nicolás, se quedaron en el segundo piso con la tía.
Después de terminar el bachillerato, todos se instalaron en la casa de la tía, una casa hermosa, hecha de madera por fuera y por dentro, como a Yessabell le gustaba.

En el primer piso, estaban; la estancia, la cocina, la sala y el cuarto de aseo, donde contaban con lavadoras y secadoras, así como varios artículos de limpieza. El segundo y tercer piso, eran solo habitaciones, cada una con su baño propio, tina y ducha incluida.

Yessabell decoró su cuarto a su estilo, a pesar de sus cambios personales, decidió mantenerla como siempre, tenía una ventana que daba a la calle y otra a la casa de a lado, le recordaba mucho su casa en Whinterpool.

Tenían todo un mes por delante, para conocer el lugar y descansar antes de que comenzaran las clases, así que, cuando terminaron de desempacar, todos se dirigieron a una discoteca, a cinco calles de la casa. Afortunadamente, era la única cerca, o tendrían que estar soportando a los borrachos cerca.

La zona donde se encontraba la casa, al parecer era una zona llena de estudiantes, muchos rentando o comprando cerca, para no tener que estar todo el día, encerrados en la escuela. Yessabell y sus amigos, no tenían que pagar un peso de renta, solo tendrían que preocuparse por su despensa cada mes y prácticamente, la vida estaba resuelta.

Cuando llegaron a la discoteca, Yessabell se esperaba un lugar, lleno de borrachos mal olientes, hombres y mujeres cuarentones, buscando diversión, razón por la cual, no había querido salir, últimamente salir, era lo que menos le apetecía, hacer contacto con otras personas, era lo que menos quería, estaba con sus amigos porque la habían conocido y entendido, pero pensar en más personas a su alrededor, era un fastidio para ella.

Afortunadamente la discoteca, estaba repleta de jóvenes, todos al parecer, vivían en el lugar o se habían mudado recién.
La música estridente retumbaba en el lugar, las luces de colores, se regaban por los techos y paredes, de aquel sitio era agradable, varios reservados donde podías sentarte a tomar y charlar, en al fondo podían distinguirse los letreros de baños, a lado derecho estaba la barra, con un montón de bebidas, a las espaldas de dos chicos que estaban sirviendo.

El lugar era exclusivo para jóvenes, por lo que todo el que fuera mayor de dieciséis, podía entrar sin necesidad de mostrar identificación.
Al centro de aquel lugar, se encontraba la pista de baile, repleta de jóvenes alegres, moviéndose al ritmo de la música, David Guetta, sonaba a todo volumen.

-¡Vamos, ahí hay lugar! -Señaló Marisol, mientras todos avanzaban a la mitad de la discoteca, a una mesa grande, donde bien todos cabían.

Ana y Yessabell, permanecieron juntas, Marisol y Sonia buscaban con la mirada, a algún chico lindo con quien ligar. Philip se mantenía al otro lado de Yessabell, a pesar de haber mostrado su interés hacia ella, en muchas ocasiones, ella lo rechazo, dejo claro que solo podían ser amigos y Philip, a regañadientes lo acepto, permitiéndose ser solo amigos para no perderla. Mientras que Nicolás, permaneció pegado a su novia Renata, una chica totalmente enamorada de él, quien estudiaría Fotografía, a su lado.

Cuando terminaron de acomodarse, un mesero se acercó a ellos, era lindo, pero engreído, todo el tiempo, mantuvo su mirada en Yessabell, quien se mostró indiferente, pensando que perdía su tiempo.

-¡Bienvenidos al Lunario! ¿Qué les traigo? -Dijo él animadamente, mientras los chicos terminaban de revisar la carta.

-Una margarita -Contestó Sonia, coquetamente.

-Dos copas de vino tinto -Contestó Nicolás, tan amable como siempre.

-Una piña colada -Dijo Marisol, agitando las pestañas al chico.

-Un tequila -Contestó Ana, con indiferencia.

-Vodka con soda -Yessabell clavo la mirada en la pista, mientras el mesero regresaba a la barra.

-¡Iremos a bailar! -Anunció Nicolás, mientras se levantaba con Renata, a la pista de baile.

-Nosotras también -Sonia, jalo a Marisol a la pista de baile.

Todos se habían arreglado para pasarla bien, mientras que Yessabell optó por unos jeans negros, una playera azul, su sudadera negra y unos tenis blancos. Su cabello en una coleta alta. Philip se levantó e invitó a una hermosa morena a bailar. Un chico se acercó a la mesa e invitó a Ana a bailar, con lo que Yessabell se quedó sola en la mesa. No que quisiera bailar o que los chicos la cortejaran, porque a pesar de su nueva personalidad, los chicos seguían llegando como abejas a la miel, sin importar lo que Yessabell llevara puesto. Pero de todos sus amigos, quien más la entendía, era Ana, pues su personalidad era similar a la de Yessabell, solo que más relajada.

El mesero llegó con las bebidas y aprovecho que Yessabell estaba sola, para coquetear con ella.

-¿Te han dejado sola? -Preguntó, mientras se sentaba a su lado, a pesar de la obviedad.

-Eres muy observador -Contestó Yessabell secamente, mientras tomaba un sorbo de su trago.

-Y tú muy seria -Atacó el chico.

-¿Qué haces aquí? ¿No tienes que trabajar? -Preguntó Yessabell un poco molesta, con la mirada clavada en el asiento vacío, frente a ella.

-Sí, pero solo quería hacerte un poco de compañía, una chica tan hermosa como tú...

-¡A ti que te importa! -Yessabell lo interrumpió, prácticamente gritándole. Volteo a verlo con una mirada muy seria -¡Largo!

-Tranquila hermosa, yo solo...

-¡Que te vayas! -Exigió Yessabell, esperando a que él chico se retirara de una vez, pero no lo hacía.

-¡Creo que la señorita habla muy claro! -Exigió un chico que se acercó a la mesa, su ceño fruncido y su mirada molesta, hicieron que el mesero por fin se levantara.

-Ok -Levantó las manos, en señal de derrota -No hay porque hacer escandalo -Y se fue.

-Gracias -Ofreció Yessabell, al chico que le había ayudado.

Era alto y fuerte, su cabello castaño cenizo, colgaba un poco por su frente, sus ojos avellana eran tiernos y vestía formal, lo que le daba un aire de hombre de negocios.

-De nada, estaba sentado alla -Señaló su mesa vaciá -Con unos amigos, pero ellos han decidido bailar y la verdad yo no estaba de humor para eso, luego vi que ese mesero te molestaba y decidí que podía ayudarte, para distraerme un rato.

-Pues gracias, y me alegro sacarte de tu aburrimiento -Yessabell le sonrío y volvió su mirada a su trago. Después volteo a ver al chico, que comenzaba a marcharse -Sí quieres puedes sentarte -Ofreció, sin gran interés.

-Gracias, es mejor que esperar solo, aunque no me molesta estar solo -Contestó el chico, mientras se sentaba frente a Yessabell.

-Sí, entiendo, pienso lo mismo -Yessabell tomó un sorbo de su trago.

-¿Cómo te llamas? -Preguntó el chico, con poco interés, al parecer, eso de conocer gente nueva o estar en una discoteca, era lo mismo que en Yessabell; poco interesante.

-Yessabell ¿Y tú? -Preguntó ella, con un tono seco.

-Derek, Derek Sanders -Contestó el chico con media sonrisa -Me parece que este lugar no es lo tuyo.

-Ya, mis amigos insistieron y ellos... han sido complacientes conmigo, es lo menos que podía hacer, en otras circunstancias yo... -Yessabell se interrumpió, antes de comenzar hablar de su vida pasada, una cosa era recordarla y otra, contárselo a un extraño. En su vida pasada, ella hubiera disfrutado de un lugar como ese -¿Y tú que haces aquí?

-Algo parecido, unos amigos y yo, nos hemos mudado, es nuestra primera noche aquí y ellos querían pasar el rato, ya sabes, celebrando y eso -Contestó Derek -Ellos también, han sido buenos conmigo, de muchas maneras, les debo mucho y mantenerlos contentos, es mi forma de agradecérselos.

-Ya -Yessabell volteó a ver la pista de baile, sus amigos se divertían, la pasaban bien, algo que ella hubiese echo tiempo atrás -¿Quieres ir a bailar?

La pregunta, claramente sorprendió a Derek, quien comenzó a reír, descaradamente.

-¿Es enserio? -Preguntó Derek, intentando reprimir su risa.

-Sí ¿Por qué? -Yessabell no entendía el chiste, pero claramente Derek tenía algo extraño.

-Acabas de decir que este lugar no es lo tuyo, y ahora ¿Quieres bailar? -Comenzó a reír de nuevo.

Si había algo que Yessabell odiaba tanto, más ahora con su nueva personalidad, era que se burlaran de ella, que se rieran a sus anchas.
Enfurecida, tomo su copa y se la arrojo encima a Derek.
Quien dejó de reír al instante y clavo sus ojos en Yessabell, atónito por lo que había sucedido.

Yessabell se levantó y comenzó a retirarse, pasó a un lado de Ana y le susurro que se iba, le dijo que quería estar sola y se fue, sabiendo que con eso, nadie la seguiría.
Cuando salió de la discoteca, eran casi las nueve de la noche y estaba oscuro, comenzaba a helar y metió las manos en las bolsas de su sudadera para caminar de regreso a su casa.

Cuando apenas llevaba una cuadra lejos de la discoteca, una mano fuerte la alcanzo, haciéndola perder el equilibrio, hasta casi caer, cuando levanto la mirada, se encontró con los ojos avellana de Derek.

-¡Suéltame! -Le exigió, mientras se apartaba de él.

Comenzó a retomar su camino, cuando Derek se paró delante de ella.

-Oye, me has dejado ahí solo, después de tirarme la bebida encima, lo menos que merezco es una explicación, de tu loco comportamiento -Pidió Derek, con los brazos cruzados y la mirada fría.

-No tengo porque explicarte el mundo -Yessabell le contestó fríamente e intento rodearlo para volver a caminar, pero Derek la sujeto por los hombros.

Para sus casi diecinueve, Yessabell media uno setenta y dos, seguía siendo alta y delgada, un poco fuerte gracias al deporte, pero Derek le llevaba por lo menos, casi diez centímetros más y era más fuerte, por lo que era difícil pelear con él.

-Espera Yessabell, solo dime ¿Dije algo que te molestara? -Preguntó Derek, más tranquilo.

Yessabell respiro hondo y decidió ceder.

-No te conozco, ni tú me conoces, pero sí... el hecho de que te burlaras a expensas de mí, para nada fue amable, tal vez no lo entiendas, pero no me gusta que las personas se rían de mí, ni a mis espaldas ni en mí presencia, por eso tampoco me río de los demás.

Derek la soltó y sé quedó contemplándola.

-Lo lamento Yessabell, tienes razón, tal vez no lo entiendo del todo, pero creo que exagere.

-Disculpa aceptada -Yessabell comenzó a andar de nuevo, Derek la siguió.

-¿Puedo acompañarte? -Preguntó, con cautela.

-¿Y tus amigos? -Preguntó Yessabell, volviendo a colocar sus manos en las bolsas de la sudadera.

-Ya les avise que me iba, no hay problema -Contestó Derek, con indiferencia.

-De acuerdo -Yessabell asintió y continuaron caminando en silencio, por un minuto.

-En serio lamento haberme reído de ti, es solo que... lo que me dijiste, no concordaba para nada -Derek, intentaba entablar una conversación, aunque un poco dudoso, por la reacción de Yessabell.

-Sé que dije que ese tipo de lugares ya no me van, pero también dije, que estaba ahí por mis amigos -Explicó Yessabell, con la mirada fija en el camino -Así que estaba intentando pasarla bien, solo eso. Tal vez en esta ciudad hay un lugar donde pasarla bien, sin necesidad de hablar con tantas personas o conocer a alguien.

-Pues lamento haberte echado a perder la noche, aunque no lo creas, entiendo bien a lo que te refieres -Derek, fijó la vista en el camino, igual que Yessabell.

-Está bien, de todos modos, tal vez hubiera estado sola en la mesa, no hay mucha diferencia con haberme quedado sola en casa -Yessabell volteo a ver a Derek.

-¿Eres de por aquí? -Preguntó el volteando a verla.

-No, también nos mudamos, ya sabes, por la universidad, la tía de uno de mis amigos, tiene una casa, donde no pasa mucho tiempo, y para nosotros era como cuidársela. Llegamos en la mañana -Yessabell volteó su vista al camino, dándose cuenta de la larga explicación innecesaria que le daba a aquel extraño.

-Así que también eres nueva aquí, nosotros estamos rentando una casa, a unos veinte minutos del campus, que coincidencia ¿no? -Preguntó Derek, con media sonrisa, era la primera sonrisa que Yessabell, veía en él -Es una historia larga, pero puedo resumirla, si quieres saberla.

-En realidad no me interesa, pero si quieres contarlo hazlo -Contestó Yessabell, poco interesada.

A lo que Derek supo, que la personalidad de Yessabell era un misterio, no sabía cuándo hablaba en serio, cuando era sarcástica o cuando era simplemente ella.

Alejandra Gaan
Yessabell: Sobrevivir

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