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Capítulo 40 Instinto

-¿Está vivo? –Preguntó uno de los policías.

-Llamen a los paramédicos –Ordenó el comandante –Encontramos a un chico, aún tiene pulso –Informó por el radio.

Los paramédicos revisaron a Philip y lo llevaron de emergencia al hospital, mientras sus padres lo acompañaban.

La tarde estaba cayendo y los equipos de rescate comenzaban a salir del bosque.

-Mañana deberíamos ir al oeste –Sugirió el detective Monroe -Tengo entendido que ahí está la cabaña del guardabosques.

Un fuerte disparo los desconcertó a todos, justo por el oeste.

-Ustedes se quedan aquí –Ordenó el comandante a los padres de las chicas –Equipo 2 y 3, síganme.

El comandante se internó en el bosque seguido del detective y los dos equipos de búsqueda, mientras los demás regresaban a la casa.

-Por favor que no sea mi Yessabell –Suplicó Johann en un susurro, al tiempo que otro disparo hacía eco en el bosque -¡No mi Yessabell!

-Calma Johann –Pidió el señor Castell en cuanto cerraron las puertas del jardín, su esposa había decidido ir al hospital a acompañar a los padres de Philip, junto con Bruno y Marisol –Nuestras hijas son unas guerreras, van a estar bien.

-Tienes razón, Yessabell sacó el carácter de su padre, ese instinto de supervivencia –Aceptó Johann dándose fuerza –Y qué decir de Ana, es muy fuerte, si están juntas, pronto las encontraremos.

Unos minutos después llegaron los paramédicos y los grupos de rescate llevando dos camillas en dirección a las ambulancias.

-¿Qué sucedió? –Preguntó Joey al detective.

-Encontramos a una chica y al otro chico –Contestó el detective viendo a Johann y Joey.

-¿Mi Yessabell? –Preguntó Johann temblando.

-No señora Murphy, se trata de Gabriela y Ezra, él está muy mal herido y debe ir a urgencias.

-Tenemos que acompañarlo –Dijo Joey conteniendo las lágrimas.

-Ve tú, yo tengo que encontrar a Yessabell –Sugirió Johann.

-Vamos con usted –Robert y Fanny acompañaron a Joey al hospital.

-Espero que Stephen no se culpe por esto –Susurró Andrew.

-¿Por qué lo haría? –Preguntó Miranda.

-Gabriela es… era su amiga –Contestó Andrew causando La sorpresa en todos.

-¿Qué saben de Stephen? –Pregunto Johann intentando calmarse al cambiar de tema -¿Ean apareció?

-No sé nada tía –Contesto Miranda –No he podido localizarlo, según sé estaba en Irlanda con su hermano Matthew, pero no me ha contestado las llamadas y bueno Ean tampoco contesta, sinceramente no tengo idea de dónde este, la última vez que lo vi, fue en la fundación hace como un mes, de ahí ya no supe de él.

Los días pasaban y las esperanzas de encontrar a las chicas, estaban disminuyendo. Philip había sido trasladado al hospital que se encontraba cerca de ciudad universitaria y Bruno y Marisol se fueron con sus padres para hacerles compañía y darles apoyo.

Mientras Joey se turnaba con Fanny y Robert para esperar información sobre Ezra y por más que los grupos de rescate buscaban a las chicas, no encontraban huellas de ellas, ni una pista que los ayudará a encontrarlas, más que el zapato que Yessabell había perdido.

-Hola amor –Johann estaba al teléfono, recibiendo la llamada de Joey desde el hospital, mientras Miranda y Damon hacían sus maletas para regresar a sus casa, por órdenes de Johann, quien los veía desconsolados -¿Cómo van las cosas?

-Johann… -La voz de Joey sonaba triste y Johann empezaba a preocuparse –Johann, no… no sé qué hacer…

-¿Joey qué sucede? –Preguntó Johann levantándose del sofá, el señor Castell se preocupó, igual que Miranda y Damon, quienes bajaban con sus maletas –Habla por favor.

-El disparo que recibió Ezra… no fue… él no… –Joey se rompió en lágrimas –Johann… no sobrevivió… Ezra no...

-¡No por favor! –Exclamó soltando el teléfono y llorando sin control.

-¿Johann, qué sucede? –Preguntó el señor Castell sosteniéndola en sus brazos.

-¡No! ¡No! ¡No! ¡No! –Johann se negaba a creer lo que acababa de escuchar –¡Ezra! –Grito y de inmediato todos se dieron idea de lo sucedido.

-¡Tía, no! –Miranda se acercó a ella y la abrazó con fuerza uniéndose a su llanto.

-¡Ezra no sobrevivió! –Johann se derrumbó en el suelo sin controlar el llanto.

La señora Castell no contuvo el llanto y con ayuda del señor Castell llevaron a Johann al sofá.
Después de la noticia de la muerte de Ezra, Johann estaba más decidida a encontrar a su hija, igual que los señores Castell.

Tras dos largas semanas de búsqueda sin respuesta, los equipos de búsqueda regresaron a buscar cerca de la cabaña del guardabosques.

-¡Comandante! –Grito el detective con desesperación – ¡Traiga a los paramédicos! ¡Rápido!

Ana y Yessabell estaban en la cabaña del guardabosques, más bien, debajo de ella; habían encontrado una pequeña puerta que daba a un sótano secreto y se habían refugiado ahí, Yessabell con una escopeta que parecía pertenecer al guardabosques, quien no se había aparecido por el lugar, pues se encontraba de vacaciones.

Ambas deshidratadas e inconscientes, fueron llevadas en camillas hasta una camioneta de la ambulancia, que había logrado llegar hasta el lugar, tomando un atajo, mientras el detective, el comandante y los grupos de rescate regresaban a la casa de los Miller, para dar la noticia a los señores Castell y Johann.

Joey estaba en la morgue, arreglando todo para el funeral, Miranda y Damon habían localizado a los padres de Gabriela y pudieron
llevársela antes para su respectivo funeral.

Cuando los equipos de rescate pasaban por el río encontraron a Nora, se veía cansada y sucia, sus ropas estaban rasgadas y había un arma a su lado, mientras ella se sentaba a limpiarse la cara.

-Las manos en la cabeza Nora –Ordenó el detective apuntándole con un arma, igual que los policías y el comandante.

-Quedas arrestada –El comandante se acercó a ella llevando sus manos a su espalda para esposarla –Todo lo que digas puede ser y será usado en tu contra.

Nora soltó una carcajada frívola mientras la ponían de pie y la llevaban fuera del bosque.

-Espero que Yessabell se haya muerto de hambre –Murmuró en cuanto vio la casa de Ezra –Y que su querido novio ya esté bajo tierra.

-¡Tú lo mataste! –La acusó Johann en cuanto los vio pasar a un lado de la casa, Nora le sonrío con satisfacción.

-Y lo volvería a hacer –Nora estaba riendo a carcajadas.

-No puede ser que estés tan tranquila después de robar una vida, niña tonta –Johann quería golpear a Nora, pero el comandante la detuvo -¿Dónde está mi hija? Asesina.

-Tranquila Johann –El señor Castell se paró a su lado.

-Señora Murphy, señores Castell –El detective se paró frente a ellos –Será mejor que vayan al hospital, las encontramos.

-¡No! –Exclamó Nora mientras la metían en la patrulla -¡Eso no puede ser posible! ¡No puede estar viva!

-¿Es verdad? –Preguntó la señora Castell.

-Así es señores –El detective los guio a su auto -Vengan conmigo.

Los llevó al hospital, mientras Johann avisaba a Joey de lo sucedido.

-Pero que buena noticia Johann –Joey estaba feliz por saber que su hijastra estaba bien, aunque también estaba triste por lo sucedido con Ezra –Ahora el problema es…

-Darle la mala noticia de Ezra –Interrumpió Johann.

-Ya encontraremos el momento, por ahora me dicen que solo podemos aplazar el funeral unos días más… –Joey suspiró con tristeza –Espero que para entonces Yessabell este bien, para poder despedirlo. Y Johann…

-Dime.

-Ya localice a Ean, está viniendo para acá, y desde ahora te digo que me hare cargo de todo, será un golpe duro para él.

Cuando llegaron al hospital, tuvieron que esperar algunas horas para poder ver a sus hijas y en cuanto pudieron pasar a verlas, Johann no dudo en darle mucho amor a su hija.

-Pensé que te perdía mi niña –Confesó llorando sobre el regazo de Yessabell –Cuando puedas recibir visitas, Joey es el primero en la lista. No sabes el miedo que tuve de perderte.

-Ya viste que no –Ella le sonrío un poco, estaba agotada y por su aspecto, parecía que había perdido varios kilos –Ya te contaré todo mamá, por ahora, quiero dormir un poco.

-Claro mi niña, aquí estaré cuando despiertes –Johann se levantó y bajó un poco la intensidad de la luz en la habitación.

-¿Cómo está Ezra mamá? –Preguntó Yessabell cuando Johann abrió la puerta.

Johann encaro a su hija, pero ella se quedó dormida.

Ana dio su versión de los hechos, ya que era la que menos cansada estaba:

-En cuanto escuchamos el disparo, Philip y yo quisimos entrar a la casa, pero Gabriela nos acorralo con su arma y nos llevó al bosque, ahí fue cuando soltó un disparo al aire y corrimos entre los árboles, sinceramente no sabíamos a dónde ir, luego recordé que Ezra nos comentó que si seguíamos el camino del río, llegaríamos a la cabaña del guardabosques. Así que intentamos buscar el sonido del agua, pero Gabriela nos alcanzó y Philip me dijo que huyera mientras ellos forcejeaban, escuché un disparo, pero no volteé y seguí corriendo, en el camino encontré a Ezra y me dijo que encontrará a Yessabell, que se había ido a la cabaña, así que seguí corriendo, escuché otro disparo y temí por Ezra, pero no quise regresar, no podía, así que seguí, hasta que encontré a Yessabell , a unos metros de la cabaña, pero cuando llegamos…

La señora Castell le pasó un vaso de agua y Ana bebió un poco, para seguir hablando:

-No estaba, buscamos agua y comida, pero solo encontramos dos botellas de agua y unas barras de fibra, aunque sabíamos que no podíamos quedarnos mucho tiempo ahí, escuchamos a Nora cerca y mientras pensábamos qué hacer, Yessabell encontró el sótano, tomó la escopeta del guardabosques y nos metimos ahí… escuchamos a Nora entrar, pero no quisimos salir, lo menos que deseábamos era enfrentarla y salir lastimadas, esperamos a que se fuera… parecieron años, sinceramente, no recuerdo nada más.

-Muy bien señorita Castell, su declaración es de mucha ayuda –Por último ¿Sabe si Nora tiene algo que ver con las notas y los objetos que les dejaron? Me temo que no ha querido decir nada.

-Ella es la responsable –Aseguró Ana –Yessabell me dijo que se le conto todo, que quería vengarse de ella porque Derek prefería estar con Yessabell y aunque ella ya estaba con Ezra, Derek no había dejado de amar a Yessabell, me imagino que Nora pensó que sin Yessabell en su vida, Derek por fin podría fijarse en ella y por eso… quería matarla. Creo que sus notas fueron muy explicitas, aunque no sabíamos que era ella, Yessabell nunca lo imagino.

-Creo que nadie lo imagino –El detective guardó su libreta de notas.

-¿Qué pasó con Philip y Ezra? –Preguntó Ana después del interrogatorio.

-Philip regresó a la ciudad cariño –Contestó el señor Castell –Sus padres prefirieron tenerlo cerca de casa y sus amigos, ya está mejor.

-Que bueno –Ana sonrío aliviada -¿Y Ezra?

Nadie contesto aunque las miradas se apartaron de Ana.

-Cariño… -La señora Castell tomó la palabra –No sé si nosotros…

-¿Qué pasa? ¿Cómo está Ezra?

-Señorita Castell –El detective se dirigió a ella, viendo que nadie contestaba su pregunta –Lamento decirle que Ezra no…

-¡Oh por dios! –Ana se soltó a llorar en cuanto escucho las primeras palabras del detective -¿Yessabell lo sabe?

-Aún no –Contestó la señora Castell, igual de triste –Seguro que Johann está esperando a que recuperé fuerzas, ha estado durmiendo un largo rato.

-No puede ser –Ana negó con la cabeza –Después de todo lo que paso… todo lo que… Ezra hizo… no puede acabar así.

Después de una larga noche de descanso y haber tomado un buen desayuno, Yessabell estaba lista para ser dada de alta.

-Mamá, por fin me dirán ¿Dónde está Ezra, o tengo que ir a buscarlo? –Preguntó desde el baño.

-Termina de vestirte y hablaremos –Contestó Johann forzándose a contener el llanto.

Joey entró a la habitación, junto con los señores Castell y Ana, inclusive Ean estaba con ellos, la mirada perdida en el suelo y su aspecto dejaba mucho que desear.

-¡Vaya! –Exclamo Yessabell al salir, se había puesto un delicado vestido azul y unos zapatos bajos, dejando suelta su hermosa cabellera castaña –Pero si ya tenemos reunión y todo –Su sonrisa se desvaneció en cuanto vio a Ean.

-¿Qué haces aquí Ean? ¿Qué sucede
Joey? –Preguntó al ver a Joey derramando algunas lágrimas.

-Cariño, siéntate un momento por favor –Johann le ofreció la silla junto a la cama.

-¿Qué pasa Ana? –Preguntó a su amiga, pero no obtuvo respuesta.

-Ana se refugió en los brazos de sus padres sollozando.

-¿Es Philip, le paso algo a Philip? –Preguntó Yessabell desconcertada -¿Es Ezra Ean, por eso estás aquí? –Se levantó de la silla.

-Yessabell, calmate por favor –Pidió Johann llorando.

-Contesten de una vez –Exigió Yessabell sentándose nuevamente.

Joey se acercó hasta ella, colocándose de cuclillas frente a ella.

-Mi pequeña Yessabell, no mereces pasar esto, mucho menos Ean, pero las cosas no han salido del todo bien –La tomó de las manos y ella negó con la cabeza mientras las lágrimas amenazaban con salir –Nora no se tentó el corazón, tal como se los advirtió y… Ezra… no sobrevivió.

-No es verdad –Susurró Yessabell soltando las primeras lágrimas –Eso no es verdad –Su mirada pasó por todos en la habitación hasta fijarse en Ean, quien se había arrinconado y ya lloraba desconsolado –Por favor Joey, eso no es verdad –Envuelta en un mar de lágrimas, se refugió en los brazos de Joey -¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Eso no puede ser posible!

-Cariño, por favor…

-¡NO! –Grito Yessabell desesperada -¡QUIERO VERLO! –Exigió perdida en un fuerte llanto -¡EZRA! –Su respiración comenzó a agitarse y Johann salió corriendo en busca de los médicos.

Todos abandonaron la habitación y lo último que Yessabell vio, fue la mirada de angustia en Ean.

-¡EZRA!

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