Capítulo 34 Sospechosos
Al día siguiente, el rumor de un asesino se corrió como pólvora.
La biblioteca estaba cerrada hasta que los policías dejaran de inspeccionar el lugar y el detective estaba por revisar las cintas de las cámaras de vigilancia.
Ana, Philip y Marisol habían estado distantes con Yessabell, mientras que Ezra no cruzo ni una palabra con ella al llevarla a clases. La dejó en la universidad y salió casi corriendo, argumentando que iría a buscar los disfraces para la fiesta de Halloween.
Los compañeros de Yessabell se enteraron de lo sucedido y mostraron su apoyo, igual que los profesores.
-Ya no te hemos visto en las revistas Yessabell –Dijo una de sus compañeras cuando salían del edificio.
-Lo sé, me he concentrado mucho en los estudios y en el volleyball, tengo ganas de ser reclutada para el equipo nacional y poder ir a los juegos olímpicos –Explicó Yessabell ilusionada.
-En ese caso, no te distraigas, seguro que lograrás –La chica le sonrió ampliamente –Todos en la clase estamos muy seguros, de que llegaras muy lejos, aparte de ser una buena estudiante, eres una gran deportista y no sabes la admiración que te tenemos.
Yessabell soltó unas lágrimas mientras sonreía.
-No sabes lo bien que me hace escuchar tus palabras y sobre todo, saber que cuento con todo su apoyo.
-No importa lo mucho o poco que te conozcamos Yessabell –La chica se acercó y le limpio las lágrimas con un pequeño pañuelo –Eres nuestra compañera de clase y siempre nos has ayudado cuando te lo hemos pedido, nuestro apoyo es la mejor forma de demostrarte que también estamos contigo.
-Gracias Felicia, no les fallaré –La abrazó y por un momento, sus penas se desvanecieron.
-¿Vas a ir a la fiesta de Halloween de la Universidad? –Preguntó la chica, en cuanto se apartaron –Aunque después de lo que sucedió…
-Claro que sí, que mejor que distraernos un rato –Interrumpió más tranquila.
-En ese caso nos vemos mañana –La chica le sonrió y comenzó a alejarse.
Yessabell le sonrió de vuelta y se fue al gimnasio. Después de una hora de entrenamiento, descargó todo el estrés y la presión que llevaba cargando, se ducho y se cambió a un pantalón negro, a juego con una blusa negra y unas delicadas zapatillas bajas.
-¡Yessabell!
Escuchó su nombre en cuanto salió del gimnasio.
-¿Qué haces aquí? –Preguntó acercándose a él, sintiendo cierto agrado de verlo.
-Quería saber… ¿Cómo estás? –Pregunto Stephen caminando afuera del edificio, seguido de Yessabell.
-Sinceramente… –Ella se detuvo cerca de una banca, bajo la sombra de un gran árbol –No lo sé… los chicos me han estado evitando y Ezra… –Se sentó y dejó su mochila a un lado –Ezra ha estado muy frio e indiferente. Anoche cuando llegó, no me dirigió la palabra y así ha sido hasta esta mañana, lo único que me dijo era que se iba a buscar los disfraces para la fiesta.
-Lo siento mucho Yessabell –Stephen levantó la mirada al cielo y luego vio a Yessabell, quien no le quitaba los ojos de encima –Me imagino que no debe ser agradable que la gente te ignore, que tus amigos no te apoyen, se siente tan mal.
-Está bien Stephen, mis compañeros y profesores, se han mostrado empáticos conmigo y eso me relaja.
-Siempre encontrando el lado positivo de las cosas.
-No hay de otra –Yessabell le sonrío –Y tú ¿Cómo has estado?
-Mejor que tú.
Ambos rieron y por un instante Yessabell pudo ver la unión que aún tenían.
-Ya en serio –Stephen le sonrió –Me he concentrado mucho en las clases, en los entrenamientos, últimamente no he salido para nada, así que esta fiesta será un buen distractor.
-¿Y qué hay de las chicas?
-¿De verdad quieres saberlo? –Preguntó Stephen con media sonrisa.
-Solo quiero hacerte platica –Contestó ella riendo.
-No he tenido nada con nadie… desde que nos separamos.
-No te creo –Confesó ella incrédula.
-Yessabell… fuiste mi gran amor, no puedo… nadie puede superar eso –Stephen clavó sus hermosos ojos grises en ella, mostrando su honestidad.
-Eso… es halagador… aunque… yo no…
-¿Qué sucede Yessabell? ¿No me has olvidado? –Preguntó con un tono de esperanza en la voz.
-Pues yo… Stephen hay cosas…
-¡Yessabell! –El grito de Ezra los hizo perder la magia del momento –Te he estado buscando por todo el edificio –Se cruzó de brazos frente a ellos, con una mirada seria.
-Lo siento, yo…
-¡Vámonos a la casa! –Interrumpió casi gritando.
-Ok, pero bajale dos rayitas a tu histeria –Yessabell se levantó y tomó su mochila.
-No me vengas con eso –Ezra la tomó del brazo y comenzó a llevársela.
-¡Oye, no la trates así! –Stephen se levantó y Ezra se detuvo.
-¿Y a ti quien te pidió tu opinión? –Preguntó Ezra haciendo su agarre más fuerte.
-¡Ezra, me estás lastimando!
-¡Suéltala! –Pidió Stephen gritando.
-¿Quién te crees que eres Lakes? –Ezra soltó a Yessabell y se paró cara a cara con Stephen.
-Oigan, ¡Basta! –Yessabell se paró entre ambos, levantando su mano derecha sobre el pecho de Stephen, quien le dio media sonrisa.
-Tú no… -Ezra jaló a Yessabell levantando ambos puños en dirección a Stephen.
-¡Yessabell! ¡Yessabell! –Los gritos desesperados de Marisol, los hicieron ponerse en alerta.
-¿Qué sucede Marisol? –Preguntó Yessabell alcanzándola, al principio del camino que daba a la calle.
-Es Ana –Comenzó a decir Marisol mientras la tomaba del brazo –No sé qué le sucedió, pero Philip me llamo y me dijo que fuéramos rápido a casa.
Los chicos las siguieron y gracias a la camioneta que manejaba Ezra, llegaron en minutos a casa.
Subieron apresurados por las escaleras, hasta el cuarto de Ana.
-¡Ana! –Grito Yessabell al llegar.
Ana estaba sentada en el borde de la cama, con la mirada perdida en la alfombra.
-¿Qué sucedió? –Preguntó Ezra, mientras entraban en la habitación.
-Alguien la estuvo persiguiendo –Contestó Philip –Estábamos en el centro comercial y ella se adelantó al estacionamiento, alguien la siguió por todo el lugar, levantando un cuchillo. Llamamos al detective y ya están registrando la zona, aunque será difícil saber quién ha sido, media ciudad trae disfraces de Halloween.
-¡Mierda! –Exclamó Ezra entre dientes.
-¿A qué hora sucedió eso? –Preguntó Yessabell intrigada.
-Hace como dos horas –Contestó Philip -¿Por qué?
-¿No vas a culparme de esto, o sí? –Preguntó Ezra viendo a Yessabell, más que furioso.
-Ezra, yo no…
Ezra salió hecho furia de la habitación.
-¿Piensas que pudo haber sido él? –Preguntó Ana regresando de su estado de shock -¿No estaba contigo?
-No, desde que me dejo en las clases no supe de él, hasta hace unos cinco minutos, que llego por mí –Contestó dudosa.
-¿Dónde están Robert y Andrew? –Preguntó Marisol sacando su teléfono.
-La última vez que los vi, fue hace como tres horas, en el entrenamiento –Contestó Stephen.
-¿Fanny? –Preguntó Marisol en cuanto le tomaron la llamada.
-Hola Marisol ¿Qué sucede? –Preguntó Fanny al otro lado de la línea -¿Están todos bien?
-Sí, tranquila, solo queríamos saber si… ¿Ustedes están bien?
-Pues Bruno y yo, si –Contestó Fanny tranquilamente –Pero hace más de dos horas que no sé de Andrew y Robert, se supone que fueron al centro comercial por los disfraces que apartamos, solo iban a recogerlos, pero ya se tardaron.
-Esperemos que estén bien –Marisol intento no sonar sospechosa, para no molestar o preocupar a Fanny –Avisame cuando lleguen y cuidate mucho.
-Claro… –El ruido de la puerta abriéndose se escuchó –¡Oh! acaban de llegar.
-Que bien –Dijo Marisol fingiendo alegría –Nos vemos mañana en la fiesta.
-Hasta mañana.
-Acaban de llegar a su casa –Informó Marisol a los chicos –Estuvieron en el centro comercial.
Philip se acercó a la puerta y la cerró.
-Los tres son sospechosos.
-Philip –Ana lo vio con tristeza –Son nuestros amigos.
-El detective lo dijo –Se defendió él.
-¿Qué? –Preguntó Yessabell -¿Qué fue lo que sucedió ayer?
-Los policías encontraron el cuchillo, la nota y tu mochila en la biblioteca, nada más –Contestó Stephen.
-Cuando acudió a nuestro llamado en el centro comercial, dijo que Andrew, Robert y Ezra podrían ser sospechosos –Agregó Ana –No queremos pensar en esa posibilidad.
-Pero las situaciones los señalan –Dedujo Marisol –Y ahora con esto, hay más motivos para…
-Considerarlos sospechosos –Terminó Yessabell en un susurro.
-Pues hasta que no exista una prueba contundente, no podemos señalarlos –Señaló Stephen con firmeza.
-¿Y qué hacemos entonces? –Preguntó Yessabell viendo a Ana.
-Ser los buenos amigos que hemos sido –Sugirió ella, viéndolos a todos –En las buenas y en las malas, siempre juntos.
-Nos necesitan más que nunca –Sonrió Yessabell.
-Tienes razón –Stephen se acercó a la puerta –Igual averiguaré qué hicieron los chicos.
-Cuídense por favor –Pidió Yessabell, él le sonrió asintiendo y salió.
-Aún siente algo por ti –Marisol se acercó a la puerta –Se le nota en la mirada.
-Pues aunque las cosas estén algo turbias entre nosotros, yo sigo estando con Ezra –Yessabell salió de la habitación y Marisol se fue a su cuarto.
-A nosotros puedes mentirnos Yessabell –Argumentó Philip en el marco de la puerta –Pero a ti no.
Cerró la puerta y Yessabell se quedó en el pasillo, contemplando las palabras de sus amigos.
**********
-Hola chicos –Saludó Stephen entrando a la cocina -¿Qué tal su día?
-Bien, recogimos los disfraces –Contestó Robert –Te dejé el tuyo en tu habitación.
-Gracias hermano, ya subo a verlo.
-Yo voy a terminar mi tarea, quiero tener libre el fin de semana, para disfrutar la fiesta –Andrew se levantó de la mesa y se fue a su habitación.
-Yo voy a llamar a mi padre –Robert se levantó dejando su plato en el fregadero –A ver si ya me tiene noticias del reloj.
-Ahora te alcanzo –Le grito Fanny mientras se alejaba –Chicos,
tenemos que hablar –Susurró.
-¿Qué sucede? –Pregunto Bruno intrigado, acercándose a la puerta de la cocina, para cerrarla.
-Cuando los chicos llegaron, estaban algo raros –Contestó Fanny recargándose en el fregadero –Desde que regresamos de la estación de policía, Robert ha estado distante conmigo, como si hubiese algo que quisiera decir, pero no la hace.
-Yessabell me dijo que Ezra estaba igual con ella, que ni siquiera le había dirigido la palabra –Stephen estaba sirviéndose pasta –Y además, Ana tuvo un incidente hoy, en el centro comercial.
-¿Qué paso? –Preguntó Bruno aún pegado a la puerta.
-Alguien intento hacerle daño en el estacionamiento del centro comercial. La estuvieron persiguiendo con un cuchillo.
-¡Dios mío! –Exclamó Fanny, tapándose la boca con ambas manos –Pero… ¿Esta bien?
-Sí, el detective acudió rápidamente y la policía estuvo inspeccionando el lugar, aunque parece que no encontraron nada. Todos andan disfrazados en la calle y es un buen distractor para no dar con el culpable.
-¿Disfrazados? –Preguntó Fanny temerosa.
-Los chicos llegaron con los disfraces puestos –Susurró Bruno.
Los tres se vieron con sorpresa.
-No puede ser –Susurró Fanny mientras se sentaba a la mesa.
-Es mucha coincidencia –Dijo Stephen para sí mismo.
-Dijo Ana ¿De qué iba disfrazado su atacante? –Preguntó Bruno acercándose a la mesa.
-No pero… –Stephen sacó su celular –Ya la llamo –Esperó a que conectará la llamada.
-¡Stephen! –Dijo Ana en cuanto descolgó –Que bueno que llamas, debo decirte algo.
-Antes de qué me lo digas, ¿De qué iba disfrazado tu atacante?
-De ese tipo de la película Scream, el de la túnica negra y la máscara blanca con la boca abierta. ¿Por qué? –Preguntó intrigada.
La puerta de la cocina se abrió.
-¿Qué tal nuestros disfraces? –Preguntó Andrew.
-Preferimos no llevar el cuchillo, ya saben, por Yessabell –Agregó Robert.
-¡Stephen! ¿Sigues ahí? –Preguntó Ana en la línea –Escúchame, el detective me llamó y dijo que; Andrew, Robert y Ezra, son oficialmente sospechosos –¿Me escuchaste? ¿Stephen?
-Si…
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