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Capítulo 31 El Reloj

Después de otra ronda de baile, esta vez más moderno, la novia lanzó el ramo y sorpresivamente, Miranda fue quien se lo llevó.

Se lanzaron los fuegos artificiales y Johann subió a cambiarse, mientras los abuelos de Yessabell, se despedían de Joey. En un hermoso vestido rojo, Johann bajo para despedirse de los invitados y su hija, quienes despidieron a los novios en la entrada principal de la casa, mientras subían a la limusina que los llevaría a la pista del jet privado de Joey, llevándolos a su luna de miel en Hawái.

Los invitados fueron dejando la fiesta poco a poco, hasta llegar a las 4 de la madrugada dejando solo a los jóvenes en la carpa, incluso el Dj también se había marchado.

-¿En qué momento… se fueron todos? –Preguntó Andrew arrastrando las palabras.

-No lo sé –Contesto Marisol riendo.

-No me digan que ya están borrachos –Intervino Philip riendo, quien también se había pasado de copas –No aguantan nada.

-Ha, ha, no me hagas reír –Fanny era la más estable de todos, pues apenas y había tomado dos copas de champagne, incluso Nicolás y Renata se habían pasado un poco.

-¿Qué sucede? –Preguntó Yessabell caminando hasta el centro de la pista de baile, en donde los chicos se habían sentado formando un círculo en el suelo – ¿Ya se están contando sus cosas? –Preguntó riendo en cuanto se sentó junto a Ezra.

-Nada amor, que estos niños no aguantan una borrachera –Contestó Ezra, terminando su copa -¿Todo bien con tus abuelos?

-Sí, ya eran los últimos en irse, nos hemos quedado solos –Declaró y todos celebraron.

-¡Es momento de desatarnos! –Grito Ana en su lugar y todos rieron.

-Nunca te vi tan suelta –Confesó Renata.

-Es que el alcohol cambia a la gente –Argumento Bruno -¿Por qué no jugamos a algo? –Sugirió con una sonrisa divertida.

-¿Y a qué jugaríamos? –Preguntó Nicolás rellenando su copa.

-Qué tal verdad o reto –Sugirió Damon viendo a todos; Ezra, Yessabell, Marisol, Bruno, Andrew, Ana, Philip, Nicolás, Renata y Miranda –Digo… si quieren.

-Pues dale –Aceptó Nicolás animado –Es hora de sacar los trapitos al sol.

-Lo dices como si tuvieran sucios secretillos –Apuntó Yessabell bebiendo de su copa.

-Pues ya veremos –Bruno le sonrió y ella se puso seria –Comencemos –Tomo una botella vaciá que se encontraba cerca, la puso en el centro del círculo y la giró, apuntando de Ezra a Renata

-¿Verdad o reto? –Pregunto Ezra a Renata y las miradas se fueron hacia ella.

-Verdad.

-¿Has besado a una chica? –Preguntó Ezra soltando lo primero que se le ocurrió, causando la curiosidad de todos.

-Nunca –Renata tomó la botella y le dio vueltas, apuntando entre Damon y Andrew.

-¿Verdad o reto? –Preguntó Andrew a Damon.

-Reto –Contestó frotándose las manos.

Andrew se lo pensó un poco, viendo entre todos los chicos.

-Dale un beso a una chica, que no sea Miranda.

Damon volteo a ver a Miranda, quien estaba riendo por el efecto del alcohol y aprovechando que estaba distraída, se levantó rápidamente y besó a Renata, ignorando a Nicolás, quien lo veía con sorpresa, igual que el resto de los chicos.

-Hecho –Regresó a su lugar y le dio vueltas a la botella, apuntando entre Bruno y Miranda.

-¿Verdad o reto? –Preguntó Bruno a Miranda, viendo a Damon con una sonrisa maliciosa.

-Reto –Contestó Miranda aun riendo.

-Dale un beso a Nicolás –Soltó Bruno, sin apartar la vista de Damon.

Nicolás, quien seguía sorprendido por lo que acababa de hacer Damon, se levantó rápidamente y besó a Miranda, de una forma desesperada. Ella le contesto de la misma forma, posiblemente por lo borracha que se encontraba.
Renata los vio, pero no dijo nada y bajó la mirada seriamente.

Yessabell y Ezra se vieron con desconcierto, igual que Fanny, Robert, Ana y Philip, sin entender lo que estaba pasando.

-Es tu turno de girar la botella –Dijo Marisol a Miranda, quien se recostó en el hombro de Damon, cayendo dormida.

-El juego se acabó –Ezra se puso de pie, seguido de Yessabell –Vamos amor, llevemos a Miranda a dormir.

-Vamos chicos, que ya es tarde –Yessabell ayudó a Ezra a levantar a Miranda.

-Ven Philip, vamos con Yessabell –Ana se levantó, seguida de Philip.

Marisol y Bruno se levantaron, seguidos de Nicolás, Renata, Fanny, Robert y Damon. Andrew permaneció otro momento sentado, mientras todos salían de la carpa, en dirección a la casa.

Ezra subió al tercer piso, dirigiéndose a la habitación de invitados.

-No amor, llévala a mi habitación –Yessabell se encaminó a su cuarto, seguida de Ezra –Nosotros dormiremos en el sofá, al parecer, las cosas entre ellos, no van bien.

-Claro –Entraron a la habitación y Ezra recostó a Miranda, en la cama -Mientras la acomodas, voy a pedirle a Robert que se quede con Damon, por cualquier cosa.

-Ve amor.

Yessabell acomodó a Miranda bajo las sabanas y después fue al baño a ponerse el pijama.

Ana, Philip, Fanny y Robert, estaban compartiendo habitación, mientras Bruno, Marisol y Andrew, se quedaban juntos.

Mientras todos se disponían a dormir, la casa quedó en completa oscuridad de un momento a otro.

-¿Ezra? –Preguntó Yessabell desde el baño, terminando de lavarse la cara. El ruido de una caja cayendo al suelo, la puso en alerta -¿Ezra, eres tú? ¿Miranda? –Volvió a preguntar, pasando una toalla por su rostro.

-¿Yessabell? –Grito Ezra desde el pasillo.

La luz regresó y Yessabell salió del baño sigilosamente. Todo parecía estar en orden. Dirigió la vista a la cama, donde Miranda descansaba plácidamente.

-¿Qué fue eso? –Preguntó en un susurro caminando hasta el armario, lo abrió lentamente y noto la caja en el suelo.

Se agachó a recogerla y procedió a abrirla.

-¿Estas bien Yessabell? –Preguntó Ezra entrando a la habitación, haciéndola soltar la caja.

-¡Ezra! –Bajó la mirada y se encontró con un reloj, dentro de ella –Me asustaste.

-Lo siento, no era mi intención –Ezra recogió la caja y el reloj y se los entregó a Yessabell -¿Es tuyo? –Preguntó viendo la incertidumbre en la mirada de ella.

-No recuerdo tener un reloj desde hace años –Contestó inspeccionándolo –Tal vez sea de mi madre, aunque ¿Por qué guardaría su reloj aquí, teniendo espacio en su habitación y el resto de la casa? –Preguntó levantando la mirada con sospecha.

-Bueno, ya la llamarás y le preguntaras, ahora vamos a descansar.

-Está bien, ya acomode el sofá.

Ezra se puso el pijama y acompañó a Yessabell a dormir, quienahora estaba intrigada, por el reloj que acababa de aparecer en su habitación.

A la mañana siguiente, todos con mochilas sobre la espalda, se dispusieron a salir de vacaciones, al famoso pueblo colonian, donde pasaron algunos días, para después ir al siguiente pueblo.

Disfrutaron de las vistas, paseando por los hermosos lugares, nadando, escalando, tanto que parecía que Miranda y Damon habían olvidado la pequeña diferencia que habían tenido y Yessabell por su parte, había olvidado lo sucedido con el reloj, hasta que Ezra se lo recordó; en cuanto llegaron a la casa de la tía Melinda, a unos días de comenzar las clases y el tercer año de la universidad.

-¡Hola cariño! –Exclamó Johann, en cuanto contesto la llamada de su hija –¿Qué tal las vacaciones? ¿La pasaron bien?

-Hola mami, claro que sí, todo estuvo bien –Contestó Yessabell con pocos ánimos, mientras se sentaba en la orilla de su cama.

Los chicos habían ido a desempacar y descansar un rato, antes de la cena y Marisol había ido a la casa de Bruno. Por su parte, Ezra estaba tomando un baño, mientras Yessabell hablaba con su madre.

-¿Estas segura? No suenas muy convencida –Apuntó Johann al otro lado de la línea.

-Claro mami, es solo que… espero no interrumpir tu luna de miel.

-En absoluto cariño, no te preocupes, estamos disfrutando los últimos días en la isla.

-Me alegro por eso mami, aunque si estoy algo preocupada.

-¿Qué sucede mi niña? –Preguntó Johann, notando la incomodidad de Yessabell –¿Tuviste algún problema con Ezra? ¿Están bien?

-Tranquila mamá, no es nada con Ezra –Aseguró intentando calmar a su madre.

-Entonces ¿Qué es cariño? –Preguntó más tranquila –Dime ya, que me pones ansiosa.

-Sé que probablemente no debo meterme, porque no es asunto mío, pero… estos días… note a Miranda y Damon, algo… diferentes.

-¿Diferentes como Yessabell? –Preguntó intrigada.

-No lo sé mami, creo que su relación no va bien, y como te digo, sé que no debo meterme, pero se trata de Miri y no puedo ignorarlo.

-Ya veo –Johann se relajó –Mira Yessabell, tu tía me comento algo, al parecer no están pasando por una buena etapa en su relación, pero se trata solo de un mal rato, seguramente en unos días se arreglaran y todo mejorará, no te preocupes por ello.

-Ya. Eso mismo pensé mamá, pero como te dije, no pude evitar preocuparme.

-Hay algo más ¿Verdad? –Preguntó Johann segura.

-Me conoces tan bien –Contestó sonriente –Si mami. Hay algo más –Tomó una respiración profunda y decidió soltarlo todo de una vez –La noche de su boda, me encontré un reloj en mi armario, y bien sabes que hace años que no tengo uno, así que, me preguntaba ¿Es tuyo el reloj?

-¿Un reloj? –Preguntó Johann y en ese momento Ezra salió del baño, ya con el pijama puesto.

-Si mamá, ¿Es tuyo?

-No Yessabell, no recuerdo haber guardado un reloj y menos en tu armario, bien sabes que solo tengo el que me dejó tu padre y siempre lo traigo puesto. ¿Cómo lo encontraste?

-Pues estaba en una cajita negra, como te dije, lo encontré en mi armario en tu casa, así nada más, solo el reloj, aunque se ve algo costoso, por eso te lo pregunto –Contestó cada vez más intrigada.

-Pues definitivamente no es mío, y las visitas que han ido a la casa, no pasan de la sala, así que dudo mucho, que alguien lo haya dejado en tu habitación.

-Pues como sea, pregunte a los chicos y nadie lo reconoció, tal vez sea una tontería, pero me tiene intrigada, la forma en que apareció en la habitación. Hubo un pequeño apagón y escuche cuando la caja cayó al suelo y cuando regresó la luz, estaba ahí, en la caja dentro del
armario.

-Pues guardalo en la caja Yessabell, no dejes que nadie más lo toque, hablaré con Joey para que lo mande revisar… –Un pequeño silencio se hizo en la línea –Tal vez deberíamos regresar antes…

-¡No mamá! –Interrumpió de golpe –Ni lo pienses, por eso no te
llame antes, no quiero que interrumpan sus planes por mí. Aún les queda un mes por Europa y me odiaría si hecho a perder los planes
de Joey.

-Está bien cariño, no te alarmes –Le pidió riendo –En un mes y algo, que regresemos de la luna de miel, vamos a buscarte y ya le diré a Joey que nos ayude con el reloj, como te dije antes, mientras guardalo bien y que nadie más lo toque, tal vez podamos encontrar las huellas digitales o algo proveniente del dueño o dueña.

-Está bien mamá, ya lo guardo –Metió el reloj en la caja, el cual solo había tocado ella en dos ocasiones y una vez Ezra –Oye, no se te olvide traerme un recuerdito –Pidió cambiando de tema.

-Llevo bolsas llenas de recuerdos para ti mi niña y algunas cositas más para Ezra y tus amigos –Confesó riendo haciendo que Yessabell también lo hiciera –Bueno cariño, si eso es todo, debo
dejarte, Joey está esperándome desde hace media hora para ir a nadar.

-Claro mamá, ve y diviértanse. Te amo mucho.

-Yo también te amo mi niña. Adiós.

Terminando la llamada, suspiró más tranquila.

-¿Qué te dijo del reloj? –Preguntó Ezra sentado a su lado.

-Pues que lo guardará bien y que no dejará que nadie lo toque, cuando regresen de su luna de miel, le pedirá a Joey que lo mande revisar con sus contactos, tal vez alguien lo dejo por error en casa o alguien quiso darme una sorpresa, no sé –Se levantó caminando al baño -¿Puedes meter la caja en mi armario? Voy a bañarme.

-Claro –Tomó la caja y la guardo, mientras Yessabell se relajaba.

Las clases en la universidad comenzaron y mientras pasaban los días, las cosas empezaron a ponerse más extrañas aún.

Ana había encontrado una nota entre sus cuadernos con la leyenda: “… está cerca”, aunque parecía que había otra parte de la nota y el mensaje estaba incompleto. Por su parte, Ezra se topó con otra nota en el parabrisas de la camioneta, una tarde antes de recoger a Yessabell de su entrenamiento, la cual anunciaba: “ella está cerca”.

Philip había recibido la llamada de Nicolás, quien ya se encontraba mejor con Renata, después de lo sucedido con Damon, dándole aviso de lo que encontraron entre sus prendas al regreso de las vacaciones, pues apenas estaban por llevar las cosas a la tintorería.
Se trataba de un collar valioso, envuelto con una hoja de cuaderno y la inscripción: “escuchala, que ella está cerca”.

Un mensaje que parecía completarse cada vez que alguien encontraba algo, en un principio no le tomaron importancia, pero mientras más notas y objetos aparecían, más extraño era todo.

-Suena de película de terror –Declaró Fanny sentándose a la mesa.

Yessabell había reunido a todos sus amigos en la casa, incluidos sus viejos amigos, pues fuese lo que fuese, era algo importante y todos estaban involucrados aunque no quisieran.

-Ok –Robert estaba analizando la situación, pues ellos también habían encontrado algunas notas y objetos –Tenemos la nota que encontró Ana, la otra nota del parabrisas de Ezra, el collar que mando Nicolás, junto con la nota, el suéter que encontró Andrew en las duchas, la caja de dulces que encontró Stephen en su mochila y la nota adjunta –Robert colocó todo en la mesa, mientras todos intentaban encontrar el significado del mensaje oculto.

-Y esto…

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