Capítulo 30 De Blanco
El enorme jardín se había transformado en un hermoso paraíso de ensueño.
Un pequeño camino hecho de luces a cada lado, conducían al gran jardín que había sido cubierto por una enorme carpa con transparencia sobre el techo removible. Dentro del el, se había instalado una gran pista falsa con luces de colores bajo el azulejo blanco, dos filas de mesas recubiertas con mantelería en tonos blanco y azul marino a cada costado, dejando el centro de la pista libre, para la hora del baile.
Varios arreglos florales se colocaron alrededor de toda la carpa, por fuera y por dentro, junto con grandes luces en tonos azules, que serían encendidas al atardecer.
Por dentro de la carpa cerca del
techo, se colocaron varios juegos de luces por todo lo largo y ancho, en blanco y azul y en la gran entrada a la carpa; un adorno floral con un letrero de madera, que anunciaba; “Recién casados”.
La puerta de cristal de la casa que daba al jardín estaba adornada con flores blancas y a lado de esta, se había hecho otro camino de luces, que conducía a un gran pasillo a un lado de la gran carpa, dando lugar a un pequeño espacio cerca del bosque, donde se habían colocado varias filas de sillas blancas, cada una con un moño detrás en color azul marino y un pequeño ramillete de flores blancas colgando por los pasillos. Frente a todas las sillas se colocó un pequeño pódium, con una pequeña mesa blanca, donde se llevaría a cabo la ceremonia dirigida por el juez y un pequeño ritual ceremonial, llevado a cabo por un representante espiritual que Johann había conocido hace tiempo.
Ezra y Joey habían ido a la pequeña casita de madera que se encontraba cerca de los establos para arreglarse, ya que Joey quería mantener la tradición de no ver a la novia antes de la ceremonia.
La mayoría de los invitados habían llegado; recibidos por los guardaespaldas de Johann y encaminados hasta las sillas del jardín, por los padres de Johann y Joey. Solo se invitaron a los familiares y amigos más cercanos; los jefes de Johann y Joey con sus respectivas familias. Los padres de ambos, algunos de los hermanos más cercanos de Joey, la tía Cristina y su familia, Hannah con su esposo y bebé, los amigos de Yessabell; Marisol, Bruno, Philip, Ana, Nicolás, Renata, Fanny, Robert, Andrew, con sus respectivas familias y los señores Jones con sus hijas, aunque Milo y Kristen habían sido invitados, no pudieron asistir y Yessabell no pensó en invitar a Derek o Stephen, por respeto a Ezra.
Pasadas las 12 de la tarde, los invitados estaban sentados en las sillas blancas del jardín, Ezra enfundado en un esmoquin negro impecable, estaba parado a un costado del pódium del lado derecho, junto a Joey elegantemente arreglado en un traje en tono arena, quien era un manojo de nervios. Mientras los últimos invitados ocupaban su lugar, Yadira y Zafar ocupaban las sillas de la primera fila, detrás de Joey y Gerard y Monique ocupaban las sillas de la primera fila del lado izquierdo, para estar detrás de Johann.
-Llegó la hora –Murmuró Johann levantándose de la silla frente al tocador, sosteniendo su pequeño ramo de flores blancas y rosadas.
Llevaba un vestido en corte sirena color crema, con un escote corazón y mangas con transparencias que hacían resaltar su piel blanca. Su hermoso cabello rojizo estaba recogido en un moño desarreglado, dejando caer unos pequeños mechones a los costados de su rostro, acompañado de un maquillaje en tonos arena y rosados, resaltando su belleza y elegancia.
-Te vez realmente hermosa mamá. Como toda una reina –Yessabell estaba en la puerta, admirando a su madre y el maquillaje que Leo había hecho en ella.
-Tú no te quedas atrás mi princesa –Johann se acercó a ella, la tomó de la mano derecha y le dio una vuelta.
El vestido de Yessabell le quedaba perfecto, era tal y como se lo había pedido a Felicity. Un escote corazón resaltaba sus atributos, con un acento en la cintura, gracias a la tela ajustada y una pequeña flor de tela en color blanco, con pequeños cristales lavanda. Era un poco largo en la parte de atrás, llegando a mitad de sus pantorrillas y por delante caía justo sobre las rodillas. El tono lavanda pastel combinaba muy bien con su tono de piel y las zapatillas blancas que estaba usando, la hacían ver sofisticada y elegante.
Yessabell había pedido a Leo, un maquillaje discreto para no llamar la atención, que el mismo vestido ya robaba. Así que el uso tonos más cálidos y naturales, para que ella no perdiera su esencia y un recogido elaborado que le daba el outfit ideal para el evento.
-Que bueno que todos estamos bellos, pero es hora de ir a la ceremonia –Interrumpió Leo quien había optado por un traje sastre en color beige –Solo te coloco esto.
Se acercó a Johann y coloco una pequeña tiara sobre su moño, dando el último toque a su peinado.
-Está bien Leo, ya vamos, en un momento te alcanzamos –Aseguró Yessabell en cuanto lo vio encaminarse a la puerta.
-Están bellísimas mis chicas –Afirmó por último y salió al jardín.
-Vamos mamá, que seguramente Joey se estará muriendo de los nervios.
-Y que lo digas –Johann se colgó del brazo izquierdo de Yessabell y comenzaron a salir –Conociéndolo estará muy ansioso el pobre.
Llegaron a la puerta que daba al jardín.
-De verdad espero que Joey te haga muy feliz mamá, te lo mereces –Le dio un ligero beso en la mejilla y Johann le sonrió.
-Gracias Yessabell, por estar aquí, por apoyarme, por todo.
-No agradezcas mamá, para mí es un gusto. Y ya vámonos, no hagamos esperar a Joey.
Johann asintió sonriendo y ambas caminaron por el largo pasillo de luces, mientras una suave melodía comenzaba a sonar y los invitados se colocaban de pie en sus lugares, murmurando lo hermosa que se veía la novia.
Junto al pódium, del lado izquierdo, ya se encontraban las damas de honor; la mamá de Ana, en su largo vestido lavanda, muy bien arreglada, la mamá de Marisol, su vestido era un poco más corto y ajustado y la tía Cristina, quien se sumó de último momento, en un vestido ajustado en la parte superior y más amplio conforme bajaba, en el mismo tono de lavanda, que las otras dos damas de honor.
Del lado de Joey, se encontraban Ezra y Lucas, junto con uno de los hermanos de Joey, los tres muy elegantes bajo el esmoquin negro y debajo de este; camisas blancas y chalecos azul marino.
En cuanto Joey noto la presencia de Johann en el pasillo rumbo a su encuentro, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro y no pudo evitar derramar algunas lágrimas, lo que Yessabell notó como buena señal.
Johann le sonrió de vuelta y se ruborizó un poco, mientras caminaban por el pasillo entre las sillas de los invitados, quienes admiraban con cariño a Johann y su hija.
-Hola –Susurró Johann al encontrarse con Joey, como toda una adolescente enamorada.
-Te ves realmente encantadora Johann –Joey la tomó de la mano y Yessabell fue a pararse junto a las otras damas, quedando cerca del lado izquierdo de su madre.
-Apreciados invitados –Anunció el guia espiritual, comenzando con el ritual e invitando a todos a tomar asiento, mientras guardaban silencio –Estamos reunidos hoy, para celebrar la unión espiritual, de estas hermosas almas que se han encontrado en el camino, y que hoy, comparten su felicidad con nosotros –El guía encendió algunos inciensos con aroma a rosas, a los costados de un corazón que había elaborado de tierra y flores, sobre un rectángulo transparente de agua, mientras el canto de las aves se unía a la suave melodía, que aun sonaba de fondo –Los invito a guardar silencio mientras escuchamos los votos de amor.
Los novios se acomodaron para quedar de frente. Joey tomó las manos de Johann.
-Johann Murphy –Comenzó Joey viéndola a los ojos –Prometo amarte, respetarte, cuidarte, escucharte y atesorarte por el resto de mis días. En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en los días buenos y también en los malos, porque no hay nada, que quiera más en esta vida, que estar contigo, para siempre –Terminó sonriendo melancólicamente.
-Joey Montana –Johann no pudo evitar, soltar algunas lágrimas, ante las palabras de su amado –Prometo amarte, respetarte, cuidarte, escucharte y atesorate por el resto de mis días. En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en los días buenos y también en los malos, porque lo único que quiero ahora, es vivir a tu lado, el resto de mi vida –Las lágrimas de Johann, eran acompañadas de una tierna sonrisa.
-¿Juran cumplir con sus promesas, con los cuatro elementos como testigos? Agua. Fuego. Tierra. Aire. –Preguntó el guia señalando al corazón frente a ellos.
-Lo juro –Joey le guiñó un ojo a Johann.
-Lo juro.
-Dicho esto y aceptando que sus palabras son sinceras. Doy por aceptada, la unión entre estas dos almas. Esperando, que una larga vida llena de alegrías y felicidad les rodee –El guia invito a Johann y Joey acercarse a él, mientras les entregaba una hoja en forma de corazón, de un rojo intenso –Ahora junto conmigo, vamos a sellar su amor.
El guia acercó una vela y Johann y Joey encendieron la hoja.
-Que este amor, sea eterno –Tomó las manos de ambos y las levanto mientras soltaban la hoja que con la ayuda del viento, volaba por el cielo mientras se desvanecía –Puedes besar a la novia –Dijo a Joey.
Todos en el lugar admiraron el acto mientras aplaudían y felicitaban a la pareja.
La juez hizo lo suyo, acercando los papeles a Johann y Joey para que los firmaran y dieran por concluida la ceremonia y por iniciado, su matrimonio.
Después de la ceremonia, todos pasaron a la gran carpa, donde recibieron a los novios en su entrada triunfal, teniendo de fondo la música de Frank Sinatra; Can´t Take My Eyes Off You. Al tiempo que iban arrojando confeti a los novios, sobre la gran pista de baile.
-Muchas felicidades mamá –Yessabell la abrazó con emoción –No sabes cuánto me encanta verte así de feliz.
-Y a mí me alegra poder compartir este momento contigo.
-Amor, vamos a la mesa y dejemos a los novios disfrutar, ya tendrás tiempo de hablar con ellos –Interrumpió Ezra sonriente.
-Está bien –Aceptó Yessabell dándole un abrazo rápido a Joey –Disfruten de su día.
-Eso te lo aseguro.
Joey llevó a Johann hasta su mesa, mientras los invitados tomaban sus respectivos lugares. Yessabell y Ezra compartían mesa con sus abuelos maternos y los ahora paternos, aunque los padres de Anthony habían sido invitados, prefirieron no asistir, para no incomodar a Joey. Mientras el resto de los asistentes, compartió mesa con sus respectivas familias.
El banquete comenzó a servirse y la música romántica, no se hizo esperar. Los invitados platicaban animadamente, disfrutando del ambiente, mientras la tarde comenzaba a marcharse.
-Hay algo que no puedo dejar de imaginar, desde que este día empezó –Declaró Ezra mientras servían el plato fuerte.
-¿Y qué es eso? –Preguntó Yessabell tomando los cubiertos.
-No puedo dejar de imaginarte vestida de blanco –Le sonrió y ella bajo la mirada –Sé que es muy pronto, pero es una imagen que no deja a mi cabeza en paz –Confesó un poco nervioso.
-Supongo que es natural –Yessabell levantó la mirada y se encontró con esos hermosos ojos verdes, que la miraban con devoción –Creo que, tarde o temprano, vamos a tener que hablar del tema, sinceramente no me parece que sea el día adecuado….
-Entiendo. Es el día de tus padres, pero tan pronto termine, quiero hablarlo.
-Está bien –Concedió Yessabell –Ahora una foto para recordar –Levantó el celular que tenía en la mesa y se acercó a Ezra, mientras ambos sonreían, presionó el botón de la cámara, guardando el momento –Por cierto, me han dicho los chicos, que aceptan tu oferta de vacacionar juntos, este año no han hecho compromisos.
-Bueno, en ese caso, mañana mismo salimos a ese pueblo colonial que tanto quería ver Ana, es el lugar idóneo para unirnos más y desconectar del mundo, por un rato.
En cuanto terminaron con el postre, varias parejas se acercaron a los novios a platicar un rato y a felicitarlos, hasta que llegó el momento del clásico vals.
-Buenas noches damas y caballeros, niños y niñas –Anuncio el Dj en su cabina –Les pido que guarden silencio por un momento y que tomen sus asientos, es momento de que los novios tomen la pista.
Todos aplaudieron y los novios se hicieron presentes en el centro de la pista. Las luces se fueron apagando, dejando una tenue que brillaba sobre la pareja y John Legend con All Of Me, comenzó a sonar desde el equipo de audio.
Johann y Joey bailaban lo que parecía una coreografía bien ensayada y al mismo tiempo espontánea, de una forma tan elegante y clásica, que daba una imagen de película romántica, pensó Yessabell, quien no dejaba de grabar con el móvil, captando tan hermoso momento.
Cuando terminaron, todos aplaudieron y el equipo de efectos especiales, soltó el confeti y las serpentinas por todo el lugar, mientras los novios se sonreían y algunos invitados comenzaban a tomar la pista.
-¿Me permite esta pieza bella señorita? –Preguntó Ezra de pie y extendiendo la mano hacia Yessabell.
-Vaya, que caballeroso –Ella se levantó tomando la mano de su amado y dirigiéndose a la pista de baile, mientras Brandi Carlile cantaba The Story.
-¿Ya te dije que te ves especialmente hermosa? –Preguntó Ezra sonriente tomando a Yessabell por la cintura.
-Mmmm… me parece que no –Contestó ella con una pequeña sonrisa –Definitivamente nunca había escuchado eso.
-Pues eres hermosa Yessabell –Ambos rieron –Pero hoy, pareces un ángel –Ezra se acercó más y le dio un tierno beso –Te ves tan hermosa.
-Pero Ezra, si tú no te quedas atrás –Yessabell le sonrió y le concedió otro beso –Te ves tan guapo cariño –Subió sus manos sobre el cuello de él y continuaron bailando, como si el mundo hubiese desaparecido.
Después de una buena ronda de baile, entre todos los invitados, Johann y Joey prosiguieron a partir el gran pastel de bodas, que se acompañó con capuccinos.
-Está más que exquisito –Afirmó Miranda terminando su rebanada.
-No me digas –Expresó Damon a su lado.
-¿Será por eso que pediste una segunda y tercera rebanada? –Preguntó Marisol inocentemente.
-Lo dudo –Respondió Yessabell sobre las piernas de Ezra y todos en la mesa rieron.
Yessabell y todos sus amigos se habían agrupado en una mesa, en la cual apenas y cabían.
-Deja de comer o ya no cabremos aquí –Pidió Bruno removiéndose en su lugar.
-Pero qué dices, si tú también comiste bastante –Atacó Andrew riendo.
Marisol estaba a punto de defenderlo cuando la silla de Robert y Fanny se rompió, haciéndolos caer y llevándoselos a todos al suelo, entre expresiones de sorpresa y carcajadas.
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