Capítulo 23 Club
Cuando entraron a la habitación de Yessabell, Ezra y ella, se sorprendieron por la gran cantidad de flores, peluches, chocolates, cartas, y demás regalos de sus admiradores.
Ana llegó corriendo, desde su habitación.
-Chicos, perdón por no decirles, pero han estado llegando estas cosas, desde el lunes. Cuando Philip y yo llegamos, ya estaban algunas en la puerta de la entrada.
-¡Wow! –Yessabell caminó hasta la cama, repleta de peluches y dulces -¿Quién metió todo esto? –Preguntó levantando un bonito peluche blanco, de por lo menos un metro y medio.
-Philip y yo –Confesó Ana –No sabíamos dónde ponerlos, pero seguro que tu sabrás donde poner todo. Además… –No sabía si continuar, pero lo hizo, sabiendo que Ezra no se molestaría –Han llegado algunas cartas, de supuestos clubs de fans o algo así.
-¿Club? ¿Ahora hasta club de fans tienes? –Preguntó Ezra admirando un ramo de magnolias.
-Eso parece, no lo sabía –Contestó Yessabell dejando su maleta a un lado de su armario y quitándose el abrigo.
-Son varios al parecer, Philip ha checado las redes sociales, puedes verlo todo ahí –Explicó Ana sonriente –Porque no terminan de instalarse y después bajan a almorzar, por cierto, los acabamos de ver en el programa matutino. ¡Oh!, si necesitan ayuda con algo pídanlo.
-Claro Ana, gracias –Yessabell le devolvió la sonrisa y Ana se fue –Revisaré mi Facebook –Se sentó frente a su escritorio y encendió la laptop.
-Creo que la última vez que revise el mío, fue la noche de año nuevo –Informó Ezra, haciendo espacio en la cama – Necesito comprar una computadora.
-Podemos ir mañana, si quieres, aún tenemos el fin de semana –Propuso ella sin apartar la mirada de la pantalla.
La última foto que había subido, era una donde aparecían todos sus amigos sentados en la sala, incluso la tía Melinda, enseguida estaba la foto que se tomó con Miranda, Damon y Ezra, en el baile de año nuevo. Después, una donde aparecía con ellos, en el lago congelado y otra, solo con su mamá y Joey en los establos. Las más recientes, eran las que tomaron los conductores en el programa.
-¡Oh, mí dios! –Exclamó al ver la cantidad de seguidores que tenía.
-¿Qué sucede? –Ezra corrió a su lado y se sentó junto a ella.
-Mira –Contestó apuntando con el dedo en la pantalla –Tengo casi diez millones de seguidores, la última vez, eran dos millones, casi tres, eso fue… hace como cinco días o algo así.
-No me sorprende –Aseguró revisando las fotos –Con lo de hoy, seguro que serán más.
-¿Y tú? –Cerró su cuenta –Abre tú cuenta –Le pidió empujándole la laptop.
Ezra tecleo rápidamente y abrió su cuenta de Facebook: cuatro millones de seguidores.
-Vaya, estar a tú lado, me hace popular –Apuntó burlonamente –Tengo varios comentarios, pidiendo que suba más fotos contigo –Murmuró leyendo los comentarios en las fotografías.
-Deberíamos hacerles caso –Le sonrío y Ezra río.
-¿Llamarás a Leo, para que nos acompañe a las pasarelas? –Preguntó cerrando su cuenta.
-Sí, la verdad es que no me imagino a otro haciéndose cargo, además estoy segura que la idea le encantará, ese es su ambiente –Confesó levantándose –Ahora… ¿Qué voy a hacer con todo esto? –Preguntó mirando su cama.
-Podemos guardarlos y los que no alcancen, usarlos para decorar la fundación –Sugirió Ezra levantándose.
-Tienes toda la razón –Se acercó y le dio un beso –Por cierto ¿Ya hiciste las reservaciones para las pasarelas?
-Por supuesto amor. Estas hablando con el hombre –Aseguró con esa impecable sonrisa –Reservé en un hotel, cerca del teatro donde será la pasarela de moda y para la de Victoria Sicret's, ellos nos dieron la habitación, todas las chicas estarán en el mismo hotel, la pasarela será en el salón del hotel –Explicó sin apartarse de Yessabell –Que bueno que ambas son en Nueva York y una después de la otra.
-Perfecto. Nos vamos el viernes en la tarde y llegaremos a tiempo –Le sonrío y lo volvió a besar –Ahora bajemos a almorzar.
Al día siguiente, Ezra, Yessabell, Ana y Philip, fueron al centro comercial, a buscar una laptop para Ezra. Después, en la tienda de antigüedades, Yessabell compró un baúl, donde guardaría todos los peluches. Las flores las había colocado en varios jarrones, por toda la casa. Y los dulces, los guardo en su mini nevera y algunos se los dejó a Ana.
Después fueron al cine, a comer pizza, a los bolos y por último, al Coffee Time, para saludar a sus viejos amigos.
-¡Yessabell! –El señor Ben salió del mostrador y corrió a abrazar a Yessabell, lo mismo que la señora Jones.
Saludó a Milo y Kristen y a las hijas de los señores Jones.
Después, junto con sus amigos, se sentó en una mesita, mientras todo el que pasaba por afuera, le tomaba una foto o la saludaba.
-Es un gusto verlos de nuevo –Dijo a los señores Jones.
-Nosotros nos alegramos de tu visita –Admitió la señora Jones, radiante –¿Qué les ofrecemos?
-Yo quiero un cappuccino de vainilla y un late para mi novio –Pidió Ana, feliz.
-Un moka, por favor –Pidió Ezra, amable.
-Un cappuccino moka, para mí por favor –Contestó Yessabell –Y una rebanada de pastel de chocolate, para cada uno.
-Enseguida se los traemos –Informó el señor Jones y ambos regresaron a sus puestos.
Después de la visita en la cafetería, todos regresaron a casa, Marisol acababa de llegar y tenía todo preparado, para el aniversario del fallecimiento de Sonia, que sería al día siguiente.
El domingo en la mañana, todos estaban en el cementerio, en una pequeña misa ofrecida a Sonia. Sus padres, amigos de la familia y Yessabell, con todos sus amigos, incluso la tía Melinda, quien había regresado de sus vacaciones y se quedaría hasta Marzo.
Después de pasar un rato en el cementerio, todos regresaron a casa, el ambiente era un poco sombrío, pero Yessabell se distrajo leyendo las cartas de sus fans, que seguían llegando a mares.
-Creo que daré un pequeño comunicado en mi página de Facebook –Murmuró después de leer unas diez cartas –Son demasiadas y no puedo dar respuesta a todas.
-Sí, buena idea –Concedió Ezra, leyendo una carta de un fan de Italia –Es increíble, esta es de Italia –Informó levantando la carta -¿Cómo se enteraron dónde vives?
-No tengo ni idea –Se sentó frente a la laptop y abrió su cuenta de Facebook, comenzó a teclear y después leyó lo que escribió, antes de publicarlo –Dime si suena bien –Pidió a Ezra, quien se sentó al borde de la cama, para escuchar –"Hola, amigos y seguidores de Facebook, agradezco de todo corazón, las cartas y regalos que me han enviado. Entiendo que muchos esperan una respuesta personal, pero debido al gran número de cartas que me han llegado, me es imposible contestar a todas a un tiempo razonable, agregando a eso, las actividades que yo tengo, la universidad y mi trabajo, por lo que les pido tiempo para poder contestarles como es debido y si es posible, mejor comunicarnos por este medio.
Les vuelvo a gradecer todo su cariño y las muestras de él, todo lo que me han mandado me ha gustado y lo atesoro. Los quiero mucho y espero poder contestarles a tiempo. Su amiga Yessabell”
-Bueno, suena razonable y seguro que muchos lo entenderán –Aseguró recargándose en las almohadas –Me gusta, publicalo.
-Ok –Publicó el comunicado y agregó una foto que había tomado de todos los regalos y las cartas de sus fans. Cerró su cuenta y se recostó a un lado de Ezra –Jamás pensé tener un club de fans ¿Sabes? Mi padre estaría vuelto loco, con todos los chicos que me mandan cartas y flores.
-Qué bueno que no soy celoso, porque yo también lo estaría –Le sonrío y le dio un beso en la frente –Mañana de vuelta a clases ¿Cuándo sabrás si tu novela es elegida?
-En un par de semanas –Contestó Yessabell –Por cierto, debo terminar los últimos detalles, antes de entregar el último borrador mañana –Se levantó y buscó el archivo en la laptop, afortunadamente, a la mitad de la historia había cambiado las cosas, así ya no se trataría de su historia con Derek, la cual abarcaba ciento sesenta hojas.
********
El regreso a clases fue inesperado. Todos los compañeros de clase, de Yessabell, no paraban de preguntarle por su participación en el desfile de Victoria Sicret´s y en la pasarela de moda de Gian Luca.
Incluso algunas chicas de otros campus le pidieron detalles y autógrafos, al salir de clases.
Así fueron las siguientes dos semanas.
El gran día llegó y Yessabell estaba ansiosa por saber, si su novela sería o no la elegida.
Ezra fue por Yessabell después de clases, pues aunque no fuera la elegida, quería que celebraran. Espero unos minutos a que se desocupara, ese día por alguna razón, había más chicos y chicas, alrededor de Yessabell, pidiendo fotos y autógrafos.
Yessabell lo vio y corrió a sus brazos. Los chicos que tenían los celulares a mano, no dudaron en captar el momento.
-¡Lo logré Erza! –Gritó en su cuello, mientras él la abrazaba fuerte.
-¡¿De verdad?! –Preguntó con sorpresa, bajándola para verla a los ojos.
-El señor Parker dijo que fue la mejor. Los otros dos profesores no pararon de elogiarme –Contestó sintiendo las lágrimas escocer sus ojos –Lo logré...
Ezra la abrazó y le dio un beso en la cabeza.
-Esa es mi chica, sabía que lo lograrías –Murmuró en su oído –Vamos, tenemos que celebrar, tenemos todo el fin de semana.
Yessabell soltó una risita y se limpió las lágrimas.
-Me pregunto qué tendrás en mente.
-Ya lo veras –La tomó de la mano se fueron a casa.
Ezra había preparado dos pequeñas maletas, que descansaban a un lado de la cama.
-¿A dónde vamos? –Preguntó dejando su mochila en la silla de su escritorio.
-Como dije, es una sorpresa –Contestó con media sonrisa, guardando un poco de intriga –Por cierto, Johann y Joey confirmaron su asistencia a las pasarelas, ya tenía la habitación reservada, por si las dudas, así que estarán en el mismo hotel, con nosotros.
-Ok, me alegra que estén con nosotros –Yessabell tenía muchas ganas de saber a dónde iban, pero una sorpresa era emocionante –Pero ya vamos a celebrar –Pidió tomando su maleta.
-Dejame eso a mí –Ezra tomó las maletas y salió.
Yessabell lo siguió, pero se detuvo en la entrada de la casa. Había una caja grande, con más cartas y peluches y un gran ramo de claveles rojos. Tomó la tarjeta del ramo y la leyó. Enseguida reconoció la caligrafía.
Las cosas más increíbles, las viví a tu lado. Lo sé. Aunque no las recuerde todas, porque las pocas que recuerdo, me lo dicen.
Tuyo siempre: Derek.
Arrugó la tarjeta y fue a la cocina, le prendió fuego y los restos los tiró en el fregadero. Las flores las arrojó en la basura y después salió, para encontrarse con Ezra en el garaje.
-Un momento –Pidió antes de entrar al asiento del copiloto –No me he despedido de mis amigos y la tía Melinda.
-Tranquila, ya les avise yo –Ezra le sonrió y Yessabell subió –Solo abrochate el cinturón y preparate para la aventura de tu vida.
Hizo lo que pidió y mientras Ezra salía del garaje, ella encendió el reproductor de música. Lost Frequencies comenzaron a sonar, cantando Reality.
La canción perfecta para el momento.
Ezra tomó la carretera, Yessabell sentía la adrenalina recorrer su cuerpo, pues la incertidumbre de no saber a dónde iba, le provocaba euforia y felicidad.
Después de una hora, Yessabell se quedó dormida y Ezra continuó el camino, hasta llegar a un pequeño pueblo, apartado a casi tres horas de donde vivían.
El lugar era acogedor, con escazas casas por aquí y por allá. A pesar de contar con todos los servicios, preferían mantener las raíces del lugar, dejando viva la flora y fauna, lo que le daba un toque colonial.
Llevó la camioneta, hasta el final del pueblo y aparco en la entrada del terreno, donde se encontraba una gran reja negra, dejando a la vista una bonita casa de tres pisos.
Totalmente hecha de madera.
Bajó y presionó la contraseña de la reja para poder entrar.
Un largo camino recto, llevaba hasta la entrada de la casa. Grandes jardines y prados, se levantaban a los lados y detrás de la casa. Los ventanales eran de cristal, rodeados por barandales blancos y cubiertos con cortinas en color crema. La puerta de la entrada, era como de las casas antiguas, con una pequeña herradura para tocar y un delicado timbre en forma de media luna a un lado de la puerta.
Cuatro grandes escalones, eran los que se tenían que subir en la entrada, para llegar a la puerta.
Ezra estacionó la camioneta cerca de la entrada, en un pequeño espacio bajo un toldo, que se había adaptado para el garaje. Bajó las maletas y después caminó a la puerta de Yessabell, para despertarla.
-Despierta dormilona –Susurró a su oído, moviéndola un poco para hacerla despertar.
Yessabell abrió los ojos lentamente.
-¿Ya llegamos? –Preguntó sobresaltada.
-Sí, dormiste más de la mitad del camino –Bromeó riendo –Anda, vamos a instalarnos –Señaló con la cabeza, para que se bajara.
Yessabell se bajó y lo siguió hasta la entrada.
-¿Quién vive aquí? –Preguntó mientras Ezra abría la puerta.
-La propiedad era de mis padres, vengo de vez en cuando, aunque hace mucho que no venía –Contestó dejando pasar a Yessabell –Las personas que trabajaban aquí, vienen de vez en cuando para limpiar o hacer lo que sea necesario para mantener el lugar en buen estado –Explicó cerrando la puerta.
-Es hermosa –Declaró admirando la casa.
El recibidor era grande, con un candelabro que podía iluminar el gran espacio, algunas mesitas con fotografías y jarrones sin flores, cuadros y pinturas famosas. A unos seis o siete metros de la puerta, se encontraban unas escaleras dobles, que daban a los dormitorios.
El primer piso, lo conformaban la cocina, el comedor, la sala y un salón de música, con varios instrumentos.
El segundo y tercer piso, eran solo habitaciones de diferentes tamaños.
-Lo es –Secundó Ezra –Vamos, en el segundo piso está nuestra habitación.
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