Capítulo 14 Conocernos
Yessabell volteó y le sonrío, la chica iba con su madre y su novio y detrás de ellos, estaban dos mujeres de treinta años, quienes también reconocieron a Yessabell.
-¿Podemos tomarnos una foto contigo? –Preguntó la chica, sacando su celular.
-Claro –Yessabell le sonrío, asintiendo.
Mientras Ezra pagaba por su orden, Yessabell se sacaba fotos con las personas que se iban acumulando en la cafetería, al notar su presencia.
Después de unos minutos, Ezra fue a salvarla y se disculparon con las personas, para poder salir.
-Gracias –Susurró Yessabell, una vez que salieron de la cafetería –Me sentía en un mar de gente, a veces es un poco abrumador –Admitió tomando un sorbo de su café.
-Eres buena en esto –Ezra levantó la vista al cielo, por un segundo y después volteó a ver a Yessabell -¿Caminamos un rato en la playa?
-Sí, solo espero no caerme con estos tacones –Contestó riendo.
-Te los puedes quitar –Sugirió Ezra, con media sonrisa.
Ella le sonrío y siguieron hasta la playa, cerca del hotel.
Ezra sugirió que tomaran su postre primero, se acercaron a una palmera y dejó su abrigo en la arena para que se sentaran sobre él.
-Aquí el cielo está muy despejado –Murmuró Yessabell, mientras Ezra sacaba los pastelillos de café y le pasaba uno –Gracias.
-De nada –La contemplo, mientras mordía su pastelillo –Tienes unos gustos tan peculiares y naturales, que es difícil complacer te.
-No lo creo –Aseguró pasando un bocado -¿Sabes? Ahora que lo dices, hay cosas que no conozco de ti ni tú de mí.
-Podemos conocernos mejor ahora –Sugirió mordiendo su pastelillo –No sé… te preguntaría sobre tus favoritos, pero creo que es mejor decir ¿Qué es lo que más te gusta? –Preguntó.
-¿De qué? –Preguntó de vuelta, terminando su pastelillo.
-De todo, cine, moda, arte, música, lectura, lo que se te ocurra –Contestó Ezra, sacando los panques de chocolate y dándole uno a Yessabell.
-Ok, entiendo –Suspiró y tomó otro sorbo de café, antes de continuar –Me gusta mucho el cine arte... “Estrellas en la tierra”, “Ameli” es de mis favoritas, “Las Ventajas De Ser Invisible”, “El Silencio De Los Inocentes” aunque parezca extraño, “Mi Mundo En Rosa” es una historia increíble, “El Perfume”... no sé, considero que son historias con un trasfondo peculiar, también me gusta algo de cine que no es de arte, “Cincuenta Sombras De Grey” –Declaró riendo –Es buena, ya sabes, si de verdad entiendes el significado de todo y no piensas que es solo una novela de sexo.
-Lo sé, la mayoría piensa eso, pero una vez que lees la novela y la entiendas, te das cuenta de que no se trata de solo sexo, hay una verdadera historia tejiéndose, la manera en que puedes llegar a cambiar, porque un apersona te enseña que hay otros mundos a parte del tuyo –Argumentó Ezra, a lo que Yessabell asintió –Continúa.
-Bueno, cualquier película de buena calidad, me gustan las comedias románticas, las de acción, pero no los clichés, y no me gustan las de terror, soy un poco temerosa con eso –Confesó viendo sus pies –En música… bueno, ya sabes que soy fan de The Beatles a morir.
-De eso no hay duda –Aseguró terminando su panque —¿Qué más? –Preguntó recargándose en sus codos.
-Bueno... Coldplay, Rolling Stones, Ed Sheeran, amo la música de Ed
Sheeran. Algo de K Pop, de música latina y de los ochenta, setenta y sesenta, no sé, a veces pienso que tengo un alma vieja, me gusta mucho lo retro, lo vintage –Guardó su basura en la bolsa de papel, igual que Ezra, tomo su vaso de café entre sus manos y continuo –En cuanto a moda, no soy muy seguidora de la moda, me pongo lo que me guste, eso sí –Levantó la vista –Me encantan los vestidos de tul, mi mamá solía decir que parecía princesa y siempre me gustaron.
-Eso no lo niego, te ves como una verdadera princesa con ellos –Declaró terminando su café –Es lo mejor que te puedes poner, es parte de tu estilo.
-Gracias –Le sonrío y terminó su café –En arte… pues si me gusta, aunque no soy muy conocedora, Ana es la que me ha enseñado lo poco que se, Van Gog, Picasso, Tamayo, Leonardo Da Vinci, Frida Kahlo, Miguel Ángel, Rivera, los pocos que conozco son por ella. Y la lectura… es mi vida, creo que mi primer libro, el que de verdad leí por gusto, fue “La Mecánica Del Corazón”, mi padre me lo compró en un pequeño bazar, en una plaza en Londres, íbamos todos los fines de semana y cuando tenía seis años, me compro mi primer libro, el que yo elegí…
Se quedó en silencio, contemplando el cielo nocturno, se quitó los tacones y abrazó sus piernas, mientras Ezra la veía.
-¿Estás bien? –Preguntó metiendo los vasos vacíos en la bolsa marrón –Si no quieres seguir hablando…
-No. Está bien –Volteó a verlo –Es solo que… lo extraño mucho. A veces quisiera que estuviera aquí, hay tantas cosas que me gustaría compartir con él. Tantas cosas que sé… simplemente lo extraño –Colocó su barbilla en sus rodillas y entrelazo los dedos.
-Te entiendo –Se acercó a ella y la rodeo con un brazo –Para mis padres sería un orgullo, ver que mi hermano y yo limamos asperezas, que nos llevamos bien y que tenemos un gusto por lo que estudiamos. Sé cómo se siente extrañar a alguien.
Yessabell se acurrucó en sus brazos y se tranquilizó, escuchando el ritmo del corazón de Ezra.
-Me gustaría ir a caminar –Susurró después de un largo silencio.
-Claro –Ezra la soltó y tomó la pequeña bolsa con la basura –Dejame ir a tirar esto primero –Se levantó y corrió a un contenedor de basura, que se encontraba cerca.
Yessabell se levantó, los tacones en una mano y con la otra, tomó el abrigo de Ezra y lo sacudió.
-Toma –Se lo entregó y Ezra lo envolvió con la mano izquierda y con la derecha, tomó la mano libre de Yessabell –Es tu turno –Dijo mientras comenzaban a caminar por la arena tibia.
-Bien, am… -Ezra comenzó a decir, mientras caminaban lento –Me gustan las películas de acción, de terror y comedia. No soy un aficionado a la moda, como te habrás dado cuenta –Afirmó riendo –Siempre me vestí a mi manera, creo que en eso, somos iguales.
-Tenemos algo en común –Intervino viéndolo de reojo.
-Así es –Sonrío para sí –Música… pues me gusta escuchar de todo, pero creo que la clásica, es mi debilidad. Mis padres escuchaban mucho a los grandes clásicos, supongo que me acostumbre a ellos. ¿Qué más?... A sí, me gusta mucho la pintura, la escultura, aunque no sé mucho, creo que cada uno ve el mundo diferente y en cierta forma, lo que ves o como lo ves, es lo que significa para ti.
-Eso es muy bonito –Aseguró volteando a verlo –Y muy profundo.
-Que te digo, soy un hombre profundo –Bromeó y Yessabell le dio un empujoncito con el hombro –Y bueno, en cuanto a lectura… no soy un aficionado, no sé mucho de autores y esas cosas, pero sabes, de los pocos libros que he leído en mi vida, me doy cuenta que solo los leo, si me atrapan en las primeras páginas, sino los dejo.
-Eso es algo que muchos hacen –Declaró con cierto aire de molestia en la voz –Mi padre decía, que era como juzgar a las personas, a veces te quedas con lo poco que sabes, sin esperar a que algo más suceda. No sé, es como… esperar a que la historia de tu vida aparezca entre las páginas, aunque no sabes si la verdadera historia está en el centro o el final.
-Entiendo. Creo que no volveré a hacerlo, ahora que lo dices, la mayoría de las veces, eso me pasaba –Admitió avergonzado –Tú eres la experta, orientame.
-No soy experta, pero sí conocedora –Aclaró sonriendo –Supongo que sabes bailar ¿No? –Preguntó deteniéndose.
Ezra se detuvo frente a ella y le sonrío.
-Sí, algo ¿Quieres bailar?
Ella asintió y dejó sus zapatos en la arena, Ezra dejó su abrigo y tomó una mano de Yessabell, mientras que con la otra, la rodeaba por la cintura.
Comenzaron a bailar lento y suave, bajo la noche, con las estrellas iluminandolos y el sonido del agua acompañándolos.
-Me gusta cuando ríes –Admitió Ezra en voz baja –Tu risa es contagiosa. Me gusta cuando bailas, tu cabello se mueve en ondas hermosas. Me gusta cuando estas feliz, tus ojos brillan, como estrellas en el cielo nocturno. Me gusta que te preocupes por tus amigos y tus seres queridos, eso es muy humano. Me gusta cuando nos tomamos de la mano, me siento completo.
-¡Oh! Ezra, que cosas tan bonitas dices… te quiero muchísimo, eres tan romántico –Susurró contra su boca y después lo besó –Hace frío –Confesó soltando una risita y cambiando de tema, últimamente Stephen se cruzaba mucho por su mente, cuando se trataba de momentos románticos con Ezra.
-Ok, entremos –Ezra hizo notar un poco su molestia con el tono de su voz, a pesar de que su expresión seguía serena, tomó su abrigo y Yessabell sus tacones y regresaron al hotel, aunque ella notó la molestia de Ezra.
Al día siguiente, Ezra se levantó temprano y preparó el desayuno para Yessabell; Hot cakes, fruta picada con yogurt y granola, jugo de manzana, café, pan tostado y mermelada de durazno.
Yessabell se despertó, al no sentir el calor de Ezra, contra su cuerpo, se sentó y bostezo, mientras asimilaba dónde estaba y con quién.
Ezra entró en la habitación, cargando la charola del desayuno, sonriente y en pijama.
-Por dios, podría acostumbrarme a esto –Declaró Yessabell con las manos entrelazadas sobre su regazo.
-Bueno, tenemos un largo día por delante, así que es necesario nutrirnos bien –Informó entregándole la charola para poder sentarse a su lado.
-Bien –Tomó un pan y lo unto con mermelada, para después darle una mordida y ofrecerlo a Ezra, quien le dio una gran mordida -¿Qué debo usar para esta salida? –Preguntó tomando un trozo de fruta con el tenedor.
-Yo diría que un hermoso vestido de playa y un traje de baño, debajo de el –Contestó con un tono misterioso.
-Bien, pero primero me daré una ducha –Se terminó su fruta y el jugo de manzana, mientras que Ezra se tomó el café y comió dos hot cake.
Yessabell se fue a la ducha y Ezra llevó la bandeja a la cocina, para después ir al baño.
-¿Te molesta si me uno? –Preguntó entrando a la ducha, desnudo.
-Claro que no –Yessabell le sonrío bajo la regadera, mientras el agua corría por su cuerpo.
Ezra entró y se quedaron en silencio, viéndose a los ojos.
Yessabell estaba haciendo todo lo posible para dejar atrás su pasado, olvidarse de los viejos amores y empezar de cero con Ezra, pero era innegable que aún había sentimientos vivos por Stephen, por más que aparentara no sentir nada, era imposible engañarse a sí misma y a su enredado corazón.
-¿Todo bien? –Preguntó acercándose más, notando la mirada perdida de Yessabell.
-No quiero más desilusiones Ezra. No quiero entregarme a ti y después ser abandonada a mi suerte, como lo hicieron…
-Shhh –Le coloco el dedo índice en la boca, para callarla –Yessabell, amor. No te lastimare, sé que dijimos que no haríamos promesas, pero es la única que haré. No importa lo que pase, jamás me apartare de tu lado –Tomó su rostro entre sus manos y la besó, despacio y tierno, intentando calmarla y vertiendo todo su amor en aquel beso.
Yessabell se acercó más a él, poco a poco. Lo rodeó con los brazos y él la subió en su regazo, recargándose en la pared.
-No me dejes... –Pidió Yessabell en voz baja, sintiendo las lágrimas en sus ojos, mientras Ezra, bajaba a su cuello.
-Jamás –Ezra bajó sus besos a sus pechos y ella sintió el calor expandirse en su interior.
Yessabell comenzó a jadear y Ezra se apretó más a ella. Ambos respiraban con dificultad y sus corazones latían a la par.
Ezra pasó sus manos a las caderas de Yessabell, mientras ella se aferraba a su espalda, ambos calientes y vibrantes. Yessabell estaba sintiendo el calor entre sus piernas y su pecho, Ezra sentía que tenía que absorber cada parte de ella, su aroma y la sensación de su piel contra la de él.
Ezra no pudo esperar más y soltó a Yessabell, para buscar un condón en el bolsillo de su pantalón, se lo colocó y se arrojó a los brazos de Yessabell, mientras ella se sostenía sobre sus caderas y con las manos se aferraba a la puerta de la ducha.
-¡Ezra! –Grito Yessabell entre dientes, mientras él se movía más rápido en su interior, gimiendo y respirando entrecortadamente.
Ambos agitados y sedientos, el uno del otro, llegaron juntos al orgasmo, resbalando sobre la puerta de la ducha, hasta el suelo.
-Nunca me cansaré de ti –Aseguró agitada, mientras Ezra se quitaba de encima y se sentaba a su lado.
-Ni yo de ti –Ezra la abrazó y le dio un beso en la frente –Será mejor que nos duchemos o no podremos salir de aquí –Susurró entre risas.
Después de bañarse, Ezra llevó a Yessabell a la playa. Él en una playera blanca, una bermuda a media pantorrilla, sandalias negras y lentes negros. Ella en un bonito vestido azul turquesa de tirantes delgados, que le llegaba arriba de la rodilla, con vuelo en la parte de la falda, a juego con unas sandalias naranjas y lentes oscuros.
La mano derecha de Ezra, sostenía la mano izquierda de Yessabell, y la mano libre de Yessabell, llevaba una bolsa de mano blanca, donde guardo sus cosas personales, dos toallas pequeñas y bloqueador solar.
Buscaron dos camastros libres y fueron a sentarse bajo la sombra de las sombrillas bicolor.
Una chica pelirroja, con un pequeño delantal negro, se acercó a ellos.
-Buenos días, ¿Desean algo de tomar? –Preguntó con una enorme sonrisa.
-Dos botellas de agua fría y un jugo de manzana con hielo, por favor –Pidió Ezra, amablemente, la chica le sonrío y asintió, mientras se alejaba, meneando las caderas sugestivamente.
Yessabell rodó los ojos y dejó su bolsa en la silla, dejó sus lentes también y se sacó el vestido. Dejando el descubierto, un hermoso bikini de dos piezas, en un naranja pastel hermoso.
-Voy a nadar un rato –Declaró sin esperar una respuesta, dejando las sandalias y corriendo a la orilla de la arena.
Ezra sonrío, viéndola jugar con algo en la arena y después zambulléndose en el agua.
-Su orden joven –Dijo la pelirroja, sacando a Ezra de su ensoñación.
-Gracias –Le extendió unos billetes y ella los tomo, alegre.
-¿Es su novia? –Preguntó la chica, viendo a donde Ezra veía.
-Sí –Contestó con orgullo.
-Es Yessabell Lovato ¿Cierto? –Preguntó la pelirroja, con curiosidad.
-Sí, es ella –Contestó volteando a vela -¿Cómo lo supiste?
-Desde anoche se corría el rumor de que estaba cerca, y algunos paparatzis, comenzaron a llegar desde temprano, para ver si la captaban en la playa –Explicó la chica –Buena suerte con eso –La chica le guiño un ojo y se fue.
Ezra dio un sorbo a su botella de agua y se quitó la playera, las bermudas y las sandalias, quedando en un traje de baño azul marino.
Corrió hasta la orilla a encontrar a Yessabell, quien estaba nadando tranquilamente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro