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Capítulo 1 Despertar

Para cuando las clases empezaron en CU. Yessabell seguía visitando a Derek y Erza en el hospital.

Todos los compañeros de clase y los profesores, presentaron su apoyo, así como los medios de comunicación.

Yessabell tuvo que reanudar el nuevo semestre escolar, como si las cosas estuvieran bien. Seguía con su trabajo en la cafetería, pero cada vez con menos frecuencia, pues las revistas comenzaron a llamar a Ean, quien se estaba encargando de sus relaciones públicas, a la par de los estudios, en su último año de universidad.
Cotejaba las citas que solicitaban poder entrevistar a Yessabell; en las revistas de moda y juventud, o con los diseños exclusivos de algún diseñador de fama internacional. Eso sin contar, las ofertas de modelaje que estaba recibiendo últimamente.

Así pasó el primer mes del semestre escolar, todo Agosto fue un ajetreo, haciendo espacios para las entrevistas y algunas fotografías, mientras Yessabell esperaba que las cremas que usaba (por órdenes estrictas de su madre), terminaran de borrar las cicatrices del accidente.

Todas las tardes después de salir de clases, pasaba dos horas en el hospital, visitando a Ezra y Derek, contándoles las noticias nuevas y todas las cosas que había visto en clase. En ningún momento perdía la esperanza de verlos despertar.

Para inicios de Septiembre, Yessabell se encontró en el hospital con los Sanders, quienes habían permanecido en la ciudad, esperando buenas noticias de su hijo.

-Hola Sra. Sanders -Saludó Yessabell alegremente.

-Hola Yessabell ¿Vienes a leerle? -Preguntó Caroline con una sonrisa cortes.

Yessabell solía llevarle sus pequeños cuentos a Derek y se los leía, con Ezra platicaba de todo el asunto de las revistas.

-Sí, me han asignado que escriba una novela corta y quiero leerle mis avances -Contestó animadamente -¿Dónde está el señor Sanders? -Preguntó buscando a su derecha e izquierda.

-¡Oh! Él regresó a Londres esta mañana, le pedí que fuera ya que su trabajo lo requería -Contestó Caroline un poco triste.

-No se preocupe señora Sanders, ya les dije que si desean regresar a Londres, yo cuidare bien de Derek, no se preocupen por nada y si algo sucede, yo se los comunicaré enseguida -Ofreció ella como muchas veces ya lo había hecho.

-Muchas gracias Yessabell, eres una nuera increíble, seguramente que Derek, lo valorará mucho -La abrazó y después se apartó, dejando sus manos en sus hombros -Voy al hotel a descansar un rato, cuando te vayas avisame para que regrese.

-Lo haré señora Sanders, que descanse -Le dio un beso en la mejilla y Caroline se fue.

-Voy a ver a mi hermano, mientras estás con Derek -Ean, se encaminó a la habitación de Ezra, aunque no lo admitía en voz alta, sufría por ver a su hermano en esas condiciones, era otro de los que se mantenían expectantes a su despertar.

Yessabell caminó a la habitación de Derek, como lo hacía desde hace un tiempo, sin embargo, en esa ocasión el ambiente se sentía diferente. La luz que entraba por la ventana, iluminaba el rostro de Derek, haciéndolo ver más vivo que nunca, la habitación estaba extrañamente cálida y el aire que se respiraba era fresco.

-Hola amor -Saludó mientras se sentaba en la silla a su izquierda, permitiendo que la luz entrará -¿Adivina qué? Me han asignado que escriba una novela corta. ¿No es increíble? Solo tres tenemos el trabajo y el mejor, será publicado en la Revista de Literatura de la Universidad ¡Estoy tan emocionada! Además también lo van a publicar como libro, sí es que alguno de los críticos cree que es bueno.

Yessabell se levantó y se paseó por la habitación.

-El día esta precioso, la luz del sol es tan cálida, ojala pudieras verlo
-Sacó su celular y tomó una foto de la ventana, captando los dorados rayos de luz -Además, el aire está fresco y lleno de vida, no sé, hoy simplemente es diferente...

Caminó de regreso a la silla y se sentó.
Dejó su mochila en el suelo y sacó su libreta, donde tenía el borrador de la novela escrita a mano.

-Está en obra negra, en cuanto me dieron la noticia, comencé a escribirla así que no te burles y sí tienes alguna corrección, házmela
saber.

Sé acomodó en la silla, cruzando las piernas y se aclaró la garganta.

Era una tarde hermosa de Julio... hacía frío y yo estaba entrando a un bonito club en las afueras de la ciudad, aunque a decir verdad, ese tipo de lugares no era lo mío, mis amigos insistieron, pero así era yo, complaciente y obediente.
En cuanto entramos, la música llenó mis oídos, era fuerte y estridente, las luces del lugar casi me dejan ciega, pero no me importo, no después de que lo conocí.

Mis amigos me dejaron sola en la mesa, un chico flacucho y arrogante mejor conocido como el mesero, se acercó a mí.
Yo no adoraba a los chicos y mucho menos a los que me abordaban cual chica fácil, así que decidí tratarlo como hacía con otros chicos.
Fui arrogante y fría con él, pero no se daba por vencido. Entonces llego, como caído del cielo a mi rescate. Un chico alto y musculoso, bien parecido y de un hermoso cabello castaño, que me habría pasado la vida admirándolo, sí ese fuera mi caso, pero en ese entonces no lo era.

Él se plantó frente al mesero y lo corrió en un dos por tres, con esos fuertes músculos, seguramente a cualquiera hubiese derribado y que decir de mí, estaba hipnotizada; su voz, su rostro, su mera presencia... era como llevarme a otro planeta y claro, no podía admitirlo, no frente a él.
Le di las gracias por haberme sacado de aquel problema, él parecía como si nada lo pudiese inmutar, mucho menos mi belleza, aunque yo no soy de las chicas arrogantes, me sabia hermosa, no solo lo veía yo, los demás lo notaban y a veces era abrumador, pero aquel chico no dijo nada al respecto. Lo invite a sentarse y cuando por fin tuve una primera fila de sus hermosos ojos, pude notar...

-Disculpe que la moleste señorita -Interrumpió una enfermera de repente, haciendo que Yessabell se sobresaltara.

-Lo siento, no la escuché entrar -Yessabell se tranquilizó, poniendo una mano sobre su pecho, para calmar su agitado corazón.

-Perdóneme usted, llevó unos minutos en la puerta, no pude evitar escuchar lo que leía -La enfermera se colocó del otro lado, mientras revisaba los signos de Derek -No quería molestarla, pero eso que estaba leyendo era hermoso.

-Gracias, es una novela que estoy escribiendo -Yessabell guardó el cuaderno en su mochila -No puedo creer que la hora ya haya pasado.

-No se preocupe, ¿Va a visitar a su amigo? -Preguntó la enfermera refiriéndose a Ezra.

-Sí, allá voy -Se levantó y le dio un beso en la frente a Derek, junto con un leve apretón en la mano -Nos vemos luego -Le susurró y se fue.

Salió al pasillo y tomó algunas respiraciones profundas antes de entrar al cuarto de Ezra. El ambiente para nada era como en el de la habitación de Derek, al contrario, parecía que se trataba de otro lugar.

No había luz, más que la emitida por la lámpara en el techo. Estaba frío y el cielo se veía gris, desde la ventana.

-¿Qué pasó? -Preguntó Yessabell, caminando hasta la ventana -Hace un momento había un sol precioso.

-Lo sé -Contestó Ean sentando junto a Ezra, en una silla a la derecha -De repente se nubló.

Yessabell se dio la vuelta y caminó hasta la cama, sentándose al lado izquierdo de Ezra.

-¿Sabes? Ezra casi no hablaba de ti, no sé por qué, él era muy abierto conmigo.

-Tal vez porque, no somos muy unidos -Contestó Ean sin apartar la vista de su libro de economía -Mis padres siempre lo con sentían, siempre fue el favorito y en algún momento yo odie eso, cuando fue tiempo de ir a la universidad, él eligió mi carrera, lo que yo siempre quise, a él no se le daban las matemáticas, pero siempre estábamos compitiendo, claro que eso no me hizo cambiar de idea y continúe con relaciones públicas, cuando me enteré que se metió al servicio de protección civil, supe que estaba tomando la decisión que siempre quiso.

-¿Quieres decir que él no quería estudiar relaciones públicas y que solo lo hizo por competir contigo? ¿Él siempre quiso trabajar en seguridad? -Preguntó Yessabell impresionada por aquella información.

-Así es -Ean, por fin levantó la vista del libro y contempló a su hermano -Por eso volvimos a estar en contacto recientemente, tal vez por eso no hablaba mucho de mí, yo fui quien lo buscó, después de tres años de no vernos, en cuanto obtuvo este trabajo nos pusimos en contacto.

-Vaya, eso no lo sabía -Confesó con timidez y volteó a ver a Ezra -Solo supe que sus padres murieron hace tiempo y que tuvo dos novias en la universidad, ninguna estable y que realmente le gusta su trabajo.

-Bueno, ese es un buen resumen -Regresó su vista al libro -Aunque seguramente sabrás... que él está enamorado de ti, probablemente más de lo que tú lo estás de tu novio. Me lo confesó recién, y bueno... ahora sé por qué.

-No lo sabía, aunque lo presentía -No apartó la vista de Ean -Él
es más que un simple guardaespaldas para mí, es mi amigo, mi confidente, sabe todo de mi vida de pies a cabeza, nunca le haría daño...

-Lo sé, no necesitas decírmelo, él mismo me dijo lo que siente por ti y lo que tú sientes por él -Ean cerró el libro y volteó a ver a Yessabell -Dime una cosa ¿Qué va a pasar cuando ambos despierten? O ¿Qué pasaría si solo uno despertara?

Esa pregunta tomó a Yessabell por sorpresa, pues aunque lo había pensado, nunca nadie se lo había preguntado en voz alta.

-¿Qué quieres decir, con "qué pasaría"?

-Solo uno tiene tú corazón. ¿Qué pasará con el otro cuando ambos despierten? O si solo despierta uno ¿Qué pensarías del otro? -Ean se levantó de su silla y cerró la puerta, para que nadie los escuchara.

Se recargo en la puerta y no aparto la vista de Yessabell.
Ella se levantó y volteó a ver a Ezra y después a Ean.

-Si ambos despiertan... dejaría que Ezra se fuera, a buscar su felicidad, pero si solo uno despierta... si fuera Derek, no podría vivir sin Ezra... si fuera Ezra, no podría estar sin Derek... hemos pasado por mucho, para estar juntos... simplemente no me imagino la vidasin uno de ellos -Se acercó a Ean y se paró frente a él -¿Por qué me lo preguntas? ¿A ti qué más te da?

-Es mi hermano, me preocupa su felicidad, por absurdo que parezca, no quiero verlo atado a una chica que está pendiente de otro hombre. Por eso me importa, por eso lo pregunto -Contestó Ean, frunciendo el ceño.

Yessabell se recargo en la pared, a unos pasos de él.

-No puedes culparme de lo que siento, ni echarme en cara lo que está pasando, no es mi culpa.

-No te estoy culpando -Ean se paró frente a ella, acorralándola en el rincón -Solo te estoy dejando en claro, que mi hermano merece ser feliz igual que tú aparentas serlo.

-¿Aparento? -Preguntó molesta -Tú no me conoces, no sabes lo que siento, no sabes lo que ha pasado entre nosotros, no puedes criticarme o juzgarme sin conocerme. Soy feliz, teniéndolos aquí -Le dio un leve empujón.

-¿Te vas a poner agresiva? -Preguntó divertido.

-No sé de qué te ríes -Le dio otro empujón.

Esta vez Ean la tomó de los hombros y la empujo contra la pared, recargando todo su peso en ella.

-Ezra me advirtió, que eras una chica explosiva y valiente, que no le tienes miedo a nada -Explicó muy cerca de ella, sin apartar la mirada de aquellos ojos azules -Ahora lo veo.

Yessabell estaba respirando rápidamente y por más que quisiera apartarse, no lo hizo. Ean se acercó más y ella se sintió atraída por su voz, como si se tratará de una especie de imán.

-Yo no... -Se perdió en el azul del mar frente a ella, ese azul que muchos alegaban, ella tenía, pero que ahora sabía que no.

Los ojos azules de Ean, invocaban al mismo mar, en cambio los de Yessabell, eran azules como la noche.
Ean acercó su boca a la de Yessabell, ambos respirando agitadamente y sintiendo un extraño hormigueo en todo el cuerpo.

Tocaron a la puerta y el momento se rompió. Ean se separó abruptamente de Yessabell y abrió la puerta rápidamente para dar paso a la enfermera.

Yessabell se quedó junto a la pared, como piedra.
Ean fue con la enfermera y le preguntó por su hermano.

Yessabell no lo pensó más, tomó sus cosas y salió disparada del hospital.

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