Sulay: Hold on (1/1)
La cita -si es que era debido llamarlo así- no fue perfecta, por lo menos no como Junmyeon lo hubiera deseado.
Todo era demasiado... descontrolado. Nada estaba en su lugar, las cosas que hicieron fueron demasiado rápidas que el mánager no fue capaz de saber qué estaba pasando en el momento que sucedía. No era nada sexual, sin embargo. Aprendió muy bien que Yixing es una persona un tanto más calmada en ese asunto -a comparación de todos allí- por lo que, aunque él sabía que no iba permitir que llegaran a nada, le sorprendió un poco que el otro tuviera acercamientos un tanto extraños.
Aunque la verdad Junmyeon sabe que no son extraños, son el tipo de acercamiento que debería ser incómodo cuando ni siquiera se conocen del todo, pero Yixing fue diferente, se sentía cálido ante el toque y los abrazos que le daba por la espalda solían hacerle sentir escalofríos por toda la columna vertebral. Descubrió que al chino le gustaba dar besos en la mejilla y agarrarse de las manos para juguetear con ellas. Y Junmyeon se sentía a gusto, probablemente más de lo que quisiera, porque de algún modo ese sentimiento le hacía estar frustrado y desorganizado.
Porque a él aún le gusta Jongdae.
O eso se hace creer, porque es el tipo de persona quien jura que el amor a primera -en este caso- cita no es real. Que es simplemente una atracción condicionada y a corto plazo. Jura que él no puede enamorarse así como así, tan rápido, de noche en la mañana y de una persona tan distinta a su tipo. Y le dolió la cabeza, empezó a llegar tarde a clases e incluso olvidó hacer algunos mandados a dirección sólo por estar pensando en ese chico. Y la verdad es que está enojado porque no le agrada la idea de que pueda ser tan fácil remplazar su amor por Jongdae.
-Entra -gruñó en el momento que es disco se deslizó fuertemente por el suelo, sin embargo, pasó de largo nada cerca de la portería.
Llevaba puesto solamente los zapatos para patinar sobre el hielo, el palo correspondiente y una cara de no haber dormido en un par de días. Las obligaciones se hacían cada vez peores y, con los finales empezando mañana, su agenda estaba apretadísima. Eran aproximadamente las doce, todo el mundo estaba en su habitación mientras que el sacaba sus frustraciones en el hockey.
Aunque no fuera un jugador, le gustaba la sensación de estar sobre el hielo. Sus pies deslizándose mientras intenta -malamente- hacer que el disco anotara. Era torpe en esos movimientos, por eso mismo nunca se metió como posible jugador y prefirió ser el mánager, encargarse de las cosas, hacer cuentas y todo eso que al final le ayudarían para tener referencias.
Suspiró, mirando cómo era que de nuevo su objetivo no era exitoso. Se recordaba a sí mismo como ese disco, alborotado y terco en 'anotar' su logro. Actualmente Junmyeon se sentía como una víctima del amor y no importaba qué tan estúpido sonara, era una realidad. Repentinamente recordó la leve conversación que tuvo con Yixing, muy amena en general, pero en el momento que pasaron a pasearse por el parque que estaba cerca, las acaricias habían comenzado y temió por un momento que Yixing lo tomara como alguien para pasar el rato, aunque bueno, como se ha dicho antes, no.
Se deslizó por el hielo, dirigiéndose a la pequeña puerta que separa el frío suelo del de cemento. Tomó su botella con agua y dejó que el líquido recorriera su garganta. No puede estar distraído, eso se lo ha recriminado estos días, por lo que tiene que hacer que su cerebro comprenda que hay cosas más importantes que un estúpido sentimiento. Exhaló suavemente, dejando que el agua en su boca se haga caliente, moviendo su mandíbula de un lado a otro mientras cierra la botella. Tiene gotas de sudor en su frente y sabe que debe darse una ducha antes de volver a su habitación.
Sin embargo, quería intentarlo por una última vez. Volvió a la pista, decidido en realmente querer meter el disco en la red para, por lo menos, sentirse beneficioso en eso. Se posicionó como él intuye que se debe hacer, mandó una seria mirada a su objetivo y lanzó el proyectil con todas sus fuerzas. Lastimosamente, el disco volvió a pasar por un lado, chocando con el poste y yéndose en la dirección contraria. Junmyeon maldijo por quinta vez, a la mierda.
-Con los pies juntos no va a lograr nada, mánager.
Sintió un fuerte escalofrío, como si alguien hubiera dicho eso en su oído. La manera en pronunciar su pseudónimo es tan única e inigualable que no dudó ni dos segundos es saber quién era. Se quedó en su lugar, estático e impotente debido a que cuerpo está teniendo esas reacciones que tanto odia tener.
Vio cómo es que el disco pasó con agilidad a tan solo unos treinta centímetros de él, el objeto siguió su camino con euforia y terminó por entrar en la red. En ese momento Junmyeon sintió la necesidad de voltearse, encarando al chico que está casi al otro lado de la cancha con una pequeña sonrisa en el rostro y con el equipamiento mismo que él tenía: patines y palo de hockey.
No igualó su sonrisa, no como normalmente lo haría con cualquier otra persona a su alrededor. No estaba en condiciones para ponerse su máscara de felicidad y autosuficiencia, no hoy, no frente a ese chico que lo desnuda en sus emociones en un abrir y cerrar de ojos.
Lo odiaba mucho.
Yixing se acercó a él sin apartar la mirada de sus ojos. Al estar a un metro de distancia lo recorrió con la mirada.
-Es un poco tarde para usted, mánager -murmuró suavemente, pasado el palo de una mano a otra-. Mañana hay exámenes, realmente me sorprende que siga despierto aún con todo el alboroto de la tarde y más en la pista, un lugar donde definitivamente no pertenece.
Y ahí está de nuevo, la delicadeza con que sus palabras fluyen cosa que atrae enfermizamente a Junmyeon. Volvió a respirar -porque en algún momento había dejado de hacerlo- e intentó rodar los ojos que sólo terminó en un desvió de los de Yixing.
-Bueno, tengo que familiarizarme un poco -contestó-. ¿Qué clase de mánager sería si no puedo comprender el juego?
-Yo nunca dije que usted no comprendiera -tarareó suavemente. Comenzó a moverse alrededor del mayor, dejándole bien en claro quién era el profesional en el hielo.
Junmyeon se lamió los labios resecos.
-Puedes tutearme. Realmente parece un poco incómodo que me sigas tratando como un mayor cuando prácticamente somos de la misma edad -señaló.
Yixing mantenía la mirada hacia arriba, las luces le hacían parecer un pequeño ángel en ese momento. Sabía que lo había escuchado, las orejas del menor tenía un suave espasmo cuando prestaba atención. Como no respondía -y parecía realmente inmerso en sus pensamientos- Junmyeon sólo analizó un poco su figura, dando por acabada la conversación. Se deslizó nuevamente hacia la puerta, repentinamente el sueño lo había consumido y quería solo acostarse en su adorada cama. No obstante, lo que el mánager solía olvidar eran los habilidosos movimientos de los chicos de hockey.
-¿Sí? -La voz volvió a sonar cerca y Junmyeon ahora sabía que definitivamente lo estaba. Aunque su mano estuviera por empujar la puerta, una de las manos de Yixing terminó por tapar la hendidura de ésta. El chico se había movido en algún momento y llegado hasta él tan silenciosamente que se le revolvió el estómago. Con su rostro impasible, Yixing decidió recargarse en el vidrio detrás de él sosteniendo la mirada-. Mhm, pero si realmente me gusta hablarle de usted. ¿No le da un tono más emocionante, eh, Junmyeon?
Apretó con fuerza la puerta. Odiaba completamente esa aura de tranquilidad que emanaba el otro. Realmente no sabía si le estaba coqueteando o si sólo había sido un comentario sumamente inocente. El rostro de Yixing no demostraba nada. Por otro lado, que el chico le haya llamado por su nombre le dio un vuelco en su corazón, probablemente mucho más grande que cuando lo llamaba mánager con su peculiar acento.
-Todos me llaman Junmyeon -dijo sin realmente saber qué más decir-, todos los que son parte del hockey, de mi equipo. Todos los integrantes del club.
Yixing no se movió ni un centímetro, tampoco dejó que escapara tan fácilmente.
Por algún motivo, esas palabras parecían como si Junmyeon estuviera poniendo una barrera, esas casuales que se ponen para afirmar que ambos no son realmente nada y que Yixing puede ser solo uno más de los tantos jugadores. Y así pareció tomárselo.
-¿Un integrante solamente? -Sus ojos miraron por un momento el suelo, después, volvió al mayor-. Pero... yo no soy un miembro más.
No supo cómo tomarse eso. Tal vez pudo identificar un poco de agitación en el otro, sus ojos se habían puesto nerviosos y temporalmente decaídos. Se sintió de algún modo mal, pero realmente no comprendía el por qué debería estarlo si esa era la verdad. Yixing era un jugador de hockey que es parte de su equipo. Habían tenido una cita, sí. Se habían acariciado, sí. Pero, ¿acaso eso favorecía a Yixing de los demás? Junmyeon negó con la cabeza. No, estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. La 'problemática' allí era el simple hecho de que no le llamara de usted, eso es todo.
-Entonces llámame como desees -dijo después de unos segundos, intentó sonar de la manera más despreocupada posible-. Ya sea Junmyeon, Mánager, Suho; como sea. Y si quieres seguir hablándome de usted no hay problema, sólo lo de...
Su cuerpo fue cuidadosamente aventado sobre la puerta que apenas y le llegaba a la mitad de su espalda. Yixing se había enderezado, presionando así su cuerpo contra el suyo. En sus ojos había esa chispa usual de él, los brazos a los lados del mayor y el palo de hockey tirado en el suelo. Estaba muy cerca.
-Por supuesto -formuló el chino mientras asentía con la cabeza-. Voy a seguir llamándolo mánager y también seguiré dirigiéndome formalmente hacia usted -unió más sus cuerpos haciendo que las caderas de ambos rozaran-. Pero no me tome como solamente uno más de los chicos -añadió sombríamente-, soy diferente. Totalmente.
Junmyeon sabía que si intentaba alejarse un poco más iba a terminar cayendo por la división de la puerta o iba a terminar resbalándose por culpa de los patines. Las últimas palabras de Yixing tuvieron un cambio radical, un tono medianamente posesivo y firme se coló por su boca haciendo que se sintiera internamente acorralado.
-Me gustas, mánager -Yixing confesó-, me gustas mucho.
Las palmas de sus manos estaban volviéndose resbaladizas. Por un momento no captó las palabras, pero, mierda, había sido tan directo que esa sensación electrizante no desaparecía todavía. Yixing movió su cabeza hacia delante, tenía todas las intensiones de besarlo, pero Junmyeon ladeó su rostro aún completamente confundido. El menor se quedó en su lugar, mirándolo por un lado, probablemente examinándolo y calculando su próximo movimiento.
Junmyeon tragó duro, seguía sosteniéndose como podía, pero sabía que en algún momento-ya sean sus manos, los pies o él- iba a ceder ante la cercanía. Cuando menos lo esperó, Yixing depositó un beso rápido en su cuello, lo cual le sacó un gemido involuntario que le hizo ruborizarse y tener ganas de morir allí mismo. Parecía un pequeño conejo asustado y le jodía el también sentirse así.
-Mánager. -Yixing volvió a murmurar. Junmyeon hacía todo lo posible para evitar el contacto visual-. Mánager -instó, tratando de encontrar la mirada perdida, pero el mayor luchaba.
Junmyeon se desestabilizó mentalmente. No entendía aún cómo era que en su mente sólo estuviera presente esa imagen de Yixing con una voluptuosa mirada y sus toques. Hace apenas casi mes y medio se había rendido con todo el tema de Jongdae y ahora, a tan poco tiempo después, ya estaba liándose con un chico sumamente misterioso. Uno que, bueno, era eso ya que no lo comprendía del todo, era realmente difícil el saber en lo que pensaba o cuáles eran sus intensiones. Pero...
-He dicho que me gustas. -Su cuello fue atacado nuevamente, sus dedos se crisparon en la puerta haciendo lo posible para sostenerse. Yixing solamente respiraba y daba uno que otro suave beso en la extensión de su manzana-. Mánager -succionó.
Se sintió mareado, el lugar estaba perdiendo la estabilidad que solía tener.
-Mánager -instó.
-Sí -Junmyeon jadeó casi molesto.
La mano izquierda de Yixing lo sostenía por la cintura, su cuerpo estaba inclinado con el suyo haciendo que ésta sea un gran soporte. Por otro lado, la derecha del menor los sostenía igualmente agarrándose de la puerta donde se había encontrado todo ese tiempo. Junmyeon había murmurado eso porque sabía que el otro esperaba una respuesta, una respuesta que el mánager aún no estaba listo para dar y que, aunque fue solo una palabra que le decía que lo estaba escuchando, todo señalaba que Yixing quería más.
-Mánager -susurró sobre su oído y Junmyeon se sintió enfermizo-. Con cuidado.
Era un maldito lugar público pero no pareció importarle a Yixing y mucho menos le importó a Junmyeon cuando finalmente fue librado de la opresión. Su mano fue liberada y ya no era aplastada dolorosamente con la puerta, ya no temió resbalarse en el hielo y tampoco caer patéticamente al suelo. No obstante, esto último sí sucedió, pero no patéticamente como se lo esperaba. Fue, más bien, aventado al piso; Yixing lo retuvo allí unos segundos escuchando cómo la respiración del mayor se neutralizaba.
Junmyeon no sabía que estaba semi erecto hasta que Yixing había movido sus caderas sobre las suyas. Apretó los dientes, la vergüenza volvió a él tan rápido como la boca del menor a su cuello. Como era de esperarse, los besos que repartía Yixing no eran más que castos y suaves contra su piel, a veces pasaba por su barbilla depositando un par allí para volver a bajar.
No supo cuándo fue que ambos ya no tenían los filosos patines sobre el hilo, gracias a eso, Yixing se movió más libremente sin necesidad de preocuparse de algún daño. El menor intentó besarlo de nuevo, no obstante, Junmyeon fue más veloz, alejando su rostro evadiendo de nuevo la cercanía.
-Bien -Yixing suspiró.
Los roces de sus jeans junto con los de Yixing se hacían cada vez más profundos y rápidos que parecía como si en ese preciso momento estuvieran follando. Era doloroso, Junmyeon lo admitía, su pene estaba ya jodidamente duro y las embestidas simuladas lo estaban volviendo loco. Por otro lado, la boca de Yixing hacía maravillas ya no solo en su cuello, sino en toda la extensión de su torso. Su camisa de botones había sido abierta, exponiendo así su torso al chico quien besaba alrededor de su ombligo.
Junmyeon intentó sostenerse de algo y lo único que encontró fue la base de una de las sillas a un lado. Se había dejando llevar por las deliciosas sensaciones que le proporcionaba Yixing y ya estaba más del lado de dejarse llevar por la situación. Se mentalizó que él era también un humano y no importaba qué tanto auto control tuviera -agregándole que con Yixing la cosa era totalmente diferente, sí, ya lo aceptaba- su cuerpo lo pedía y su corazón latía en armonía.
-Yixing... -gimió cuando el otro había desabrochado su cinturón y había comenzado a masturbarlo-. Mierda.
El menor sonrió, lo miraba descaradamente a los ojos asimilando todas las facciones de un Junmyeon excitado.
-¿No es excitante? Sin tan solo usted pudiera verse ahora mismo no se reconocería -dijo Yixing, jugando con la punta de Junmyeon a quien le sacó un par de gemidos-. Mánager.
Yixing se detuvo unos segundos haciendo que Junmyeon lo mirara con nerviosismo. Sin embargo, el chico castaño se había deshecho de sus pantalones sacando su propia longitud para juntarla con la de Junmyeon. El mayor exhaló con dificultad, la fricción de ambos miembros le hizo temblar y mucho más en el momento que un dulce gemido escapaba de los labios de Yixing.
Toda esa situación iba estrictamente contra las normas de toda la vida de Junmyeon. Su moral había sido penetrada y su racionalidad jodidamente destrozada. Estaba en la maldita cancha de hockey, hacía un frío que ninguno de los dos podía sentir debido a la temperatura de sus cuerpos juntos, era un lugar público donde en un dos por tres podrían ser descubiertos.
-Eres impresionante -Y, para sorpresa de ambos, Junmyeon había soltado eso junto con un jadeo. Sus ojos entre abiertos y con las mejillas acaloradas, el mánager se mordió el labio y prosiguió-. Eres un jodido demente. -Sus caderas se movieron hacia arriba pidiendo a gritos su liberación.
El menor frotó más fuerte.
-Bueno -tomó aire-. No hay nada que pueda hacer con usted al-alrededor. Mánager, ¿sabe que su cuerpo pedía a gritos esto? ¿Sabe cuánto yo deseaba esto? -intentó besarlo nuevamente, no funcionó-. Junmyeon -gruñó.
Estaba tan cerca que ya podía sentir a su alrededor moverse y distorsionarse.
-¿Soy asqueroso? -cuestionó Yixing, parecía estar igualmente muy cerca-. ¿Por qué no me deja besarlo?
Junmyeon parpadeó gimiendo. Pasó una de sus manos para acompañar en el movimiento junto con la de Yixing.
-No puede-ah-des.
-¿Por qué?
-Yixing -el mayor sentenció. Sus caderas acompañaron el vaivén.
-¿Por qué? -Yixing preguntó de nuevo.
-Me voy a venir, Yixing. -Junmyeon pasó su mano libre por sus ojos, las cosquillas en su vientre lo convirtieron en un cuerpo gelatinoso-. Yixing.
El pulgar del menor viajó hasta la punta del Junmyeon haciendo que su deseado orgasmo fuera detenido. Gimió en desacuerdo y observó a los ojos al chico arriba de él.
-Mierda, déjam...
-¿Por qué no puedo besarte? -Yixing seguía acariciándolos a ambos. Su voz se tornó más grave-. ¿Por qué?
Junmyeon apretó sus parpados.
-Por favor -chilló, intentando hacer que el otro soltara su hendidura, pero no funcionó-. Por todos los cielos, ¡Yixing!
-¿Cree que estoy haciendo esto por diversión? -Ignorando las suplicas del mayor, Yixing continuó-. ¿Piensa que esto es momentáneo? ¿Eh? Joder, Junmyeon, ¿podrías dejar de ser un cobarde y aceptar tus sentimientos? -Olvidándose del juego de la formalidad, Yixing gruñó-. ¿Podrías venirte pensando en mí y en nadie más? ¿Harías eso por mí?
Abrió sus ojos para observar el ceño fruncido de Yixing. Su mano seguía moviéndose y el orgasmo estaba ya casi tocándolo, pero su pecho se estrujó en el momento de escuchar esas palabras. ¿Pensar en alguien más? Pero si todos sus dolores de cabeza en ese último mes habían sido por ese chico. ¿Cobarde? A Junmyeon realmente no le gustaba ese término, pero, mierda, parecía tan acertado en ese punto. Pero eso ya lo hablarían luego, ahora, solo tenía que dejarle en claro que no estaba pensando en nadie más. No entendía por qué Yixing pensaba eso.
-Yixing -susurró con suavidad-. Yixing es en lo único que pienso, ¿bien?
El menor subió la mirada nuevamente hacia él, aún tenía esa mueca de molestia en su rostro.
-Siento si no puedo dejarte besarme -prosiguió-, pero si lo hago sé que voy a perder. Sé que voy a caer y realmente quisiera mantenerme firme, ¿sí? -se tomó un momento, las acaricias lo seguían volviendo loco-. Lo acepto, tengo miedo a enamorarme de nuevo. Pero- no hay nada que puff-pueda hacer al respecto contigo, ¿bien? Lo que yo necesito es- ¡ah! ¡Yixing!
De un momento a otro el menor había liberado la hendidura del chico y dejó que se corriera tras un par de jaloneos más. Lo movimientos seguían ahí, Yixing buscando su orgasmo mientras que por otro lado también buscaba nuevamente los ojos cerrados del mayor. Al encontrarlos semi abiertos, y el chico aún jadeando, plantó un beso en la comisura de sus labios.
-Deje que me haga cargo. -Yixing pidió mientras soltaba una pequeña sonrisa acompañado de un gemido-. Tomaré toda la responsabilidad, usted no tiene de qué preocuparse. -Y lo besó muy cerca de los labios, corriéndose un par de segundos después.
Junmyeon mandó a la mierda -como había esto aprendiendo a hacer- lo óptimo o racional que le quedaba. Con esas acaricias había caído ante Zhang Yixing completamente y, aunque tiene un jodido sentimiento de acidez en el estómago, tomará la palabra del menor a pie de la letra. Dejará que alguien más lo cuide y vea por él. Hará que las consecuencias sean tomadas por ambos y ya no cargará con todos sus pensamientos o sentimientos dolorosos.
Le ha entregado a Yixing una parte importante de él. Dejará que lo consuele hasta de la más mínima inseguridad con las que ha cargado todos estos años.
Así que, tras unos segundos para recobrar la compostura, Junmyeon buscó los labios de Yixing para responderle adecuadamente.
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Junmyeon aprendió que las palabras no son necesarias para transmitir sentimientos completos.
Se quitó los audífonos de sus orejas y bostezó en el momento que dio por acabado su ensayo. Se estiró en su lugar, suspirando por las largas horas que se había pasado dentro de esa biblioteca para terminar el tedioso y extenso escrito que le han hecho hacer. Son pasadas las ocho de la noche, el sol se ha ocultado y está listo para salir de allí para cenar una deliciosa hamburguesa. Cerró su computadora -no sin antes guardar el archivo- y acomodó sus cosas para encaminarse por el corto pasillo hacia la salida.
Saludó a Kyungsoo con la mirada, éste asintió mientras se frotaba los ojos, parecía alistarse para cerrar la biblioteca e irse a descansar a su dormitorio. Hay todavía un par de personas en el lugar y, aunque cierran a las nueve, éstas parecen muy reacias a dejar sus estudios. Tomó el pomo de la puerta, pero cuando intentó abrirla, una persona ya la estaba empujando desde afuera para entrar.
Los ojos del contrario se abrieron un poco, achicando la gran sonrisa que tenía en sus labios para dejar solo un fantasma de lo que era. No obstante, mantuvo una mirada agradable. Junmyeon estaba respirando adecuadamente, su corazón está tranquilo y no sentía esa necesidad de escapar al verlo. En realidad está muy a gusto.
-Jun -murmuró el chico que tenía en frente, con esa voz que no había escuchando en casi cinco meses.
Junmyeon sonrió, cerrando adecuadamente el cierre de su mochila y colocándosela en la espalda.
-Hey, Jongdae -saludó serenamente-. ¿Cómo va todo?
El menor cerró la puerta para que la brisa no se cuele por allí. Después, volvió a mirar de una manera vacilante a su mayor, pero esto duró un par de segundos, su sonrisa creció.
-Todo va muy bien en realidad -rio-. Ha pasado mucho tiempo, ¿no? Aunque, bueno, por lo visto sigues siendo un cerebrito responsable.
Junmyeon bufó divertido ante el comentario.
-Han sido solo algunos meses. No es como si hubiera pasado tanto tiempo.
Jongdae asintió, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón. Miró alrededor durante unos segundos y el mánager mentiría si dijera que la situación no es un tanto incómoda. Pero eso es solo por los recuerdos, ya que él se sentía tan en paz y ya no tenía ese nudo en la garganta que le provocaba cada que veía a Jongdae.
-He escuchado cosas. -Jongdae dijo con una sonrisa socarrona, esas que solía enviarle a menudo-. Con que tú y Yixing, ¿eh?
-Tres meses juntos -se encogió en hombros-. No sé qué clase de rumores hayas oído, pero esa es toda la verdad. Vamos muy bien.
En ese momento Jongdae sonrió alegremente y exhaló como si hubiera estado reteniendo aire todo ese tiempo.
-Me alegro -Jongdae se mordió el labio sin deshacer la sonrisa-. En serio me alegro.
-¿Y tú y Minseok? -cuestionó ahora él-. ¿Todo en orden?
Jongdae parecía sorprendido, pero finalmente contestó.
-Finalmente formalizamos hace más de cinco meses -sonrió-. Pero, como yo lo cuento desde que lo conocí, esto ya ha superado el año -añadió.
Junmyeon igualó la sonrisa y rio levemente. Es sorprendente que tengan ese tipo de conversación, jamás pensó que llegaría a pasar.
-¿De todos modos qué haces aquí? Tú nunca estás en la biblioteca, a menos que lo hicieras para tener tus aventuras en el closet, pero no creo que sea eso -curioseó.
-Bueno, digamos que tengo un novio un poco obsesivo con los estudios -dijo con una mueca de fingido drama. Junmyeon se sintió levemente impresionado, si no supiera que está hablando de Minseok, extrañamente pensaría que se refería a él. Ese pensamiento le hizo querer carcajearse-. He venido por él ya que se la ha pasado aquí unas buenas cuatro horas y necesito que me mime un poco.
-Oh, entiendo.
Al darse cuenta de que ya no tienen nada más que decir, Jongdae caminó hacia delante adentrándose a la habitación. Con eso, Junmyeon simplemente soltó sus últimas palabras.
-Eh, Jongdae. -Lo llamó antes de cruzar la puerta. El nombrado se volteó, mirándolo normalmente. Junmyeon detiene un momento la puerta con su mano derecha y, después de unos segundos, volvió a sonreír-. Gracias.
Jongdae pareció no entender al principio, pero después de pensarlo un poco, asintió sonriente.
-No hay de qué.
Y con eso último, salió de la biblioteca para dirigirse directamente hacia el puesto de hamburguesas donde Yixing debe estar esperándolo.
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