—Lamento decirte esto, pero en realidad no soy santa Claus —Dijo la voz robótica. Yo sonreí, otra vez—. Mi abuelo sí era santa Claus, pero se lastimó hace dos días y no pudieron conseguir un remplazo, así que me ofrecí.

Soobin me ofreció el celular para que yo escribiera, lo acepte.

—Debe ser entretenido tener tantos niños con los que tratar, son adorables.

—Se les quita lo adorables cuando piden regalos, son muy codiciosos. —Soobin se detuvo justo frente al gigantesco árbol de navidad—. ¿Y que te trae a Estados Unidos en Navidad?

Cuando Soobin me entregó el celular mi mente estaba en blanco, tenía una razón para estar ahí, era demasiado fácil explicar que mi pareja me había traído desde Corea para poder trabajar en Estados Unidos, que mientras él firmaba autógrafos a mí me habían mandado a dar vueltas por el lugar, pero no quería decirle eso. Por una vez no quería que todo se tratase de Yeonjun. Escribí sin pensar.

—Quería alejarme y conocer un nuevo lugar.

Soobin asintió.

—¿Qué hay de tu pareja? Dijiste que venías solo.

Pensé en Yeonjun.

—Realmente no tengo una"

—¿Qué? ¿Cómo que no tienes una?" La mirada de Soobin se volvió graciosa a ese punto, sus pequeños ojos vueltos pequeñas bolitas llenas de sorpresa—. ¿Y tu hilo? —De un segundo a otro la mirada de Soobin cambió—. ¿Está muerta? —Yo no respondí, no supe cómo hacerlo. Soobin me miró por unos segundos y después escribió—. Mi pareja murió años atrás, tenía quince.

—Lo lamento... —pude decir en inglés.

La triste mirada de Soobin hizo un hueco en mí. Desde hace años que no había visto emociones en otra persona, toda mi vida se trataba de estar con Yeonjun, saber que Yeonjun no tenía nada honesto que mostrarme y aprender a vivir con eso, incluso los amigos que tenía en Corea eran amigos que Yeonjun me había presentado. Por primera vez veía una emoción en una persona real.

Respiré.

Soobin me miró para después sonreír.

—Viniste a conocer un nuevo lugar ¿no? déjame mostrarte uno realmente interesante.