Yo pensaba que Yeonjun era famoso, pero cuando él cumplió veinte años y apareció en aquella película que tanto había buscado, las cosas subieron a un nivel irreconocible. De pronto todo el mundo lo quería, desde los cineastas hasta las revistas de chismes, incluso cuando lo intentaban hacer quedar mal lo hacían con cierto cariño, y yo estaba tan confundido al respecto. ¿Cómo debía comportarme? Yeonjun me quería con él a todas horas, cada maldito minuto tenía que estar a su lado.

Dejé la casa de mis padres para vivir con él, y él dejó la casa de los suyos para mudarse a Corea. Mientras que Yeonjun había aprendido el idioma con facilidad yo nunca contemplé mudarme, nunca pensé en irme del país ni aprender otro idioma, y Yeonjun había olvidado ese detalle de mí, él no se molestó en decirme sus planes antes de hacerlo. Para cuando me di cuenta me había subido a un avión sin boleto de vuelta. Y estaba molesto.

—No me despedí de mis padres —Dije mientras observaba el cielo desde la ventana del avión—. Ellos ni siquiera saben que no voy a volver.

—Accediste a vivir conmigo —Respondió Yeonjun sin preocupación. Como si pudiera tener alguna—. Podrás llamarlos cuando lleguemos a Estados Unidos.

—No sabía que viviríamos fuera del país, nunca me lo dijiste —Lo miré, estaba tan molesto que olvidé que a Yeonjun no le provocaba nada mi enojo—. No me preguntaste si yo quería vivir en Estados Unidos.

Yeonjun se encogió en hombros.

—Eres mi pareja, no puedo mudarme a otro país sin ti.

— ¿Al menos pensaste en como me sentiría? No sé nada de Estados Unidos, no sé hablar inglés, no tengo amigos allá, y no quería dejar a mi familia.

—Enojado, triste, un poco depresivo —Yeonjun respondió a mi pregunta sin apartar su mirada del libro—. Pero con el tiempo te calmarías.

Quería golpear a Yeonjun.

—Detesto tanto estar enlazado a ti —Fue lo último que dije durante todo el viaje. Yeonjun solo me sonrió.