Amaba estar en público con Yeonjun, pero detestaba las fiestas. Las personas siempre lo rodeaban y hablaban con él mientras que a mí me dejaban relegado a sólo un asiento en la gran mesa redonda. Era irrita re ver cuántas personas sólo iban para saludarlo, incluso si no se quedaban, parecía obligatorio ir y tener una linda charla con él. Pero un día una chica se sentó al lado mío.

—¿Y? —preguntó ella, esperando que yo fuera capaz de leer su mente—. ¿Cómo es tener de pareja a alguien tan lindo cómo Yeonjun?

Yo sonreí mientras desviaba mi mirada hacia Yeonjun, él bromeaba con un chico y ambos reían contentos, parecían llevarse bien. «Parecían», regresé mi atención a la chica y pensé en mi respuesta.

—Yeonjun es especial. —Me limité a decir, tomando el vaso de agua que había ignorado hasta ese momento.

—Muchos desearían tener tu suerte. —Ella suspiró—. Mi pareja es esa de allá, la chica amargada que no mueve ni un dedo —hizo un puchero.

—Es linda —Dije por compromiso aunque ella realmente fuera linda—. Estar con Yeonjun no siempre es bueno, él a veces es demasiado distante.

—¿Yeonjun? Pero si es un niño adulto, no me lo imagino quiero sin su alegre sonrisa.

Sonreí. Claro que nadie se imaginaba a Yeonjun sin su alegre sonrisa, nadie se lo imaginaba sin sus características emociones o infantilidad. Era un poco gracioso, si yo contara la verdad la gente jamás me creería.

—Beom... —Jun me llamó e inmediatamente sentí sus brazos alrededor de mí. Alzó su celular y tomó una foto—. Ah... No sonreíste. Intentemos de nuevo, sonríeme. —La chica con la que hablaba sonrió despidiéndose con rapidez—. Beom... —sonreí—. Uhmm... No, así no.

—No tengo otra manera de sonreír.

—Claro que la tienes, tu sonrisa suele ser linda. —Yeonjun me besó en la mejilla antes de dejarse caer sobre su silla—. Me gusta tu sonrisa, Beom.

Solté una pequeña risa mirando a otro lado.

—¿Ves? —preguntó Jun tomando  otra foto con su celular—. Tu sonrisa es hermosa. Es honesta.

Honesta.

Yo podía seguir siendo honesto.