Yeonjun no me amaba, pero tampoco amaba a sus padres o a su hermano menor, él no sentía cariño por sus amigos o sus familiares, Yeonjun no sentía ese apego por las personas. Sabía que era importante ser carismático y amable, su madre se lo explicó desde pequeño, e incluso imitó aquellas emociones tan complejas, tan bien que su carrera como actor era realmente buena, todos decían que desbordaba emociones y lo felicitaban por su capacidad de verse tan honesto en las escenas.

Todos pensaban que Yeonjun era realmente empático, que podía sentir cualquier cosa gracias a que sus sentimientos se interponían siempre. Y Yeonjun actuaba perfectamente el papel de Yeonjunie. Un chico juguetón, alegre, divertido, travieso, infantil, amable. Todo el mundo podía llegar a amarlo porque lo sentían tan real que era imposible pensarlo como alguien hipócrita o sobreactuado.

Después de mi terrible confesión hicimos un trato.

—Sólo te mentiré en público —dijo Yeonjun— Pero necesito un descanso de todo eso, cuando estemos solos seré honesto, y tienes que soportarlo.

—¿Es muy malo? —pregunté.

—No tengo idea. Pero debes cumplirlo.

—¿Es difícil para ti?

—No, es sólo actuación.

Yo asentí.

Saber que Yeonjun no me amaba era trágico, una historia triste, pero estaba dispuesto a mentir como él, a fingir que mi conexión era como todas las demás.

Tendría mi jodido final feliz.