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𓂋 🍓 ۪ ―︭︦✿ the beginning♡̲𝆬

︵   ۪ ⭒ 𔓘 capítulo trece  𝆬   𓈒  
   ㅤ ꕀ 🍷  ۠  ♥︎ 𝅄  ੭̲

ㅤ      ꣑୧  ۠ ⭒ sonder


NUEVE DE LA MAÑANA Y ES YEONJUN QUIEN DECIDE levantarse cuando pequeños jadeos y quejidos se escuchan a su lado, al principio penso que se trataba de su imaginación pero poco después un gemido logra despertarlo por completo. Justo a su lado y luciendo solamente su camisa de pijama estaba Beomgyu, quien se removía en su propio lugar buscando más de ese exquisito aroma, Yeonjun solo pudo alejarse cuando aquellos adorables ojos chocan con los suyos suplicandole con la mirada demasiadas cosas.

—Ire a conseguir unos supresores, tu solamente no salgas de la habitación —hablo torpemente mientras se colocaba su camisa, estaba actuando lo más rápido que podía pero los ojos llorosos del omega, la boquita abierta que soltaba bajos sonidos obscenos y el descaro de su actuar lo estaba llevando a un límite peligroso—. No te atrevas a salir Beomgyu.

—¡No! —grito el castaño sorprendido por el tono en que lo hizo—. Odio tomar esas cosas, nunca me gustaron.

—No puedes quedarte así —Beomgyu niega mientras sin vergüenza alguna se retira su ropa interior, lanzandola a cualquier parte de la habitación—. Beomgyu...

Aunque la camisa aún cubría parte de su cuerpo, Yeonjun no podía evitar recordar lo que se escondía debajo de esa tela. Imágenes y pensamientos inundaban su mente, cada uno de ellos insitandolo a reclamar ese cuerpo pequeño y delicado. Sabía que estaba mal, pero no podía evitarlo.

—¿Por qué no viene y se encarga usted, detective? —Beomgyu desafió con una sonrisa coqueta, sus largas pestañas parpadeando seductoramente mientras se sentaba en medio de la cama—. La pasamos muy bien la última vez ¿No quiere repetirlo?

El aroma del omega llenaba la habitación, envolviendo a Yeonjun y desatando una tormenta de emociones dentro de él. Sabía que Beomgyu estaba intentando atraerlo, y también sabía que estaba funcionando. A pesar de su lucha interna, sus piernas se negaban a moverse. En cambio, se quedó allí, disfrutando de la vista y absorbiendo cada detalle.

—Sabes que está mal, tú estás prohibido para mí —murmuró, sus ojos siguiendo a Beomgyu mientras se acercaba, recortando la distancia entre ellos. Cada detalle, desde su suave cabello hasta sus labios tentadores lo empujaba a romper todas sus reglas—. No podemos hacerlo, me odias ¿No lo recuerdas?

Beomgyu sonrió, sus labios rozándose ligeramente con los de Yeonjun, negándole el beso que tanto ansiaba. —No soy prohibido, detective. Tus reglas no me importan. Y no veo cómo volver a tener sexo podría afectar nuestra relación. Incluso podríamos llegar a estar más unidos, ¿no crees?

—Estás en celo y no sabes lo que pides. Sería como aprovecharme de ti —La tensión entre ellos era palpable. Beomgyu mantenía un puchero adorable en su rostro, mientras Yeonjun tensaba su mandíbula, luchando contra su deseo de ceder al omega—. Llama a alguien más, alguien en quien confíes.

—No, ambos te queremos a ti.

Fue Beomgyu quien tomó la iniciativa, uniendo sus labios en un beso apasionado y desesperado. Al principio, Yeonjun se tensó, pero a medida que pasaban los segundos su resistencia se desvaneció. Tomó a Beomgyu por la cintura, atrayéndolo hacia sí y envolviendo perfectamente el pequeño cuerpo del omega en sus brazos. Un gemido escapó de los labios de Beomgyu cuando Yeonjun mordió su labio inferior, permitiéndole explorar cada rincón de su boca. El sabor dulce a menta le tomó por sorpresa, haciéndolo darse cuenta de que Beomgyu probablemente había planeado todo esto desde el principio. Y aunque sabía que estaba mal, no podía quejarse del todo.

—Me matarás cuando esto termine —murmuro recuperando el aliento y tomando las delgadas piernas para que estás rodearán su cadera.

—Tenerme a tu completa disposición dice lo contrario Kim, pude haberme encerrado en mi habitación y utilizar algún dildo en vez de pedirle ayuda a mi apuesto guardaespaldas —Yeonjun no lo admitiría en voz alta pero cada vez confirmaba que sin planearlo cedía completamente a los caprichos del omega, como en este momento—. La otra noche me enseñaste hacer un niño bueno ¿Lo harás está vez Junnie? Tal vez necesite un castigo por haberte desobedecido ayer.

—Despues de esto no voy a poder controlarme.

—No te estoy pidiendo que lo hagas —beso suavemente los exquisitos labios del alfa, deleitándose con la dulce sensación que le hacía sentir—. Soy completamente suyo estos días, detective.

—Joder Beomgyu —sonrió llevándolo directo a la cama, donde lo depósito suavemente recorriendo entre pequeños besos la piel de su cuello, dejando marcas visibles y duraderas—. Estás en celo pero tienes todo el derecho de detenerme si algo no te gusta ¿Estás bien? —Beomgyu asintió ayudándole a quitar su estorbosa camisa, quedando completamente desnudo bajo la penetrante mirada del alfa—. Eres completamente mío estos días.

—¿Ya no será de una noche verdad?

—Lo decidirás tu después de esto Gyunnie.

Beomgyu solo pudo emitir un gemido cuando el primer dedo de Yeonjun se deslizó dentro de él, moviéndose dentro y fuera, dándole el placer que tanto ansiaba. Sus ojos se cerraron cuando un segundo dedo se unió al primero, y Yeonjun lo mantuvo en su lugar, impidiéndole moverse. Eso solo aumentó su frustración, ya que deseaba moverse contra los dedos de Yeonjun.

—Tan húmedo y preparado solo para mí —dijo Yeonjun, fascinado por el lubricante que cubría su mano y se deslizaba por los muslos del omega, ofreciéndole una vista que rozaba lo indecente—. Si solo pudieras verte a ti mismo, cómo te ves para mí, gimiendo y aceptando mis dedos como el buen chico que eres. Esto es lo que querías, ¿verdad?

—Mgh Jun...más, por favor.

Yeonjun hizo más que solo mover sus dedos dentro y fuera del omega. Dejó un rastro de besos por su cuerpo, estimulando sus pezones antes de llevar su boca a la entrada lubricada y rosada de Beomgyu, lamiendo y saboreando el líquido que emanaba de él. Sonrió al escuchar a Beomgyu gritar su nombre y pedir más.

Beomgyu apretaba las sábanas mientras sentía la lengua de Yeonjun explorar su interior, saboreando cada gota de su lubricante como si fuera un manjar preciado. Sus piernas estaban abiertas de una manera extremadamente explícita, su cabeza estaba apoyada en la almohada y una de sus manos cubría su boca en un intento de silenciar sus ruidosos gemidos. Pero eso resultaba imposible con Yeonjun penetrándolo tan hábilmente a pesar de que aún no había introducido su miembro.

Justo cuando Beomgyu estaba al borde del clímax, Yeonjun retiró sus dedos y dejó de usar su lengua. Beomgyu había sido desobediente y por ahora no le permitiría alcanzar ese ansiado orgasmo.

—Siempre eres tan desobediente, siempre rompiendo mis reglas. No sabes cuánto deseé herir al alfa que te tocó ayer y te dejó su asqueroso olor encima —dijo Yeonjun, mientras Beomgyu se frotaba desesperadamente contra él, buscando la fricción que tanto ansiaba—. Ahora me encargaré de eliminar todo rastro de ese aroma y hacerte olvidar todo, mostrándote que yo también puedo darte ese placer que tanto te gusta e incluso mejor.

—¿Dónde está su autocontrol, detective? —preguntó Beomgyu, trazando cada músculo del cuerpo de Yeonjun con sus dedos, sintiéndose afortunado de ser el único que podía verlo de esa manera.

—Se fue al diablo cuando decidiste abrirte para mí en medio de mi cama —murmuró Yeonjun, penetrándolo de una sola vez. Ambos jadearon ante la intensidad de la conexión, Beomgyu se abrió completamente para Yeonjun, quien aprovechó la oportunidad para embestirlo con fuerza, tomando la pequeña cintura del omega entre sus grandes manos creando un ritmo perfecto entre sus cuerpos.

—¡Dios, Yeonjun! —exclamó Beomgyu cuando fue volteado, su pecho contra el colchón y su trasero en plena exhibición para el alfa. Una palmada, seguida de varias más dejaron marcas rojas en su piel, lejos de causarle dolor, solo lo incitaba a pedir más—. Fóllame, Junnie.

El miembro de Yeonjun volvió a invadirlo, golpeando directamente su próstata. Los gemidos de Beomgyu llenaron la habitación, sus ojos llorosos reflejaban el intenso placer que estaba experimentando. Las embestidas de Yeonjun eran profundas y deliciosamente duras. Beomgyu era consciente de cómo Yeonjun lo agarraba de la cadera para penetrarlo como a él le gustaba. Consciente de cómo la cama golpeaba la pared con el ritmo de sus movimientos. Y, sobre todo, consciente de cuánto disfrutaba estar en los brazos de ese alfa.

Su miembro goteaba, pero la mano de Yeonjun lo atendía perfectamente, llevándolo al borde del clímax.

—Eres un buen chico, Beomgyu. Me estás recibiendo tan bien ¿Te gusta? —preguntó Yeonjun, a lo que Beomgyu respondió con un débil "sí", sintiendo que su primer orgasmo estaba a punto de llegar—. Si tus amigos te vieran ahora, gimiendo y suplicando por mi polla, pidiendo que te folle a pesar de que no me soportas, suena bastante excitante para mí.

—Agh... me encanta. Me excita la idea de tenerte entre mis piernas, cumpliendo cada uno de mis caprichos, llenándome tan bien y diciéndome lo bueno que estoy siendo para ti —Yeonjun gruñó y apretó a Beomgyu contra él, sintiendo la delicada espalda del omega contra su pecho. Llevó su mano hasta el rostro de Beomgyu para girarlo y unir sus labios, ambos saboreando la dulce esencia del menor—. Me llenas tan bien, alfa.

Beomgyu alcanzó su clímax en la mano de Yeonjun, mientras que Yeonjun se derramó fuera del omega, evitando posibles problemas futuros.

—¿Estás bien, Gyunnie? —preguntó Yeonjun, acariciando el abdomen del menor y trazando figuras imaginarias sobre su piel, escuchando el suave ronroneo de Beomgyu en respuesta.

—Nunca me había sentido tan bien, Yeonjun —sonrió Beomgyu, tomando la mano de Yeonjun donde aún quedaba rastro de su esencia. La llevó a su boca y lamió cada gota, deleitándose con su propio sabor, todo bajo la intensa mirada de Yeonjun—. Y esto apenas está comenzando, alfa tonto.

El cambio de posición apenas fue registrado por Yeonjun, que ahora se encontraba recostado en la cama. Sintió los besos juguetones de Beomgyu recorrer su cuello, bajando hasta trazar con su lengua los contornos de su leve six-pack. Beomgyu sonrió, tomando el miembro de Yeonjun en su boca y saboreando el líquido preseminal que brotaba de la punta. El alfa tomó el cabello del omega ayudándolo a mantener un ritmo más suave y evitando que Beomgyu se atragantara.

—Eres precioso, Beomgyu —elogió Yeonjun, acariciando los mechones castaños, escuchando los suaves gemidos y disfrutando de la vista ante él—. Sigue así, nene.

Beomgyu podía sentir a su lobo interior rugir de orgullo. Era el único que tenía a Yeonjun de esa manera, con sus gemidos roncos llenando sus oídos en una melodía perfecta. Continuó con su tarea, tomando todo lo que podía en su boca y cubriendo el resto con sus manos, moviéndolas arriba y abajo en un ritmo lento.

—Estoy a punto de llegar, Gyunnie —advirtió Yeonjun. Pero Beomgyu ignoró sus palabras y siguió succionando hasta que sintió el líquido caliente golpear su garganta. Lo tragó todo, disfrutando del sabor en su boca.

—¿Lo hice bien, alfa? —preguntó con dulzura, sentándose sobre Yeonjun y sintiendo cómo los brazos del alfa lo envolvían.

Yeonjun lo tomo por su barbilla, dejo besos por todo su rostro terminando por uno pequeño sobre sus labios. De alguna forma quería tomarlo y marcarlo, hacerlo suyo de muchas maneras pero a su vez cuidarlo de cualquier cosa, sabía lo que aquello significaba pero la realidad es cruel, Beomgyu nunca se fijaría en el como algo más que amantes o acompañantes de cama.

Si te detienes a observarlo con detenimiento, te encontrarías con una belleza que te dejaría sin aliento. Sus ojos tan adorables, estaban enmarcados por largas pestañas que parecían acariciar sus mejillas cada vez que parpadeaba. Su nariz, pequeña y respingada, se asentaba con gracia en medio de su rostro, justo encima de unos labios tan tentadores que resultaba casi imposible no querer probarlos. Pero Beomgyu era mucho más que un rostro bonito.

A pesar de ser un omega, como los demás, se distinguía por su carácter fuerte y liderazgo. Siempre quería hacer las cosas a su manera, sin dejar que nadie le influenciara. Esa determinación y resiliencia escondidas bajo su apariencia de niño bonito, fueron sorpresas que tardó en descubrir.

Beomgyu le gustaba, eso era innegable. No estaba seguro de si se trataba de amor, al menos no todavía, pero tenía la sensación de que solo era cuestión de tiempo para que esos sentimientos florecieran. Y eso, de alguna manera, le asustaba.

—¿Quieres descansar? Puedo bajar a la cocina y prepararte algo ligero para comer —pregunto siendo un tipo oso de peluche para el omega tan abrazador—. Tu puedes esperarme aquí si gustas.

—Quedate conmigo Junnie, por favor.

—Lo haré pero necesitas tener algo en el estómago, pierdes fuerza con cada minuto que pasa no puedes continuar así —explico escuchando los quejidos de Beomgyu. Bueno tal vez si lo habían mimado mucho durante sus celos—. Ponte algo de ropa y te llevaré a la cocina, estarás conmigo.

Beomgyu sonrió casi corriendo a buscar una camisa del alfa, encontrando una perfecta que le cubría centímetros más abajo de su trasero. Yeonjun no podía describir mejor la escena, simplemente era una faceta atrevida y adorable en una perfecta combinación.

—Me gusta tu aroma, es adictivo —el pelinegro tuvo un par de segundos para colocarse el pantalón antes de que el omega corriera a sus brazos logrando enrollar sus piernas, volviendo a la posición de un inicio—. Eres muy cálido.

—Y tu un omega descarado y consentido —menciono descubriendo que el omega solo portaba su camisa sin nada abajo—. Más tarde te voy a obligar a colocarte ropa.

—No, porque más tarde lo único que quiero tener puesto encima de mi cuerpo es el tuyo mientras me follas como tanto te gusta.

—Si alguien nos ve así debemos ir pensando en que le diremos a tu hermano.

—Es domingo, nadie trabaja —una sonrisa coqueta aparece acariciando las hebras pelinegras, jalando estás escuchando los suspiros de Yeonjun—. Podemos hacerlo por toda la casa si gustas.

—Debes venir con una pequeña advertencia.

—Oh vamos Junnie, más tarde puedes amarrarme y callarme de todas las formas que gustes, también me gustaría probar eso.

Realmente Yeonjun no descansaría por los siguientes días.

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