(𝔣𝔦𝔫𝔞𝔩 𝔞𝔩𝔱𝔢𝔯𝔫𝔞𝔱𝔦𝔳𝔬)
𝐛𝐚𝐝 𝐞𝐧𝐝𝐢𝐧𝐠 ノ ɢᴏᴅ ᴡɪʟʟ ɴᴇᴠᴇʀ ғᴏʀɢᴇᴛ
(𝔄𝔳𝔦𝔰𝔬: 𝔢𝔰𝔱𝔢 𝔣𝔦𝔫𝔞𝔩 𝔢𝔪𝔭𝔦𝔢𝔷𝔞 𝔠𝔲𝔞𝔫𝔡𝔬 𝔢𝔰𝔱á𝔫 𝔢𝔫 𝔩𝔞 𝔭𝔲𝔢𝔯𝔱𝔞 𝔢𝔰𝔭𝔦𝔯𝔦𝔱𝔲𝔞𝔩, 𝔠𝔬𝔫 𝔍𝔲𝔫𝔤𝔴𝔬𝔫 𝔞 𝔭𝔲𝔫𝔱𝔬 𝔡𝔢 𝔢𝔫𝔱𝔯𝔞𝔯)
Previamente...
—HeeSeung, siempre estaré contigo mientras me recuerdes. Y no lo digo para mortificarte, al contrario, es para que nunca te sientas solo. Por favor, si tienes la oportunidad de amar de nuevo, hazlo sin sentirte culpable, ¿sí? Yo estaré feliz mientras tú seas feliz.
Pero tú eres mi felicidad, pensó HeeSeung. Estaba aguantando tanto las ganas de llorar que no podía hablar, sabía que su voz sonaría muy rota y llena de sollozos.
...
Aún así hizo su máximo esfuerzo para poder decir algo—. Gracias por haberme hecho pasar la mejor semana de mi vida. Te amo mucho, de veras, y dudo poder dejar de hacerlo...
El alma de Jungwon dió un pequeño brinquito al escucharlo—. Incluso en un momento así me haces sentir especial, aah... Yo también te amo, tonto.
HeeSeung, aún aguantando las lágrimas, forzó una gran sonrisa para que Jungwon pudiera irse sin arrepentimientos. Ninguno quería decir el 'adiós', así que se quedaron conformes con el 'te amo'.
—Espero que te vaya bien, te deseo lo mejor —fueron las últimas palabras de Jungwon antes de entrar por la puerta.
Una vez Jungwon desapareció de su vista, HeeSeung no pudo aguantarlo más. Ese frío dios de la muerte que nunca derramó ni una miserable lágrima ni por seres tan inocentes como las mascotas, se encontraba frente a la puerta del mundo espiritual dedicándole su honesto llanto a Yang Jungwon, alguien que nunca más volvería a ver en su vida y la única persona que le hacía sentir bien.
Decir que estaba devastado era poco a comparación con todo el dolor que le empezaba a inundar. Se encontraba tan afectado que era incapaz de moverse incluso teniendo el fuerte impulso de entrar al mundo espiritual para morir y desaparecer junto a su amado.
Pero no lo hizo.
En su lugar cayó de rodillas mientras lágrimas bajaban por su rostro. Incluso su voz era imposible de controlar, y un doloroso grito escapó de boca.
¿Por qué tenía que terminar así? ¿Por qué tuvieron que romper tanto a Jungwon al punto de limitar su vida de esta forma?
Tenía una mezcla de emociones, estaba extremadamente triste al igual que enojado y frustrado. Se le hacía muy injusto, ¿por qué otros dioses podían tener sus relaciones largas y estables? Si bien ninguno salía con mortales, el noviazgo les duraba igual o menos que la vida de uno, y una vez finalizado ya vivieron lo suficiente juntos como para recordar con cariño y felicidad todos los momentos. ¿Por qué su caso no pudo ser de la misma forma?
Una semana no era suficiente, él quería pasar toda una vida con Jungwon, por muy mortal que fuera. E incluso pensó que si Jungwon llegaba a vivir hasta la vejez, HeeSeung se suicidaría cuando este falleciera por causas naturales. Total, ya habrían pasado mucho tiempo juntos y sería incapaz de seguir viviendo sin él.
Pero ese no es el caso, Jungwon murió muy pronto, y por mucho que quisiera, HeeSeung no iba a suicidarse. En primer lugar, porque quiere ser quien evite que la historia se vuelva a repetir con cualquier otro. También por ser el único que lo recordaría con mucho cariño. Jungwon mismo lo dijo, mientras alguien lo recuerde seguirá existiendo.
Además de que tenía muchas cosas que hacer, y todas tenían que ver con Jungwon.
Los causantes del sufrimiento de su amado iban a lamentar sus acciones, porque HeeSeung nunca más volverá a olvidar, ni a Jungwon ni todos los actos que se cometieron contra él.
Y así es como pasó largos minutos frente a la puerta espiritual. Mientras lloraba desconsoladamente, en su mente estaba haciéndose una lista con todo lo que haría hasta que un animado Sunoo entró en escena.
—¡HeeSeuuung ~! —lo llamó con alegría mientras alzaba el libro de vida de Lee HeeSeung. Iba a decirle que Jungwon y él eran almas gemelas, pero al ver el estado del pelirrojo, bajó el libro y su felicidad fue reemplazada por la confusión—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien?
—...Jungwon m-murió... —dijo brevemente entre sollozos.
Sunoo parecía notoriamente sorprendido, y sus ojos empezaron a cristalizarse. Ya no solo por la noticia, si no por el deplorable estado de HeeSeung, al cual nunca ha visto llorar
—¿...C-cómo? —preguntó con su voz a punto de quebrarse. Sabía que Jungwon tenía riesgo de morir, pero teniendo a HeeSeung dudaba que ocurriera—. ¿P-por qué?
HeeSeung no respondió. Él solo se levantó del suelo con dificultad y llevó la mano a su propio pecho, apretando fuertemente la tela de la ropa que lo cubría. Le estaba doliendo demasiado.
—...Sunoo, ¿es así cómo se siente cuando alguien pierde a su persona especial? —preguntó aún sin poder detener las lágrimas.
El más bajito no sabía qué responder. Se mantuvo en silencio mientras acariciaba la espalda de HeeSeung intentando darle apoyo emocional, aguantando sus ganas de llorar para no empeorar el estado de su amigo.
Y aunque el dolor de HeeSeung era demasiado, ese simple gesto ayudó a calmarlo un poco.
Después Sunoo le pidió que se marcharan de ahí para que Lee no tuviera que seguir observando la puerta donde desapareció su amor.
Llegaron al santuario de Sunoo con la intención de relajarse y tomar algún té, pero HeeSeung no quería entrar, no cuando tenía varias cosas que hacer.
—Gracias, pero debo irme —agradeció por primera vez a Sunoo. Se había prometido ser más amable con él.
—Si necesitas cualquier cosa sabes dónde encontrarme —dijo Sunoo antes de que HeeSeung se fuera. Y una vez este desapareció de su vista, Sunoo finalmente pudo romperse, preguntándose por qué todo fue tan repentino y cómo es que Jungwon murió tan pronto. Obviamente iría a investigarlo. Cuanto antes lo descubriera, más fácil sería animar a su amigo.
Volviendo con HeeSeung, él bajó al mundo mortal.
¿Cuáles son sus planes? En primer lugar, buscó algún gato que necesitara un hogar, y una vez lo encontró fue a la casa de la vecina de Jungwon para dejarlo ahí. Ya que no podía darle a Maeum al menos cumpliría la petición de su amado de darle compañía a la pobre mujer.
Esperó un poco para ver la reacción de ella, que fue más positiva de lo que esperaba. Recibió al felino con los brazos abiertos y le dejó un poco de leche prometiendo cuidarlo.
Luego de comprobar que el gato estaría bien, fue a la mansión Kim, directamente a la habitación de Jungwon donde, por suerte, su cuerpo sin vida seguía ahí, signo de que aún nadie se había percatado de su fallecimiento.
Y no tenían porqué saberlo. Total, a nadie le importaba Jungwon realmente, ni siquiera sus fans lograrían llorar la pérdida. Por muy popular que fuera para la industria del modelaje, seguía siendo un error que podía pasar desapercibido. De ahí que nadie lo reconociera por las calles.
Ahora, ¿HeeSeung dejaría que alguien lo encuentre para quemar, o peor, tirar su cuerpo? Por supuesto que no. Todo lo que quedara de Jungwon sería cuidadosamente preservado en su santuario. Le piensa rendir homenaje con algún templo sagrado, uno incluso mejor que el que cualquier dios podría tener, porque su Wonnie lo merece. Ya no solo por ser su preciado amor, si no por todo lo que Jungwon ha vivido y aguantado. Era mucho más admirable que cualquier dios con siglos de trabajo.
Daba igual si ya no está con él, HeeSeung seguiría amándolo y dedicándole toda su atención de cualquier forma. Así es como cargó su cuerpo con cuidado y subió rápidamente al santuario, donde se encontraría con la curiosa y triste mirada de Niki, quien se había enterado rápidamente de lo ocurrido gracias a que Sunoo le avisó.
Por eso no preguntaría detalles de lo que pasó, no era el momento.
Suspiró triste al ver el cuerpo del castaño. Más que fallecido parecía dormido, probablemente debido a la delicadeza con la que HeeSeung lo cargaba.
Lee sentía que iba a quebrarse nuevamente al notar el frío cuerpo de Jungwon. Ya empezaba a extrañar su calidez.
—...Dejé el jardín de atrás preparado para él —avisó cabizbajo, a lo que HeeSeung asintió agradecido.
Se dirigió a pasos lentos hasta el jardín trasero del santuario, donde estaban las flores más hermosas del lugar. HeeSeung no solía pasar mucho por ahí, aunque está seguro de que ahora su día a día sería en ese lugar.
Dejó el cuerpo de su amado tendido dentro de una especie de ataúd blanco en medio del césped, y colocó las manos del castaño para que quedaran encima de su pecho.
Se quedó un rato admirando cada detalle de su cuerpo con nostalgia. Tan solo habían pasado unas horas desde su muerte, pero ya lo siente como una eternidad. Lo extrañaba demasiado, quería volver a verlo sonreír, escuchar su linda risa, sentir de nuevo el calorcito que desprendía cada vez que lo abrazaba... pero eso no sería posible, nunca más, lo había perdido para siempre.
Antes de cerrar el ataúd, tomó la mano de Jungwon donde tenía el anillo de compromiso y plantó un beso en su fría piel.
—Descansa en paz, amor mío... —murmuró con la voz rota. En sus mejillas se notaba el recorrido de las lágrimas secas que hasta hace unos minutos estaban cayendo sin parar, y antes de volver a llorar se alejó un poco.
No quería irse, pero tenía cosas que hacer para preparar todo el lugar para Jungwon, así que se auto forzó a caminar de vuelta al santuario, donde fue recibido por un gran tigre medio fantasmal que se le subió encima para lamerle la cara.
—¿Q-qué? —preguntó con confusión.
—Es el alma del gato. Supuse que le tenías algo de aprecio, así que solicité convertirlo en un animal espiritual... —explicó Niki aún cabizbajo, incapaz de ver a HeeSeung a los ojos.
—Maeum... —HeeSeung acarició la cabecita del animal y pudo sonreír un poco, aunque no de alegría, más bien sentía pena porque el verdadero dueño del animal no estaba para verlo.
El tigre se bajó y empezó a restregarse en los pies del pelirrojo mientras ronroneaba, aunque no pudo hacerlo bien porque HeeSeung caminó hasta estar frente a su secretario.
—Niki, quiero que reúnas a varios de ustedes y hagan un pequeño templo sagrado en el jardín.
El pelinegro asintió sin queja alguna y fue directamente a cumplir su petición.
Mientras él y otros de sus compañeros estaban ocupados con ello, HeeSeung se sentó en su despacho para planear cómo hacer que los dioses paguen por sus actos. Su idea era demostrar que no pueden dañar lo que más ama sin consecuencia alguna, así como hizo con el señor Kim.
Tal vez hacerles daño psicológico, asustarles o alguna larga tortura. Las opciones eran muchas, pero una carta llegó a su despacho, y esta cambiaría todos sus planes.
"Buenos días. Dado que el humano ya falleció, le pedimos amablemente que siga con su trabajo como lo ha estado haciendo hasta ahora.
Tienes completa libertad para pasar tu tiempo libre en el mundo mortal con un humano que encontramos para usted, así puede seguir jugando y entreteniéndose con estos.
Atte. La junta de deidades".
Ese fue el detonante de una jodida masacre. ¿Cómo se atrevían a exigirle algo después de todo lo que ha ocurrido? ¿Cómo tuvieron los santos cojones de seguir pensando que Jungwon se puede reemplazar fácilmente? O más bien, ¿cómo se atreven a considerar que él fue un simple juguete de usar y tirar?
HeeSeung estaba tan enojado que quemó la carta y se dirigió rápidamente hacia la junta con el ceño fruncido y notoriamente más enfadado que la última vez que fue.
Los jardines del santuario principal, cuyas plantas había matado accidentalmente con anterioridad, ahora eran una masa de oscuridad que avanzaba con cada paso de HeeSeung, llegando hasta las grandes puertas que él mismo rompió con un fuerte golpe, asustando a todos los dioses que estaban dentro.
Nadie sabría nunca qué ocurrió exactamente después de eso. Solo Sunoo quien, luego de descubrir toda la verdad, se dirigía hacia la junta para regañarlos por sus actos.
Pero en vez de encontrar a los dioses sentaditos en sus tronos con cara de imbéciles, fue sorprendido con un tenebroso escenario digno de película de terror.
Sunoo no sabía que los dioses podían sangrar hasta ahora, mucho menos sabía que podían morir. Siendo seres superiores no se esperaba que tuvieran alguna debilidad. Pero ver sangre por todos lados con varios cuerpos sin vida siendo lentamente devorados por varias masas de oscuridad le dió a entender que estaba muy equivocado.
HeeSeung se hallaba en medio de la sala con la mirada completamente perdida en algún punto. Varias manchas de sangre decoraban tanto su ropa como rostro.
Sunoo suspiró cansado. En parte entendía el enojo de HeeSeung, pero no le gustaba que las cosas tuvieran que ir por ese lado tan violento.
—Pudiste simplemente correr la voz de lo que hicieron. Quedarían tan humillados que se darían cuenta de su error —dijo Sunoo. HeeSeung finalmente notó su presencia y volteó a verlo. Sunoo casi se quebró un poco al ver su mirada completamente sin vida—. Si alguien se entera tendrás muy mala fama...
—¿Crees que me importa? —soltó Hee con un tono de voz neutro, aunque se notaba cuán dolido y angustiado estaba por el temblor de sus extremidades.
Sunoo también había empezado a temblar. No estaba asustado de su amigo a pesar de lo perturbadora que era la escena, solo se sentía impotente por no saber qué hacer. HeeSeung estaba roto y probablemente siempre lo estuvo, pero no lo había notado hasta ahora.
Tanto Jungwon como HeeSeung estaban condenados a sufrir desde la primera vez que los separaron, y esta segunda vez solo fue la gota que colmó el vaso para hacer que Lee explotara de una vez por todas.
—...Deberíamos... ya sabes... ¿contar todo lo que pasó? —propuso con tal de evitar que HeeSeung fuera juzgado por los demás. Si todos se enteraban de la negligencia de la junta, los actos de HeeSeung estarían justificados, y por muy cruel que haya sido, el resto lo aceptaría. Nadie quería dioses poco profesionales siendo los líderes de los cielos.
HeeSeung negó, y con el antebrazo limpió una de las manchas de sangre que había en su rostro—. Sunoo, me importa una mierda lo que se diga de mí por todo esto, no le debo explicación a nadie —al percatarse de que llegaron dos entidades celestiales al lado de Sunoo, los señaló haciendo que ambos lo miraran completamente asustados—. Ustedes, informen a todo el mundo de lo que voy a decir: Kim Seon Woo es ahora el nuevo rey de los dioses.
—¿Yo? —preguntó el nombrado bastante confundido por el repentino puesto que se le acaba de dar.
—Maté al anterior, y yo no pienso tomar el puesto. Sé que serás un buen rey —por mucho que sus palabras fueran un halago para Sunoo, su voz sonaba triste y no se sentía como un cumplido.
—...Me esforzaré... —murmuró Sunoo. Aún tomando un puesto tan respetado como ese, no se sentía satisfecho ni orgulloso, pero al menos siendo el rey cree poder ayudar un poco a su amigo, socialmente hablando.
Luego de ese día, Sunoo buscó almas para reemplazar a todos los dioses fallecidos, y poco a poco logró que todos fueran reemplazados. Pero no haría la junta de nuevo, dejaría que todos formaran sus propios santuarios y gobiernen por su cuenta mientras él se mantenía como el rey. Aunque desde que Sunoo tomó el poder rebajó mucho la influencia de ese puesto porque no le gustaba la idea de que exista alguien superior a los demás, simplemente se quedaría como el dios a quien acudir cuando los otros tengan algún problema.
Y así pasaron varias semanas.
HeeSeung se mantuvo encerrado en su despacho, que se había llenado de los peluches que Jungwon tenía en su habitación.
En ese momento estaba acariciando a un lindo Maeum. El tigre siempre lo miraba con ojitos tristes, como si estuviera preguntando por su dueño.
—También echas de menos a Jungwon, ¿no? —murmuró al tigre, pasando sus manos por las ahora grandes orejas peludas de este.
Maeum respondió con un pequeño llanto. Aún siendo un animal parecía comprender perfectamente que el castaño no estaba. Cada vez que él o Niki nombraban a Jungwon, Maeum lloraba o miraba a todos lados buscándolo.
Por eso HeeSeung lo mantuvo siempre a su lado, no quiere que Maeum tenga que pasar el mismo malestar que él. Puede que no sea Jungwon pero lo cuidará tan bien como él lo hacía, dándole todos los mimos que necesite.
Tras varias semanas, Niki entró para avisarle de que el templo para Jungwon ya estaba finalizado, haciendo que tanto Hee como Maeum fueran al lugar.
El jardín lucía muy cuidado. El césped era suave y en medio del lugar estaba el pequeño templo tradicional coreano rodeado de velas que brillaban como el oro. Dentro de este estaba el ataúd que resguardaba a Jungwon, justo al lado de un gran agujero donde sería enterrado.
Niki apoyó la mano en el hombro de HeeSeung al notar que este estaba aguantando las lágrimas, y murmuró un leve 'está bien', dándole a entender que podía llorar todo lo que quisiera.
Después de volver a llorar desconsoladamente ante la triste mirada de Niki, entre los dos enterraron el ataúd oficializando así el templo de Yang Jungwon, algo que empezaría a salir en leyendas como un lugar sagrado.
Salieron del templo y este fue cerrado con un gran mural lleno de dibujos que representaban todos los momentos de esa agradable semana que pasaron juntos.
HeeSeung casi vuelve a romperse por el detalle que tuvo Niki al añadir algo así. Y es que en un momento de vulnerabilidad le había contado entre sollozos todos los momentos lindos que tuvo con Jungwon. No esperaba que Niki los tuviera en cuenta para algo tan emocional y espiritualmente significativo como un templo para honrar su vida.
Siente que no merece a alguien tan leal como secretario, no cuando HeeSeung nunca fue muy amable con él.
—L-lo siento... —se disculpó mientras las lágrimas volvían a caer.
Niki ladeó la cabeza—. ¿Por qué?
—P-por no haber sido mejor contigo. G-gracias por seguir aquí después de todo.
—Te serviré hasta que me despidas, HeeSeung, no me arrepiento de ser tu secretario —las sinceras palabras de Niki aumentaron el llanto de HeeSeung. ¿Siempre fue así de bondadoso? No lo sabía, pero había descubierto que Niki era un buen amigo en el que podía apoyarse.
Más tarde, Niki tuvo que volver al santuario para que no se acumule el trabajo, y ahí fue cuándo Sunoo finalmente pudo ir, trayendo consigo bastantes ramos de flores para dejar frente al templo de Jungwon. Ya que no pudo asistir al funeral por el trabajo, qué menos que rendirle respeto a base de darle las mejores flores de los cielos, las cuales le costó mucho encontrar.
Después de ese día, HeeSeung se mantendría de pie frente al pequeño templo, como si fuera un cachorro esperando a que su dueño volviera de quien sabe dónde aún sabiendo que no lo iba a hacer.
Por el estado de HeeSeung, Maeum dedujo fácilmente que Jungwon estaba en ese templo, y se quedó acostado encima de este esperándolo, pero en su caso sí que no sabía que Jungwon jamás volvería, y a HeeSeung le apenaba demasiado verlo.
Y así pasaron semanas, meses, incluso años. Ni él ni el animal se habían movido de ahí.
Durante los días de lluvia, Niki le haría compañía mientras sujetaba un paraguas para que el pelirrojo no acabara empapado. Y muchas veces Sunoo iba a visitarlo para cambiar las flores, porque HeeSeung no se movía para nada. Por mucho que estas se marchitaran con el tiempo, HeeSeung era incapaz de cambiarlas él mismo, se sentía como una estatua aún intentando asimilar que su amado ya no estaba en su vida.
Por eso Sunoo se propuso cambiar las flores todas las veces que haga falta, a veces encendiendo alguna velita para el fallecido castaño como muestra de respeto y agradecimiento.
Por supuesto nadie más que ellos tenían permitido acceder a ese lugar.
HeeSeung había dejado de ejercer su trabajo como Yeomna, y para respetar el luto en el que se encontraba, Sunoo no le diría nada, en su lugar le dió más poderes a Niki para que este pudiera hacer su trabajo sin problema, convirtiéndose así en una especie de segundo Yeomna.
Sunoo, por muy torpe que fuera, es el mejor rey de los dioses que alguna vez pudo haber, con una autoridad de la que nunca abusó y manteniéndose igual de amable que siempre, aunque su sonrisa ya no se veía tanto como antes.
A Sunoo también le afectó la pérdida de Jungwon, por muy poco que lo llegara a conocer, pero sabía cuánto lo amaba HeeSeung y eso era suficiente para lamentar su fallecimiento.
Niki se encontraba de la misma forma, y en su caso le hacía sentir incluso peor. No era agradable ver todos los días como HeeSeung se hundía en su propia depresión, sin hablar con alguien ni intención de alejarse del templo. Le hubiera gustado verlo sonreír junto a Jungwon, y de paso conocer más del mortal. Lástima que no fue así.
Es increíble como una única persona fue lo suficientemente agradable como para que 3 seres divinos le agarraran tanto cariño en tan poco tiempo, aún cuando dos de estos tuvieron poca interacción con él.
Claro, ver la nueva faceta de HeeSeung enamorado influyó mucho. Siendo Niki y Sunoo los más cercanos a este, cualquiera que le haga feliz automáticamente se ganaban el amor de ambos chicos.
Sin duda unos amigos leales, unos que siempre le desearon lo mejor a Lee por mucho que este haya sido bastante frío y distante con ellos antes de que Jungwon apareciera en su vida.
❝Cuenta la leyenda que un dios y un mortal mantenían una bonita relación.
Pero, por desgracias de la vida, el mortal fallecería al ser esclavo de sus emociones negativas, las cuales ni el mismo dios podía cambiar.
Desde entonces este dios ha estado en un eterno luto del que nunca ha salido, y probablemente jamás lo haga.
Permanecerá para siempre al lado de su amado, esperando desde el templo sagrado de Jungwon el imposible milagro de que este vuelva a la vida mientras recuerda con orgullo y nostalgia cada momento vivido con el mortal.
Se dice que los días nublados se trata de su tristeza haciéndose presente en el cielo cada vez que el dios se mal. Y la lluvia son sus lágrimas cayendo al lamentar la pérdida de su amado.
No importa cuando tiempo pase, el amor que el dios sentía por él siempre permanecerá fuerte como cuando el mortal vivía. Y es por esto que cada 09 de febrero, él mismo se encarga de llenar el cielo de luces que representan cada lindo recuerdo que vivieron juntos, mostrando así cuánto lo amaba❞
—Feliz cumpleaños, Wonnie... —murmuró HeeSeung con los ojos cristalinos, mirando el cielo nocturno lleno de las brillantes luces que le encantaban a su pareja mientras abrazaba el gran oso de peluche que le había regalado.
Añadido improvisado. Recordarte durante toda la eternidad: hecho ✓
Gracias por leer.
Pd: La autora original menciona que para el extra, no es necesario tener en cuenta este final. Aquí sólo demuestra que es lo que pasa con (en este caso) HeeSeung si no hubiera entrado al mundo espiritual.
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