04
—El departamento está cálido, estaremos allí pronto—Nayeon intentó tranquilizar a la chica, insegura de que más hacer. Ella y Tzuyu intercambiaron miradas y Tzuyu suspiró pesadamente. Esto ya se estaba convirtiendo en un largo día. Dobló hacia el estacionamiento del departamento y estacionó el auto, sin siquiera molestarse en esperar a las otras dos chicas.
Subió las escaleras, suspirando una vez que llegó a su piso. Accidentalmente habían dejado la puerta abierta, por lo que Tzuyu entró rápidamente, dejó sus botas embarradas junto a la puerta y se dirigió directamente a su dormitorio.
La chica rubia se dirigió al baño y tomó una ducha rápida, para luego cambiarse por unos pantalones deportivos y una de sus camisetas favoritas. Se recogió el pelo en un moño desordenado y se quitó cualquier resto de maquillaje de su cara. Se miró durante un tiempo en el espejo para mirar su apariencia antes de bajar las escaleras.
Nayeon y Sana no estaban a la vista, pero Tzuyu podía decir que estaban en casa por las huellas de barro en la puerta. Se dijo a sí misma que no le importaba lo que estaban haciendo y se dirigió a la cocina.
—Noooo.
Tzuyu sacó la cabeza del refrigerador cuando escuchó la voz de Sana gritar desde arriba. Por mucho que quisiera ir a ver qué estaba mal, se obligó a ignorarlo y tomó dos rebanadas de queso del cajón antes de cerrar el refrigerador.
Hubo crujidos en el piso de arriba y varias puertas abriéndose y cerrándose, y Tzuyu tarareaba suavemente para sí misma para tratar de ahogar el ruido. Puso una sartén en la estufa y esperó a que se calentara. Justo cuando terminaba de sacar el pan de la despensa, escuchó pasos lentos que bajaban las escaleras.
—Hola—sonrió Sana, de pie al otro lado de la cocina de Tzuyu. La chica de ojos mieles se dio la vuelta. El aliento se le quedó atrapado en la garganta cuando vio a la chica que estaba en frente de ella. Sana estaba llevando otra de las camisetas de Tzuyu que le llegaba hasta la zona media de los muslos. No llevaba puestos ningunos pantalones o calcetines o zapatos. Tzuyu notó el vendaje en sus pies, el cual asumió que Nayeon había cambiado.
El pelo de la chica japonesa estaba mojado y puesto en un intento triste de un moño. Todavía había algunos mechones de pelo sueltos que le colgaban y le caían por la cara. De alguna manera se hacía ver adorable. Adorable. Tzuyu se maldijo por usar esa palabra.
Antes de que Tzuyu pudiera decir algo, Nayeon bajó corriendo las escaleras con un par de pantalones de pijama de Tzuyu en la mano.
—Has olvidado esto—se los entregó a Sana, quien los estudió por unos momentos. Nayeon vio la mirada inquisitiva que Tzuyu le estaba dando y se mordió el labio—Insistió en llevar tu ropa, no sé—Nayeon se encogió de hombros.
—Oh—murmuró Tzuyu. Sana se puso la prenda de ropa y dio unas palmaditas en aquel material blando.
—¿Qué te tomó tanto tiempo?—la rubia preguntó intentando ignorar el sentimiento que era derivado en su estómago al ver a Sana con su ropa.
—Bueno, descubrí que se puede duchar por su cuenta—Nayeon dijo y miró hacia Sana quien todavía seguía acariciando el material peludo de sus pantalones de pijama—Lo que es una cosa buena, supongo—se mordió el labio y estudió la cara de Tzuyu.
—Agradécele a Dios por eso—Tzuyu sacudió su cabeza. Ella todavía seguía completamente confusa con todo lo que estaba pasando en los últimos dos días. Un ruido las sacó de sus pensamientos y ambas, Tzuyu y Nayeon giraron sus cabezas. Sana estaba en frente de la vitrocerámica con la sartén volcada ahora en el suelo.
—Quema—Sana asintió una vez y señaló la sartén. Nayeon y Tzuyu intercambiaron miradas.
—Bueno, diviértete con eso—Nayeon le guiñó un ojo a Tzuyu—Las chicas tienen que hacer deberes y no se pueden ocupar de esto—Tzuyu la fulminó con la mirada, pero Nayeon ya se había ido por las escaleras antes de que esta pudiera responder.
Tzuyu bufó y caminó hacia Sana.
—Por supuesto que quema—rodó los ojos y tomó la sartén. Una vez que dejó la sartén en la vitrocerámica, roció la superficie con aceite y comprobó que los fogones seguían encendidos—No lo toques—advirtió a Sana, señalando el fuego.
Sana asintió. Tzuyu saltó hasta sentarse en la 'isla' hasta que la sartén estuviese lo suficientemente caliente. Comenzó a entretenerse con un hilo que sobresalía de su camiseta. Un silbido la hizo mirar hacia arriba rápidamente.
—¡No!—resopló saltando del mostrador y agarrando el recipiente que contenía aceite de la mano de Sana. Miró al mostrador el cual tenía una capa de grasa sobre él—Oh, Dios—dijo agarrando un trapo y secándolo como si eso pudiese limpiar el mostrador.
—No huele—Sana notó, apuntando al recipiente que estaba en la mano de Tzuyu. La rubia puso de vuelta el spray en la estantería y sacudió su cabeza.
—No es un ambientador, es aceite en spray—Tzuyu limpió el mostrador en el cual Sana había rociado el aceite. Sana caminó hacia Tzuyu y observó lo que hacía.
—Aceite en spray—repitió. Tzuyu la ignoró y arrojó el trapo al fregadero una vez que comprobó que estuviese suficientemente limpio. La chica rubia tomó dos rebanadas de pan y las echó en la sartén, sacando la espátula del cajón.
—¿Qué estás preparando?—Sana la siguió hasta los fogones y se puso en puntillas para ver por encima de su hombro que estaba haciendo. Una vez que vio que era comida, aplaudió animadamente—Estoy hambrienta.
—No te estaba preparando na- —Tzuyu se dio la vuelta y vio la cara de alegría de la chica. Ella suspiró en derrota, agarrando dos rebanadas más de pan y posicionándolas en la sartén. Se preguntó cuál era la última vez que Sana había comido—¿Quieres algo para beber?—preguntó despacio.
Sana asintió.
—¿Amarillo?
—¿Amarillo?—Tzuyu levantó una ceja y caminó hacia el refrigerador. Se trató de meter en la mente de Sana y sus ojos se lanzaron hacia una jarra medio llena de limonada en una de las esquinas de los estantes—¿Esto?
Sana asintió furiosamente y Tzuyu se rió suavemente, algún tanto orgullosa de haber adivinado a lo que se refería Sana. Agarró un vaso de la estantería, pero miró de vuelta a Sana y lo cambió por un vaso de plástico. Una vez que sirvió la limonada le pasó el vaso a Sana y guardó la jarra en la nevera.
Sana tomó un sorbo del vaso y rió emocionadamente. Lo apoyó contra el mostrador y siguió mirando como Tzuyu envolvía las rebanadas de pan en la parte superior con queso.
—¿Qué estás haciendo?
—Queso a la parrilla—Tzuyu respondió volteando las rodajas a las que tienen queso y después mover de un tiro todo el sándwich. Sana se acomodó y observó lo que Tzuyu acababa de hacer.
—¿Puedo probar?
Tzuyu sacudió la cabeza.
—Quizás en otra ocasión—se encogió de hombros y presionó los sándwiches con la parte trasera de la espátula.
—Quiero hacer algo—Sana se apoyó contra el mostrador y Tzuyu apagó el fuego. Tzuyu se giró a ella y pensó por un momento.
—¿Ves esa puerta? ¿Podrías traerme dos platos de papel de detrás de ella?—Tzuyu apuntó la despensa y Sana asintió. Se acercó de puntillas sobre las puertas, y Tzuyu notó cómo ella no estaba poniendo el peso en sus vendajes.
Sana abrió la despensa y estudio los estantes que había. Cuando finalmente encontró los platos que le habia pedido, aplaudió emocionadamente. Sana agarró la vajilla entera y se la llevó a Tzuyu. Tzuyu no pudo evitar reírse cuando Sana tenía en sus manos todos los platos. Tzuyu se acercó a ella y agarró dos de arriba.
—¿Puedes volver a colocar todos estos de vuelta?—Tzuyu apuntó a la estantería. Sana asintió una vez más y empujó los platos a la cima de la estantería, llevándole varios instantes cerrar las puertas del armario porque quería asegurarse de que ningún plato cayese al suelo—Buen trabajo—Tzuyu levantó una ceja. Tzuyu cortó los sándwiches en cuatro y puso uno en cada plato—Este es tuyo—ella asintió pasándole a Sana uno de los platos. La chica sonrió muy feliz y caminó al salón, sentándose en medio del suelo.
Tzuyu tuvo que dejar de preguntarse para que habían sido creados los sofás. Se sentó en una silla más alejada de Sana y sujetó el plato en su regazo.
—Tenedor—Sana apuntó a su comida moviendo sus dedos como si quisiese decir que faltaba algo en sus manos.
—No necesitas un tenedor—Tzuyu levantó su mano para enseñarle a Sana que podía tomar la comida con las manos.
—Tenedor—Sana sacudió su cabeza entrelazando sus manos como una cremallera. Tzuyu suspiró, dejando su plato y levantándose para traer un tenedor de la cocina. Una vez que la japonesa tenía el tenedor en sus manos, pinchó un trozo de comida y la levantó en frente de su cara.
Tzuyu se sentó devuelta, mirando a Sana estudiar su comida. Unos momentos más tarde, Sana tomó un mordisco y sonrió extensamente mientras masticaba su comida.
—Queso a la parrilla—asintió una vez y jugó con el tenedor en sus manos—¿Lo hiciste tú?
—Sip—Tzuyu asintió, después de haber tomado un mordisco de su comida. Tzuyu miró las escaleras preguntándose durante cuánto tiempo tenía que seguir cuidando a Sana. Necesitaba volver a su habitación, y olvidarse de todo. Se suponía que tenía que odiar a Sana, no hacerle queso a la parrilla en sándwiches y pasar el tiempo con ella.
—Mi salvadora—Sana tarareó tomando otro trozo de comida. Tzuyu levantó una ceja por las palabras que había dicho, pero decidió no preguntar nada acerca de eso. Todo lo que tenía que hacer era sobrevivir hasta que Nayeon bajase las escaleras entonces así podría volver a su habitación y seguir odiando a Sana.
La cosa que asustaba a Tzuyu era, sin embargo, era que ella odiaba la antigua Sana. La nueva Sana que estaba sentada delante de ella era un poco más difícil de odiar. Tzuyu la encontraba entrañable.
Cuando Tzuyu volvió a mirar a Sana su plato estaba vacío.
—¿Has acabado?—Tzuyu le preguntó, intentando adivinar como había acabado de comer tan rápido. Algo le llamó la atención, se levantó y levantó la revista que estaba en la mesilla de café, revelando los trozos del sándwich—¿Por qué lo has escondido?—Tzuyu preguntó agarrando el plato de Sana y recogiendo los restos de comida, llevando el plato hasta la cocina y dejándolo ahí. Cuando regresó Sana estaba con la cabeza gacha y los brazos en su regazo—¿Qué?—Tzuyu preguntó confusa.
—Estaba llena—Sana finalmente la miró. Se veía... asustada. A Tzuyu no le gustaba eso.
—Está bien—Tzuyu se encogió de hombros—No tienes que esconder lo que no comes... solo tíralo. O siempre se puede mantener para las sobras—trató de explicar. Sana giró la cabeza para un lado.
—¿Prometido?
Tzuyu comenzaba a estar más y más intrigada por esta chica según el tiempo que pasaba. Sana la miró expectante sujetando su mano y estirando el dedo meñique. Tzuyu le dio su dedo y entrelazaron los dedos.
—Prometido.
Sana rió energéticamente y la última cosa que sabía era que un beso fue plantado en la mano de Tzuyu. Tzuyu juntó sus manos y le dio a Sana un leve gesto. Unos pasos hicieron que ambas chicas se girasen.
—¡Nayeon!—se agarró al brazo de Tzuyu para levantarse. Tzuyu levantó una ceja cuando vio a Sana dando un abrazo a Nayeon. Incluso Nayeon parecía sorprendida—Tzuyu me hizo queso a la parrilla—Sana sonrió y señaló a Tzuyu, quien seguía congelada en el salón.
—¿Lo hizo?—Nayeon rió levantando una ceja hacia Tzuyu—No sabía que tenía un corazón—Nayeon se burló. Tzuyu rodó los ojos.
—Oh, si lo tiene—Sana asintió ferozmente—Lo he visto.
Tzuyu no podía encontrar las palabras y Nayeon le mandó una mirada cuestionaste. Todo lo que Tzuyu podía hacer era encogerse de hombros. ¿A qué se refería Sana? Tzuyu no se iba a permitir preguntar y en vez de eso, se levantó, tiró los restos de comida a la basura y se dirigió a su habitación sin ninguna palabra más.
En el momento en que la puerta de su habitación se cerró puso la almohada entre su cabeza y comenzó a preguntarse cosas entre ellas cuanto tiempo pasaría aquí Sana, para ella esto era una broma, pesada.
La verdad era que Tzuyu estaba asustada. Estaba asustada por permitir que Sana se acercara a ella. Tzuyu rodó y fue hasta su estantería y agarró el libro 'Buscando a Alaska' y siguió leyendo por donde lo había dejado.
Tzuyu siempre se metía de lleno en las cosas. Amaba algo, u odiaba algo. Ella era extremadamente extrovertida o era laboriosamente tímida. No había punto intermedio. La palabra para ella era o blanco o negro, no había grises. Si hacia algo, lo haría con el 100% de su ser.
Era por eso por lo que estaba tan metida en su libro favorito, tanto que leyó sin parar en ningún momento hasta la hora de la cena.
Dahyun y Jihyo habían venido de sus clases llevando una bolsa de papel marrón llena de comida para llevar. Sus compañeras de piso sabían cómo molestarla, sin embargo, siempre le daban a Tzuyu el espacio que necesitase, por lo que se sentía agradecida.
Mientras tanto, Sana seguía sentada en el lugar de antes mientras las tres chicas la miraban con curiosidad. Sana intentaba tomar un poco de arroz con el tenedor, frustrándose cuando no lo podía tomar.
—Sana, tienes que arrastrar el tenedor—Jihyo caminó hacia Sana con su propio plato entre las manos y se sentó a su lado. Enseñó a Sana como usar el tenedor, y ella rápidamente la copió. Aplaudió cuando por fin lo logró.
Jihyo, Nayeon y Dahyun se miraron. Tenían un montón de preguntas. Dahyun fue la primera en hablar.
—Sana, ¿por qué viniste a vernos?—preguntó dejando su plato vacío en la mesilla y apoyándose en la silla.
Sana las miró cuando escuchó su nombre, apretando sus labios cuando escuchó la pregunta.
—Yo... —llevó los dedos a la parte de la cabeza y los hizo sonar—Creo que quería ver a mis amigas.
—¿Somos amigas?—Jihyo preguntó intentando darse cuenta de a qué se refería la chica.
La cara de la chica se congeló como si no se esperase esa pregunta.
—¿Lo quieren ser?—preguntó olvidándose de la comida y sentándose enfrente de Jihyo—Teníamos química juntas, si recuerdo.
Jihyo y Dahyun se miraron. Nayeon se sentó en una parte del sofá intentando encajar lo que Sana decía, y como no, no lo conseguía.
—Yo quiero que sean mis amigas—Sana siguió, señalándolas a cada una individualmente—¿Lo son?
Las tres chicas intercambiaron miradas antes de que Nayeon sonriera y le contestase.
—Por supuesto que lo somos—las otras dos chicas asintieron en forma de estar de acuerdo. Sabían que no lo eran, pero Sana había cambiado, era una persona completamente diferente a quien era en la escuela.
La cara de Sana se iluminó y aplaudió. Pero se deprimió un poco.
—¿Chewy lo es?—las chicas se miraron.
—¿Chewy?—las tres chicas preguntaron al mismo tiempo. Sana las miró como si eso fuese una pregunta estúpida.
—Si. Chewy—asintió y señaló las escaleras—La chica de los ojos de color mieles.
—Su nombre es Tzuyu—Jihyo dijo rápidamente. Sana aplastó los labios.
—Si, Chewy—asintió—¿Es ella mi amiga?—Nayeon se giró a Sana.
—No lo sé—miró a la habitación de Tzuyu y volvió la vista a Sana—Solo ella lo sabe.
—Tendré que preguntárselo entonces—Sana asintió intentando dirigirse a la habitación de Tzuyu. Pero Dahyun la agarró del brazo—¿Qué?
—Ella... está ocupada—Nayeon se le ocurrió. Las otras dos chicas confirmaron y Sana se encogió de hombros.
—Oh... entonces... ¿qué hago ahora?
Jihyo tuvo una idea, agarró el mando de la Tv de la mesita. Eligio el primer show que encontró, el cual fue 'Friends' Dahyun le levantó una ceja y Jihyo simplemente se encogió de hombros.
Sana instantáneamente se fue hacia la TV y tocó la pantalla con la mano.
—Me gusta esta serie—asintió y se sentó delante del televisor.
—¿Ven?—Jihyo rió, sonriendo a sus amigas. Dahyun sonrió y alzó su mochila de baile de la puerta.
—Eso fue más fácil de lo que me esperaba—la chica neozelandesa rió posando la mochila en uno de sus hombros—Tengo demasiado sueño, como para seguir aquí, las veo por la mañana—Dahyun sonrió a ambas de sus amigas antes de subir las escaleras.
Jihyo y Nayeon, ambas se miraron y después miraron a Sana. La japonesa estaba metida de lleno en la serie. Muy concentrada en la televisión Yawnning que tenían. Ambas chicas miraron en silencio, Sana reía y aplaudía ocasionalmente. A veces Jihyo se preguntaba si Sana entendía la serie.
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