Un pétalo en el pasado
Nunca se imaginó que la canción que tan bellos recuerdos le traía ahora mismo la estuviera haciendo llorar, llevaba tiempo sin escucharla en su mente, era una canción tan especial para ella, le tomo por sorpresa al ser cantada por Dahyun.
Flashback:
La vida en corea parecía demasiado complicada más de lo que se imaginaba, no conocía a muchas personas, solo tenía un solo amigo en toda su corta vida. Las personas siempre querían hablarla, nunca lo permitía, huía de cada persona que intentara acercarse. Su vida se tornaba cada vez más obscura, no había día en el que sus padres no pelearan, todo eran gritos y discusiones, ni tapando sus oídos con ambas manos lograba dejar de escuchar. Era muy pequeña para que entendiera por todo lo que estaban pasando sus padres.
Pronto terminaría una pesadilla para que iniciara otra.
Era su último día en aquella escuela primaría sería su ultimo recorrido, mañana ya no podría volver y no sabía cuando regresaría, venía de visita a ver una persona, cada vez que regresaba de japón. Llevaba puesto un uniforme de gimnasia para perderse entre los alumnos de aquella institución, nunca se imagino que el lugar sería tan grande y aun con todo el ruido de los demás alumnos, en uno de los salones vacíos escucha el llanto de una niña.
—¿Hay alguien ahí?—Murmuro Sana caminando despacio al salón—¿Necesitas ayuda?—Preguntó.
No recibió respuesta alguna, en una pequeña ventana, utilizo una silla para asomarse dentro, en un piano una pequeña niña estaba recostada llorando desconsoladamente. De esa manera, ella se miraba también cuando lloraba sola en su habitación. Se bajo de la silla, no le pidió permiso para entrar, y camino unos centímetros, se detuvo antes de llegar al enorme piano.
—¿Por que lloras?—Le preguntó Sana de nuevo.
La chica por fin alzó su cabeza, parecía que se limpiaba las lágrimas con ambas manos.
—¿También te vienes a burlar de mi?—Respondió la niña con la voz entre cortada.
—No ¿Por que me burlaría de ti?
La niña volteó hacía atrás y aunque Sana fuera muy pequeña pudo darse cuenta a lo que se refería, unos ojos sin brillo, eran unos ojos muertos e ignorantes de su al rededor. La reconoció apenas volteó su rostro hacía atrás.
—Todos lo hacen...—Dahyun regreso a la postura que tenía antes.
Sana se acerco un poco más, quedaba un espació alado de la chica de piel pálida.
—¿Ellos no te dejan de molestar?—Sana se acerco un poco más y se sentó alado suyo.
—¿Nos conocemos?—Pregunto curiosa Dahyun.
—No lo sé—Rió Sana y sopló el polvo que cubría el teclado del piano—Piensa en mi como en tu ángel de la guarda—Hizo que Dahyun se moviera un poco, que quitara sus manos que permanecían encima del teclado—Nos da miedo lo que es diferente, porque tenemos miedo de que sea mejor, eso solía decir mi abuela—Paso las yemas de sus dedos en las teclas—Cuándo lloraba, ella solía cantarme una canción, la escribió para mi antes de que se muriera.
Aprendió a tocar el piano gracias a su abuela, era la única persona que no gritaba y que la consolaba en esas noches obscuras. En su casa, mantenía un piano sucio y viejo, llevaba años sin ser tocado por alguien, hasta que su abuela decidió enseñarle un poco. Era el mejor recuerdo que tenía de ella.
—Si dejas de llorar, te dejaré escucharla—Sana la miró de reojo.
Dahyun se limpió sus lágrimas y asintió muchas veces.
—Eres una buena chica—Sana sonrió hasta que sus ojos se hicieran tan pequeños—Espero que te guste.
Con mucho temor dejo sus manos caer sobre cada teclado, recordaba de memoria cada nota de esa canción, fue la primera que le pidió a su abuela que le enseñara a tocarla. El ritmo era lento y melancoholico como aquellos sentimientos que desbordaba, era una canción triste, de esa manera lo interpretaba.
[Rainbow Falling - Eunwoo (Astro)]
Era la primera vez que cantaba frente a alguien, por alguna extraña razón, la chica de alado, no le daba desconfianza, si no todo lo contrario. Cada estrofa que salía de su boca, no podía evitar mirarla, todo lo que veía en ella, era una pequeña niña sufriendo por personas tontas que no comprendían su condición. Eran niños después de todo.
La primera vez que escuchó esa canción, lloró, no pudo evitarlo, era la única persona que la cuidaba en ese momento, nunca le pedía nada y se portaba bien con su abuela. Nunca podría olvidarla, fue la primera y ultima vez que escuchó a su abuela cantar, y ese regaló nunca nadie lo superaria. Lo único de lo que se arrepentía, es que nunca pudo contarle la verdadera de esas partituras que estaban resguardadas en uno de sus tantos cajones viejos de su habitación.
—Tienes una hermosa voz—Dahyun la interrumpió—Si pudiera ver, me gustaría aprender a tocar algún instrumento.
Sana se detuvo al escuchar a la menor hablar, sin pedirle permiso puso sus manos encima de los de ella, la tomó por sorpresa, muy despacio la ayudaba a tocar cada uno de las tantas teclas del piano. A diferencia de las manos de la japonesa, las de Dahyun eran un poco más pequeña, se le dificultaba a la hora de ayudarle hacer una nota rápida.
—No es tan difícil—Sana bajo sus manos a sus costados—Si pudiera sería tus ojos.
Dahyun se sonrojo por completo, una extraña la estaba consolando, su madre le decía que no hablara con extraños, sin embargo, la estaba desobedeciendo.
—G-gracias—Dijo con dificultad Dahyun—Prometo que nunca olvidaré este momento.
Fin del flasback.
La japonesa se quedo pegada a la pared, su mente estaba en blanco y nunca supo en que momento todo terminó, las personas estaban aplaudiendo. Era la segunda vez que escuchaba a una persona cantar esa canción, su voz era tan dulce y parecida a la de su abuela que no podía creerlo. Sus ojos derramaban lágrimas sin siquiera darse cuenta, las yemas de sus dedos quedaron húmedas al ser pasadas cerca de sus mejillas, su corazón latía tan rápido que en cualquier momento podía salir de su cuerpo.
Dio la media vuelta, no tenía nada más que hacer en ese lugar, sus ganas de entrar a clases se fueron por completo, solo quería salir huyendo de la escuela e ir a un lugar en dónde estuviera sola. Demasiadas emociones se estaban almacenando en sus pensamientos, logrando que un fuerte dolor de cabeza quisiera hacer estallar su cerebro. Era como un vagabundo caminando sin rumbo alguno en busca de un vaso de agua o comida de cualquier extraño que se le acercara. Ni siquiera se estaba fijando de su caminó, sus pies se movían solos, sin control alguno.
—¡Sana!—Gritaron fuerte.
No quiso voltear a ver quién la estaba llamando.
—¡SANA!—Gritaron nuevamente.
Esta vez si se detuvo y se quedo parada sin moverse. Miró de reojo, su vista se lleno de un paisaje hermoso, una silueta de una chica delgada combinando con fuerte color azul del cielo y el sol reflejando su cuerpo en el suelo.
—¿Te encuentras bien?—Tzuyu toco su hombro de Sana—¿Por que lloras?—Nunca había visto llorar a Sana ni cuando sus dolores en el pecho eran tan fuertes—¿Quieres que te lleve al hospital? ¿Ya tomaste tus medicinas?
Sana quitó la mano de Tzuyu de su hombro y dio dos pasos atrás.
—Quiero estar sola, solo lárgate y regresa de donde viniste—Respondió a la defensiva la japonesa.
—¿En verdad quieres estar sola? Nadie desea estar solo...—Tzuyu se cruzo de brazos—Ni siquiera yo quiero a la soledad.
No tenía un lugar a donde ir, si iba con Mina solo la regañaría por lo que paso antes, ir a su casa no era una buena opción, el único lugar que tenía en mente, era solo un parque. Todas sus ganas de trabajar por la tarde se desvanecieron, no quería ir, la soledad estaba alcanzándola de nuevo.
—¿Puedes llevarme a tu casa?—Sana agacho la cabeza—No quiero estar aquí, ayudame.
La expresión en el rostro de Sana, no era algo que se viera todos los días, sus ojos permanecían empapados, sin embargo, la expresión de su rostro contradecía totalmente las lágrimas que recorrían su rostro, estaba sería con el ceño fruncido.
Tzuyu asintió.
—Te llevaré—Tzuyu le sonrió—Le iré a pedir a Taehyung que lleve a Nayeon a casa, te prometo que no tardaré.
—Esta bien, te esperaré a fuera de tu camioneta...
No espero a que Tzuyu empezará a irse, decidió caminar y salir de ese lugar, normalmente la taiwanesa estacionaba su camioneta en el mismo lugar, no podía perderse por nada. Como se imagino, ahí se encontraba estacionada frente a un enorme roble. Nunca se puso a examinar aquel vehículo, todo por dentro se veía costoso, siempre lo mantenía limpió y parecía nuevo, ni siquiera trabajando 10 años se podía dar el gusto de comprarse algo así. Tal vez, Taehyung tenía razón, estaba utilizando a Tzuyu, solo que no de las razones que el pensaba.
Volteó a su derecha y venía corriendo con todas sus fuerzas para llegar en dónde se encontraba parada, la chica que en un principió intimidaba a Dahyun, se estaba muriendo por ella, nunca le preguntó con exactitud que era lo que buscaba ahora con ella, entre más la observaba las dudas aumentaban, con Mark solo buscaba placer y con cualquier otro chico que llamara su atención.
—¿Tarde mucho?—Tzuyu sonrió apenas llego y eso que se encontraba totalmente empapada de sudor.
—Solo vayámonos—Respondió indiferente la japonesa.
Subieron a la camioneta, Tzuyu no era tonta, sabía que algo tuvo que haber pasado para que Sana tuviera un comportamiento más irritante que otros días, no quería admitirlo, tenía el presentimiento que seguramente se trataba de Dahyun, era la primera vez que la vio llorar, y para que la japonesa llorara, era porque en verdad le dolía.
Llegaron al departamento de Tzuyu, llevaba una semana sin pisar aquel departamento, parecía que algunas cosas cambiaron, el cuadro en la pared fue remplazado por uno más grande un poco más abstracto y el color no era el mismo. Se preguntaba como las cosas podían cambiar tan rápido, miro sus manos y las abría y cerraba, ella era igual, poco a poco fue cambiando, y todo fue gracias a Dahyun, nunca supo en que momento se adentro tanto hasta perderla en un laberinto sin salida.
—¿En que tanto piensas?—Tzuyu salía de su habitación con el cabello ligeramente recogido—¿Paso algo en la escuela? No es normal verte demostrar tus emociones.
—Solo me puse a recordar cosas que creí que había olvidado—Sana puso su codo encima del sillón y recostó su mentón en la palma de su mano.
Sana llevo sus ojos al cuerpo de Tzuyu, se había cambiado de ropa a una más pegada y un poco más cómoda, podía ver su ombligo a la perfección.
—¿Que tanto miras?—Tzuyu se dio cuenta de que no dejaba de mirarla—Ya que estamos solas, podría ayudarte a olvidar todo—Caminó hasta llegar en el sofá en dónde Sana estaba sentada, hizo aún lado su mano y se sentó con las piernas abiertas encima de sus piernas de la japonesa, recorrió con la yema de sus dedos su cuello hasta sujetar fuertemente su cabello de atrás—¿Quieres que te ayude a olvidar?—Le susurro en su oído—Desde el primer momento en que te vi, lo he deseado tanto.
Sus manos recorrió la espalda de la taiwanesa, acariciando lentamente con la yema de sus dedos debajo de su blusa, enterraba sus uñas como si quisiera arrancarle la blusa en ese momento.
—Tu cuerpo también lo desea ¿No Sana?—Alzó una ceja y una pequeña sonrisa se formo en su rostro—Puedes hacer lo que quieras conmigo...
—Yo haré cualquier cosa que desees, eso fue parte del trato—Respondió Sana sin quitarle la mirada a Tzuyu quién estaba encima suyo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro