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Remenber

El mundo era tan pequeño muchas veces, corea no era la excepción. Estaba realmente sorprendida, nunca se imaginó que Sana hubiera estado tan cerca suyo desde hace tiempo. Parecía algo que solamente en las películas pasaba. Si sus ojos funcionaran tal vez, hubiera tenido una idea y no ser tan sorpresivo. 

Una de las cosas que más le sorprendió, no era el hecho de que fuera hija de la señora Kang, si no que Yoshio era su mellizo. Los apellidos eran tan distintos, en los nombres si era una enorme coincidencia, Yoshio era un nombre japones combinado con su apellido coreano. El de Sana era totalmente japones, era lo único cuestionable. No era una opción haberle metido, porque ni siquiera sabía que se conocían. 

Le alegraba conocer un poco más de Sana. 

—¿Como la conociste?—Preguntó la señora Kang consiguiendo sacarla de su mente. 

Dahyun volvió a tomar la fotografía que dejo caer en la mesa y la guardo en su bolsillo. Con más razón debía preguntarle a su madre al respecto. 

—Ella estudia en la misma escuela en dónde voy a clases para inclusión de personas con distintas condiciones—Mustió Dahyun—No somos amigas realmente, solo que el nombre de su hija es muy popular. Me sorprende saber que su madre es usted—Hizo una pequeña pausa—Sus apellidos son distintos ¿Por qué? Si se puede saber la razón... 

—Ella tiene el apellido de su padre y Yoshio el mió—Miró a ver a otro lado—Suena un poco horroroso, pero ese fue el acuerdo que hicimos al separarnos, cada quién se quedaría con uno. Yoshio se quedo conmigo y Sana con el, no fue una buena decisión de mi parte. 

La sonrisa no esta más en su rostro.

—Si usted sabía que el no era bueno ¿Por que se lo permitió?—Se paro de la mesa angustiada y sin pensarlo le levantó la voz, al darse cuenta volvió a sentarse muy apenada—No quise gritarle—Se disculpo. 

—Lo sé, la justicia aquí no es muy buena—Mustió la señora Kang—No podía mantenerlos a los dos, menos con la condición con la que nació Sana. El juez determino que podíamos verlos ciertos días, nunca encontraron extraño que tuvieran diferentes apellidos y solían llevarse muy bien—Señalo la fotografía—Esa foto que tienes en tus manos, fue la última que se tomaron antes de que se fuera a vivir a japón—Su madre sonrió y tenía los ojos decaídos—Se ven iguales pero son tan diferentes. 

Dahyun saco la foto de su bolsillo, no la veía pero sabía que estaba entre sus manos. Conocía el significado de ser mellizos, era como tener 2 sanas al mismo tiempo. 

—¿De que esta enferma?—La garganta se le secaba. 

—Sana nació con la misma condición que yo, su corazón no es tan fuerte—Le respondió con total sinceridad.

Llevo su mano a su pecho y sentía como latía su corazón en esos momentos. Seguramente se puso pálida tras escuchar esa noticia, no paraba de sudar y de moverse de un lado a otro en la silla.  

Sana era como una caja de pandora que al ser abierta solo llegaría el caos y la destrucción al mundo.

—Ella nunca lo menciono—Dahyun apretaba su ropa—Siempre esforzándose todo el tiempo. Sana es una chica muy bonita, al menos eso dicen todos—Dahyun volvió a guardar la fotografía en su bolsillo—Es realmente muy popular y especial, por lo que puedo notar.

—Me alegra mucho escucharlo—Sonrió—Espero que encuentre a una persona que la saque del mal caminó en el que anda—Se levantó de la mesa para servirse un poco de agua—¿No has escuchado nada malo? Últimamente anda un poco extraña, me llevo a un hospital demasiado costoso y no trabaja más. 

La voz preocupada de una madre no tenía comparación con nada. Cada vez que su ex nana hablaba, parecía que quería caer en llanto en cualquier momento. En realidad la mayoría de las cosas que escuchaba de Sana, siempre eran cosas malas. 

—No—Mintió la menor. 

—Si escuchas algo extraño ¿Podrías avisarme?—Le entrego un pedazo de papel con su número de teléfono—No me gustaría que estuviera metida en cosas ilegales.

Dahyun asintió. 

2 horas pasaron, la plática era realmente entretenida que el tiempo paso demasiado rápido. El celular en su bolsillo derecho no dejaba de sonar, sabía que era su madre quién seguramente estaría un poco preocupada. Se despidió de la señora Kang, le agradeció por la comida y le pidió de favor si podía acompañarla a la puerta. La ayudó con mucho cuidado, le entrego todas sus cosas y la acompaño afuera. El clima parecía que empeoraría, antes no había tanto frió como ahora. Si pudiera ver el cielo, seguramente estaría nublado como su madre lo llamaba cada vez que se refería al cielo como si estuviera triste. 

Estaba esperando a que su madre llamara de nuevo, pasaron unos minutos y su madre no volvió a llamar. Normalmente su madre siempre la molestaba en llamadas antes de que llegará y ahora ni un solo mensaje de voz. Se comenzaba a preocupar. Todo ese mal presentimiento empezaba a preocuparla y temía que a su madre le pasara algo.

—Llegaste temprano—Hablo la señora Kang logrando sorprenderla. 

Mantuvo toda su atención al ruido del lugar y no lograba escuchar nada. 

—¿Que hace ella aquí?—Dijo Sana mirando a Dahyun de arriba hacía bajo. 

Realmente no estaba siendo un día tan agradable como se lo imaginó esta mañana. Su voz no parecía sorprendida al verla parada alado de la que era su madre. Ni siquiera se molesto en responderle. 

—Vino a visitarme después de mucho tiempo, la solía cuidar de pequeña—Le sonrió y le dio unas palmaditas a Dahyun—Estamos esperando a que venga su madre por ella, pero ya tardo un poco. 

Dahyun sentía que alguien la estaba observando, sus orejas se tornaron carmesí y agacho su cabeza de la vergüenza. 

—Parece que lloverá—Sana sujeto la mano de Dahyun—La llevaré a casa, se en dónde vive de todas maneras—Miró a ver a otro lado. 

Se resguardo detrás de la madre de Sana y se escondió ocultando hasta su rostro. 

—Dahyun es un poco tímida—Señalo—No debiste agarrarle su mano con tanta confianza—La regaño. 

—No soy una desconocida—Se defendió Sana—¿Verdad Dahyun?—Rió—Hay que apurarnos o te mojaras con la lluvia.

Dahyun asintió. No tuvo otra opción que aceptar que Sana la llevara. Su madre no llamaba, si se quedaba a esperarla seguramente se haría más tarde. Hizo una reverencia antes de irse, le sonrió a la señora Kang y luego dio la media vuelta. Quería caminar a una distancia considerable, debido a que no conocía el lugar tuvo que toser el brazo y sujetarla de un pedazo de su ropa. Sana iba adelante y ella atrás a unos pequeños pasos de diferencia.

Parecía que no tenía la intención de hablarle, cuando tropezaba con unas pequeñas rocas ni siquiera le preguntaba si se encontraba bien. En la mañana la buscaba y en la tarde era como si no existiera, y más cuándo ella fue la que se ofreció llevarla a casa. 

—¿Por que insististe tanto para traerme si no piensas hablarme?—Dahyun frunció el ceño. 

—Solo busque un pretexto para pasar tiempo contigo—Sana se detuvo y entrelazo sus dedos con los de Dahyun—Es el único momento en el que no estas con Taehyung y puedo caminar de la mano contigo.

Sintió un pequeño dolor en su estomagó, eran esas pequeñas mariposas revoloteando en su estomagó, no lo admitía pero se encontraba muy feliz. La simple sensación de la mano de Sana tocando la suya, era una emoción que no sentía con nadie más. No pudo evitar pensar en la conversación que tuvo con su madre.

—¿Pasa algo?—Sana miró de reojo a Dahyun—Te pusiste un poco tensa de repente... 

Trago un poco de saliva y respiró profundo. 

—Tú madre esta preocupada por ti—Le susurro Dahyun.

—¿Crees que me importa que este preocupada por mi?—Se puso a la defensiva en un tono demasiado arrogante y despreocupado—Debería dejar de actuar como la madre que nunca fue. 

Un escalofrió se adentro en todo su cuerpo consiguiendo que la piel se le erizara. Las manos le temblaban, mordió ligeramente sus labios y trago saliva de nuevo, nunca espero esa respuesta de su parte menos con ese tono de voz tan arrogante.

—No digas eso—Intervino Dahyun—Una madre siempre se preocupara por sus hijos. Ella te quiere mucho.

Sana se detuvo de repente y soltó la mano de Dahyun. Se dio la vuelta para quedarse parada enfrente suyo. 

—¿Te cuido bien de pequeña? ¿No es así? Al menos tú tienes buenos recuerdos con ella—No dejaba de mirar a Dahyun—No opines en lo que no conoces. 

No quería quedarse con los brazos cruzados. No era momento para que tuviera miedo de hablar. Quería enfrentarla.

—Realmente se muy poco sobre ti—Comenzó hablar, segura y decidida—Lo único que conozco ahora, es lo que tu madre me contó sobre ti—Hizo una pequeña pausa—Nunca me imagine que la señora Kang que cuido de mi de pequeña fuera tu madre, me sorprendió mucho. ¿Sabes que me sorprendió más?—Sonrió— Que no estuviste sorprendida al verme alado de tu madre ¿Ya lo sabías no es así?

—Lo sabía...—Hizo una pausa—Ella te prefirió a ti sobre sus propios hijos. No lo digo por mi, si no por Yoshio. Siempre prefirió estar contigo en tus cumpleaños, pero en los de mi hermano nunca estaba, porque cuidaba de ti—Recuerdos que creía enterrados—¿Eso lo hace una buena madre? No seas ingenua.

—Es verdad, soy ingenua, tonta y llorona—Rió—Pero no soy una chica arrogante con una actitud antipática con delirios de grandeza—Se enfurecía—Tu madre trabaja todo el día para que tuvieran un lugar en dónde vivir, cuidarme no era sencillo. Una madre hace todo por sus hijos, e incluso sacrifican cosas.

Sana agacho la cabeza, escuchar lo último causo que su sangre empezara hervir del enojo. Le parecía irónico todo lo que escuchó, y dio justo en el clavo.

—Tal vez, quiso a Yoshio—Susurro despacio con sus manos hechos puños—A mi no, de haberlo hecho, nunca hubiera permitido que ese señor que decía ser mi padre me llevara—Apretaba los dientes al recordar todo lo que paso en su niñez—¿No te contó lo que le hacía?—Rió irónica—Si quieres te puedo contar lo que me hacía a mi ese señor... —Se acerco a dónde estaba parada Dahyun de nuevo, se quedo así unos segundos y luego sujeto su mano, y la puso en su antebrazo consiguiendo que con las yemas de sus dedos acariciara partes de su ante brazo—¿Lo sientes? Se puede notar unas partes se sienten diferentes, mi padre solía quemarme con cigarrillos el brazo cuando lo hacía enojar... Y eso no fue lo peor.

Logró sentirlo, no solo la piel de algunas partes de su antebrazo eran un poco duras. Si no que consiguió sentir el dolor detrás de esas pequeñas cicatrices. No tuvo palabras para decir, se limitaría a solamente escuchar. 

—Todos los días me despertaba en una pesadilla. Vivir en japón era una pesadilla—Soltó la mano de Dahyun—Golpes y gritos, esa era mi vida. Lloraba todos los días, la escuela era el único lugar en dónde me sentía a salvo—Volvió a sujetar su mano de Dahyun pero esta vez la puso sobre su pecho—Mi abuela fue la única que en verdad me amo y me dejo, si no hubiera cuidado de mi un tiempo, no estaría aquí contigo ahora.

Con sus manos logro sentir el corazón desesperado de Sana, un corazón no solamente herido por el pasado, si no que también enfermo. Nunca la había escuchado llorar, sus lagrimas caían, no quería volver a escucharlo. Estaba más herida de lo que se imagino.

—No llores—Dahyun limpiaba cada lágrima con sus dedos de la japonesa—No estas sola ahora, hay muchas personas que te quieren, que se preocupan por ti. No olvides a Mina, incluso Momo y me tienes a mi—No pudo resistirse más y la rodeo con sus brazos guardando su rostro en el hombro de Sana—No llores, por favor. 

Sana se aferro al cuerpo de Dahyun, las lágrimas no dejaban de derramarse. Eran heridas que volvieron abrirse, heridas que le dejaron enormes cicatrices que no lograba curar ni olvidar con nada.

—¿Una madre hace todo por sus hijos? Eso dijiste—Susurro Sana—Eso es mentira... Tu no puedes entenderlo, vives en una burbuja.

—¿Me quieres herir de nuevo?—Hizo una pequeña pausa—Tu no odias a tu madre—Le respondió la menor—Lo sé, quieres engañarte a ti misma creyendo que es así. Alguien que odiara a su madre, no le ayudaría como tu lo haces con la tuya. Conseguiste varios empleos para ayudarte y también para ayudarla a ella—Estar en los brazos de Sana era tan cálido que se perdía en ello—Eres una buena hija.

Dahyun se separo un poco de Sana, limpió con cuidado su ojo, lloro un poco debido al momento. 

—No soy la chica segura que te imaginaste. Seguro te sientes decepcionada de mi—Sana agacho la cabeza. 

—Nunca estaría decepcionada—Sus mejillas se tornaron rojizas—Eres una persona tanto como yo.

Sana acarició con las yemas de sus dedos la mejilla de Dahyun, no dejaba de mirarla con esos ojos cristalizados por las lágrimas. 

—Te amo Kim Dahyun.

Cerro los ojos y lentamente se fue acercando a su rostro, los abrió una vez más y sonrió al tenerla tan de cerca. Y sin pedirle permiso, sus pequeños labios se juntaron en un pequeño y tierno beso, sus labios se movían lentamente y no le puso ninguna resistencia. 

Era un beso que significaba demasiado para ambas. 

El beso de dos personas enamoradas.

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