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Miedo.

Había pasado una semana desde la última vez que se encontró con la chica japonesa. Ni una sola vez fue aquel árbol que era su lugar favorito, siempre que se sentaba en su descanso una parte de ella tenía la esperanza de que estuviera ahí durmiendo. Ni una sola vez tuvo suerte. Lo único que sabía, era que un pequeño rumor se empezó a esparcir por todo el instituto, uno no muy bonito y es que la gente decía que Sana estaba saliendo con una chica cuya apariencia era un misterio. Eso termino por destrozar su única pequeña ilusión. 

Aún no le contaba a nadie el pequeño secreto que mantenía con Taehyung, el termino aceptando que fuera un secreto hasta que realmente estuvieran saliendo. El en todo momento se comportaba muy educado con ella y en cada ocasión que se veían, el siempre le traía una rosa roja cuyas espinas habían sido cortadas.

Hoy era otro de esos días en los que se la pasaba peleando con Nayeon por un poco de su almuerzo, normalmente la chica mayor llevaba su propia comida, pero había días en los que lo olvidaba en casa y tenía que compartirle un poco de su comida. No tenía problema en ello. A veces tenía dudas acerca de su decisión y toda la semana quería pedirle consejos a Nayeon, que era la única persona a su al rededor que parecía saber sobre las relaciones. Chaeyoung le contó un par de veces acerca de como era Nayeon cuándo todavía era popular en el instituto, el único problema es que nunca encontraba la manera de preguntarle al respecto. 

—¿Y ahora porque te mantienes callada? ¿Te comió la lengua un ratón?—Dijo Nayeon bromeando. 

—¡Eh!—Grito Dahyun asustada—Lo siento mucho Nayeon, es solo que ando pensando en unas cosas—Rió para intentar sonar convincente en su respuesta. 

Nayeon bebió un poco de su botella de agua y dejo su plato alado. Estaban sentadas debajo del árbol favorito de Dahyun y últimamente comían allá cuando Chaeyoung no podía llevarlas a la cafetería. 

—No entiendo porque Tzuyu tarda tanto—Dijo con molestia la mayor y haciendo un pequeño puchero—Me prometió que me traería mi obsequió de navidad por adelantado... 

Dahyun dejo de comer al escuchar el nombre de la taiwanesa. No era mentira que la chica llevaba toda la semana viniendo diario y no todo el tiempo estaba con ellas, algunas veces ni siquiera sabían que había ido y al día siguiente se enteraba por Nayeon. 

—Tzuyu últimamente viene mucho por aquí ¿No te parece?—Suspiro la menor—¿No sabes la razón?—Su corazón se empezó a poner un poco nervioso. 

—Esta claro que viene a verme, no puede vivir sin su unnie—Bromeó Nayeon de nuevo e intento calmarse para no reírse—Supongo que debe venir a ver a Minatozaki, no me cuenta mucho acerca de lo que pasa entre ellas, pero le va bien. 

—¿Le va bien? ¿A que te refieres con eso? 

—Me contó que Minatozaki la beso—Escucho el sonido de Dahyun atragantándose con su propia comida y busco su espalda para darle unas pequeñas palmadas y ayudarla—Yo también me sorprendí mucho cuando me lo contó. Quien diría que la chica que le hizo mucho daño a Jeongyeon, estuviera dándole una oportunidad a una mujer. 

Dahyun dejo su plato aún lado y abrazo sus piernas. Todas sus sospechas resultaron ciertas, era algo de esperarse, Tzuyu era muy diferente, podía ver, era muy bonita la manera en la que la describían todo el tiempo y ella era una chica bajita, quién no se sentía para nada bonita y era ciega. La única persona que se fijó en ella más allá de eso, fue Taehyung. 

—¿Crees que todos esos rumores sean por Tzuyu? 

—Tal vez lo sean o sea también un malentendido—Susurro Nayeon—Conozco a Minatozaki, dudo mucho que tome en serio a Tzuyu, tal vez solo esta jugando con ella para divertirse tanto ella como sus amigas. Es una persona realmente cruel que me esperaría cualquier cosa. 

—Sana es muy cruel. Que bueno que decidí alejarme de ella—Mustió Dahyun intentando calmar sus lágrimas. 

—Tomaste la mejor decisión en decidir no ser más su amiga. Espero que pronto Tzuyu se de cuenta también—Nayeon fruncía el ceño. 

El timbre sonó y tuvieron que regresar a su salón de nuevo. Dahyun no prestaba atención a nada de lo que venía diciendo su profesora desde que entraron, hablaba sobre el inicio de vacaciones que vendría pronto, durante casi un mes no tendría que venir y era una buena oportunidad para ir enterrando esos sentimientos sobre la japonesa. Si no sabía nada de ella, no tuviera miedo a encontrarse en los pasillos o en cualquier otro lugar, entonces no la pensaría demasiado como ahora. Eso parecía ser buena idea.

Se levantó de su asiento luego de terminar su clase y se quedo esperando a Chaeyoung cerca de la puerta. No tardo en llegar Nayeon y recostarse en la pared cerca suyo, ella también estaba esperando a su amiga, la chica taiwanesa que no llegó en el almuerzo y quién tendría que lidiar con el enojo de la mayor. 

—Tzuyu me las pagara—Gritó Nayeon totalmente enojada—Me tendrá que regalar algo costoso o no la perdonare. 

—¿No crees que exageras?—Dijo bajito Dahyun—Seguro tuvo un problema y no pudo venir. 

—Aún así—Respondió Nayeon—¿Me acompañas al baño un momento? Te vas a burlar pero la comida me cayó un poco pesada y aún no me acostumbro muy bien a utilizar el bastón, tengo un poco de miedo todavía. 

Dahyun sujeto de la mano a Nayeon, a diferencia de la chica mayor, conocía perfectamente el caminó a uno de los baños desde su dirección. Cuándo era pequeña tenía miedo de quedarse sola, poco a poco fue aprendiendo hasta que memorizar los lugares y el contar los pasos le hacía todo más fácil. Aunque no fuera tan difícil tenía un montón de obstáculos que muchas veces lo volvían más difícil, muchas personas no sentían un poco de empatía por ellas y en ves de hacerse aún lado, las terminaban empujando o haciendo daño.

Llegaron con éxito al baño, con mucho cuidado abrieron la puerta y despacio entraron. Estaba solo, no escuchaba ningún ruido venir de dentro. Se quedo pegada a la pared un poco cerca de la puerta y escuchó la puerta de Nayeon cerrar despacio. Estaba parada sujetando fuertemente su bastón como si lo tuviera pegado a la mano por cualquier cosa.

—¿En verdad crees que Sana saldría con una chica?—Esa voz venía de fuera.

—¿En serio crees eso? Sana nunca saldría con una chica al menos que se haya vuelto rarita—Se rió la chica. 

Escuchó la puerta abrirse, a veces pensaba que no tenía la mejor de las suertes, siempre terminaba encontrándose con las personas que menos quería, Momo era una de esas personas, era la única persona cercana a Sana que se encontraba toda la semana y la mayoría de las veces era para hacerle bromas y quitarle un poco del dinero que traía. No quiso moverse al escucharlas entrar, simplemente se mantuvo quieta y esperaba que Nayeon no saliera al escuchar la voz de la chica japonesa. 

—¡Oh! ¡Pero si es la chica ciega!—Dijo Momo con voz burlona—¿Hoy no intentaras correr? Es gracioso que intentes escapar, no es como si supieras a dónde ir—Dahyun no le respondía—¿No quieres hablar o es que aparte de ciega eres muda ahora? 

Dahyun se mantenía firme acerca de ignorarla. No quería tener que lidiar de nuevo con las bromas pesadas de la japonesa. Momo se paró enfrente de la menor, y le dio un fuerte golpe en la frente con lo que consiguió hacerla gritar. 

—¿Continuaras ignorándome o quieres un golpe más fuerte?—Momo repitió la misma acción pero con más fuerza. 

—¿Cuál es tu maldito problema Hirai? ¿No te aburres de andarnos siguiendo?—Esa fue la voz de Nayeon quién estaba abriendo la puerta del baño en dónde estaba—Pareces obsesionada con nosotras dos. 

Momo caminó a la dirección de la mayor, estaba agarrada en la pared y la empujo para que su espalda se golpeara contra la pared. 

—¿Por que no vienes conmigo Im? Prometo que te divertirás. 

Los gritos de Nayeon se escuchaban en el baño, estaba siendo arrastrada por Momo. Dahyun intento guiarse de la voz y ayudar, se acercaba poco a poco, la chica que venía con la japonesa puso su pie y logró que la chica de piel pálida cayera al suelo. Continuaba escuchando los gritos de Nayeon. Se intento levantar, buscaba en el piso su bastón pero no lo encontraba por ningún lado. 

—No le hagas nada a Nayeon—Decía Dahyun—Te daré el dinero que quieras.

Momo no paraba de reírse por todo el alboroto que estaba causando en el baño. Le parecía divertido ver el susto que les metía cada vez que se las encontraba y molestaba. Tenía agarrada fuertemente del brazo a Nayeon quién con todas sus fuerzas intentaba separarse de Momo y que la dejara. 

—Ya basta Momo—Gritaba Nayeon intentando forcejar con la japonesa. 

Dahyun continuaba en el piso buscando su bastón y luego poder ayudar a Nayeon. Estaba desesperándose, sentía demasiada impotencia por no poder ayudar a su amiga y que escaparan sin tener ningún problema. 

—¡Deja a Nayeon si no quieres que tengamos un problema aquí!—Tzuyu aporreó la puerta del baño al entrar. 

—¿Y tú quien eres para decirme que hacer?—Momo respondió a la defensiva, soltó a Nayeon y se puso enfrente de la taiwanesa—¿Sana no te enseño que no te debes meter con nosotras? 

—¿Crees que le tengo miedo a una chica que se la pasa molestando a los demás? ¡No me hagas reír!

Tzuyu hizo sonar sus dedos, abría y cerraba sus manos. Tenía el ceño fruncido por todo el enojo que tenía en esos momentos. 

—Vayámonos de aquí, Jiwoo—Momo le hizo una señal para que caminara—No quiero pelear con niñas tontas hoy. 

Momo paso alado de Tzuyu chocando su hombro con el de ella, cerraron la puerta con fuerza y las dejo completamente solas dentro del baño. Fue corriendo para ayudar a ambas, primero fue a levantar a Nayeon quién se había golpeado fuertemente la espalda contra la pared y luego fue por Dahyun y le entregó su bastón rápido. 

—¿Como es que supiste en dónde estábamos?—Susurro Nayeon apenada.

Dahyun se limpiaba un poco su ropa y sobaba un poco su frente que tenía un color rojizo debido a los golpes de Momo. 

—Me dirigía a la salida para encontrarme con Sana y escuché tus gritos, vine corriendo hasta acá—Respondió con sinceridad la japonesa—Es triste ver que nadie vino ayudarte antes ¿Se encuentran bien?—Ambas chicas asintieron—Bien, salgamos de aquí. 

Nayeon y Dahyun se tomaron de las manos, Chaeyoung no tardo en llamarla a su celular, contesto rápidamente y recibió un enorme regaño al no contestarle antes. La llevaba esperando afuera de su aula desde hace 15 minutos, se disculpo un montón de veces y le pidió que fuera a casa. Tzuyu se había ofrecido en llevarla a casa, así no le causaría problemas a Chaeyoung y pudiera ir con su demás amigos al cine. 

Tzuyu era la que sujetaba la mano de Nayeon las estaba llevando a la entrada. Agarraba fuertemente la mano de la mayor al caminar, luego terminó soltándola y se detuvo. 

—¿Que pasa Dahyun?—Dijo Nayeon. 

—Le diré a mi mamá que venga por mi mejor—Susurro Dahyun—No quiero ser una molestia para Tzuyu—Sonrió. 

—No es una molestia, Sana no me perdonaría si te pasara algo—Rió bajito la taiwanesa. 

—Lo dudo mucho—Sonrió incomoda la menor. 

volvieron a tomarse de las manos y continuaron caminando a la entrada, escuchó una pequeña risa perteneciente a la taiwanesa y es cuando sus manos empezaron a sudar un poco debido a lo nerviosa que se estaba poniendo. Ella sabía la razón de la que se estuviera riendo, sabía que la persona que tanto deseaba ver estaba parada en la entrada de donde se encontraban muy cerca. 

Sana estaba esperando afuera recostada en la pared, miraba un poco su celular para distraerse un poco. 

—¡SANA!—Gritó Tzuyu. 

La japonesa volteó a la dirección en dónde escuchó su nombre. A pesar de que Tzuyu venía delante suyo, su mirada estaba fija en la chica de piel pálida que estaba más atrás casi siendo tapada por Nayeon. 

—¿Te hice esperar mucho?—Volvió hablar la taiwanesa.

—Sí—Respondió con indiferencia—¿Que es lo que querías decirme? 

Dahyun soltó la mano de Nayeon y no buscaba la manera de irse de ahí. La incomodidad que estaba sintiendo era tan fuerte que ni siquiera sus piernas respondían. 

—Perdón que interrumpa su plática—Susurro Dahyun—Es solo que llamaré a mi mamá para que venga por mi. 

Tzuyu regreso su mirada a la chica de piel pálida.

—Te dije que no te preocuparas, yo te llevaré. 

Sana revisó la hora en su celular de nuevo, acomodó bien su mochila y fue hasta dónde estaba Dahyun. 

—No es necesario, yo la llevaré a casa... —Ni siquiera le pidió permiso, sujeto su mano de Dahyun y la jalo con un poco de fuerza para que estuviera a la misma distancia que ella—Luego puedes decirme lo que sea que ibas a decirme.

Ese sentimiento no se iba, solo que ahora dolía mucho más que antes. 

¿Por qué dolía? 

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