Llanto
Dahyun despertó con todas las energías posibles, le dio los buenos días a su madre al bajar a desayunar. No necesito contarle a su madre la razón de su felicidad, la conocía tan bien que ya se lo imaginaba. No quiso contarle nada acerca de lo que le contó la señora Kang, lo haría después en otro día más tranquilo en el que estuvieran solas y pudieran conversar.
Estaba muy ansiosa por ir a clases, Taehyung le hablo en la mañana para desearle buenos días, le respondió rápido y le colgó, estaba muy avergonzada por sus actos de la noche anterior. Toda la noche se la paso pensando en que debería decirle al respecto. Necesitaba tomar una decisión pronto, no podía evitar que alguien no saliera lastimado. Estaba lista para enfrentar las consecuencias.
Se sentó a desayunar, puso el celular aún lado suyo y bebió un poco de café con leche que su madre preparo. Esa risa se iba borrando poco a poco entre más iba pensando sobre el asunto de Taehyung, el apetito se desvanecía al igual que su cordura.
—¿Y la sonrisa de esta mañana?—Le preguntó su madre luego de darle una mordida a su panque.
Dahyun negó y luego intento sonreír.
—No es nada, seguramente Chaeyoung esta por llegar—Cambio el tema—¡Esta muy delicioso todo!—Dijo un pequeño alago.
No tardo en sonar el timbre, fue en busca de su bastón y la mochila que se encontraba aun lado. Se despidió de su madre con un pequeño beso en la mejilla y tomo la mano de Chaeyoung para que comenzaran a caminar. Hoy a diferencia de otros días, pudo notar el buen humor de su mejor amiga, al llegar le deseó buenos días y le dio un pequeño abrazo, no era la única que tuvo un excelente día ayer.
La dejo en su salón como era la costumbre y le acomodo sus cosas en la parte de abajo. Últimamente llegaba más temprano, se le hacía un poco más cómodo entrar con nadie al rededor, le daba un poco de ansiedad imaginarse a las personas viéndola. Se acomodo en su silla y se recostó sobre la mesa. Moría un poco de sueño.
—Dahyun—Dijo Sana desde la puerta.
Al no recibir respuesta se acerco en la mesa en dónde Dahyun dormía, se sentó en la silla de Nayeon sin hacer mucho ruido para no despertarla. Estaba observándola dormir, con mucho cuidado quito un par de cabellos de su rostro, su piel era tan suave, con su dedo indice deslizo sobre la pequeña nariz de Dahyun. Le dolía verla tan frágil, tan delicada y tan vulnerable, la chica que suspiraba por ella desde un principió, la misma que tuvo mucha valentía al confesarle sus propios sentimientos sin miedo a lo que pudiera pasar.
—Yoshio solía hablar mucho de ti—Sonrió recordando el rostro de su hermano sonriendo mientras hablaba de Dahyun—El desde pequeño estuvo enamorado de ti. Si el continuara con vida, me preguntó si me hubieras escogido a mi otra vez—La miró de nuevo—Eramos iguales físicamente pero muy diferentes por dentro—Acariciaba cuidadosamente su cabello—Sigo sin entender como te enamoraste de mi.
Chaeyoung olvido recordarle un pequeño recado que la madre de su mejor amiga le había pedido la noche anterior. Fue corriendo de nuevo hasta el salón de Dahyun y se llevo una enorme sorpresa al ver a Sana sentada alado suyo. Se detuvo, sin hacer ruido se agacho debajo de la ventana del salón y se resguardo.
—Se que lo mejor para ti es que sigas con Taehyung—Mustió—Las personas como yo no cambian de la noche a la mañana—Llevó una margarita consigo la puso entre sus manos de Dahyun—Te amo y el pecho duele más que mi propia enfermedad—Se levantó del asiento—Ya no quiero herirte más ¿Que decisión debería tomar?—Guardo un minuto de silencio—No quiero mentirte, pero estoy entre la espada y la pared ahora.
Nunca hubiera pensando que su corazón le pertenecía a una mujer, nunca dudo de su orientación sexual, siempre estuvo interesados en chicos. Ella se enamoro de su alma, de su calidez, de su honestidad y de su hermosa sonrisa. Miró su reloj, pronto llegarían sus compañeros. Antes de salir del salón volteó a ver a Dahyun una vez más y sonrió.
Chaeyoung salió de su escondite, espero a que Sana se alejara un poco para poder salir desapercibida. Entro al salón en dónde Dahyun dormía, la quedo mirando unos minutos, no lograba entender todo lo que escuchó, no podía creerlo. Nunca creyó escuchar hablar de esa manera tan suave y sincera de la boca de la japonesa.
—Sana... ¿Eres tú?—Susurraba Dahyun entre sueños.
—Soy Chaeyoung—Contestó Chaeyoung mirando a su mejor amiga con decepción.
Dahyun recupero un poco la conciencia y se levantó poco a poco, bostezo y estiró su cuerpo. Al despertar, sintió como su mano sujetaba algo, logró reconocer que tenía una flor en la mano y sonrió agradecida. La olfateó solo un poco y sonrió de nuevo.
—¿Sana estuvo aquí? Puedo jugar que escuché su voz entre mi sueño—Movía el tallo de la flor con sus dedos—¿Ella pudo haberme traído esta flor?—Acerco la flor a su nariz y la olfateó—Las margaritas son preciosas—Rió.
—Yo te traje la flor—Le mintió Chaeyoung—Llevo aquí desde que te dormiste y solo yo he venido aquí.
Agacho la cabeza decepcionada unos segundos y luego la alzó para sonreírle a su mejor amiga.
—Muchas gracias, Chae—Le agradeció la menor—¿Como supiste que me gustan las margaritas?
Chaeyoung se daba cuenta de que estaba decepcionada. Odiaba mentirle, le mintió inconscientemente ni siquiera deseaba hacerlo. No dejaba de mirar a Dahyun, no paraba de jugar con la pequeña margarita de sus manos y con sus pequeñas mejillas ligeramente sonrojadas.
—Te conozco más que nadie, Dubu—Rió incomoda la chica de cabello corto—Antes de que lo olvide, me pidió tu madre que estuvieras al pendiente del celular que vendrá a buscarte el día de hoy—Chaeyoung le dio unas palmadas en la espalda—Necesito contarte algo después—Le dijo repentinamente—¿Me escucharías esta vez?
Dahyun asintió muy feliz.
—Te escucharé siempre, eres mi mejor amiga y me cuidas todo el tiempo—Dahyun le acercó la margarita—Puedes quedartela, será tu amuleto de la buena suerte—Sonrió hasta que sus pequeños ojitos quedaron por completo cerrados—Te la devuelvo, para que puedas tener un día estupendo.
Chaeyoung la tomo con cuidado y su expresión cambió por completo. No le agradaba.
—Me iré a clases, nos vemos después—Se despidió Chaeyoung.
Antes de salir por completo del aula se detuvo un momento, saco su celular del bolsillo y le escribió a alguien. Ese mensaje había sido enviado y la margarita que le entregó Dahyun la tiro al suelo y la piso. Y por ultimo, volteó a ver a Dahyun una vez más antes de irse.
—Te haré entender a la mala, Dubu—Susurro Chaeyoung para si misma—Perdóname, es por tu bien.
Dahyun estuvo esperando a que las clases iniciaran, ahora su clase era un poco más tarde. Nayeon intentaba llegar temprano por ella, le era imposible debido a que contrabajo y llegaba despierta a la escuela. Se saludaron como siempre, contaron un poco de todo lo que hicieron el día de ayer, cada vez que Nayeon hablaba sobre la relación de Tzuyu con Sana, sentía culpa, como su pecho dolía debido a la traición. Disimulaba bastante bien, le preguntaba muchas cosas al respecto aunque le terminara doliendo y deprimiéndose.
La maestra llegó, guardaron silencio y se concentraron en sus pequeñas clases. Las clases eran de cosas sencillas pero desde que inició el curso, había aprendido tantas cosas y eso le alegraba. No fue a la escuela por mucho tiempo, su primaría era especial, por esa pequeña razón pudo asistir aún siendo ciega.
El día parecía estar corriendo un maratón, las horas se iban en un abrir y cerrar de ojos y cuando se dio cuenta ya era hora del descanso. Chaeyoung le hablo por teléfono que no podría desayunar con ella el día de hoy. Nayeon lo escuchó e insistió mucho de que fuera con ella y Tzuyu a la cafetería para que no se quedará sola. Se negó rotundamente.
—¿Segura que no quieres venir?—Nayeon acomodaba las cosas dentro de su mochila—¿Ya no te divierte estar con nosotras?—Agacho la cabeza avergonzada—Supongo que no debe ser fácil convivir con la novia de la chica que te gusta... Lo había olvidado—Rió incomoda—Lo siento mucho.
Tzuyu estaba parada recostada en la puerta del salón de clases observando a ambas y escuchando su pequeña conversación. No podía evitar mirar a Dahyun directamente, analizando sus expresiones al hablar. Cuándo escuchó su nombre, su boca hizo una pequeña mueca y parecía triste. Intentó no hacer ruido para no interrumpirlas, era gracioso mirarlas hablar mirando a la nada.
—No es eso, no quiero incomodar a Tzuyu—Esta vez Dahyun sonrió—Eso es todo.
—¿Incomodarme porque?—Tzuyu alzo una ceja—¿Tendría porque?
Dahyun quedo más blanca de lo que ya era. No fue la única que se asusto, puesto que Nayeon dio dos pequeños saltos de su lugar.
—Tzu-yah ¿Acababas de venir?—Preguntó nerviosa la mayor.
—No, llevo escuchándolas desde que llegue—Respondió sincera la taiwanesa y sin titubear—¿Y bien? ¿Me responderás la razón para estar incomoda?
—Eso solo tu puedes responderlo—Dijo con sarcasmo la menor.
Tzuyu sonrió.
—Entonces no tienes porque preocuparte, no me incomoda ser tu amiga. Solo ven a comer con nosotras, yo invitó.
Nayeon dio dos pequeños brincos al escuchar comida gratis. No paraba de reírse y de nombrar a Dahyun con toda esa energía que cabía en su pequeño cuerpo. Termino aceptando con todas las insistencias y no pudo decir ''no'' de nuevo.
Iban caminando agarradas de la mano de Tzuyu, cada vez que venía la taiwanesa era el blanco de todas las miradas. Y es que solían invitarla a salir de vez en cuando en algunas comidas en las que las lograba acompañar. Se preguntaba el porque Sana la prefería a ella, estando a su lado seguramente no destacaría en absolutamente nada. Todos los comentarios eran para la chica alta de alado, alagando su cabello, estatura, su rostro y su cuerpo.
Tomaron asiento en una mesa cerca de la puerta, Tzuyu ni siquiera se molesto en preguntarles que iban a ordenar, se tomo el atrevimiento de darles una pequeña sorpresa. Mientras esperaban, se pusieron a conversar un poco esperando sus respectivos platos de comida, Nayeon parecía muy nerviosa desde la mañana.
—Bien, he regresado—Se anunció la taiwanesa, les puso su desayuno al frente y se sentó alado de Dahyun—Les traje lo que siempre piden, no quise fastidiarlas comprando otras cosas—Se rió.
Dahyun pudo notar el buen humor de Tzuyu, si solía hacer bromas pero nunca escuchaba una risa al terminar de hablar.
—Hoy pareces estar de buen humor—Le susurro Dahyun un poco avergonzada.
La sonrisa en el rostro de Tzuyu desapareció y frunció el ceño.
—¿De verdad?—Se bufó Tzuyu—¿Me consideras tu amiga Dahyun?
Aquella pregunta erizo por completo la piel de Dahyun, no buscaba una respuesta, antes pudo haber contestado ''si'' sin siquiera pensarlo, ahora mismo estaba dudando sobre su respuesta. La manera de preguntarle mantenía otras intenciones, pudo notarlo en el tono que utilizo al preguntarle.
—¿Y tú?—Preguntó de vuelta Dahyun—¿En verdad me consideras tu amiga?
Tzuyu rió un poco y luego frunció el ceño.
—Sí, te considero una amiga.
Nayeon comía tranquilamente al frente, no ceno a noche por lo que no perdió el tiempo en esperarlas para que iniciaran todas juntas. Uno de sus oídos estaba pendiente por si en algun momento terminaban agarrándose del cabello.
—¿Y porque no desayunan en silencio?—Nayeon dejo su cuchara aun lado—Tzuyu, por favor compórtate, estas haciendo sentir incomoda a Dahyun—La regaño.
Dahyun pudo respirar de nuevo, quería agradecerle a Nayeon por intervenir, no quería responderle a la taiwanesa.
—De acuerdo—Tzuyu le sonrió.
Comieron en silencio después de eso, el único ruido en la mesa era el del plato de vidrió chocando con la cuchara y el sonido de los vasos al asentarlos sobre la mesa. Al terminar de comer, volvieron de nuevo a su salón de clases, todavía faltaba un poco para que el descanso terminara, su celular timbro un par de veces no alcanzó a responder ni una sola llamada.
Estaban paradas enfrente de la puerta del salón, Tzuyu ahora estaba alado de Nayeon sujetando su mano y Dahyun del otro lado recostada en la pared, se alejo un poco mientras ellas dos conversaban de cosas que no le interesaban ni mucho menos entendía o al menos eso creía. Quiso poner sus auriculares, los busco en su bolsillo en dónde siempre solía guardarlos y no los encontraba, se empezaba a desesperar. Quedo congelada, sus manos se detuvieron al escuchar el nombre de Sana en la conversación de ambas chicas.
—¿Sana?—Preguntaba Nayeon con el ceño fruncido—¿Que hizo que te puso triste?
Trago saliva esperando la respuesta de la Taiwanesa.
—Me engaño...—Soltó con veneno de sus labios—Me enviaron una foto en dónde estaba con Mark, su ex novio.
El corazón le empezó a latir a mil por horas al escuchar el nombre de Mark el ex novio de Sana. No quería creerlo, no debía tomarle demasiada importancia. Las dudas regresaban de nuevo.
¿Podrá ser cierto que se seguía viendo con su ex?
No quería sentir celos.
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