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Green

La sensación de dolor en el pecho, era igual a cuándo de pequeña no le salía algo bien, incluso este dolor era peor. Aún lo podía sentir atorado en un pequeño espacio de su pecho, pero lo invadía la curiosidad, porque nadie le quitaba de la mente que a Sana la conoció tiempo atrás. 

Pasaron los días rápidos, Sana nunca fue a entregarle su bastón que dejo en la azotea el fin de semana. Chaeyoung le hizo muchas preguntas al respecto, pero mintió diciendo que alguien lo tomó y no pudo buscarlo, por esa razón es que tardo mucho en llegar. Pero hubo un pequeño detalle que olvido, fue que personas las habían visto por los pasillos...

Hoy a diferencia de otros días tomaría sus pequeñas clases en el jardín de la escuela, una maestra les ayudarían a realizar sus actividades pero Dahyun se encontraba sola sentada en el pastó de aquel bonito jardín. Prefería estar sentada sola, porque ella era inteligente y no necesitaba de las actividades para ayudarla, ella solo estaba ahí para no estar encerrada en su habitación escuchando música o platicando con su madre.

—Hola ¿Tu también eres ciega?—Pregunto una chica que se sentó alado de Dahyun—La profesora me indico que viniera contigo, le quería sacar platica a una persona que no escucha—Rió aquella chica. 

Dahyun era tímida con personas que no conocía, tragó saliva y tomo un poco de aire para poder tener una conversación y no arruinar su única oportunidad de hacer nuevos amigos. 

—Sí, pensé que era la única aquí que lo era—Rió Dahyun.

—Recién entre el día de hoy, mi madre cree que esto me servirá para adaptarme mejor a esto... Aunque yo creó que uno nunca se acostumbra a no poder ver a su al rededor—La chica jugaba con un trozó de manera que estaba aún lado suyo que encontró por accidente cuándo casi se sienta encima.

Lo entendía perfectamente esa necesidad de poder observar todo lo que estaba al frente y detrás suyo.

—¿Eres ciega de nacimiento?—Pregunto curiosa.

La chica guardo silencio unos segundos.

—Tuve un accidente hace dos años. Solía ser una chica despreocupada... me arrepiento de haber salido sin permiso ese día—Respondió la chica con la voz quebrada del recuerdo.

No debió preguntar aquello, no todas las personas eran como ella que desconocían el mundo desde nacimiento.

—Lo siento mucho, no debí ser muy curiosa—Susurro por lo apenada que estaba de ser tan imprudente.

—No te sientas mal, no fue tu culpa—Rió la chica de manera simpática—Por cierto, mi nombre es Nayeon.

—El mío es Dahyun, es un gusto—Rió Dahyun.

Hizo a su primera amiga, esperaba que tuvieran más conversaciones porque ahora sentía que encontró a una persona que la entendería. Se levantaron para ir a otro lugar en dónde tuvieran un poco más de sombra, el sol parecía intensificarse y no querían quemarse. Estaban muy cerca de un árbol muy conocido por todo el instituto por ser grande y tener unas flores muy hermosas en la primavera. 

Le pidieron a una de las maestras que estaban cerca para poder ir sin miedo a tropezarse con una piedra o alguna cosa que obstruyera su camino. Dahyun se sentó del lado derecho y Nayeon del lado izquierdo para sentirse un poco más cómodas.

—Una pregunta—Dijo Nayeon—¿Tu eres ciega de nacimiento? 

Dahyun recogió sus manos y las llevo encima de sus piernas.

—Sí...—Mordió ligeramente sus labios—Mis ojos siempre fueron débiles. Solía atormentarme pero creo que me acostumbre a percibir la vida de otra manera. 

La sonrisa de Nayeon se desvaneció debido a las palabras tan cálidas de Dahyun, a diferencia de ella odiaba el no poder ver, le costó demasiado tiempo asimilar que nunca volvería a ver su rostro, el color de su cabello o su habitación. 

—Lo que más me preocupaba de perder la visión era de que los chicos no se fijarían en mi. Tenía un novio antes del accidente—Tragó saliva recordando—Yo me escape de casa para ir a esa fiesta y pasar tiempo con el, era una adolescente tonta, y enamorada...—Dijo con un tono amargo en los labios—Cuando se enteró que nunca volvería a ver, su reacción fue desagradable el simplemente nunca volvió a llamarme ni a buscarme...

Dahyun comprendía lo doloroso del rechazó, las personas siempre le temen y huyen de lo que es diferente a ellos. 

—Es bueno que esa persona se haya ido de tu vida, eso quiere decir que la vida te quito a una basura en tú vida—Dahyun sonrió—Mi mamá siempre dice que la persona que en verdad te quiere, nunca te veré diferente aunque tengas cuatro brazos—Rió debido a su ejemplo—Encontraras a tu persona predestinada, estoy muy segura. 

Nayeon sonrió mostrando el par de dientes de conejo que la han caracterizado toda su vida.  

—Es muy lindo lo que dices y eso que soy una extraña para ti—Sonrió Nayeon—Por la manera en la que hablas seguramente tienes novio. 

El rostro se le puso totalmente rojo, si salió en algunas citas pero todas terminaron en fracaso debido a que los chicos no esperaban que llegara una chica ciega y era un poco humillante de decir, pero ella no era una persona mentirosa.

—Nunca he tenido a alguien que me guste...—Respondió con sinceridad—Ni si quiera soy consciente de como se sentirá gustar de alguien.

Abrazó sus piernas, su mentón estaba encima de sus rodillas y recostó un poco su rostro. Nayeon estaba por decir algunas palabras de aliento pero un ruido extraño llamo la atención de ambas, venía del lado izquierdo era el sonido de unos zapatos caminando hasta su dirección. Parecía venir tranquilo, los pasos que daba esa persona eran lentos y descuidado por la manera de andar pisando cada hoja seca de su camino. Esperaron hasta que por fin viniera la persona y descubrieran de quién se trataba o simplemente se iría de largo, preferían guardar silencio en vez de continuar con su conversación. 

—Chica de piel pálida—Susurro la japonesa al llegar.

El corazón de Dahyun latió fuertemente y oculto su rostro entre sus rodillas. 

—¿Que pasa?—Susurro Dahyun. 

Sana no pudo evitar sonreír al mirar lo tierna que se veía escondiéndose. La sonrisa se fue de su rostro al notar la presencia de la otra chica, la expresión en su rostro era otro. 

—Vine a entregarte tu bastón que olvidaste en la azotea el fin de semana—Sana se agacho para entregarle en sus manos su bastón—Quería traértelo antes, pero he estado muy ocupada estos días.

Dahyun sujeto su bastón, lo bajo para dejarlo aún lado y le sonrió. Estaba muy feliz de verla luego de días de no saber nada de ella. 

—Muchas gracias—Volvió a sonreír Dahyun. 

Nayeon se levantó, sacudió un poco su roba y tomo un poco de aire. En ambas manos se le formaron unos puños. Le toco un poco el hombro de Dahyun para llamar su atención y se fueran un poco lejos de Sana. 

—¿Puedes acompañarme un minuto?—Pidió Nayeon a Dahyun. 

—Sí, no hay problema—Respondió. 

Caminaron con mucho cuidado a unos centímetros lejos del árbol en dónde estaban antes platicando a gusto. Se detuvieron, Dahyun estaba un poco confundida debido a la pequeña petición de Nayeon. 

—¿La conoces?—Preguntó de manera inmediata.

—¿Te refieres a Sana?—Preguntó inocente intentando entender. 

—Sí—Nayeon apretó ambas manos—No deberías ser amiga de una persona como ella—Soltó con veneno. 

Dahyun siempre se preguntó eso, escuchaba cosas en los pasillos, era normal que no a todos les cayeras bien, pero ahora eran dos personas que le decían prácticamente lo mismo.

—¿Por qué?—Dahyun mordió un poco sus labios.

—Debo irme Dahyun... ha venido mi madre por mi—Fue lo último que escucho de Nayeon. 

Escuchaba los pasos que daba para alejarse aún más de ella. Recordó cuántos pasos dio para poder ir a dónde estaba, con mucho cuidado empezó a caminar de regreso al enorme árbol en dónde seguramente Sana aún estuviera esperándola. Aunque no la culpaba si tomó la decisión de irse a clases de nuevo. 

Daba unos pasos cuidados para no tropezar, una de las ramas saltadas de aquel enorme árbol no lo notó la primera vez y tropezó con el logrando que perdiera el equilibrio. Cerro los ojos esperando a que se estrellara con el suelo, pero eso nunca sucedió si no todo lo contrario cayó en alguien quién sujetaba su cadera en esos momentos.

—Ten más cuidado o podrías lastimarte—Le susurro Sana. 

El sonido de su voz se escuchaba demasiado cerca de su oído. Su mano estaba en su cadera y la mano de ella estaba muy cerca de su pecho.

—Pensé que te habías ido—Susurro apenada escondiendo su rostro en el pecho de Sana. 

No podía evitar oler aquel perfume que la japonesa tenía y es que era muy refrescante para su nariz. 

—No me podía ir sin despedirme de ti—Sonrió Sana. 

Sana se separó de Dahyun, y con mucho cuidado la ayudo para que se sentara en el césped. Se daba cuenta que estaba temblando y eso le parecía lindo. Se sentó aún lado de ella, dándole su espacio para que no quedaran muy cerca. 

Estaban en silenció, Dahyun estaba demasiado concentrada pensando en la ropa que traía la japonesa. Por lo que pudo sentir traía un abrigo y una blusa de tela ligera. Algo que le causaba curiosidad siempre era como iban vestidas las personas o que tipo de estilo utilizaban por lo que le contaba Chaeyoung habían un montón de estilos.

Escuchó el bostezo de Sana quién parecía querer dormir debido a la tranquilidad que abundaba en su cuerpo, debido al perfecto clima caluroso que tenía el día de hoy.

—¿Tienes sueño?—Pregunto Dahyun.

—Un poco, llevo días sin poder dormir... pronto será la obra escolar debido al festival de mañana, pienso que hoy también estaré muy ocupada—Dijo antes de terminar bostezando de nuevo. 

Sana termino cayendo en el hombro de la chica de piel pálida sin darse cuenta. Eso causo una enorme sorpresa en Dahyun quién parecía un tomate apunto de explotar. Escuchaba con atención la respiración frágil de la chica, el sonido de aliento, enseguida sintió como los cabellos de Sana recorrían parte de su hombro, entonces entendió que ella efectivamente tenía el cabello demasiado largo, incluso más que el de ella.

De continuar de esa manera probablemente despertaría con dolor de cuello más al rato, así que se las ideo para recostarla en su regazó para que tuviera una pequeña siesta mejor. Nunca nadie había dormido en su regazó ni siquiera a Chaeyoung se lo permitía.

Le gano la curiosidad, jugaba con los cabellos de Sana y los enredaba y pasaba por sus dedos. Quería saber como era, quería poder contornear su rostro pero sentía que era algo demasiado atrevido y no estaba bien, debía pedirle permiso. La manera en que su rostro encajaba perfectamente en su regazó, era algo esplendido y era un sensación familiar. Llegaba a pensar que realmente no conocía a Sana, y solo la estaba comparado con una antigua amiga de su vieja escuela, porque seguramente la primera vez que cruzaron palabras realmente si fue el día del parque. 

—Lo siento, prometí que te cuidaría y no cumplí mi promesa—Sana balbuceaba entre sueños. 

Estaba sujetando fuertemente parte de su pantalón, estaba un poco inquieta, decía algunas cosas que no lograba entender. Intento calmarla, acariciaba su cabello con mucho cuidado y susurraba una canción de cuna que su madre solía cantarle cuándo tenía miedo. Estaba funcionando, Sana empezaba a calmarse, parecía calmarse no sentía que se moviera ni nada, seguramente continuaba dormida ahora más tranquila. 

—Dahyun ¿Que sucede aquí?—Pregunto Chaeyoung quién venía a buscar a Dahyun para ir a casa. 

No escuchó los pasos de su mejor amiga, ni siquiera su voz y ahora estaba quieta sin moverse debido a la impresión. 

—¿Sana?—Volvió hablar. 

Dahyun asintió y la hizo guardar silencio.

—Necesito una explicación, Kim Dahyun...—Respondió Chaeyoung enojada.

—Lo entiendo, prometo contarte—Le sonrió. 

Volvieron a quedar solas de nuevo, Chaeyoung estaba muy enojada con ella y lo entendía, tenía sus motivos para estar enojada, y lo respetaba. Sana era un misterio que iría descubriendo poco a poco, era sus ganas inmensas de querer dar con la verdad si de conocerla se tratara.

—¿Que me pasa contigo? Eres una chica, y yo también lo soy... entonces porque haces latir mi corazón como si lo tuvieras desde hace mucho. 

Era un secreto interminable con un sentimiento de por medio.



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