Flor negra.
El cuerpo de Sana estaba en un pésimo estado, no solo eran los golpes que recibió la noche anterior, ahora venían incluido los golpes por proteger a Dahyun de esa caída en las escaleras. Aunque no quería hacerlo su cuerpo se impulso sin pensar, lo único que pasaba por su mente es que no quería que se lastimara aunque tuviera que recibir todos los golpes ella. Su madre tuvo que curarla cuándo regreso a casa, aún con todos esos fuertes dolores continuó en sus ensayos y luego fue a trabajar hasta las 3 de la madrugada. No podía simplemente quedarse tirada en la cama esperando a recuperarse.
Ella no había visto aquel vídeo que circulaba en todas las redes sociales.
—¿Te encuentras mejor hija?—Entro su madre con unas pastillas en mano y un vaso de agua—Tu cara no esta bien, pero tu espalda esta muy mal.
Sana con cuidado se recostó sobre la cama aunque su espalda doliera tenía que sentarse.
—Estoy bien—Sonrió Sana para calmar a su madre—Tengo que ir a trabajar hoy en la cafetería, hoy es día de paga, no puedo quedarme aquí sin hacer nada. Estaré bien si eso te preocupa.
Tomo la pastilla, se despidió de su madre quién estaba igual o más ocupada que ella. Fue en busca de su ropa para meterse a bañar. Antes de eso su celular sonó, era una llamada de Mark su novio.
—¿Mark? ¿Que pasa?—Dijo Sana.
—Hoy habrá una fiesta en mi casa y quiero que vengas...—Dijo Mark del otro lado de la línea—Hace tiempo que no nos divertimos.
No quería realmente ir porque su cuerpo dolía demasiado como para ir a una estúpida fiesta de adolescentes hormonales.
—Veré que puedo hacer—Respondió Sana rodeando los ojos.
—Esa es mi chica. Te veré más tarde entonces.
Colgó la llamada sin siquiera despedirse o decirle que tuviera un buen día. Mark así era, solo hablaba o le mandaba mensaje por sus propios intereses, no era que se sorprendiera sobre su actitud esa fue la razón por la que se hizo su novia porque no la estaría molestando todo el día.
Fue de nuevo al baño para terminar de bañarse y arreglarse que el tiempo no esperaba, y no quería llegar tarde de nuevo. Normalmente Sana vestía con ropa comoda, usaba unas botas negras que no cansaban para nada sus pies y una blusa ligera con una camisa encima y unos pantalones o shorts ajustados, y hoy añadió una gorra, y lentes obscuros.
Iba en su bicicleta con mucho cuidado, de manera lenta y segura porque de caer de nuevo su cuerpo literalmente se rompería, y no encontraría todas las fuerzas para levantarse. El café no estaba muy lejos y el tráfico estaba a su favor. Miraba por todos lados para no tropezar con ninguna persona, pero el día estaba desierto era sábado y normalmente las personas solían empezar su día más tarde.
Llegó al café, dejo sus cosas en su locker y fue a los vestidores a ponerse el uniforme. En todo el día no entraban muchas personas, en parte lo agradecía porque podía quedarse en el mostrador solamente atender y no moverse demasiado. La puerta del café sonó de nuevo y dejo ver una chica alta entrar por esa puerta con unas zapatillas y un enorme bolso chanel.
—Buenas tardes—Dijo aquella chica de cabello negro lacio y largo—Me podrías dar un capuchino grande para tomar aquí, si no es un problema.
—En un momento—Respondió con un tono cortante la japonesa—¿Normal de azúcar?
—Sí, preparalo como mejor te quede—Le respondió la chica—¿Tu eres la chica de la bicicleta no es así? No pude reconocerte debido a esos golpes en el rostro.
Sana asentó el vaso en la mesa, miró a la chica y su expresión cambio, la miraba con indiferencia. Ignoro la pregunta de la chica y regreso a preparar el capuchino para que se fuera y no continuara parada enfrente del mostrador. Se lo entregó, le cobró sin dirigirle la palabra de nuevo pero esta parecía no resignarse.
—Ese día te veías más amable—Miró el gafete cerca de su pecho de la japonesa—Sana...—Termino de hablar luego de decir su nombre.
—Es una lastima que se lleve una decepción—Frunció el ceño la japonesa y limpiaba un poco el mostrador—Usted se veía menos habladora.
La chica reía por la actitud de la chica al frente.
—Verte con todas esas marcas en la cara, me hace pensar que eres una chica mala metida en cosas turbias ¿Me estoy equivocando?
—Disculpe señorita, debería solo dedicarse a tomar su capuchino, y dejar de suponer cosas de las empleadas del lugar.
La dejo continuar con su trabajo, salió un momento para limpiar las mesas. Su compañera había llegado por lo que necesitaba limpiar solo un poco las mesas. Y esa mirada que la chica de la esquina le daba fuera de ser divertido para ella, le era incomodo. Suficiente cosas le había dicho, de escucharla el gerente seguramente la hubieran regañado por tratar de una manera grosera a una cliente.
—Disculpe señorita—Gritó aquella chica alzando su mano para llamar la atención de Sana.
Hubiera querido ignorarla pero el gerente entro por la puerta y no podía simplemente irse al mostrador de nuevo. Camino hasta la mesa de la chica con una expresión de pocos amigos, fruncía el ceño y mordía un poco sus labios.
—¿Si?—Preguntó Sana—¿Necesita algo más?
—Necesito que sonrías o a mi tio no le agradara saber que una de sus trabajadoras trato muy mal a su pequeña sobrina—Soltó una pequeña risa y le guiñó un ojo.
Sana quedó con la boca abierta. Tragó saliva e hizo una reverencia para disculparse.
—Debería darte propina por hacer de ir a tomar un capuchino algo divertido—Soltó de repente la chica levantándose de la mesa en dónde se había sentado—Me encantaría quedarme pero tengo cosas que hacer.
El día continuó normal, ya eran las 6 de la tarde y su turno terminaría pronto. Fue a su locker para beber un poco de agua e irse a cambiar. Se miró en el espejo, su espalda tenía un color morado entre rojizo debido a los golpes que su cuerpo recibió, lo toco con cuidado pero le dolía demasiado que quito su dedo rápido. Los hematomas en su cuerpo eran desde pequeños hasta unos más grandes. Le dolía moverse, su brazo quería querer quitárselo cada vez que hacía un movimiento no deseado.
Escuchó la campana de la puerta, no le tomo importancia porque debía cambiarse para ir a casa. No iba a ir a esa fiesta, menos en las condiciones en las que estaban. Revisaba su pequeña alcancía de las propinas, y le fue bastante bien.
—¡SANAAAAAAA!—Gritó Mina del otro lado del mostrador.
Sana inmediatamente salió casi corriendo para calmar a su mejor amiga.
—¿Mina? ¿Que estas haciendo aquí?—Preguntó desconcertada al ver a su amiga parada casi al frente suyo.
—Vine a recogerte para ir a la fiesta de Mark.
—No iré, no estoy de ánimos para ir a una fiesta...
Mina la quedo mirando sorprendida, normalmente era ella la que rechazaba ir a fiestas y Sana siempre era la que lograba convencerla, pero un tiempo para acá su actitud cambió demasiado y ni ella sabía la causa.
—Quita esa cara larga—Le sonrió—Iremos a la fiesta para que te relajes, toda la semana te la vives con demasiadas cosas ¿No quieres despejarte al menos una noche?
Eso era lo que ella más quería, descansar todo un día recostada en su cama sin tener que preocuparse de que comerá o si tendrá para comer un poco. El cuerpo estaba por romperse, y seguramente se arrepentiría pero quería simplemente perderse una noche.
—Me apunto—Rió Sana.
Fue por sus cosas, dejo su bicicleta y fueron a casa de su mejor amiga para que pudiera cambiarse porque la ropa que tenía no era para una fiesta, ni siquiera para ir a un festival escolar. Mina tenía carro propio, no tardaron ni 50 minutos en llegar a su casa. Le mostró un montón de ropa, pero ninguno llama la atención de Sana, y es que su mejor amiga tenía un estilo muy diferente al suyo.
La camisa se la quitaba lentamente, no quería hacerlo pero se estaba cambiando enfrente suyo. No la dejo ir al baño para cambiarse, insistió mucho pero se termino rindiendo. No quería que Mina viera todo lo que ocultaba en ese pedazo de tela que era su camisa. Su amiga al notarlo, no podría creer lo que estaba viendo, y se acerco con cuidado tocando su espalda con mucho cuidado sin poder cerrar la boca debido a la sorpresa.
—¿Quién te hizo eso? ¿Te peleaste? ¿Fue por la caída de las escaleras?
Sana no respondía, no quería hacerlo.
—Sí fue por la caída—Mintió la japonesa.
Las manos de Mina recorrían parte de su espalda y trazaba con mucho cuidado algunas hematomas.
—Esto no es por una caída, estos son por golpes ¿Quién lo hizo?—Frunció el ceño—Dime la verdad, Minatozaki.
—No importa—Respondió Sana—Me cambiaré rápido, Mark debe estar desesperado por verme llegar.
Continuó cambiándose con la ropa que Mina le prestó. Era cómoda para su buena suerte, se puso las mismas botas negras y fue un momento al baño para poder lavarse un poco la cara. Se miraba al espejo, y notaba un poco morada la parte del ojo, no traía maquillaje, y rezaba porque nadie lo notara, mucho menos en la escuela.
Salieron de casa de Mina e iban a casa de Mark. Estaba un poco lejos, pusieron un poco de música para el camino y platicaban un poco, aunque Sana parecía más distante, y solo se dedicaba a escuchar todo lo que su mejor amiga le contaba.
—¿Por que nunca me cuentas lo que te preocupa?—Agarraba con mucha fuerza el volante—Desde ese día todo cambio.
Habían cosas que a Sana no le gustaba hablar y eso era una de las tantas cosas que detestaba que le mencionaran aunque fuera con las mejores intenciones.
—Cierra la boca, Myoui...—Llevo un poco de cabello para atrás—Solo quiero distraerme.
—De acuerdo—Dijo Mina con un tono suave—¿Por qué salvaste a esa chica? ¿La conoces?
Sana rodeó los ojos, rasco un poco su cabello y miró a Mina de reojo.
—No la conozco, solamente no quería que se hiciera daño...
Mina pensaba en el vídeo que le pasaron, pensaba en la chica que Sana sostuvo entre sus manos para que no se hiciera daño. Habían rasgos que le parecían familiar, como si la hubiera visto antes solo no recordaba el lugar.
—Esa chica se me hace conocida ¿A ti no?—Mina no paraba de intentar recordar en dónde la había visto.
—Solo es una chica normal, no pienses demasiado en eso.
Sana estaba a la defensiva, lo único que quería ahora era beber y morirse tirada en una cama que seguramente le causaría una resaca horrible el día de mañana, pero era domingo y podría dormir un poco más.
Llegaron a casa de Mark, se estacionaron enfrente y tocaron la puerta. El propio novio de Sana les abrió, se lanzó para besar a Sana quién sujetaba su cintura de una manera ruda pegandola a su cuerpo. Mina paso a su al rededor y entro para no ver más esa escena de Sana siendo devorada por un chico de preparatoria.
Le dolía que la estuviera sujetando muy fuerte pero no le decía que parara, si no todo lo contrario ella quería continuar aunque su espalda doliera.
—Pensé que no vendrías. Iba a empezar a divertirme sin ti—Soltó una risa Mark—Vamos adentro y divirtámonos toda la noche.
—Eso es lo único que quiero en estos momentos—Sana le dio un pequeño beso en los labios—Lo único—Volvió a repetir.
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