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Flor marchita

El dolor era mental, su dolor no venía desde su cuerpo ni de cada golpe recibido. Venía de sus pensamientos de su corazón abandonado por la vida. No era fácil ser Sana, debido a que todos los días sus esperanzas morían y vivía nada más para no dejar sola a la única persona que nunca la abandono ni la culpo. 

Poco a poco iba recobrando el conocimiento, lo único que recordaba es que estaba siendo golpeada por JK en el callejón y que termino desmayada. Pero no sentía que su ropa estuviera mojada y estaba acostada en algo suave. Abrió un poco los ojos, una luz estaba arriba de ella y una pared color blanco. Tenía sus manos en su estomago y su cuerpo no le dolía como pensaba. Al abrir completo los ojos, se asustó al notar que estaba recostada en un sofá en un lujoso departamento. Todo era increíble, era un departamento moderno y caro por todas las decoraciones costosas. 

Intentaba levantarse, escuchó un ruido y volvió a cerrar los ojos un poco para poder ver quién era la persona que la había rescatado. Entró una chica quién estaba de espaldas en lo que parecía ser una cocina, tenía el cabello negro y largo, y su figura era de envidiarse. Estaba acercándose con una bandeja en manos repleta de comida que aquel aroma entraba por su nariz. 

—Se que estas despierta. No eres muy buena haciéndote la dormida—Rió la chica.

Sana se levanto un poco y permaneció sentada sin dejar de observarla, la conocía porque era la chica de la cafetería.

—¿En dónde estoy?—Preguntó aturdida la japonesa.

—Estas en mi apartamento—Respondió la chica asentando la bandeja encima suyo—Te encontré tirada bajo la lluvia en un callejón cerca de un restaurante. 

—No deberías traer a chicas que encuentras en un callejón ¿Tus padres no te lo dijeron?—Respondió con sarcasmo.

La chica empezó a reír. 

—No siempre te encuentras en un callejón a la chica que sirve cafés con una actitud arrogante hacía sus clientes—Le sonrió coquetamente—Come un poco, para que te pueda curar un poco. 

No había notado que no tenía su ropa puesta y tenía una pijama en forma de cocodrilo. Se asustó un poco pensando en la idea que la viera desnuda. 

—Te he causado muchas molestias, me iré.

Sana intento levantarse pero la empujo con cuidado para que se volviera a sentar. 

—La lluvia a empeorado, me temo que no puedes irte ahora—Le señalo la ventana—No suelo ser así de servicial con nadie, no me hagas enojar. 

Tomo los cubiertos y empezó a comer, en su primer bocado quedo encantada con la comida. No estaba comiendo, lo estaba devorando poco a poco hasta que quedo todo limpió su plato. El agua de frutas que le llevó también estaba rico que le pidió un poco más de todo. Olvidaba lo rico que es comer comida casera en un día de lluvia eso lo volvía más especial. 

La chica venía con una pequeño botiquín de emergencias. Lo puso a un lado, y esperó a que terminara de comer para poder limpiar sus heridas. 

—Cocinas muy rico—Soltó una risita Sana—Llevaba tiempo sin probar comida tan deliciosa. 

—Me gusta cocinar de ves en cuándo—Rió—Por cierto chica del café, no te he dicho mi nombre—Extendió su mano—Mucho gusto soy Tzuyu.

—El mió es Sana...

Sana apretó su mano como saludo, no dejaba de mirarla directamente a los ojos. Eran misteriosos, contenían una maldad que no lograba descifrar si eso era bueno o malo. Después de soltarse le pidió que se diera la media vuelta y que se bajara la pijama. Tocaba su espalda y sus manos eran frías, le dolía en cada pequeño toque que le daba. Le paso un trapo humedo con agua tibia para limpiar. 

—¿Que fue lo que paso? ¿Te puedo ayudar en algo?

—Nadie puede ayudarme. No te entrometas

Tzuyu guardo silencio, no le quería hacer más preguntas. Era muy claro que no deseaba hablar del tema y no preguntaría más para no incomodar a Sana. No dejaba de mirar la espalda de la japonesa, pensaba que era suave y delicada. Era blanca, deseaba rozar su dedo sobre esa piel dañada por la vida. 

—¿Tus padres no te enseñaron a no quitarte la ropa con desconocidos?—Tzuyu sostenía el trapo húmedo. 

—Si no me hiciste nada inconsciente, dudo que lo hagas ahora. Y no es que me importe realmente.

Había terminando de curar sus pocas heridas. Lo único que hacía Sana era estar recostada viendo a la chica que la había rescatado. Intentaba analizarla, no creía que fuera una mala persona, no encontró nada extraño en su cuerpo. Y había lavado su ropa y dado de comer. Lo que si le sorprendía es que su departamento era grande y muy lujoso. Ella deseaba vivir en un lugar así, la envidiaba. 

Tardo un poco en volver, había entrado a uno de las tantas habitaciones y cuándo regreso tenía su ropa entre sus manos planchada y seca. Olía rico, le puso un detergente que olía a fresas combinado con vainilla. 

—No puedo sacarte de mi mente—Tzuyu tenía su ropa en mano—Quedé encantada con tus ojos. 

Sana abrió los ojos, no creía lo que estaba escuchando. 

—No entiendo—Susurro Sana confundida. 

—¡Me interesas!—Respondió Tzuyu sin divagar—Quiero que nos conozcamos. 

Se levantó del sofá y se alejó de Tzuyu. Tosía debido a la sorpresa, era la primera vez que una chica se le confesaba. Nunca dudo de su sexualidad, estaba segura que le gustaban los chicos y no las chicas. Pero no podía evitar sentirse extrañada. 

—Solo nos hemos visto un par de veces. No puedo gustarte aparte tengo novio. 

Tzuyu camino hasta dónde estaba parada la japonesa. 

—Se que no nos hemos visto mucho—Respondió Tzuyu—Y no me importa que tengas novio. Eso puede cambiar.

Los ojos brillosos en su mirada, estaban cristalizándose poco a poco y las manos de la chica del enfrente suyo estaba temblando de pies a cabeza. Ella no entendía el amor, el estar con Mark no era necesariamente ''amor'' ella solo estaba disfrutando de su compañía y eso era todo, cuándo estuviera cansada simplemente lo botaría. Las personas siempre eran sinceras respecto a sus sentimientos o eso creía. Nunca conoció a nadie que la hiciera sentir insegura, que tuviera miedo de perder. ¿No la había conocido realmente? 

Las manos de Tzuyu tocaban su barbilla, la estaba mirando directamente a los ojos pero su mirada cambió. Era la mirada de una chica que no iba a perder por nada del mundo, de alguien territorial y que no aceptaba un no por nada del mundo.

—Conozco la deuda de tu familia, se la razón por la que te golpean e incluso se tu mayor pecado—Le susurro muy cerca de los labios—Pensé que alguien como tú necesitaba cariño y quise ser buena contigo—Rió entre sus labios—Investigue un poco de ti y me interesas—Dio un paso atrás—Yo te puedo ayudar a cambio solo de una cosa. 

Sana normalmente no dejaba que nadie la intimidara pero la chica de nombre Tzuyu la estaba dominando. 

—No me hagas reír—Soltó una pequeña risa.

—Tu no tienes a nadie y yo tampoco—Tzuyu volvió acercarse—Estas vacía como yo y buscas un motivo para seguir existiendo—La miraba de pies a cabeza—Puedes tener todo lo que quieras conmigo.

—No estoy interesada. Lo mejor será que me vaya, dices cosas extrañas. 

Sana fue en busca de su ropa que estaba asentada en la mesa del centro y no quería nada más. Estaba caminando hasta la puerta sin mirar atrás, estaba demasiado confundida.

—¿Estas segura?—Volvió a preguntar Tzuyu—¿No estas cansada de tu miserable vida? Dependiendo de becas, ver como la salud de tu mamá se deteriora día con día y tener que matarte en trabajar por una deuda que ni siquiera es tuya—Se puso a sus espaldas y llevo un poco de su cabello detrás de su oreja—¿No quieres un mejor futuro? 

Era claro, ella odiaba su vida desde aquel día en que todo cambio. Poco a poco se fue hundiendo en el propio infierno creado por ella misma, esa era la razón de todas sus actitudes.

—¿Y que quieres de mi?

—Me encanta que seas una chica lista... 

Una decisión que puede cambiar su vida para bien o para mal. 

[Dahyun]

La lluvia caía, escuchaba el sonido de las gotas golpeando su ventana. No podía dejar de pensar en lo que paso en el teatro, en ese sentimiento que lleno de dudas su corazón. Quería hablar con alguien, pero ni ella misma sabía lo que le estaba pasando y explicarlo sería difícil. Lo único que si tenía claro, era que no quería encontrarse a Sana y mucho menos del incidente en dónde la tuvo que llevar a la enfermería. 

Desde que llegó a casa, fue a su habitación y cerro la puerta. La llamaron para comer pero su apetito se fue y quería estar sola. Tenía un mal presentimiento, algo le decía que algo malo estaba pasando o pasaría, sentía incomodad y eso solo le pasaba cuándo algo malo estaba apunto de pasar.

—¿Puedo pasar?—Toco la puerta—¿Te encuentras bien? 

—Sí, adelante—Respondió Dahyun—Estoy bien. 

Su madre se sentó en la orilla de la cama y acariciaba el cabello de su hija. 

—Desde que llegamos tienes esa expresión en tu rostro. ¿Tienes algún problema en la escuela? ¿Alguien te dijo o hizo algo malo?—Dijo enojada su madre.

Dahyun negó. 

—Siempre quise ser normal y poder jugar como los otros niños—Empezó hablar Dahyun—Todos me trataban diferente y es porque realmente lo era... Chaeyoung me presentaba chicos, al tener esas pequeñas citas me hacían sentir que yo también puedo ser querida—Tomo un pequeño respiro—Conocía  una persona hace poco, no sé con exactitud lo que siento. 

La madre de Dahyun se acercó para abrazar a su pequeña hija quién tenía los ojos cristalinos por esas lágrimas que luchaban por derramarse en sus mejillas. No era la primera ves que veía a Dahyun con los ánimos por los suelos, porque en todas esas pequeñas citas que llegaba a tener lo único que causaban es que poco a poco su pequeño corazón se fuera roto.

—Los sentimientos son nuestros propios rompecabezas. Solo uno mismo puede armarlo, porque nosotros somos los que mejor nos conoces—La abrazaba más fuerte—¿Y como es el chico? ¿Por que te tiene tan confundida? ¿El fue el que te llevo a la enfermería? 

Dahyun se separo de los brazos de su madre y agacho la cabeza. Apretaba sus sabanas como si estuviera apunto de decir algo. 

—¿Y si te dijera que no es chico?—Las manos le temblaban como si tuviera miedo de su propia madre—La conocí hace poco, es una chica extraña con un montón de rumores tras sus espaldas. Escucho muchas cosas sobre ella, que debería tener cuidado e incluso Chaeyoung me pidió que no me acercará a ella. No pude hacerlo, pero ella nunca me ha tratado mal, es extraño.

No hacía ningún ruido, esperaba una cachetada de parte de su madre o sus gritos. Lo entendería si lo hacía porque pensaba que no era normal ese sentimiento. 

—Te he dicho que el amor es para todos sin importar a quién persona decidas amar. Eres diferente pero eso es lo que te hace especial—Sostuvo la mano de Dahyun—Nunca te avergüences de tus sentimientos. Si es lo que tu quieres te apoyare porque lo único que deseo es verte feliz—Soltó su mano y miraba como el cuerpo de su pequeña hija sentía miedo y desesperación—¿Por que sientes que te gusta?

—Todo el tiempo siento que la conozco... me ponía nerviosa y quiero salir corriendo todo el tiempo—Dahyun alzó su mano y la sujeto fuertemente—Nunca me pregunte ni tuve curiosidad sobre su apariencia. Hoy al tocar su rostro, me pasaban muchas cosas en la cabeza queriendo imaginar con todas mis esfuerzas como era, fallé. Fue por eso que tuve el ataque de pánico, seguro debe de pensar que estoy loca o soy extraña. 

—Te diré algo, mi pequeña. A veces aunque nuestros sentimientos sean sinceros, no debemos decirlo porque no todas las personas son buenas. Eso también incluye a esa chica... ¿De acuerdo?

Dahyun abrazó fuertemente a su madre de nuevo y no quería soltarla. Las lágrimas que estaban conteniendo caían en la blusa de su madre, eran lágrimas incontrolables y no parecía que pararían durante un rato. 

Lo único que quería era dormir todo el día, estar escuchando música e ignorar al mundo de fuera. Ahora si deseaba estar encerrada en esas cuatro paredes en dónde ni siquiera un insecto pudiera herirla, es lo único que deseaba. 

—No le diré nada hasta no estar segura de lo que siento—Dahyun limpio sus lágrimas y se separo de su madre—Se que si me rompen el corazón de nuevo, tu me abrazaras. 

En la vida de Dahyun estaban cambiando muchas cosas y aún tenía mucho que aprender. Antes de buscar su felicidad encontraría lo que le traía dolor a Chaeyoung e investigaría el nombre que escuchó esa mañana ''Jeongyeon''.

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