El morado mi nuevo azul.
El sonido de tu voz no me es nada familiar pero esa sensación al tocar mis manos ya lo había sentido antes. -Kim Dahyun.
En sus pensamientos aún permanecía el recuerdo de su conversación con aquella japonesa de nombre Sana. Era un total misterio para si misma porque ni ella entendía lo que le estaba pasando y no quería contarle a nadie. Mucho menos se lo contaría a Chaeyoung, pero necesitaba aclarar toda su mente. Si antes estaba distraída ahora lo estaba aún más distraída. Todos parecían notarlo, le preguntaban al respecto pero siempre buscaba la manera de evadir todas sus preguntas, buscaba buenos pretextos y lo conseguía.
Hoy era fin de semana, no tenía clases pero saldría de su casa para ir a escuchar un partido de baloncesto en el que Chaeyoung participaría. Su mejor amiga quería ganar puntos por lo que entro al equipo de baloncesto para ganarlos, no era una tortura porque era su deporte favorito. Estaba muy emocionada de poder asistir, estaría entre la multitud pero podría escuchar todo y gritaría más fuerte que nadie, y la animaría todo el tiempo.
No tardaron en ir a buscarla, llevaba unos shorts de cadera, una blusa blanca de manga larga un poco transparente, llevaba puesto unos lentes para disimular y un sombrero para el sol. Le preguntó muchas veces a Chaeyoung en como se veía, si estaba bien o mal, y lo único que consiguió fueron elogios de su mejor amiga.
Como se lo esperaba, era un lugar muy ruidoso pero ella estaría en primera fila para que pudiera escuchar mejor todo. Tomó asiento en el lugar que le apartaron por una compañera de Chaeyoung, y logro acomodar sus cosas aún lado de ella.
—Mark se ve muy apuesto hoy—Dijo Chaeyoung—Debería presentártelo, el es el capitán del equipo de baloncesto masculino y ha sido una buena ayuda este último año para mi.
La manera en la que le contaba las cosas, sonaba a la voz de una chica enamorada por lo frágil que se escuchaba. Seguramente si pudiera ver podría notar el sonrojo de ambas mejillas del rostro de su mejor amiga.
—Mark...—Repitió Dahyun.
Los gritos eran más intensos cuándo anunciaron al equipo masculino de su instituto. Era demasiado ruidoso, pero no parecía molestarle. Se quedo quieta escuchando atentamente cada palabra que salía del anfitrión que narraría todo el partido.
En todo el partido no dejaban de gritar, inclusive Chaeyoung parecía una chica loca en esos momentos. Parecía demasiado entusiasmada de ver aquel chico jugar. Ahora que recordaba, si sabía que Chaeyoung había salido con un chico antes o que le gustó, pero nunca le dijo su nombre o se lo presentó.
—Iré al baño—Dijo Dahyun y saco su bastón para poder ir sola—No te preocupes por mi, conozco el camino al baño.
—¿Estas segura Dubu?—Pregunto un poco incrédula.
Dahyun asintió.
Conocía perfectamente el lugar, solía venir mucho para tener actividades y eso ya era ganancia. Poco a poco iba conociendo su instituto, eso era algo bueno porque pronto podría andar con mucho cuidado por aquellos pasillos enormes.
El baño no estaba muy lejos, llegó en un abrir y cerrar de ojos. Al parecer no estaba solo, personas estaban dentro y eran muy ruidosas. Decidió quedarse afuera esperando a que esas personas salieran y quedará vació o al menos a que esas personas ruidosas se fueran.
—Vamos Sana, inténtalo...—Decía la voz de una mujer—¿Tienes miedo? Venga, pensé que eras más divertida.
La risa de Sana la pudo escuchar perfectamente.
—No tengo miedo...—Respondió la japonesa.
—Esa es la Minatozaki que conozco...
Escuchó el ruido de su nariz intentar absorber algo y seguida de gritos de emoción de todas las que se encontraban adentro.
Estaba pegada a la pared justo aún lado de la puerta. Su corazón latía a mil por hora, su respiración era agitada y todo lo que intentaba para calmarse parecía no funcionar. Se arrepentía de haber venido sola al baño, hubiera aceptado la ayuda de Chaeyoung una vez más.
«Será esa la razón por la que Chaeyoung no me quiere cerca de Sana» Pensó Dahyun inquieta debido a la enorme sorpresa que se llevó.
Iba mejor de vuelta a dónde estaba el partido, prefería aguantarse que entrar al baño y arruinarles su diversión. Tomo su bastón y empezó a marcar los lugares para caminar y volver, todo estaba bien hasta que choco con una persona y cayó al suelo debido a la fuerza con la que fue empujada.
—Quítate de mi camino—Dijo aquella chica enojada.
—Fue una accidente, no quise chocar contigo—Susurro Dahyun.
Se levantó y limpió un poco su ropa, tomó de nuevo su bastón para seguir caminando.
—Lentes obscuros y un bastón—Rió la chica—Tenemos una ciega con nosotros—Rió ahora de manera fuerte. Empujó a Dahyun y le quito sus lentes, y bastón. Tiró sus lentes al suelo y los piso hasta romperlos—Eso es por empujarme primero...
Dahyun intentaba buscar su bastón por todos lados pero no lo sentía, intentó gatear un poco buscándolo para poder caminar e irse. Era la impotencia que sentía en esos momentos, de no poder buscar un simple objeto. No paraban de reírse de ella, era como si cada carcajada rompiera su pequeño corazón. La hacían sentir inferior, eso era lo que más detestaba de su condición.
—¡Ya basta!—Esa era la voz de Sana—¿Te diviertes molestándola?—Apretó sus manos y la mirada de enojo que le daba a la chica era algo que muy pocas veces veían en el rostro de la japonesa.
Sana se había puesto enfrente de Dahyun para quedar frente a frente de esa chica. Tenía el ceño fruncido, sus manos se contenían a no darle un golpe en la cara.
—¿Te crees muy valiente Minatozaki? ¿Crees que porque eres la novia de Mark no te haré nada? El es mi mejor amigo, pero eso no quiere decir que me simpatices...
—Opinó lo mismo, no me gustaría ser amiga de una basura como tú—Respondió con furia la japonesa. Regresaba su mirada a Dahyun y observo ese par de lentes que le pertenecían intentar volver a pegarlos y fue la gota que derramo el vaso—¿Te diviertes haciendo sentir mal a otros? Eso es repulsivo.
La chica rió ante las últimas palabras de la japonesa.
—¿No tu eres igual? No entiendo tu comportamiento de ahora.
Sana apretó los puños, pero no la golpearía no le encontraba el sentido para hacerlo. De hacerlo, el problema se haría más grande y ahora quería mantener su presencia baja. Ignoro completamente a la otra chica y se agacho para poder ayudar a Dahyun a levantarse, le sujeto la mano y con su mano desocupada tocaba ligeramente su espalda.
La chica al notar que no conseguiría más de Sana, prefirió irse.
Dahyun tenía nervios, sus manos temblaban y se mantenía en silencio. Solo quería ir al baño, y termino en una situación que ni se imaginaba. La vida era difícil, no todas las personas eran buenas, muchas disfrutaban de hacer sufrir a los demás, se preguntaba por que lo hacían. Escucho el ruido de su bastón siendo levantado por la japonesa, sintió un ligero empujon para que caminaran, ella solo era guiada, no tenía idea de a dónde se dirigían.
—Sana ¿A dónde vas?—Gritó una de su grupo de amigas de la japonesa.
No respondió, solo continuó caminando aún más fuerte para alejarse más de ese lugar. Subían escalones lentamente para que no tuviera dificultad alguna a la hora de subirlas. No entendía porque la estaba llevando con ella, ni tampoco el porque no la detuvo, y le decía que alguien la estaba esperando y ese alguien era su mejor amiga.
Se detuvieron y llevó su mano a una pequeña banca para sentarse. Estaba sudando un poco, siempre llevaba consigo un pañuelo y se limpio ligeramente la frente.
—¿Que hacemos aquí? ¿En dónde estamos?—Susurro Dahyun.
—Lo siento, te traje aquí sin preguntarte. Eso fue algo descortés de mi parte—Respondió Sana—Siempre vengo a este lugar para calmarme y pensar.
Dahyun sentía el aire tocar su rostro por lo fuerte que estaba. Era refrescante y el aroma a flores invadía su nariz.
—Estamos en la azotea del instituto, muy pocas personas vienen aquí—Rió Sana a lo último.
El corazón de Dahyun empezó a latir de nuevo de esa manera incontrolable que causaba que sus nervios estuvieran al limite. Es como si esa sonrisa la hubiera escuchado antes, es como si le fuera familiar pero en realidad muy pocas veces había hablado con ella. Era como si estuviera en un sueño.
—A veces siento que te conozco—Mordió sus labios ligeramente—Es como si tu risa la hubiera escuchado y como si tus manos hubieran sujetado las mías tiempo atrás...
Sana la quedo mirando luego de terminar de hablar, guardo su mano en los bolsillos de la sudadera que llevaba puesta. Y sonrió para si misma sin dejar de ver a Dahyun y a su carita llena de preocupación mientras jugaba con sus dedos.
—El mundo es muy pequeño ¿No lo crees? Las personas nunca se olvidan, al menos yo no lo hago—Respondió Sana.
El celular de Dahyun sonaba, a la japonesa le sorprendía más que ella tuviera uno y le sorprendió aún más cuándo respondió de manera tan familiar. Parecía haberse memorizado tan bien el pequeño teléfono que se le fue otorgado. No hizo ruido mientras contestaba para no causar algún inconveniente con la persona con la que estuviera hablando.
—Tengo que irme, Chaeyoung esta preocupada por mi—Dijo al terminar de guardar su celular—¿Me puedes llevar a las canchas?
—Subete a mi espalda—Sana se puso enfrente de ella dándole la espalda—Solo da unos pequeños pasos y salta, prometo que no te dejare caer.
—N-no, no me subiré a tu espalda—Gritó Dahyun nerviosa.
—Si no te subes no te llevaré—Dijo Sana decidida—Es la manera de llegar más rápido.
Dahyun hizo un puchero por lo disgustada que estaba.
—Esta bien me subiré...
Sana sonrió esperando a que ya la estuviera cargando. Escuchó como daba los pasos y el pequeño saltó que dio para que ahora estuviera encima de ella. Agarro sus piernas para sostenerla y Dahyun rodeaba su cuello con ambas manos para sujetarse.
Dahyun cerraba los ojos y en el momento que sintió las manos de Sana tocar sus piernas no pudo evitar sonrojarse y ponerse nerviosa. Esta comenzó a caminar y tenía un poco de miedo, porque pensaba que era pesada y también porque un mal paso que diera la japonesa ambas caerían al suelo pudiéndose herir por la caída. El corazón le empezó a traicionar por lo alborotado que estaba, porque una chica le causaba eso, no tenía problema con que dos chicas andarán. Pero ella nunca experimento tales sentimientos ni con Chaeyoung.
Cada paso que daban era menos tiempo que estaría en esa posición y no le desagradaba en absoluto. Bajaron con éxito cada escalón y parecía que había gente a su alrededor porque Sana no paraba de reír y de saludar a personas.
—Hemos llegado—Dijo Sana agachándose para lograr bajarla—Se ha quedado tú bastón en la azotea, le pediré a alguien que te la lleve.
Estaban en la puerta de las enormes canchas de baloncesto, no había pasado mucho tiempo solo unos 30 minutos desde que aviso que iría al baño. No iba llegar con sus lentes y bastón, seguramente eso le preocuparía a Chaeyoung pensaba.
—Gracias de nuevo—Dijo Dahyun colorada de sus mejillas—No sé que más decir, pero estoy muy feliz de que hayas ido ayudarme.
—Ve adentró te deben estar esperando. Yo me quedaré aquí a esperar a que entres y estés sentada a lado de tu amiga—Sana le dio la media vuelta a Dahyun y le dio un pequeño empujón para que empezará a caminar.
Dahyun sonrió por primera vez en el día, llevo su pequeña mano a su corazón y daba pasos pequeños en linea recta, recordaba cuantos pasos contó al salir y eso la mantenía firme. Llegó a las bancas en dónde estaba sentada antes y sintió la mano de Chaeyoung sujetar la suya. Ambas se sonrieron y le ayudó a sentarse. Ignoraba cada palabra que decía su amiga debido a los múltiples pensamientos que estaba teniendo acerca de todas esas coincidencias.
El partido había terminado, el equipo de su instituto había sido victorioso y todas las personas gritaban. Tiraban pedazos de papel de los colores oficiales del equipo y ahora seguía el turno del equipo femenil en dónde Chaeyoung participara.
—Sana, amor—Gritó la voz de un hombre—Pensé que no te gustaba el baloncesto pero viniste a verme, estoy feliz.
—Quería darte una sorpresa—Respondió la japonesa.
Dahyun al escuchar sujeto la mano de Chaeyoung y agacho la cabeza. Por que se sentía de esa manera, por una chica que apenas estaba conociendo.
—No entiendo ¿Que esta pasando conmigo?—Se dijo a si misma.
Necesitaba hablar con alguien de lo que estaba sintiendo, el sentimiento que ahora tenía no le gustaba para nada porque la hacían sentir triste y a ella nunca le gusto sentirse de esa forma. Hace unos momentos estaba feliz pero en abrir y cerrar de ojos estaba disgustada.
Sentimientos desconocidos apunto de ser encontrados.
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