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Confesión


[Sana]

Minatozaki Sana, una chica misteriosa ante la percepción de la chica de piel pálida. No conocía las intenciones que esta tenía con ella, tal vez todo era una coincidencia el conocerse o en verdad la conocía de tiempo atrás. Tendría que averiguarlo, pero para eso se tendría que mantener cerca suyo un tiempo hasta obtener una respuesta. 

No siempre tenía tiempo, el festival deportivo fue muy agotador para ella, tuvo que pedir un día libre,  las pocas veces que tenía tiempo disponible los aprovechaba para salir a divertirse con sus amigos. Hoy era uno de sus pocos días libres, estaba en casa de una de sus mejores amigas Myoui Mina, veían un par de películas mientras esperaban que dieran las 12 para asistir a una reunión de los amigos de Mark.

—¿Hoy irás vestida cómodamente?—Pregunto Myoui mientras buscaba algo en su armario.

—Iré como estoy vestida, no es como si quisiera impresionar a nadie.

Mina se rió de su mejor amiga, y es que Sana era de esa manera era muy despreocupada de su apariencia, pero usara lo que usara realmente todo se le veía malditamente bien.

—Ya que no tienes novio, entonces es tu oportunidad—Se bufó su mejor amiga.

—Quizás se buena idea—Respondió con esa mirada vacía y esa voz ligeramente ronca.

 Estaba esperando a que terminará de arreglarse, Mina era realmente sexy y no le quitaba la mirada de su perfecto abdomen, estaba muy trabajado debido al ejercicio que hacía todos los días. 

—Si me sigues mirando de esa manera pensaré que quieres tocarme—Dijo Mina mirando directamente a los ojos de Sana y mordiendo sus labios en un intento de seducción—¿Quieres divertirte antes de ir a la fiesta?

Mina dejó caer su blusa junto a su brasiel directo al suelo. Solo se quedó con la falda que llevaría y esas estupendas medias de red que eran sus favoritas. Camino directamente a Sana quién estaba sentada en la orilla de su cama, llevaba un suéter que era muy fácil de quitar se agacho y subió entre sus piernas que estaban abiertas por la manera de sentarse y pegaba su cuerpo al suyo para generar un éxtasis y una sensación de excitación que era lo que buscaba.

—Estoy un poco celosa, pensé que solo yo podía jugar a estas cosas contigo pero últimamente andas muy distraída, y me preguntaba la razón—Mina le estaba hablando muy cerca de sus labios.

Sana mantenía su postura, aún con las mil insinuaciones que hacía Mina por diversión nunca caía en ninguna de sus provocaciones. 

—Se nos hace tarde para la fiesta—Respondió Sana. 

Se levantó de golpe, logrando que Mina cayera al suelo. Parecía divertida con la situación, le causaba gracia provocar el enojo de la japonesa de vez en cuándo y en como lograba ponerla nerviosa durante algunos segundos. 

Subieron al automóvil de su mejor amiga, no irían muy lejos porque el amigo de mark vivía un poco cerca de la casa de Mina. La quedaba viendo de reojo y es que al igual que ella, parecía que ocultaba muchas cosas que ninguna tenía la intención de contar. 

—¿Sigues enojada? Sabes que solo me encanta jugar contigo—Se bufó Mina guiñándole el ojo.

—No ando de humor para tus tontas bromas—Respondió Sana indiferente. 

Llegaron a la fiesta, parecía una reunión privada y las personas eran contadas. La casa era grande, tenía una piscina en la parte de arriba y cualquier cuarto que pudieran ocupar eran libres de utilizarlos. Entraron para buscar a su grupo de amigas que seguramente llegaron más temprano, no se equivocaron ahí estaba Momo con un vaso en la mano bailando con un amigo, era impresionante la manera rápida de ligar de su mejor amiga. 

Mina fue en busca de un poco de agua para ambas, estaban un poco sedientas y ellas no eran personas de consumir alcohol. Sana la esperaría en el sofá frente al enorme espejo que se encontraba pegado a la pared, recostó su cabeza y cerro los ojos un momento.

FlashBack:

 Recién terminó su competencia de atletismo, había quedado en primer lugar empatada con Mina y no tenían muchas fuerzas para querer continuar. Fueron por unas botellas de agua para que se hidrataran y recuperaran sus energías. Nadie dejaba de reírse, todos parecían divertidos con lo que estaban viendo y no tenía idea de lo que estaba pasando.

Estaba por caminar hasta la multitud pero fueron llamadas por su profesor para felicitarlas por empatar y quedar en el primer lugar, hicieron una reverencia de agradecimiento y se despidieron. 

—¿Ya te sientes mejor?—Le preguntó Mina—Me refiero a lo de tu espalda—Recalcó. 

Sana asintió.

—Me encuentro mejor—Exclamó con seriedad. 

Estaban caminando de nuevo hacía la multitud, Mina venía detrás suyo y parecían tranquilas. Tenían en mente que seguramente era Momo haciendo una broma a alguien o alguna tontería que tuviera en mente. Al llegar no lograron ver nada, todos tapaban el centro y lo único que podía distinguir era la cabellera de Momo.

—Ya esta aquí—Susurro Momo—Sana... ¿No te quieres divertir también? 

Sana escuchó su nombre y soltó una pequeña risa. 

—¿A quién molestas ahora Momo?—Respondió Sana—¿Ya encontraste nuevo juguete? 

No parecía importarle mucho lo que estaba sucediendo, estaban por irse pero Mina tuvo que irse antes porque recibió una llamada.

—¿Juguete? ¿Eso son las personas para ti?—Preguntó Dahyun sin pensar—Eres igual que todos los que están aquí.

Sana no había reconocido a la chica de piel pálida hasta que se quitó una de las amigas de Momo y logró reconocerla. No pudo quitar la mirada de su ropa sucia y de las cosas que estaban tiradas cerca suyo. 

—Vayámonos de aquí—Sana caminó hasta dónde estaba Dahyun y la agarro del brazo—Te llevaré a otro lugar.

—No quiero que me toques—Dahyun le dio un fuerte manotazo a Sana—No necesito tu ayuda, ni ahora ni nunca.

Lo único que observaba era su espalda irse, se acercó a dónde estaba tirada la caja de chocolate y la recogió, le quitó el listón amarillo, y encontró una pequeña nota manchada por chocolate dentro de la caja. Las guardo en su bolsillo y regresó a los vestidores para cambiarse, y ducharse antes de ir a casa. 

Ahí estaba la nota guardada en su abrigo, no la quiso leer hasta que estuviera completamente cambiada. Se cambió de manera rápida, reconoció la caja de chocolates, era la misma que Dahyun le quiso regalar como agradecimiento, la única diferencia con la que estaba tirada en el suelo era el listón y la nota. 

''Es curioso que los colores del mundo real solo parecen verdaderos al escucharlos en las canciones. Mi color favorito termino siendo el amarillo sin siquiera haberlo visto una vez en mi vida''.

Era una nota con una cita que llegaba a significar muchas cosas e interpretarlas de muchas maneras posibles, no sabía como sentirse, pensaba que estaba invadiendo su privacidad de Dahyun al leer algo personas que iba dirigido a la persona a la que le obsequiaría esos chocolates.

Fin del FlashBack.

Mina le tuvo que dar un golpe en la cabeza para volver a la realidad a Sana porque estaba apunto de quedarse dormida en el sofá de una fiesta y de una casa que no conocía. Bebían tranquilamente sus vasos de agua observando a todas las personas bailar, estaba bastante animada la fiesta y ni así conseguía levantarse a bailar un poco.

—Sana... ¿No quieres jugar?—Llegó Momo con un vaso de cerveza en mano—¿Aún sigues molesta conmigo? 

Sana no quería ver ni en pintura a Momo, no era consciente de lo que hizo hasta ver el vídeo que se subió a la red. 

—¿Quieres jugar un juego Momo?—Sana se levantó del sofá—Juguemos a que cierras tu maldita boca. 

No estaba de humor para soportar las niñerias de su amiga, ni tampoco quería pelear, conocía también a su amiga que sabía que no se quedaría callada y que podrían terminar en una pelea arruinando toda la fiesta.

—¿Te crees muy lista?—Momo sujetaba de su ropa a Sana—Te golpeare aquí mismo.

—Adelante—Sana rió y no le quitaba su mirada a Momo—Necesito que me golpees para que tenga un pretexto para hacerlo también. 

No mentían en sus palabras, una parte de ella quería golpearla por una extraña razón y la otra decía que no tenía el porque hacerlo y el estar molesta. Estaba lista Momo para golpearla pero Mina se interpuso sujetando el brazo de la japonesa y la empujó para que se separaran. 

Todos estaban mirando, esperando a que se pelearan y disfrutaran del espectáculo. Sana no le quitaba la mirada de encima a Momo, no haría nada porque Mina se molestaría y cuándo esta se molestaba le daba demasiado miedo hasta a ella, ya que era una persona pacifica.

—¿Esto lo haces por la ciega?—Contraataco Momo—Eres una ternura, Sana ya no es tan dura como creen. 

Sana no respondió a sus provocaciones, tomó su abrigó y fue a caminar. Estaba caminando a una tienda que estaba muy cerca, necesitaba solo despejar su mente y poder relajarse. Fue a comprar un refresco y una golosina, fue a sentarse a en una parada de autobús y puso sus auriculares. Ahí estaba en medio de la noche completamente sola, comiendo chucherías en un fin de semana. Llevaba tanto tiempo sintiéndose vacía, no deseaba vivir más y llegaba en momentos en los que su valor aumentaba como para quitarse la vida y terminar con la miserable vida que llevaba.

El cielo tronaba, una fuerte lluvia estaba por venir y las gotas empezaban a caer del cielo una por una hasta que se multiplicaron y mojaban su par de zapatos viejos. No le importaba si quiera mojarse, era una chica depresiva en una parada de autobús.

Un carro se detuvo enfrente, bajo un cristal y dejo ver el rostro de la chica de cabello negro que conocía como Tzuyu. Se bajo del carro con un paraguas en mano y fue hasta dónde estaba Sana sentada con la ropa mojada. 

—¿Por qué no vas a un lugar a cubrirte de la lluvia?—Tzuyu estaba parada enfrente suyo y se sentó aún lado—Te enfermaras si continuas aquí. 

Sana no respondía, solo estaba sumergida mirando al frente suyo sin pestañear una sola vez. 

—¿Que es lo que tiene triste?—Preguntó con mucha curiosidad de nuevo a Sana—Tus ojos me dicen que hay algo que te preocupa. 

Un fuerte suspiro se escuchó que fue causado por Sana, miraba sus manos y a su mente venían un montón de recuerdos negativos.

—He tenido una semana horrible, solo quiero que todo esto termine...—Mustió la japonesa—Tengo que ir a casa. 

Se levantó para empezar a caminar, la lluvia aún no había cesado, si no todo lo contrarió cada vez era más fuerte y los vientos aumentaban. Escondía sus manos en sus bolsillos, era una nueva manía suya que había adquirido sin darse cuenta. Lograba ver su aliento, estaban en otoño era normal que las temperaturas estaban bajas.

Miraba a las personas dentro de todas las tiendas, estaban muy felices bebiendo un poco de café o cenando algo rico. Se preguntaba porque ella no podía ser alguna de esas personas, la situación en casa iba empeorando, ni siquiera tenía para comprarse unos tenis nuevos o alguna ropa bonita que quisiera y eso estaba cansando la cada vez más.

Del otro lado de la calle estaba Dahyun caminando con un impermeable alado de Chaeyoung, salieron de una tienda de donas y si que llevaban muchas cajas. No dejaban de sonreír iban acompañada de unos chicos que no lograba reconocer, parecían de su misma edad y uno sujetaba la mano de la chica de piel pálida mientras le sonreía. 

—Las margaritas como Dahyun necesitan de otra margarita que la complementen—Sana sonrió—Me preguntó si una espina como yo también puede ser amada por una flor.


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