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Celos.


Era un poco molesto lo que estaba sintiendo Sana en esos momentos, el ver a Dahyun sujetando la mano del chico pelinegro, le causo un sentimiento de molestia. Y estaba teniendo un colapso mental consumida con la irá que estaba sintiendo. Luego de terminar de apuntar las ordenes fue directamente a la barra a entregar la hoja, se sentó ahí logrando caer sobre la barra y ocultar su rostro entre sus brazos. No quería volver a esa mesa, no solo era por Dahyun, si no también por aquellos comentarios que escuchó al quitarse. Estaba preocupada por la chica de piel pálida, porque pensaba que estaba rodeada de pura persona estúpida y mal educada. 

—¿Y ahora que tienes?—Preguntó Hyunjin quién se puso en la misma posición que la japonesa—¿Eres bipolar? Es que es extraño que cambies tan rápido de humor.

—No sé lo que me pasa—Sana movió un poco su rostro para poder mirar a Hyunjin—Solo quiero ir a casa, y yo odio estar allá. 

—Es extraño...—Hyunjin levantó su rostro—Puede ser que solo estés un poco cansada.

Soltó un fuerte suspiro, sacó su celular del bolsillo y se encontró con un mensaje de Mark, al parecer la quería invitar a salir y vendría por ella a su trabajo. Desde ese día ha recibido un montón de mensajes de su ex novio y la última vez no terminó del todo bien, y eso aún le atormentaba. Estaba por entrar a la cocina haber como estaba yendo su pedido, no pudo hacerlo porque alguien tiro de su uniforme muy suavemente. No necesitaba ser alguien muy inteligente para no saber quién estaba detrás suyo, porque hasta pudo sentir el suave aroma de su perfume. No se movía, se quedo quita unos minutos con la esperanza de que Dahyun se fuera. Todo era fallido por que la chica seguía jalando parte de su uniforme.

—Vete a tu mesa—Dijo con molestia la japonesa. 

—No me iré, quiero hablar contigo—Sonaba persistente Dahyun—¿Sigues molesta conmigo? Ni siquiera se la razón, y yo soy la que debería estarlo porque me dejaste ahí sola. 

Sana se levantó de la silla y se paro enfrente de Dahyun, estaba con la cabeza baja y sus manos a sus costados. 

—Estoy muy ocupada para atender tus sentimientos de colegiala—Sana empujo un poco a Dahyun—Ve a tu mesa y déjame trabajar.

Dahyun apretó sus puños y mordió un poco su labio debido a la molestia. 

—Que estés enojada no quiere decir que seas grosera conmigo.

—No deberías perder más tu tiempo conmigo, tu novio debe estar esperándote—Sana empezaba a fruncir su ceño. 

—¿Novio?—Repitió Dahyun—¿Lo dices por Taehyung? ¿Por que piensas eso? Tu sabes muy bien mis sentimientos—Toco su corazón con sus manos temblorosas—¿Estas celosa? 

La palabra ''celos'' era algo que no conocía Sana, nunca los sintió ni siquiera por Mark. El sentir aquello era el tener miedo de perder o sentirte aislado por una persona importante para ti. Y eso logró que la japonesa soltará una enorme carcajada. 

—No necesito que me des explicaciones, no somos nada y nunca lo seremos ¿Por que no lo entiendes de una maldita vez?—Sana estaba enojada—Nunca sentiría celos por ti, no seas tonta. Solo vete de aquí. 

Sana miró a Hyunjin su compañera de trabajo quién escuchó toda la conversación, no gritaban pero al estar cerca escuchó a la perfección toda la discusión de ambas chicas. Caminó rápidamente hasta la puerta de la cocina pero antes de entrar miró una vez más a la chica que logró hacer llorar... una vez más. Se fue directo a su locker en dónde pego su frente en la puerta metálica y no dejaba de respirar de manera fuerte, pego fuertemente con su mano el locker de alado. Ninguna de las palabras ultimas las quiso decir de verdad, estaba enojada y las termino diciendo al fin de cuentas. Sabía que ella era la que debía disculparse, Dahyun era una persona noble quién no dudaría en perdonarla fácilmente. 

—Lo que dijiste afuera ''No somos nada y nunca lo seremos'' me dejo un poco confundida—Esa era la voz de Hyunjin quién entraba por la puerta—No sé lo que pase entre ustedes, ni tampoco preguntaré. Solo quiero que sepas que no estuvo bien lo que hiciste y menos hacer llorar a una mujer. 

—No estoy segura de lo que me pasa estos últimos días—Sana quito su cabello de su cara—Terminé explotando y me desquite con ella, eso no estuvo bien—Rasco su cabeza—Ni siquiera yo misma se lo que pasa entre nosotras. 

Hyunjin busco en entre sus cosas una botella de agua y se la ofreció a Sana, la puso enfrente suyo para que la tomara, y se recostó en la pared que estaba cerca de la puerta. 

—El amor es muy complicado, no tengas miedo de el o terminarás perdiendo—Hyunjin miraba al techo—Si es lo que pienso, no tienes porque sentirte avergonzada y esa chica de afuera es más fuerte y valiente que tú, ella tuvo la valentía de decirte como se sentía y buscando la manera de arreglar las cosas. Y no soy quién para juzgarte o meterme en tu vida privada, solo creó que no es correcto lo que hiciste—Abrió la puerta—Sea hombre o mujer, todos tenemos derecho de amar, aunque eso no este bien visto por la sociedad, se ve que te importa por el simple echo de a ver volteado a verla antes de venir aquí—Rió coquetamente—En fin, tenemos que volver al trabajo, no tardes mucho. 

Escuchó la puerta cerrarse, se quedo en la misma posición unos minutos y estaba en una lucha interna consigo misma. Odiaba aceptar cuando otras personas tenía razón, pero era muy cierto lo que su compañera de trabajo le dijo. Ella siempre fue muy directa con las demás personas y no le importaba si eso le causaba daño alguno, no sentía empatía hacía los demás y en la actualidad solo con algunas personas tenía un poco de pudor al hablar. 

—Odio sentir culpa—Susurro Sana para si misma. 

El gerente gritaba su nombre para que volviera al trabajo, saco unas vanditas para cubrir uno de sus nudillos y fue corriendo hasta la barra. Todos los pedidos estaban listos, solo tenía que llevarlos a la mesa, su única compañera el día de hoy era Hyunjin debido a que los otros estaban ocupados atendiendo sus mesas. No quería volver a ir, no quería seguir arruinando su velada de Dahyun, pero era algo que no se podía evitar. 

Lo primero que hizo antes de servir todo, fue mirar a Dahyun, su expresión había cambiado por completo y mantenía una expresión triste acompañado con molestia, no soltaba la mano de Chaeyoung por nada del mundo. Cuándo escuchó su voz intento ocultar su rostro con ayuda de Chaeyoung quién no la miraba con buenos ojos, siempre la miraba con despreció pero ahora parecía que la estaba matando con la mirada. 

Estaba sirviendo un poco de jugo en el momento en el que alguien si su permiso tomo su mano. Regreso a la realidad en el momento en el que se dio cuenta que uno de los amigos de Taehyung sujeto su mano.

—De saber que habían mesera tan lindas, hubiera venido desde antes—Dijo uno de los amigos de Taehyung—No sé si sea buena idea pedirte tú numero.

Sana quitó su mano rápidamente y miraba a el chico con asco.

—No vuelvas a tocarme o tendré que olvidar que eres un cliente—Expresó con arrogancia la japonesa. 

Todos empezaron a reír, excepto Chaeyoung y Tzuyu. No quiso causar más problemas y volvió a la barra con el último pedido, eran unas copas con un poco de vino. Los estaba esperando con mucha paciencia y tenía demasiadas ganas de golpear al amigo del pelinegro con todas sus fuerzas. Hyunjin no volvió a mencionar nada de lo que hablaron anteriormente y estaba muy normal con ella, le estaba contando un par de anécdotas que le pasaron en su escuela y logró hacer reír a Sana en su totalidad. Las copas de vino estaban listas, volvieron a caminar hacía la mesa de Taehyung y entre más se iba acercando la tensión en su cuerpo aumentaba. Lo que estaba escuchando no era de su agrado y cada vez que se acercaba las palabras eran más claras.

—Antes de venir aquí me estuve cuestionando un poco sobre si era correcto o no, decirlo aquí—Taehyung sujeto ambas manos de Dahyun—Llevamos conociéndonos poco tiempo y es por eso que debo ser sincero desde el principió. Creó que todos en esta mesa son consientes de mis sentimientos hacía ti—Soltó una de las manos de Dahyun y saco un pequeño regalo de su bolsillo—Me gustas y quiero que me des una oportunidad—Dentro de la caja estaba un collar costoso—¿Me lo permitirás? 

Todos en la mesa gritaron de emoción por la confesión del chico pelinegro, Chaeyoung no podía creer lo que escuchó y Tzuyu estaba de la misma forma. Dahyun estaba de la misma forma, pensó de todo menos que el se le confesaría enfrente de todos y eso era mucha presión. Sana soltó las copas de vino que llevaba en su charola justo encima de uno de los amigos de Taehyung lo que causo un enorme alboroto entre todos. Lo que paso de ser una bonita confesión ahora el ambiente empeoro debido al accidente de la japonesa.

—¿Ya viste lo que hiciste? Arruinaste mi camisa, ni trabajando todo un mes podrías pagarla... ¡Maldita mesera!—Gritó enojado el amigo de Taehyung. Se levantó de la silla y empujo a Sana con mucha fuerza—Tendrás que pagarlo. 

—Lo siento mucho, joven—Sana hacía una reverencia tras otra—Lo pagaré, no se preocupe. 

El chico no dejaba de quejarse de su ropa e intentaba limpiarlo con pañuelos pero la mancha no se iba y eso lograba hacerlo enojar más. Dahyun estaba escuchando todo, soltó a Taehyung y sujeto fuerte su ropa, quería intervenir en esa discusión pero sus palabras simplemente no salían. 

—Ni siquiera puedes servir una simple bebida. Deberían despedirte, la gente de tu clase es tan irritante. 

Sana estaba perdido su poca cordura, apretó sus puños y estaba lista para callarle la boca. Eso tenía planeado hasta que la taiwanesa soltó una fuerte carcajada y asentando con fuerza su bolso sobre de la mesa. 

—Cállate de una vez Jin—Grito enfadada Tzuyu—Las personas como tú creen que el tener dinero te hace mejor persona que otra, ni siquiera te veo capaz de limpiar una pequeña mesa, así que solo cierra tu estúpida boca—Tzuyu saco dinero de su cartera y le tiró dinero—Con ese dinero eres capaz de comprar hasta 4 camisas. No quiero seguir perdiendo mi tiempo con gente que piensa que todos son inferiores a el—Tzuyu hizo una reverencia y se fue de la mesa. 

Dahyun se sentía incompetente de no poder haber dicho algo para ayudar y solo quedarse callada escuchando como la taiwanesa defendía a la japonesa. Nadie merecía ser tratado de esa manera, todos merecían respeto y el amigo de Taehyung no conocía esa palabra. No tardo en llegar el gerente a solucionar todo, no tuvieron más quejas de lo sucedido. Mandaron a la japonesa atrás, la regañaron por todo y no decía ni una sola palabra para excusarse, era la primera vez que le sucedía, sus manos perdieron el control al escuchar la confesión de Taehyung a Dahyun, en ese momento sus manos perdieron fuerza y termino en un desastre. 

No volvió a salir de la cocina como castigo la pusieron a lavar los trastes hasta que su turno terminará. El tiempo se sentía eterno, por fin era la hora de irse, era muy tarde era media noche y regresar en bicicleta era un poco peligroso, haría una excepción el día de hoy e iría en taxi hasta su casa, no quería molestar a Mina pidiendo que fuera por ella. Se puso su abrigo encima de su uniforme, lo único que se quito fue su mandil y se soltó el cabello para que no tuviera frió en las orejas.

Le pareció extraño que una camioneta estuviera aún estacionada, todos se habían ido y no debía estar nadie allí. Caminó ignorando la camioneta, no era de su incumbencia quién estuviera. 

—¿Quieres que te lleve?—Dijo Tzuyu quién prendía un cigarrillo. Estaba detrás de la camioneta recostada—Pensé que no saldrías pronto, estaba comenzando aburrirme. 

—No es necesario, tomaré un taxi. 

—Siempre siendo antipática—Rió Tzuyu. 

Un copo de nieve cayo en la nariz de Sana, miró al cielo y era la primera vez en el año que estaba nevando y el clima iría empeorando cada vez más. La nieve era algo que odiaba, le traía demasiados pensamientos negativos y el recuerdo que más deseaba olvidar. 

—La nieve es hermosa, no la puedes tocar por mucho tiempo, aún así no deja de ser bello—Tzuyu quedo mirando a Sana—Mi madre nos hacía pedir un deseo, pensaba que era mágica. ¿Que pedirías tú? 

Sana regreso su mirada a Tzuyu.

—Que mi vida terminará aquí. 

—Eres muy interesante—Volvió a reír Tzuyu. 

Ahí se quedaron bajo la nieve, sin dejar de mirarse un solo momento y en esas miradas tan vacías y solitarias que se comprendían a la perfección por que ambas estaban solas caminando en un hilo delgado que podía romperse en cualquier momento. 

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