Árbol
No todo el tiempo se conseguía lo que se quería o necesitábamos, muchas veces necesitábamos sufrir para lograr alcanzar la felicidad ¿Realmente eso valía la pena?, Kim Dahyun toda la tarde se cuestiono muchas veces respecto a la decisión que tomo, fuera de estar arrepentida se encontraba muy feliz, por esa razón disfrutó de su salida sin dejar de sonreír, porque para una persona como ella un beso significaba mucho.
Tuvo que dar muchas explicaciones, no buscaba las palabras para lograr expresar ni siquiera contarle a su mejor amiga como fue que todo sucedió, realmente al estar de frente de Sana no pudo evitar querer darle ese pequeño beso que le traería consecuencias si de mala suerte se tratara.
Flashback:
—¿Que es lo que pasa contigo?—Gritó Dahyun con el ceño fruncido—¿No recuerdas lo que paso con Jeongyeon? ¿Olvidaste que fue Sana la razón de su pesadilla? Aún así decidiste besarla, no tardara mucho en contarle a sus amigas y serás su nueva mascota...
Los gritos de su mejor amiga entrando y saliendo de sus oídos, entendía perfectamente el enojo que estaba sintiendo, porque ella igual en su lugar hubiera echo lo mismo.
—No importa, no porque otros lo vean mal o diferente quiere decir que dejare de ser quién soy—Afirmó Dahyun—¿Por qué debería huir de lo que siento? Prefiero ser herida, que ser una mentirosa.
Chaeyoung la agarro de sus hombros y no dejo de sacudirla con mucho enojó, no lograba quitarse la imagen de Dahyun y Sana dándose un pequeño beso.
—¿Por que no me contaste?—La voz de Chaeyoung comenzaba sonar quebrada—Todo el tiempo supe que eran amigas, solo quería escucharlo de tu boca.
Dahyun sujeto la mano de Chaeyoung para lograr calmarla, ponía fuerza para que se detuviera de seguirla empujando.
—No puedo contarte sobre lo que no entiendo—Exclamó Dahyun—Yo también tengo miedo—Los ojos de Dahyun se cristalizaban—Quiero llorar con mi madre alado por alguien que me rompiera el corazón...
En ese momento ambas se abrazaron, se aferraban la una a la otra intentando demostrar lo cuál necesitadas estaban de recibir ese abrazó que no solo demostraba amistad, si no también fuerza.
—No permitiré que Sana te haga daño, lo prometo.
Fin del flashback.
Dahyun fue a la escuela de manera normal, luego de quitarse de la heladería volvió normal a su casa, no le contó nada a su mamá de lo sucedido con Sana en las piscinas. En todas las clases habían dos cosas que no lograban que se concentrara del todo, uno de esos problemas era Nayeon quién no había vuelto a clase y la otra era la sensación de los labios de Sana sobre los suyos.
Tocaron el timbre de salida para que todos fueran a comer, Chaeyoung no fue a la escuela porque tenía un poco de fiebre, comería sola escuchando un poco de música mientras disfrutaba de su desayuno que su madre preparo desde muy temprano. Habían pocos lugares a los que podía llegar Kim Dahyun, uno de esos lugares era el árbol que estaba ubicado muy cerca de su salón de clases. Caminaba de manera nerviosa usando su bastón blanco, sintió la corteza del árbol muy áspera y con mucho cuidado se sentaba, al querer tocar el pastó sintió una mano justo abajo del suyo que logró que gritara del susto, porque esa mano lograba reconocerla, era la de Sana.
—¿Sana?—Susurro para si misma Dahyun.
Estuchó el ruido del pasto moverse, se asustó un poco porque tenía mucho miedo de despertarla. Se calmó cuándo escuchó la respiración de la japonesa quién estaba por su imaginación dormida recostada en el enorme árbol. Intentó levantarse para irse a comer a otro lugar y no molestarla pero alguien sujeto con mucha fuerza su muñeca.
—Me confiesas tus sentimientos y ahora huyes de mi...—Sana tomó su muñeca para evitar que se fuera—No tiene lógica lo que haces, chica de piel pálida.
Tragaba su propia salida por el susto que se llevó al sentir que alguien la estaba sujetando de la muñeca y su corazón se volvió loco al reconocer la voz de Sana.
—No sabía que eras tú—Mintió Dahyun—Ahora menos debo permanecer aquí.
Sana no permitió que se moviera ni un solo centímetro porque apretaba su muñeca para no dejarla escapar.
—¿Tienes miedo de mi?—Susurro Sana quién con mucha fuera jaló a Dahyun para volverse a sentar—No te vayas, no quiero que lo hagas.
El corazón de Dahyun al escuchar decir eso a Sana se volvió loco en un modo desesperado en el que no pararía en un buen rato hasta lograr que sufriera un infarto, el simple echo de que le pidiera que no se fuera era como una apuñalada justo en medio de su corazón y su voz suave siendo igual de cálida que el de una pequeña niña.
—No quiero incomodarte—Susurro Dahyun—¿Porque estas aquí?
—Me tranquiliza estar aquí—Sana soltó su muñeca de Dahyun—No estoy bien, nunca lo he estado realmente.
Aquellas palabras llenas de dolor pidiendo ayuda, lo notó desde el momento en que sus manos se tocaron, la mano de Sana estaba lastimada por que logró escuchar el pequeño sonido de molestia al tocar parte de su mano, habían muchas cosas que no entendía de la japonesa y una de esas tantas cosas era el de su manera de actuar.
—¿Te paso algo?—Pregunto angustiada Dahyun—Y-yo no quiero que tu estés mal...
—No merezco que una persona como tú, tenga sentimientos por mi...—Susurro Sana—Somos tan distintas...—Exclamó—Tu eres una escalera en un mundo en dónde estamos hundidos en el infierno.
—No es verdad—Contradijo sus palabras—Si el mundo ya esta hundido en miseria entonces solo debes buscar una persona que te haga sentir menos carga en tus hombros—Dahyun sonrió y agacho su cabeza para que la japonesa no notara sus mejillas color carmesí—Tú también eres especial para alguien.
Sana quedo conmovida por aquellas palabras, lograba escuchar los latidos de Dahyun que retumbaban en su oído, sin pedirle permiso acercó su oído cerca de su pecho y pego su oreja en dónde su corazón de la chica de piel pálida no dejaba de latir a cada segundo. Eso causo que los latidos se volvieran más ruidosos y con ganas de querer salir de su pecho, logrando que toda su piel se erizara al tacto de Sana.
—¿Como puedes enamorarte de alguien a quién nunca has visto?—Sana se alejó de Dahyun y recostó su espalda de nuevo en el árbol—Es extraño.
—Por que no estoy enamorada de tu rostro, estoy cautivada por tu forma tan cálida de ser conmigo...—Dahyun buscaba con mucho cuidado el rostro de Sana, logró encontrarlo y tomar su mejilla quedo un poco de lado y estaban ambas de frente—Si tu me lo permites, estaré a tu lado hasta lograr que tu corazón también lata por mi en una manera frenética.
La voz no mentía, era cálida y decidida, en el cuerpo de una chica pequeña que tenía miedo al mundo, en un mundo en el que ella misma se en cerro y decidió que era una perdedora. Ahora esa niña no quería seguir teniendo miedo, quería poder vivir su vida de la manera en que ella lo decidiera y si tendría que perder entonces lo aceptaría, pero si tenía aunque sea una pequeña oportunidad la tomaría. Porque no sentía el rechazó de Sana, nunca salió de sus labios que nunca aceptaría sus sentimientos, si no todo lo contrario, ella le dijo que sentía una tranquilidad a su lado.
—Yo no creo en el amor—La voz de Sana cambió a una más gruesa—Las personas siempre te abandonan, no quiero perder el tiempo queriendo algo que luego se irá y me dejara atrás.
—¿A Mark nunca lo quisiste?—Preguntó curiosa Dahyun.
—No, el y yo solo estábamos juntos para pasarla bien—Sana rechino los dientes—No quiero que tengas una idea idealista de mi, podré no querer hacerte daño pero si es la única manera de que te olvides de alguien como yo, entonces lo haré.
Dahyun sonrió, era una respuesta que se esperaba y no le sorprendía en absoluto.
—Logra romper mi corazón, para que pueda entender todo ese dolor que llevas en ti—Sin titubear más, se levantó con mucho cuidado y sacudía su ropa logrando quitar las pequeñas basuras de pedazos de hojas secas—Sin conocer el dolor, entonces no puedes disfrutar de la felicidad que no es fácil de alcanzar.
Empezó a caminar dejando a Sana atrás, estaba volviendo a su salón de clases. Dijo todo lo que tenía que decir y se sentía orgullosa, la manera tan peculiar de poco a poco ir soltando sus sentimientos y diciendo todo lo que en ese momento quería decir era un paso enorme para ella, la chica tímida que siempre huía y se protegía a espaldas de otras personas. Desde la confesión y el pequeño beso robado, decidió que sería una Dahyun que no tendría miedo, que sería fuerte y más que nada que crecería como persona.
El sentirse orgullosa de si misma le daba un aura cálido en su entorno, caminaba con una forma más segura y aquellos murmuro que escuchaba venir de todo su al rededor eran insignificantes ahora. La gente podía murmurar mentiras o verdades, los ignoraría porque decidió creer en su propio criterio y ella misma sería la única que juzgaría si son o no malas personas.
Estaba sentada sola en su lugar, volvió a sus pensamientos su amiga Nayeon de la que no tenía noticias, estaba sintiéndose sola sin ella. Todos tenían su grupo de amigos a excepción de ella, porque nadie quería ser amiga de una ciega, incluso las personas diferentes la hacían sentir distante y en un vació enorme sin retorno.
—Dahyun...—Susurraron su nombre—¿Me extrañaste?
La voz la reconoció perfecto, era justamente la persona en la que estaba pensando hace unos momentos, sonrió de la manera más dulce que lograba hacer y mordió ligeramente sus labios.
—¡Nayeon!—Gritó con todas sus fuerzas—¡¿Volviste?!—Gritó emocionada.
Nayeon estaba sentada en la silla de alado, lograba notarlo porque rozaban ligeramente sus piernas en un pequeño toque inocente.
—He vuelto, lo siento por la ausencia—Sonrió Nayeon—Tengo muchas cosas que contarte ¿Te parece si vamos a comer algo a la salida? Y no te preocupes que una amiga nos hará compañía para cuidarnos.
—Le pediré permiso a mi madre, estoy segura que dirá que si—Sonrió del mismo modo Dahyun.
Tener de nuevo a Nayeon le hacía muy feliz, porque esa soledad desaparecía, porque era la única que lograba entender todo ese dolor mental que sufría todos los días. Le hablo a su madre para pedirle permiso de ir a comer con Nayeon y su amiga desconocida, acepto con mucho gusto con la única condición que la llevaran de vuelta a casa.
La hora de la salida llegó, caminaron con mucho cuidado con ayuda de Chaeyoung quién las llevaba hasta la entrada en dónde estaría la amiga misterio de Nayeon, luego de unos minutos conversando su mejor amiga tuvo que irse porque tenía otros planes. Estaba un poco nerviosa, normalmente cuando conocía nuevas personas su cuerpo temblaba del miedo por ese sentimiento que la llenaba de ansiedad al sentir que puede no agradarle a la otra persona, pero si era una amiga de Nayeon entonces estaba bien, porque sabía que su amiga no permitiría que la hicieran sentir incomoda o eso pensaba.
—Espero no estés nerviosa, se lo tímida que eres—Rió Nayeon—Es una amiga de la infancia y es muy amigable.
Estaba más tranquila luego de escucharlo, su cuerpo empezó a relajarse. Escuchó un vehículo estacionarse al frente, Nayeon tomo su mano y con cuidado se guiaban caminando al vehículo y luego se detuvieron al escuchar una puerta cerrar.
—Nayeon.
Sujeto la mano de Nayeon más fuerte que antes al escuchar esa voz.
—Tzuyu—Gritó Nayeon—Por fin vienes a verme... te quiero presentar a una amiga su nombre es Dahyun.
Tzuyu la miraba de pies a cabeza con una sonrisa traviesa en el rostro.
—Dahyun, es un placer conocerte—Soltó una risita.
Dahyun no estaba segura de responderle, pero no le demostraría miedo como esa vez.
—El placer es mió.
Nunca se imagino que la amiga misteriosa sería Tzuyu la chica que la molestaba en el pasado, no estaba cómoda, pero tampoco quería huir y parecer una chica miedosa. Disfrutaría la salida por Nayeon porque la extrañaba y quería pasar tiempo con ell
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