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El sábado parecía que sería un buen día, la luz del sol acompañado del cielo azul lograban pintar una vista maravillosa desde la ventana de aquella habitación. Sana tuvo que despertar desde muy temprano, había llegado a casa ya que no podía ir a dormir a casa de Mina porque sus padres llegaron de improviso a visitarla y a pasar unos días en seúl. Tuvo que ir a dejar unas cuantas solicitudes de empleó, el poco dinero que tenía ahorrado se le iba acabando y no resistiría más si no encontraba trabajo pronto. La miraban demasiado extraño debido a los enormes lentes de sol que llevaba puesto, no busco otra cosa que pudiera cubrir casi por completo el rostro, y era demasiado incomodo llevarlos que estuvo apunto de rendirse a la mitad del caminó.
Regresó a casa al medio día, compró comida antes de regresar para almorzar un poco y fue en busca de su celular ya que lo olvidó en casa. Revisaba las notificaciones y se encontró con un montón de llamadas perdidas de Mina y de Tzuyu, volvió a dejar su celular sobre la mesa de su habitación y regreso a la cocina. Comió un poco, mientras lo hacía miraba toda la casa, todo era viejo y desgastado. Terminando de comer limpió todo, puso la basura en su lugar y luego fue directo a su habitación, tocó con mucho cuidado su rostro y quito las curitas viejas y las remplazó por unas nuevas, el tono morado se iba perdiendo ahora era más bajo que el primer día. Volvió a sonar el celular, dejo lo que estaba haciendo y fue corriendo hasta su habitación para tomar la llamada.
—¿Mina que pasa?—Contestó la llamada.
—¿En dónde estabas metida? Te estuve llamando toda la mañana—Gritó Mina del otro lado de la línea.
—Fui a dejar algunas solicitudes de trabajo ¿Necesitabas algo?
—Hoy habrá una fiesta y quiero que vayamos juntas, es para mejorar tu animo y llevamos mucho tiempo sin ir a una ¿Que dices Sana?
—No tengo humor para ir, me siento algo cansada y quiero descansar un poco—Puso la llamada en altavoz y se sentó sobre la cama—Pídele a Momo que vaya contigo.
—Momo irá, pero queremos que vayas tu también, por favor acepta—Le suplicó Mina.
—De acuerdo, iré solo un rato ¿Te paso a buscar?
—Sí, te espero aquí a las 8, mi querida Sana.
Mina terminó con la llamada apenas terminó de hablar, Sana lanzó el celular sobre la cama y luego se dejo caer en el colchón. Cerró los ojos, los parpados los sentía demasiado pesados como si no hubiera dormido en varios días. Tenía cero ánimos para asistir a una fiesta, no podía negarse a la petición de su mejor amiga, siempre lograba convencerla por esa razón. Un mensaje le llegó al celular, esta vez era Tzuyu quién le había mandado una foto del lugar en el que se encontraba, abrió aquel mensaje y se quedo observando la foto que le había enviado, era Tzuyu junto a un pequeño perro en un parque a las afueras de Seúl. Le envió solo un pequeño emoticon de una carita feliz y volvió a tirar el celular.
Terminó quedándose dormida sobre la cama, las horas iban pasando más rápido de lo esperado. Cuándo despertó eran las 5 de la tarde, seguía sola en casa y no quiso levantarse de la cama, estuvo un buen rato mirando el techo y toda la habitación que la rodeaba. Volvió a mirar el celular y estaba repletó de mensajes de Tzuyu, entró a leerlos y todos decían exactamente lo mismo ''Llámame''.
—Sana, creí que no me llamarías—Dijo Tzuyu del otro lado de la línea.
Le contestó más rápido de lo que se imaginó.
—¿Que es lo que querías?
—Es importante, pasaré por ti en 30 minutos.
Colgó la llamada y ni siquiera logró responderle Sana. Se levantó de la cama y busco entre sus cosas, se vistió con lo más cómodo que encontró, unos shorts de mezclilla con una blusa un poco holgada y unos tenis, se dejó el cabello suelto y lo peinó nada más. Espero a que Tzuyu llegara y cuando recibió el mensaje de que estaba afuera, salió de la casa y fue directo a la camioneta de la taiwanesa.
—Te ves bien—Le guiño el ojo Tzuyu—Sube, iremos a un lugar.
Sana se subió a la camioneta y se abrocho el cinturón de seguridad.
—No tengo mucho tiempo, iré a una fiesta con Mina—Miró a la ventana.
—No te preocupes por eso, te llevaré a la fiesta si quieres—Encendió la camioneta—Hubiéramos ido antes si me hubieras respondió las llamadas mucho antes.
En todo el caminó no le dio una pista siquiera de a dónde irían, pudo haberse negado pero no quiso hacerlo no quería seguir más tiempo en casa. Puso un poco de música, y miraba de reojo a la taiwanesa que en ningún momento volteó a verla o al menos que se haya dado cuenta. Se estacionaron frente a un restaurante, quedaba cerca de dónde estudiaba, era grande y elegante. Estaba hipnotizada mirando aquel restaurante lujoso.
—¿Alguna vez has comido aquí?—Le preguntó la taiwanesa con una pequeña risa traviesa.
Sana volteó a ver a Tzuyu y negó con la cabeza.
—La comida es deliciosa, mi madre solía decirme que la comida es buena cuando uno esta triste—Tzuyu le sonrió a Sana—No quiero verte decaída.
—Estoy bien, hemos hablado Dahyun y yo.
—Solo comeremos, no te hagas la digna.
Tzuyu bajó de la camioneta y le abrió la puerta a Sana, y le ofreció la mano para ayudarla a bajar. Entraron al restaurante luego de cerrar la camioneta con seguro y se sentaron en una de las mesas de en medio, por dentro todo era más elegante mucho mejor que el restaurante en el que solía trabajar antes. Trajeron el menú y un par de vasos de agua, ordenaron algo ligero para comenzar y unas tazas de café.
—Tu rostro ya no se ve tan mal—Se bufó Tzuyu—Es una lastima, me hubiera encantado seguir curándote todos los días.
—¿No te cansas de decir idioteces Tzuyu?
—No, cuando se trata de ti el coqueteó es casi automático—Le guiñó el ojo—¿No te gusta?
—No, de hecho me incomoda.
—Que sincera eres, Sana.
Les trajeron la comida y ninguna volvió a decir una sola palabra. Estaban demasiado concentradas en comer, que ignoraban todo su al rededor y se sumergieron en el sabor. Tzuyu estaba satisfecha, quedo atrapada por las expresiones de Sana, al ser la primera vez que probaba algo tan delicioso su rostro no mentía y le hacía saber lo feliz que se encontraba en ese momento. Sin que la japonesa se diera cuenta, le tomó una pequeña fotografía, y se convirtió en su tesoro más preciado. Tardaron 2 horas en el restaurante, se limitaron a conversar pequeñas cosas de la escuela y de lo que hicieron en el día. Tzuyu como lo prometió la llevaría a la fiesta pero primero irían al departamento de esta a cambiarse, luego de insistirle mucho a la japonesa, aceptó que la acompañara con el resto de sus amigas.
Lo primero que hicieron al llegar al departamento fue meterse a bañar, primero fue Tzuyu y de ultimo Sana quién sintió un enorme alivio de que tuviera aún ropa en el departamento, quiso ponerse un short de mezclilla con unas medias negras de red negras con un top negro y una camisa larga de cuadros negros y azul, y unas botas negras altas. Se maquillo con un toque ligero, se quedo observando su cabello rubio, desde que llegó a corea lo había teñido de ese color tantas veces que había olvidado como se veía con el cabello obscuro.
—¿No te gustaría volvértelo a pintar negro o castaño?—Le preguntó Tzuyu curiosa.
—Me lo teñiré cuando mi madre este muriendo—Sana volteó a ver a Tzuyu—Eso quiere decir que pronto me lo teñiré de negro.
—¿Y como se encuentra tu madre?
—Cada vez peor, pero eso que importa se va a morir de todos modos—Se acomodó un poco el cabello y caminó hasta quedar alado de Tzuyu—Vamos.
Sana le pidió la dirección a Mina, le explicó que llegaría aparte y que no la esperaran. El lugar de la fiesta no quedaba muy lejos del departamento, decidieron ir caminando ya que pedir un taxi no era necesario. Tzuyu entrelazo su brazo al de la japonesa mientras caminaban, llamaban la atención de todos los hombres que pasaban.
—¿De quién es la fiesta?—Dijo Tzuyu.
—No lo sé en realidad, Mina solo me invitó y acepte.
—¿Irá Dahyun? No quiero causarte problemas, Sana.
—No creó, las cosas en su casa son delicadas.
—¿Más problemas? No lo creó, Tzuyu.
Llegaron a una casa, miró el número y era el sitió que estaban buscando. Entraron y no encontraban a nadie que conocieran, unos chicos se acercaron hablarles y tuvieron que huir rápidamente. Se quedaron sentadas cerca de la puerta de salida, esperaban el mensaje de la mejor amiga de Sana quién parecía no responderle, miró el reloj y eran las 10 de la noche.
—¡Sana!—Gritó Mina detrás de ambas chicas—Llegan tarde, la fiesta empezó desde hace ratos, creí que no vendrías.
Sana volteó a ver a sus dos amigas quienes llevaban dos vasos en la mano.
—De hecho no quería venir, quiero irme a casa mejor.
—No, no te puedes—Intervino Mina—Te dije que te tenía una sorpresa, vayamos adentro—Miró a Tzuyu—¿Y ella que hace aquí?—Frunció el ceño.
—Solo vine a divertirme—Dijo Tzuyu—Si no me quieren aquí, será mejor que me vaya—Se levantó—No le caigo bien a tus amiga, será mejor que me vaya Sana.
Sana se puso de pie y sujeto la muñeca de Tzuyu para detenerla.
—No es necesario de que te vayas, Tzuyu—La jaló hacía ella—Entremos mejor.
Entraron a la casa en dónde esta repletó de personas bailando y gritando por todos lados. Era un lugar demasiado escandaloso, se quedaron paradas cerca de la cocina en dónde estaban todas las bebidas y se recostaron en la pared mientras esperaban a Momo y Mina quienes fueron a buscar algo a otro lado. Sana miraba todo al rededor, encontró caras conocidas algunos iban a la misma escuela y otros los conocía por otras fiestas a las que asistieron.
—¿Me acompañas al baño?—Le pidió Tzuyu a Sana.
—Claro—Le respondió.
Se atravesaron entre toda la multitud en busca del baño y fue en ese momento en dónde se encontró con Mina quién estaba parada mirando algo tan determinada. Siguió la mirada de su mejor amiga y se encontró con algo que hubiera deseado no ver. Dahyun estaba aparada en medio besando a otra persona que no era ella. Aquel chico rodeaba sus caderas con ambas manos y la besaba con lentitud. Mina volteó a verla y tenía la misma expresión que ella, estaba decepcionada y herida. Aunque le dolía, no podía dejar de mirarlo, una lágrima se derramó por su mejilla y enterró sus uñas de nuevo a la palma de su mano al cerrar con tanta fuerza las manos.
—Sana—Le susurro Tzuyu y la sujeto de la muñeca—Mejor vayámonos.
Mina estaba yendo hasta dónde estaban ellas y jaló a Sana para llevarla a otro lugar que no fuera esa casa.
—¿Esta era tu sorpresa Mina?—Sana empujó a Mina para que la soltara.
—No, no sé que paso—Se justifico la japonesa—Dahyun fue la que me pidió traerte para que estuvieran juntas, debe haber una explicación.
—¡Esto es una mierda!—Gritó Sana con todas sus fuerzas.
Sana salió corriendo de la casa no quería seguir en ese lugar otro minuto más. No lograba quitar esa imagen de su mente y de solo recordarlo, su corazón dolía demasiado. Escuchaba que gritaban su nombre, no quiso voltear ni mucho menos detenerse deseaba tanto desaparecer. Esa noche aprendió tres cosas 1)Que su padre tenía razón 2)Todas las personas mienten sin excepción 3)No quería volver a sentir aquello que estaba sintiendo en ese momento.
Tenía planeado hacer un maratón de capítulos, ese era mi plan para esta semana. Esta fue mi semana libre y no escribí nada, todo el día me la pase jugando Fall Guys y The last of us 2 hasta terminarlo todo. Tuve muchas distracciones, espero que esta semana que viene si pueda hacer el maratón para estar más cerca del final.
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