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Dahyun se cubrió el cuerpo con la sábana, el cuerpo no dejaba de temblarle, el miedo que sentía en ese momento era incontrolable. No quería escuchar a su padre nunca más, aquellas acciones que hizo no eran de su agrado, y nunca llegó a imaginarse a su padre siendo capaz de hacer todo lo que había echo esa noche. No escuchaba ningún ruido luego de escuchar la puerta cerrarse, lo único que pedía a gritos era que Sana estuviera bien y que no le haya pasado nada.
—¿Desde cuando?—Le preguntó su padre con un tono de voz más tranquilo—No puedo creer que le faltaras al respetó a esta casa, estoy muy decepcionado de ti—Su padre guardo aquel arma de nuevo y volteó a ver a otro lado en dónde no viera la silueta de su hija—No quiero que vuelvas a ver a esa chica o no me haré responsable de lo que pueda pasar después.
—Yo la quiero—Trago saliva la menor quién no dudo en responder rápidamente—No es una mala persona, Sana es una buena chica y me quiere mucho—Le gritó—Tienes que disculparte con ella por lo que le hiciste—Recalcó la menor.
—Esa chica solo se aprovecho de ti y tu inocencia—Soltó un fuerte suspiro e intentó tomar un poco de airé para relajar su cuerpo—Mi hija no puede ser lesbiana, solo te dejaste influenciar por las acciones de esa chica... Me siento culpable, creía que tu madre te cuidaba bien—Apretó fuertemente los dientes—Ahora mismo esta con sus amigas, mientras que su hija estaba en peligro.
Se abrazó fuertemente a si misma sin soltar las sábanas que cubrían su cuerpo y pegó la espalda a la pared detrás de ella contrayendo sus pies hacía ella hasta rodearlo con los brazos. Ocultó su rostro entre las rodillas y solo se dedico a escuchar sin interrumpir ni una sola vez a su padre, muy pocas veces lo había escuchado tan enojado y ahora mismo ni siquiera sabía que responderle en su defensa.
—Espero que hayas entendido, Dahyun.
—No lo entiendo—Murmuro Dahyun—No te haré caso, no me alejaré de Sana porque yo la quiero.
—Hablaremos mañana de lo que paso hoy—Su padre caminó hasta la puerta—Jamás creí que me decepcionaría de ti. Buenas noches—Le dijo antes de cerrar la puerta e irse.
Quedo en total silencio durante varios minutos en dónde solo se dedico a llorar, era lo único que podía hacer, se sentía una buena para nada. Se levantó de la cama fue en busca de su pijama, estaba colgado en el mismo lugar y fue al baño, quería ducharse antes de dormir, abrió la regadera y el agua estaba demasiado helada, sin embargo no se quitó y continuo. Se quedo en la regadera durante 15 minutos hasta que no pudo más y salió. Se vistió y se ocultó entre todas las almohadas y las sabanas de su cama.
—No quiero perderte—Se susurro a si misma Dahyun.
[Sana]
La lluvia estaba demasiado fuerte, saliendo de la casa miró a todos lados y las luces de los vecinos estaba encendida, tuvo que correr debajo de la lluvia hasta la esquina en dónde vivía Dahyun. Estaba totalmente en shockeada todavía, sabía que los padres de Dahyun seguían juntos y a pesar de que no lo viera, nunca le preguntó al respecto. Aquel hombre daba demasiado miedo, las lágrimas solamente caían al escuchar el disparo y ese miedo no se lo deseaba a nadie. Saco el celular sin quitar una mano que cubría su nariz, a la única persona que podía marcar era a Mina o Tzuyu, no sabía a cual marcarle, luego de pensarlo durante unos minutos decidió hablarle a la taiwanesa ya que si Mina seguía con Chaeyoung no quería arruinarle la noche. Le marco lo más rápido que pudo, para su buena suerte le respondió rápidamente.
—Tzuyu... ¿Puedes venir por mi?—Le suplicó la japonesa—Acaba de pasar algo horrible, no se a dónde ir.
—¡Dime en dónde estas! ¡Ahora mismo iré por ti!—Dijo la taiwanesa del otro lado de la línea.
—Te mandaré la ubicación—Le indicó y cortó la llamada.
Le envió la dirección rápidamente, guardo su celular y se hizo bolita en la esquina ocultando su rostro sobre sus piernas y brazos. Saco un par de pastillas del bolsillo y las ingirió, intentaba mantener la calma pero le era imposible, estaba demasiado asustada y con el dolor fuerte en su pecho esto solo empeoraba. Pasaron 40 minutos y la taiwanesa llego por fin, apenas la vio bajo corriendo de la camioneta para ir a buscarla.
—Sana ¿Que mierda te hicieron?—Preguntó angustiada al ver el estado en el que se encontraba la japonesa—¿Quien te hizo esto?
Sana alzó el rostro y dejo ver su rostro ensangrentado manchando la camisa que llevaba puesta y combinado con el agua parecía un mar rojo.
—Vayámonos de aquí, por favor—Le pedía a Tzuyu.
Tzuyu ayudó a Sana a levantarse y no la soltó hasta que llegaron a la camioneta. Le dio un trapo que tenía en la parte de atrás para que se secara de la lluvia y la sangre no cayera más en la ropa. Condujo a toda velocidad hasta el departamento, la lluvia había cesado con el tráfico por lo que llegarían más rápido.
—¿Y me contarás quién te golpeó?—Volvió a preguntar preocupada la taiwanesa.
—¿Me veo tan mal?—Ignoro la pregunta de Tzuyu.
—Un poco—Le respondió Tzuyu.
—Que mal...
Llegaron al departamento, subieron por el elevador en ningún momento se soltaron de las manos. Estaba agradecida de que Tzuyu fuera a buscarla en medio de una tormenta, si no fuera por ella seguramente se encontraría deambulando por todas las calles de seúl hasta llegar a casa. Le entregaron un cambió de ropa y una toalla, también le preparó una taza de café mientras esperaba que la bañera estuviera lista. Se quedo sentada en el sofá esperando a que volviera Tzuyu de su habitación, le pidió que esperara porque iría a buscar un botiquín para curarle las heridas.
—¿Dahyun te golpeó?—Dijo Tzuyu a sus espaldas y luego rió.
—No...
—¿Y entonces?—Tzuyu dejo el botiquín en la mesa y saco un poco de algodón con agua oxigenada para limpiar la herida—La persona que te golpeó, debió estar demasiado enojada contigo—Limpiaba con mucho cuidado la sangre del rostro de Sana sintió alivió al ver que su nariz no estaba rota—Tuviste suerte, el golpe lo recibió la mayor parte de tu mejilla.
Sana se mantuvo quieta mientras la taiwanesa la curaba y se quejaba de vez en cuando dado que el alcohol ardía horriblemente.
—¿Tu conocías al padre de Dahyun?—Preguntó curiosa la japonesa.
—Sí, solía ir a buscar a Dahyun ocasionalmente a la escuela—Dejo aún lado el algodón y saco unas curitas que pego en el rostro de la japonesa—No me digas que... ¿El fue el que te golpeó?
Sana asintió.
—Dahyun y yo fuimos a una cita—Sana miró el piso—Su padre nos encontró casi en la cama, habíamos terminado de hacerlo—Entrelazo sus manos—No escuché que abrieran la puerta, cuando nos dimos cuenta el gritó y en seguida me golpeó gritándome cosas horribles—Le temblaba el cuerpo—Caí al suelo y luego el... el me apunto con un arma y disparó al mueble de alado—Trago saliva—No quiere que me acerque a Dahyun más o si no el me hará daño.
Tzuyu se agacho y sostuvo las manos de Sana.
—¿Y que harás?—Miró a Sana con tristeza—Ese hombre es horrible, comprendo que se sorprendiera al ver a su hija con una chica, pero el amenazarte y golpearte... eso es otro nivel—Acariciaba las manos de la japonesa—Si hay algo en lo que pueda ayudarte lo haré.
—No quiero alejarme de ella—Mustió la japonesa en lágrimas—Pero, tampoco quiero que tenga problemas con su padre—La boca le temblaba—¿Que hago Tzuyu? ¿Que debería hacer?
—Dahyun debe estar preocupada por ti ahora—Limpiaba un poco las mejillas de Sana—No pienses mucho en ello esta noche, solo intenta tranquilizarte.
—Tienes razón, estoy muy alterada—Sana sacudió un poco la cabeza—Me iré a bañar mejor, quiero descansar un poco.
Sana se levantó del sofá y caminó hasta el baño en dónde se encerró con llave. Se quito la ropa y entro a la bañera, el agua estaba tibia y su cuerpo se fue relajando al sentir el agua sobre el cuerpo. Se adentro dejando solamente la cabeza fuera del agua, miró de nuevo sus manos aún tenía sangre seca en ellas, miró hacía adelante en dónde un enorme espejo pegado a la pared la reflejaba.
—Tenía razón mi padre, soy una basura que no vale pena que nunca debí haber nacido—Balbuceaba en el agua hasta cerrar sus ojos.
Se quedo un buen rato dentro de la bañera, el agua era un buen recordatorio de que debía estar muerta ella y no su hermano; no dejaba de cuestionarse en todo el rato que estuvo dentro. Tzuyu toco la puerta preocupada porque no salía, tuvo que responderle para que la dejara de molestar y mejor prefirió salirse. La ropa que le había prestado Tzuyu era su ropa deportiva, olía bastante bien y le quedaba bien a pesar de que fuera un poco más baja que ella. Salió del baño y se encontró con una taiwanesa cocinando tan tranquila en la cocina, verla cocinar con tanta calma la tranquilizó un poco, el olor que cubría parte de su nariz era exquisito, olía tan bien que su estomagó sonó del hambre.
—¿Necesitas algo de mi?—Preguntó Sana un poco incomoda.
—Necesito terminar de curarte lo olvidas—Se bufó Tzuyu de la japonesa.
Sana caminó de nuevo hasta el sofá, se sentó en el mismo lugar en el que se sentó cuando llegó. Se acomodó un poco y cerro los ojos esperando a que Tzuyu hiciera su trabajo.
—Te va a quedar una marca por unos días—Tzuyu agarro un par de algodones y un poco de crema, y lo puso al rededor de la marca de golpe con cuidado—Si te pones esta crema todos los días la marca desaparecerá—Le coloco un par de curitas sobre la mejilla—Mañana antes de ir a la escuela, te lo podré retocar de nuevo y curar—Le sonrió la taiwanesa—¿Quieres comer?—Dijo Tzuyu con una voz calmada—Casi terminó la cena, puedes sentarte y esperar solo un poco más.
—No es necesario—Sana se dio la media vuelta—Solo quiero dormir.
—Entiendo, no tardaré e igual iré a la cama, puedes adelantarte—Tzuyu dejo de hacer lo que estaba haciendo—Si tienes hambre, dejaré un plato en el microondas por si te da hambre más tarde.
Sana asintió y se quedo en silenció mirando a Tzuyu quién no dejaba de mirarla, le pidió su mano y la acarició con mucho cuidado. Estuvieron así durante 3 minutos, en dónde solo las miradas hablaban por ellas.
—¿Por que sigues haciendo esto por mi?—Soltó la mano de la taiwanesa—No tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mi esta noche, te portaste increíble que ni siquiera soy capaz de agradecerte correctamente.
—No necesitas agradecerme nada—Tzuyu se puso de pie y le dio la espalda a la japonesa—Lo hice por mi misma—Agacho la cabeza—Es un poco tonto, pero guardo la esperanzas de que te des cuenta que lo que sientes por Dahyun solo es lastima.
—¿Lastima?—Repitió la japonesa y se puso de pie—Lo que siento por Dahyun no es lastima.
—Ya no importa—Tzuyu se rió fuertemente—Porque cuando esa burbuja se rompa, te tendré solo para mi y al final ganare, porque yo nunca pierdo—Se dio la media vuelta y quedo enfrente de la japonesa en una pelea de miradas—No lo olvides—Le dio un pequeño golpe con el dedo en la nariz de Sana—Buenas noches—Le dio un pequeño beso en la mejilla.
La taiwanesa se había ido a la cocina dejando totalmente muda a la japonesa, apretó fuertemente la ropa en dónde estaba el corazón latiendo con tanta tranquilidad. Miró al frente y lo único con lo que se encontró fue con una pared llena de fotos y luego miró de reojo hacía la cocina en dónde su mirada se perdió en esa cabellera negra. De nuevo estaba sintiendo ese sentimiento que sintió la última noche en la que durmieron juntas, era tan extraño lo que estaba brotando en ese momento que ni podía hablar por esa razón.
En un bosque llenó de margaritas, siempre crece una rosa al rededor junto a las espinas.
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