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Sana estaba realmente furiosa, luego de que terminará de hablar con su profesora volvió corriendo al lugar en dónde le pidió a la menor que la esperara, al no encontrarla en el lugar salió corriendo a buscarla y la sorpresa que se llevó al ver a Dahyun siendo molestada por aquel tipo alto con cabello negro. Fue corriendo sin perder el tiempo, no debía hacer mucho esfuerzo, no lograba respirar del todo bien y el pecho le dolía, aún así, no iba a permitir que nadie la lastimará de nuevo. Sujeto la mano del chico con tanta fuerza y mientras lo amenazaba miró de reojo a Dahyun, estaba asustada cada poro en su cuerpo delataba el miedo que esta estaba sintiendo.  

La sangre le hervía al ver el cinismo con el que el hablaba, lo quería golpear y se contenía para no causar un alboroto. Dahyun pego la frente en su espalda, la tranquilidad que sintió en ese momento, consiguiendo que su visión no se nublara y no se dejara llevar con el enojo, hizo que su cuerpo se relajara y solo se concentro en esas caricias que ella le daba. 

—¿No te da miedo que la rarita te bese en el baño?—El chico soltó con veneno—Es igual a Jeongyeon, chicas raras no deberían seguir viviendo. 

Sana regreso su mirada al chico. 

—¿Tú eres Yeonjun? ¿No?

—No creí que Minatozaki conociera mi nombre es un honor—Se bufó e hizo una reverencia—Es un plancer. 

—Supe de ti hace un día—Sana apretó las manos enterrando de nuevo sus uñas en las palmas de las manos—Escuché un par de cosas de ti, que no me gustaron y te diré el porque—Dio un par de pasos al frente, Dahyun no parecía querer soltarla al principió pero termino dejándola ir—¿Te divertías molestando a Dahyun? ¿Te divierte molestar a personas que no se pueden defender?—Se detuvo a unos pasos de Yeonjun—¿Te crees muy hombre molestando mujeres? 

Dahyun estaba solamente escuchando aferrandosé a la pared, se empezaba a sentir mal e impotente debido a que no podía hacer nada, no podía ayudar en nada. 

—¿Y que harás? ¿Me harás bullying hasta que me suicide como lo hiciste con Jeongyeon?—El chico alzo la cabeza con autoridad—No te tengo miedo ni a ti, ni a nadie. 

Sana apretó los puños, y sin dudar un minutó golpeó al chico de nombre Yeonjun con todas sus fuerzas consiguiendo que su puño se impactara con la nariz de aquel chico que ni siquiera logró esquivarlo, lo tiró al suelo con la nariz llena de sangre.

Yeonjun tapo su nariz queriendo evitar que la sangre brotara de su nariz, era tan doloroso que no conseguía abrir los ojos, la sangre seguía brotando y el dolor se volvía cada vez más fuerte. Alzó su mirada encontrándose con los ojos de la japonesa quién lo miraba con odio y sin sentir remordimiento por lo que había echo.

—Mira lo que hiciste, estúpida—Le gritó el pelinegro.

—Si te vuelves acercar a Dahyun, te romperé algo más que la nariz—Lo amenazó. 

Los alumnos que estaban mirando todo sacaron el celular y comenzaron a grabar, y a tomar fotos; todo se volvió un escándalo de un momento a otro. Sana miró su mano la cuál le dolía de la misma forma, el mal golpe que le dio a Yeonjun ya estaba teniendo consecuencias para ella, la movía y le dolía, y sus nudillos tenían un poco de sangre que no lograba saber si era suya o del chico. 

—¡SEÑORITA MINATOZAKI!—Gritó la profesora de Dahyun—¡A LA DIRECCIÓN! 

Sana volteó a ver a la maestra de la menor quién venía corriendo a toda velocidad para llegar a Dahyun. 

—Estoy en problemas—Se bufó de si misma riendo para calmar a Dahyun.

Se paro justo detrás de su novia y le agarro la mano para ayudarla a caminar. La regañaba por no haber pedido ayuda para regresar a su salón de clases. Habían pasado tan solo 15 minutos desde que iniciaron las clases y en 15 minutos todo se había vuelto un desastre. Llamaron a otro profesor, le pidieron que los llevaran a ambos para dar la versiones de los hechos cometidos, la maestra de Dahyun se fue con ella, ni siquiera pudieron despedirse que los maestros estaban encima de los dos haciendo preguntas tontas acerca de lo que paso. Tuvieron que esperar en la dirección 15 minutos debido a que este estaba ocupado. Yeonyun tuvo que ser llevado a la enfermería y a ella solo le trajeron un poco de hielo para la mano. Estaba sentada enfrente de la oficina, estaba aburriéndose y aunque intentó escaparse sabía que eso sería imposible, las personas tenían fotos y grabaciones, y no sería tan fácil negar todo lo que paso. 

Estando un poco más tranquila, fue por un poco de agua y saco una de sus pastillas, no lograba soportar más el dolor, logro disimularlo mucho tiempo y su frente sudaba debido a toda la fuerza de voluntad para que nadie notara lo mal que se la estaba pasando. Regreso al lugar en dónde le pidieron esperar y en la puerta el director de la escuela la estaba esperando con los brazos cruzados. 

—Pasa a mi oficina—Le ordenó. Espero a que entrara para cerrar la puerta e irse a sentar a su silla. Se quito los lentes y los dejo asentados aún lado de la taza de café que estaba encima de su escritorio—No tiene un día que regresaste a la escuela y ya estas causando problemas.

—Si yeonjun no fuera un idiota, no hubiera tenido que pegarle—Declaró la japonesa cruzándose de brazos—Lo único que hice fue defender a Dahyun, no iba a permitir que ese idiota la lastimará.

—Estas apunto de perder tu beca, no busques más razones para quitártela—El director se levantó de la silla y aporreó las manos en la mesa con fuerza—Me estoy cansado de tu actitud de niña inmadura—Gritó—Deberías estar más agradecida por darte la oportunidad de estudiar aquí o de una u otra forma seguramente no hubieras terminado ni la primaria. 

Sana agacho la cabeza mirando sus piernas.

—Eres tan linda—El directos caminó hasta ella y se paro detrás de ella poniendo sus manos sobre los hombros de Sana—No quiero castigarte, sabes que no me gusta hacerlo—Le susurro en su oído dejando escuchar su respiración agitada—¿No quieres divertirte conmigo un rato?

Apretaba fuertemente la falda del uniforme que llevaba puesto, sentir la respiración del director tan cerca del oído le causaba nauseas y las piernas le empezaron a temblar de miedo.  

—Solo deme un castigo y prometo que no causare problemas—Susurro con temor sin querer mirar hacía arriba. 

—Aún es temprano, tu profesora sabe que estas aquí—Se alejó un poco de Sana—¿Ya te quieres ir tan rápido?

—Tengo cosas que hacer, necesito ir a la enfermería antes de volver a clase.

—Puedes retirarte por hoy, luego hablaremos—Le guiñó un ojo a Sana. 

Sana hizo una reverencia antes de salir de la oficina del director, recupero el aliento una vez que la puerta se cerro y se encontró con la mirada de la secretaria del director. Aquel hombre le provocaba asco y un sentido de incomodidad muy grande. Fue corriendo hasta la enfermería, el chico de nombre Yeonjun no estaba, dentro de la enfermería solo estaba la enfermera quién revisaba unos papeles, alzó la mirada y se encontró con la japonesa parada en la puerta en la espera de pedir permiso para entrar, le señalo con la mano que entrara y se sentará en la silla que estaba aún lado de su escritorio, obedeció la orden y se sentó en aquel lugar vació. Le mostró su mano herida, aún tenía manchas de sangre en los nudillos y un fuerte dolor, le colocaron un poco de hielo y le limpiaron la herida, creía que su mano estaba torcida, ya que al moverla de una manera muy brusca le dolía.

—¿Y ahora que hiciste?—Le preguntó la enfermera mientras le limpiaba la herida de su mano—Lo bueno que no quedará cicatriz ya que solo es una herida pequeña. 

—Golpee a un chico idiota. 

La enfermera rió. 

—Supongo que fuiste tú la que golpeo al joven Choi—La enfermera le coloco un poco de alcohol con un pedazo de algodón y sonrió al ver como Sana se negaba—Golpeas chicos, pero le temes al alcohol, eso es muy lindo—Le hizo un pequeño guiño que sonrojo a la japonesa y terminó de vendar su mano—Listo, he terminado. Puedes volver a clase, y no es tan grave, tu muñeca esta bien. 

—Muchas gracias—Sana hizo una reverencia de agradecimiento—Me retiró—Se despidió. 

Volvió al salón de clases, era la comidilla de todos sus compañeros, no dejaban de parlotear acerca de lo que había pasado cerca de la cafetería, a pesar de ser una escuela grande todo los rumores se esparcían como el polen de las flores por el aire. La dejaron pasar a clase, el maestro que estaba en ese momento era muy amigo de ella debido a que todos sus proyectos eran excelentes. Volteó a ver a Mina y en ese momento ambas miradas se cruzaron, miraron para otro lado causando un ligero sonrojo entre las dos. No habían conversado mucho luego de ese casi intento de beso, durmieron juntas esa noche pero sin volver a dirigirse la palabra. 

El tiempo paso volando, en un abrir y cerrar de ojos estaba preparando sus cosas para marcharse. Salió del salón con sus cosas en la mano y caminaba con discreción en los pasillos, todos parecían entretenidos en algo frente a sus celulares, lograba imaginarse que era eso que miraba. 

—¡Sana!—Gritó Mina detrás de su espalda—¡Espera!—Exclamó con la voz demasiado agitada debido a lo que tuvo que correr para poder alcanzar a Sana.

Sana se detuvo y miró a sus espaldas, se encontró con la imagen de la japonesa deteniéndose con la respiración agitada y con un poco de sudor en la frente. 

—¿Que pasa Mina?—Sana saco un pañuelo del bolsillo y se lo entrego a Mina para que limpiara su sudor—¿Necesitas algo?

—Te peleaste con el chico que menciono Momo ¿No es así?—Miró a Sana y esta asintió a su pregunta—Tienes que cuidarte, no estas bien aún y tu sigues siendo imprudente—Señalo su mano—Mira ahora te has lastimado más que antes. 

Sana agacho la cabeza y luego miró su mano herida cubierta de una venda blanca cubriendo parte de las heridas causadas de ese golpe. 

—No tienes que preocuparte por mi—Sana se dio la media vuelta mirando la puerta de salida del edificio—Si me disculpas, tengo que irme. 

Se fue sin querer seguir escuchando a su mejor amiga, se detuvo al salir de la puerta del edificio y miró a su derecha, el salón en dónde Dahyun tomaba clases se veía vació desde esa distancia. Fue directo a la cafetería, revisó sus bolsillos y con las pocas monedas que llevaba con ella, consiguió comprar un par de esos bocadillos que compro en la mañana y que terminaron esparcidos por el suelo. Caminaba hasta la entrada sosteniendo la pequeña bolsa con ambas manos, su mirada se dirigía al suelo, no obstante debido a un pequeño ruido que llamo su atención alzó la mirada encontrándose con la figura de Dahyun, quién mantenía recostada la espalda sobre el pavimento de la barda de la escuela con los brazos pegados a los costados. Se detuvo un momento, se quedo parada observando a la menor, cada detalle de ella quería guardarlo en su memoria, era igual que ver una pequeña flor floreciendo en primavera, solo que Dahyun era una flor única. 

Continuó su caminó, sus pies tomaron su propio rumbo y caminaba hasta ella, apresuro el paso y cuando estaba apunto de llegar, miró a su derecha y se encontró con una pequeña margarita blanca y no dudo en cortarla, la olfateó un poco, ese olor natural prevalecer de las flores siempre sería uno de sus tantos olores favoritos. Se paso aún lado sin hacer ningún ruido, pego su mano con el de Dahyun y rió al ver como esta alejo su mano con rapidez, no pudo evitar soltar una pequeña carcajada que la delato. 

—¿Sana? 

—La única—Exclamó Sana con entusiasmo—¿No te regañaron por llegar tarde?

Dahyun asintió.

—La maestra cree que eres mala influencia y que no debería acercarme a ti—Mustió la menor acercando su mano a la de Sana—Le dije que eso no era posible, porque yo te quiero.

—¿En serio me quieres?—Sana se paro al frente de Dahyun y sujeto su mano dejando le aquella bolsa de bocadillos junto aquella margarita entre sus manos. Le revolvió un poco el cabello cuidadosamente cuidando de no despeinarla—Yo también te quiero mucho ¿Quieres tener una cita conmigo el día de hoy? 

Dahyun asintió tantas veces como pudo. 

—No perdamos más el tiempo. 

El amor iba floreciendo y crecía como la flor más hermosa de ese campo lleno de flores marchitas.

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