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Los días en la escuela se estaban volviendo demasiado agotador, los rumores iban disminuyendo con los días, muchos simplemente se olvidaron de ello en un par de días, pero otros parecían solo tomar esa oportunidad para molestarla. No le contó nada a su madre, no quería que se preocupara por ella por problemas de adolescentes todos como lo eran muchos de los que estudiaban ahí. Las bromas eran tan tontas, la hacían tropezar, le tiraban sus cosas o se las quitaba y le hacían mucha burla con chistes hirientes acerca de su orientación. Al principió si lo encontraba molesto. El único lugar seguro era dentro de su misma aula, eran las horas más cómodas de todo el día. Nayeon luego de esa pequeña discusión no había vuelto a clases, le intentó preguntar a la maestra sobre su compañera y lo único que le decía era que no se preocupara porque Nayeon estaba bien. Era lo que más le afecto con respectó a todo el problema que Tzuyu provoco. 

Chaeyoung no iba a desayunar con ella, le pidieron que fuera a entrenar un poco, pronto tendría otro partido de baloncesto y necesitaba estar al 100 para el próximo partido. No quiso ir demasiado lejos, tampoco quería quedarse dentro del salón de clases. Tomó su bastón con la mano derecha y caminó con mucho cuidado moviendo el bastón por todos lados en busca de su caminó al enorme árbol del frente sujetando fuertemente su desayuno. Logró llegar, se fue agachando con cuidado dejando aún lado su desayuno y con ambas manos limpiando en dónde se sentaría quitando las hojas con las manos. 

—Pequeña... 

—Sana—Dijo con los ojos cristalinos a punto de soltar una lágrima de alegría.

La rodearon en brazos, se quedo quieta sin lograr mover un dedo, su piel se puso chinita debido a la sorpresa. Ese olor tan dulce que desprendía aquella persona era igual al olor de Sana, era un aroma tan delicado y suave para su olfato. Sonrió, la había tomado por sorpresa, sonrió al sentir esos brazos aferrarse a su propio cuerpo en un abrazo tan cálido y especial.

—¿Me extrañaste pequeña?

Dahyun asintió muchas veces consiguiendo que Sana sonriera.

—Deseaba tanto verte que vine corriendo hasta aquí—Sana recostó su barbilla en el hombro derecho de Dahyun—Te miras tan hermosa el día de hoy.

—Extrañaba tanto escuchar tu voz, Sana—Dahyun sujeto ambas manos de la japonesa. 

Sana soltó a Dahyun rompiendo con ese tierno abrazo. Le sonreía cada vez que la miraba, estaba sintiendo cosas que no lograba explicarse, era como si todo lo que hiciera la chica al frente suyo fuera único y especial. Le ayudo a sentarse, le acomodó sus cosas aún lado en un lugar en dónde no lo tiraría ni siquiera por accidente. No tardo mucho tiempo y la acompañó sentándose justo alado de ella a unos centímetros de distancia. 

—¿Esta todo bien? ¿Como sigue tu mano?—Le preguntó Sana con un tono tan agresivo. 

Dahyun estaba destapando su desayuno y lo volvió a cerrar apenas escuchó las preguntas de la japonesa. 

—Estoy bien, solo tropecé por tonta. Ya me conoces, no puedo ver en dónde camino—Sonrió para convencer a Sana y empezó a destapar su comida—¿No quieres desayunar conmigo? Mi madre me hizo un montón de comida hoy y le quedo deliciosa—Le cambió el tema.

Sana guardo silencio escuchando la mentirá de la menor, no entendía la razón del porque le mentía, ni siquiera quería saberlo. Lo único que deseaba es que nadie la lastimará, eso era lo único que le hacía hervir la sangre, no era el hecho de que le estuviera mintiendo por algo absurdo. 

—No tengo hambre—Sana soltó un ligero suspiro e intentaba calmarse para no alterarse—Si alguien te hiciera daño ¿Me lo harías saber?—La miraba queriendo analizar cualquier movimiento que hiciera.

—¿Segura que no tienes hambre?—Dahyun agarro una pequeña cuchara y le dio un bocado a la comida—Esta muy delicioso ¿Segura que no quieres? 

—No cambies el tema, porque eres tan buena—Sana estaba perdiendo la poca paciencia que le quedaba—A veces no entiendo eso de ti. 

Dahyun guardo silencio y se acercó un poco a Sana en busca de su mano la cuál estaba abajo junto al pasto, la cubrió con la palma de su mano y entrelazo los dedos con los de ella. No deseaba mentirle, sospechaba acerca de que seguramente ya sabía las cosas que estaban diciendo en los pasillos y de todas esas cosas malas que le hacían a escondidas. 

—¿Lo escuchaste? ¿No es así?—Exclamó con tristeza la chica de piel pálida—Estoy bien, no quiero que te preocupes por tonterías que dicen las personas acerca de mi—Medio sonrió con la cabeza agachada como si estuviera mirando el suelo—Tranquilízate, puedo sentir como tu cuerpo no esta para nada relajado. 

Sana obedeció a la petición de Dahyun, el cuerpo lo empezó a relajar, soltó un ligero suspiro y solo se concentro en el calor que desprendía la palma de la mano de la menor, eran tan suaves y la manera tan traviesa con la que jugaba con sus dedos, la tranquilizaron. 

—Solo quiero que me respondas una cosa—Le pidió Sana—Dime ¿Quién inició ese tonto rumor? 

—Nadie, seguramente me escucharon llorar el día de tu accidente—No le agradaba mentir ni tampoco era buena en hacerlo—Y alguien debió haber escuchado todo lo que dije sobre ti—Hizo una pequeña pausa para que pudiera pensar en que es lo que quería decir al final—A mi no me importa, lo que dicen de mi es cierto, porque yo te quiero—Trago un poco de saliva y alzó la cabeza—Intentaré ser cuidadosa cuando estemos en publico y mediré mis palabras, no quiero que sospechen de ti. 

Aún con todos esos problemas sobre su espalda, se preocupaba por Sana. 

—No necesitas ser cuidadosa—Le pidió Sana—Dudo mucho que piensen en mi como una rara...—Rió para si misma recordando la razón del porque nunca pensarían en ella como rara—He sido una mala persona, por esa razón no quiero que nadie sea malo contigo.

—¿Una rara?—Dahyun se susurro a si misma—Dejemos de recordar cosas tristes?—Dahyun sonrió para hacer sonreír de la misma forma a Sana para que no se sintiera triste—¿Y si me acompañas a comprar un dulce al comedor? Pronto acabara el descanso y muero por algo dulce.

Sana se levantó, le ayudo a levantarse y fueron  caminando hasta los comedores. Intentó con todas sus fuerzas no tomarla de la mano, tuvo que sostener la manga del uniforme de la japonesa, no podía con el roce de las manos durante todo el caminó. Si las personas hablaban acerca de ella, sus oídos eran sordos en ese momento, lo único en lo que su mente estaba enfocado era en que iba caminando juntas. Le compró un par de bocadillos, unos que eran muy populares y eran demasiado dulces, y crujientes que quedo encantada con el primer bocado. Alzó un poco su mano, se detuvo a la mitad y le pidió a Sana que se inclinará un poco hacía al frente para que pudiera probar de aquel rico bocadillo. La obedeció, se inclinó como se lo pidió y pudo sentir el roce de sus labios con una parte de su dedo cuando mordió de la golosina.

—¿Verdad que es rico?—Exclamó con mucha felicidad desprendiendo de su rostro la menor—¿Quieres un poco más? 

—Es muy dulce—Rió Sana agradecida por el detalle—Tú eres mucho más dulce. 

Consiguió que todo el rostro de Dahyun se tiñera de rojo por completo hasta llegar a la punta de sus orejas, lo dijo para molestarla y le funciono a la perfección. 

—Sana—Gritó una profesora al costado—¿Podrías venir un momento?

—Claro—Gritó como respuesta y regreso su mirada a Dahyun quién estaba demasiado concentrada comiendo de los bocadillos—No tardaré, espérame aquí y no te vayas. Te llevaré a clases.

Dahyun asintió y siguió comiendo de sus bocadillos. No lograba reconocer ningún sonido dentro de ese lugar, el lugar estaba repletó de personas que era demasiado ruidoso. Se pegó un poco a la pared detrás suyo, estaba muy cerca de la cooperativa, no quiso quedarse en el medio a estorbarle a la gente que vendría a comprar. El timbre de entrada sonó, lograba escuchar el alboroto que se formó adentró, todos parecían tener prisa por llegar, Sana no parecía que regresaría pronto, no podía quedarse esperando más tiempo. Saco el bastón que utilizaba en todo momento, dio sus primeros pasos, conocía a la perfección todo el comedor, no sería un problema regresar. El ruido había cesado, todo se escuchaba más tranquilo y fuera de los comedores era igual. Caminaba con mucha tranquilidad por los pasillos, movía su bastón por todos lados para evitar cualquier obstáculo en el caminó con el que se encontrará. 

—¿No quieres que te ayudemos rarita?—Le gritaron. 

La voz venía de enfrente suyo. Se detuvo y no dio ni un solo paso más. Sabía quién fue la persona que gritó, era la misma voz del mismo chico que había comenzado a molestarla en cada oportunidad que tuviera. 

—Tengo prisa—Dahyun movió su bastón a los lados y choco con un par de tenis. 

—¿Prisa? ¿Irás corriendo a tu salón?—Se bufó el chico soltando fuertes carcajadas—Entonces, no necesitas esto—Agarro el bastón de Dahyun arrebatándolo de las manos—Me lo quedaré como recuerdo—Se volvió a reír el chico—¿Puedo? 

—Es mió, necesito que me lo devuelvas o llegaré tarde a clases—Dahyun se lo pidió amablemente, lo que menos quería es volver a tener problemas con ese chico quién lo catalogaba como una persona odiosa—Por favor—Exclamó la menor. 

—Te lo devuelvo si vienes a quitármelo tú misma—El chico caminó hasta quedar aún lado de Dahyun—Es un buen trato ¿No crees?

—Tengo prisa—Repitió Dahyun—Devuélvemelo—Le pidió. Y extendió su mano para que se lo entregara, el chico solo rió al ver la insistencia de la menor—Devuélvemelo—Le volvió a pedir al chico quién solo se reía de ella. 

—¿Y si no te lo devuelvo que harás? 

Dahyun contrajo sus manos cerca de su pecho, agarraba con mucha fuerza la bolsa de bocadillos que compró, quería obsequiárselos a Sana más tarde. No le respondió a la ultima pregunta que el chico le hizo, iba a rodearlo y a continuar sin su bastón, su salón de clases no estaba muy lejos podría llegar sin problemas. 

—¿Te comió la lengua el ratón?—Se bufó el chico y empujo a Dahyun hacía atrás—Es de mala educación que no respondas una pregunta ¿No te lo habían dicho?

—No tengo porque responderle a idiotas como tú.

—¿idiota?—Repitió el chico y con todas sus fuerzas empujo a Dahyun logrando hacerla caer al suelo golpeandose la espalda con un pedazo de fierro que estaba aún lado de la pared con la que casi se estrellaba, todos los bocadillos terminaron repartidos en el suelo y el fuerte golpe en la espalda logro sacarle una lágrima debido al golpe—Vuelve a decirme de esa forma y te irá peor rarita. 

Los alumnos que pasaban por ir por algunas actividades curriculares solo los miraban y nadie se acercaba ayudarle. Trago saliva, la espalda le dolía tanto y sus piernas temblaban debido al susto. Nunca espero que la empujara de tal forma, nunca había sido tan agresivo las otras veces, quedo petrificada del susto. Contrajo las manos cerca de su pecho, aquellos bocadillos que tanto deseaba obseaquiarle a Sana estaban esparcidos en el suelo, ya que la bolsa salió volando de sus manos, esa era su única preocupación en ese momento. Se levantaba del suelo con mucho cuidado, sujetando la pared de alado, el tobillo izquierdo dolía un poco y no lograba mantenerse de pie, soltaba la pared seguramente volvería caer al suelo de nuevo.

—¿Ya no te crees tan valiente?—El chico caminó hasta Dahyun y la sujeto del cuello de su camisa—Ya no pareces muy valiente ahora—Exclamó con una sonrisa triunfante en el rostro. 

Dahyun sujeto la mano del chico queriendo empujarlas para que la soltara, el cuello de la camisa realmente la estaba asfixiando debido a lo fuerte que la estaba sujetando. Ni utilizando toda la fuerza lograba conseguir que la soltara.

—Detente—Le pidió Dahyun con desesperación—Me lastimas...

—¿Y si no me detengo que harás?—Se bufó el chico.

—Te romperé la muñeca—Amenazó la japonesa llamando la atención de ambos—Suéltala ahora—Ordenó, sujetando la muñeca del chico con fuerza. Sana apretaba tan fuerte su muñeca que soltó a Dahyun, intento escapar del agarre de la japonesa, pero le era imposible. No lograba creer la fuerza bruta que esta tenía y la mirada asesina con la que lo miraba, era la primera vez que la veía tan enojada a tal punto que ni siquiera lo disimulaba

—No te metas, no es asunto tuyo—Gritó enojado el chico.

—Es asunto mió todo lo que tenga que ver con Dahyun—Sana con mucha fuerza empujo al chico tirándolo al suelo repitiendo la forma en como tiro a Dahyun al suelo—¿Por que no vienes y me empujas a mi? Estoy realmente enojada ahora.

—No te tengo miedo—Se levantó del suelo alzando la cabeza y cruzando los brazos—Te enseñare a no meterte conmigo. 

Dahyun agarro la ropa de Sana y la apretaba con ambas manos. No quería que se metiera en problemas o resultara lastimada. Pego su frente a la espalda de la japonesa, trago un poco de saliva quería decir algo pero sus palabras simplemente no salían 

—Tranquila, no tienes que preocuparte por mi—Le susurro Sana mirándola de reojo—Tu eres la que esta herida ahora, todo estará bien. Te lo prometo, pequeña.

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