59
Sana rió incomoda ante la pregunta de Dahyun, le dio un pequeño empujoncito con su dedo justo en la frente de esta. La resguardo en sus brazos luego de eso, su rostro se oculto sobre su pecho y acariciaba su cabellera como si de un pequeño gatito se tratara. Habían muchas cosas las cuáles Dahyun no podía hacer y una de ellas, era ocultar sus verdaderas emociones, era igual al agua, tan transparente.
—¿Estas celosa?—Le susurro Sana para molestarla, consiguió un pequeño empujón de parte de Dahyun pero no permitió que se escapara de sus brazos—Me quedo en casa de Mina—Le mintió.
Dahyun notaba la sinceridad en las palabras de la japonesa. Le tomo por sorpresa que la abrazara tan rigurosamente. Pego su oído en el pecho de Sana, se quedo así tanto como pudo escuchando el corazón bombeando a cada segundo.
—No sé porque me pongo celosa de Tzuyu—Dahyun soltó un pequeño suspiro y se rió de si misma—No es como si no supiera que estas saliendo con ella—Volvió a reírse de si misma—Hoy solo quería hacerte unas galletas, te note más delgada y quería poder prepararte algo delicioso...
Sana dejo descansar su mentón sobre la cabellera de Dahyun. Comprendía perfectamente como se estaba sintiendo, los celos era un sentimiento muy lejano para ella, nunca los sintió con Mark, pero fuera de ser celos, era ese miedo a perder a la chica que sus brazos estaban protegiendo ahora mismo.
—Aún no me has dado aprobar esas galletas—Sana sonrió entre dientes y se separó de Dahyun para poder admirar su rostro—¿Me podrías dar a probar una?
—¿En serio?—Las mejillas de Dahyun se decoraron de nuevo, esa sonrisa regreso a su rostro y con mucho cuidado saco una galleta de la caja—Di ¡AAAH!—Extendió su mano con la galleta en mano esperando a que Sana le diera una mordida.
Se quedo mirando unos segundos aquella galleta entre las manos de Dahyun, cerró los ojos y se fue acercando hasta darle una mordida. Era la segunda vez que alguien la alimentaba de esa manera, por esa misma razón no le quitaba la mirada de encima. La puerta se abrió, Sana se estaba ahogando cuando vio la silueta de su madre parada en la puerta incrédula de lo que estaban haciendo, se alejaron, tomaron un poco su distancia y se quedaron en total silencio. Olvidaron el pequeño detalle de que su madre de la japonesa podría volver en cualquier momento. La madre de Sana dejo las bolsas sobre una pequeña mesa que estaba enfrente del televisor de la sala. No les quitaba la mirada de encima.
—Veo que se estaban divirtiendo—Rompió el silencio la madre de Sana—Me alegra ver que se llevaban muy bien ustedes dos—Guardo todo en el refrigerador y tomo asiento en la silla de antes—Tengo una pregunta ¿Como se conocieron?—Les preguntó.
—Sana me salvo de la lluvia—Dahyun fue la primera en hablar—Me dio su paraguas, sin siquiera conocerme—Recordaba aquella acción en el parque—Ella fue tan amable—Debajo de la mesa sujetaba parte de la ropa de Sana—Es una persona increíble—Concluyó.
La madre de Sana sonrió viéndolas a las dos. Era la única amiga que le conocía a su hija, solo escuchaba de Mina o Momo, pero nunca las había visto realmente.
—Creí que se conocieron desde antes—La madre de Sana le dio la mordida a una galleta—Sana solía ir a la escuela de Yoshio... —Guardaron silencio un momento—Eres la primera amiga que conozco, es bueno saber que tiene a una persona tan buena a su lado.
Sana alzó una ceja, no pudo contenerse la risa por aquellas palabras que su madre había dicho. Le causaba un enorme sabor de boca.
—¿Como porque conocerías a mis amigas?—Le replicó la japonesa—No tenemos mucho tiempo viviendo juntas—Frunció el ceño—No actúes como si fueras una buena madre, estas lejos de serlo—Dijo sacando toda esa frustración que llevaba dentro.
—¡Basta Sana!—Gruño la menor—No le faltes al respeto a tu madre—Busco la mano de Sana debajo de la mesa, estaba resguardado en su bolsillo, sujeto su muñeca y se la apretó un poco para hacer que callara y no continuara con esas palabras hirientes—No esta bien, mucho menos enfrente de otras personas.
—Tu no podrías entenderlo—Sana volteó a ver a Dahyun con el ceño fruncido.
—No me arruines este recuerdo—Le susurro a Sana apretando fuerte su muñeca—Solo quiero que las tres nos la pasemos bien, para mi tu madre fue una persona muy importante y si no lo es para ti, solamente no le faltes al respeto, menos enfrente de mi—Soltó su muñeca de la japonesa.
Sana la quedo viendo directamente, no tardo en bajar la mirada al sentir como la soltaba. Termino hiriéndola a ella indirectamente, siempre olvidaba que a diferencia de ella, Dahyun era una persona sensible.
—Lo siento—Se disculpó con su madre—No quise decirte todas esas cosas—Terminó.
—No pasa nada, entiendo como te sientes respecto a mi—Su madre hizo aun lado el plato de galletas—En tú lugar, igual me odiaría—Miró a Dahyun y le sonrió, quedo sorprendida en como hizo que su hija quién era muy temperamental terminara disculpándose—Gracias Dahyun, no has cambiado nada. Sigues siendo esa niña dulce y amable de antes—Rió recordando a la pequeña Dahyun de 5 años—Gracias de nuevo—Le repitió.
Le sonrió dejando mostrar sus pequeños dientes como un gesto de que todo estaba bien ahora. Hicieron como si esa pequeña discusión nunca hubiera pasado, se dedicaron a terminar de hacer esas galletas. Sana tampoco actuaba extraña, le ayudaba en todo lo que le pedía y sin poner excusa alguna. Era un recuerdo que no quería borrar de su memoria, quería resguardarlo, no le gustaba olvidar aquello que le traía felicidad. Terminaron de hornear todas las galletas, separaron algunas para que Dahyun llevara a casa. Las demás, las comían entre ellas. Las únicas que conversaban era Dahyun con la madre de Sana, esta solamente se quedaba en silenció comiendo y una que otra vez le daba de sus propias galletas y le sonreía. No tardo mucho tiempo para que su madre le hablara por teléfono, ya era un poco más que las 5 de la tarde, había llegado desde muy temprano. Algo muy dentro de ella sabía que ese día nunca lo olvidaría.
—Mi madre quiere que regrese a casa—Dijo desanimada, no quería irse a casa no todavía—No quería irme aún, ni modos—Le sonrió a la madre de Sana—Espero que se repita de nuevo—Estaba demasiado feliz.
Sana le ayudo a levantarse de la silla y a guardar todas sus cosas, y las cargo por ella. Le sujeto su mano para acompañarla hasta la esquina.
—Espero tenerte pronto de regreso—Le dijo la madre de Sana—Siempre serás bienvenida aquí—Se levantó de su lugar y caminó hasta Dahyun—Cuídate mucho—La abrazó de repente, deseaba hacerlo desde el primer día que la encontró—Gracias por este día—Le susurro en su oído para que Sana no escuchará—Se separó de Dahyun y esta vez miraba a Sana con una ceja alzada—Puedes llevar a Dahyun afuera, necesito hablar contigo—Le ordenó.
—Entiendo—Le respondió a su madre.
La llevó a la puerta, fuera de su casa estaban unas pequeñas bancas del otro lado enfrente de la casa de la vecina. La guió con mucho cuidado de que no tropezara con ninguno de los agujeros del suelo. Le dijo que no tardaría en volver y que la esperara, que no se moviera de ahí. Dahyun asintió y le sonrió antes de que volviera a casa. Estaba confundida, su madre nunca le hablaba de esa manera tan franca ni mucho menos le ordenaba, no conseguía sacarse de la mente esa mirada tan extraña en el rostro, no recordaba haberla visto antes tan seria.
Dahyun se quedo sentada quieta comiendo un par de galletas que guardaba en una pequeña bolsa de su bolsillo, estaba un poco inquieta, no sabía la causa para que se estuviera sintiendo de ese modo. El lugar en el que vivía Sana era tan silencio que no se escuchaba muchas cosas ni siquiera el sonido de los carros pasando todo el tiempo. Era la primera vez que se preguntaba como era la casa en la que vivía, si era igual a su hogar o incluso era más grande que su hogar. Esas preguntas solo despertaron más su curiosidad.
No tardo mucho en volver la japonesa, escuchaba sus pasos de aquellos tenis que usaba todo el tiempo. Le sujeto la mano para que se levantara de la banca y continuaron su caminó. Era un poco extraño para ella, normalmente Sana no se aferraba tanto a su mano, ahora parecía que no quería soltarla, la sujetaba tan fuerte que le empezaba a doler su mano. No quiso preguntarle nada, pensaba que solamente eran imaginaciones suyas.
—¿En dónde vendrá tu madre por ti?—Le preguntó Sana rompiendo el silencio—¿Aquí o te verá en un lugar más cercano?
Dahyun negó con la cabeza un par de veces.
—Dijo que me llamaría, pero no ha vuelto a llamar—Se bufó de su situación y de ella misma—Podrías sentarnos en algún lado a esperar o si quieres puedes ir a casa de nuevo.
—¿En serio piensas que te dejaré sola aquí?—Le preguntó enojada y Dahyun se rió de ella—¿Dije algo gracioso?
Dahyun asintió.
—Solo quería escuchar que no quieres dejarme sola—Admitió divertida la menor.
Más adelante se encontraba un pequeño bosque, no era un parque ni mucho menos un lugar para juegos. Solo se encontraban árboles altos y un montón de flores al rededor. Era un bosque publico, todas las personas que vivían cerca se encargaban de cuidarlo. Dentro habían lugares para sentarse, la guiaba al lugar más cercano abajo de una sombra de un enorme pino. Era tarde, muchas personas no solían ir tan tarde, era un lugar en el que podrían platicar sin interrupciones.
—Me alegro de haberte podido ver hoy—Le susurro la japonesa a la menor.
Dahyun pegó más su cuerpo al de la japonesa, dejo caer sus mejillas hasta topar con su hombro. El olor que desprendía era muy dulce, era tan tranquilizador para sus pulmones. Ese olor era lo que la distinguía de todo el resto de las personas.
—Me gustaría no tuviéramos que ocultarnos, como si estuviéramos haciendo algo malo—Dahyun dejo reposar su mejillas en el hombro de la japonesa.
—¿Por que no vamos a cenar esta noche?—Sana miraba de reojo a Dahyun—Podemos ir a dónde tu quieras.
—No puedo, saldré con Taehyung en la noche...—Dijo desanimada—Iremos a una reunión con sus amigos. No puedo cancelarle, eso no estaría bien.
—Ya me imaginó a cuál irás—Sana bajo la mirada y veía sus tenis sucios. Soltó un pequeño suspiro—A Tzuyu igual la invitaron, supongo que nos encontraremos esta noche de nuevo.
—¿También irás? ¿Ibas a cancelar a Tzuyu por mi?—Preguntó incrédula la menor.
Sana se levantó de la banca, dio 3 pasos al frente mirando el árbol de enfrente suyo.
—¿Lo olvidaste? No me importa herir a los demás, mientras no seas tú—Volteó detrás suyo regresando su mirada a Dahyun—¿Aún no te queda claro?—Caminó de regreso alado de Dahyun—¿No parecen sinceras mis palabras?—Se agacho enfrente de Dahyun y sujeto su mano como si de porcelana se tratara con mucho cuidado—Solo me importas tú—Cerro los ojos y fue acercando sus labios hasta estrellarlos con su mano—Puedo ser egoísta y tonta, pero mis sentimientos por ti son sinceros. Incluso más reales que mi propia existencia.
—Sana...—Susurro Dahyun un poco sorprendida—Eso no esta bien—Negaba con la cabeza varias veces—Si no querías salir con Tzuyu, entonces solo hubieras dicho que no—Agacho la cabeza lentamente para no lastimar a Sana y poder juntar sus frentes, cerro los ojos y se quedo en silencio unos minutos intentando pensar en las palabras correctas que debía decir—Tienes que hacer las cosas bien, Tzuyu ni nadie lo merece.
Una llamada las interrumpió, rápidamente lo saco del bolsillo y contesto, era una llamada de su madre. Le pidió que la esperara en la esquina de la calle que se suponía que se encontraba la casa de Sana, no tardaría mucho en llegar, estaba cerca. Fueron casi corriendo a la esquina en dónde su madre la veía. Le pidió a Sana que la llevara rápido, no quería hacer esperar a su madre.Se detuvieron en la esquina con sus manos entrelazadas, no quería soltarla, pero la japonesa dejo caer su mano. Parecía no estar de humor, lograba notarlo gracias a su expresión corporal, sus manos estaban rígidas y heladas, no la sujetaba como normalmente lo hacía. Si se molesto por sus palabras, no se disculparía, estaba en todo lo correcto sobre lo que le dijo.
El sonido del carro de su madre la puso en alerta, dio dos pasos de lado para alejarse de Sana y resguardo sus manos en los bolsillos de su abrigo. Mordió su labio inferior, escuchó la voz de su madre y le abrió la puerta para que entrara al carro junto con ella. Dio dos pasos al frente, no dio un solo paso más como si sus pies se hubieran pegado al piso. Soltó un pequeño suspiro y saco sus manos de su bolsillo.
—Piensa en lo que te dije, no esta bien—Le susurro antes de subir al carro e irse a casa.
—Espera...—Dijo Sana caminando al carro de la madre de Dahyun, paso justo alado de ella sin mirarla, saco un pedazo de papel de su bolsillo y se lo entregó—Léalo en silencio—Le susurro para que Dahyun no pudiera escucharlo.
Sana se quedo parada observando como el carro se iba hasta desaparecer de su visión. Sus uñas se enterraban en la palma de su mano. Nada de lo que hacía o decía le parecía bien a los demás, era egoísta pensar de la forma en la que lo hacía, no podía cambiar, llevaba siendo de esa manera casi toda su vida.
—No es fácil, sabes...—Le susurro a su propia soledad.
Si las flores pudieran cambiar de color, seguramente todas se volverían rojo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro