102
El caminó a casa fue más silencioso de lo que se esperaba, la taiwanesa no le dirigió la palabra y al dejarla, ni siquiera le hablo, solamente le guiñó el ojo, y se fue. Miró su casa, tardo parada afuera mirando la puerta, pensando acerca de si debía entrar o no, dentro no se escuchaba ningún ruido, abrió la puerta y se encontró con una casa vacía, con botellas de cerveza por todos lados y con el olor a comida rancia. Se notaba que desde hace días nadie limpiaba. Recogió toda la basura, y la llevó a tirar, los vecinos solo la observaban y hablaban a su espalda, logró escuchar un par de cosas que murmuraban sobre de ella, solo frunció el ceño y entro de nuevo.
La habitación en donde dormía estaba desarreglada, todas sus cosas estaban desacomodadas como si alguien hubiera buscado entre sus cosas. Recogió algunas y las acomodó en su lugar, miró su habitación y todo lo que veía, era lamentable y sucio. Llevaba puesta la misma ropa de la noche anterior, era evidente el olor a cigarrillo tan fuerte y se la quitó, pudo observar su rostro y esas enormes ojeras debajo de sus ojos, no era bueno tener una apariencia tan descuidada. Quiso tomar un baño antes de ir a ver a Dahyun, asentó todas sus cosas en la cómoda que tenía y procedió a buscar algo de ropa. Miró el reloj y eran un poco más de las 7 de la noche, quería apurarse e irse de esa casa lo más pronto posible. Un fuerte ruido se escuchó afuera, un montón de botellas de vidrio siendo tiradas al suelo acompañada de una fuerte carcajada que puso su piel de gallina, reconocía esa voz, su padre había llegado a casa, y eso no eran buenas noticias. Abrió la puerta y en ese momento sus miradas se encontraron, la miraba de pies a cabeza, su apariencia era mucho peor que la suya, su ropa estaba completamente sucia y el olor a alcohol era demasiado fuerte que podía sentir el olor hasta su habitación.
—Oh, es mi querida hija—Dijo su padre en modo de broma y riéndose—Pensé que no volverías, que tal vez también te habías muerto como tú madre, eso es una mala noticia—Fingió estar triste para luego beber un poco de la cerveza que llevaba en las manos.
Sana se dispuso a ignorarlo, no tenía los ánimos ni las fuerzas para pelear con el.
—Ya que estas aquí, dame un poco de dinero—Se paro enfrente de la puerta de Sana—¿No tienes otra pulsera como la de la otra vez? Me dieron un buen dinero por ella, pero ya me lo gasté—Entro dentro de la habitación de la japonesa quién no le respondió—¿No escuchaste? Necesito dinero—Volvió a repetir.
—No tengo dinero, ni tampoco tengo algo que puedas robarme—Dijo la japonesa en voz suave—Solo ve a conseguirlo en otro lado—Se dispuso a salir de ahí pero su padre le tapo la salida, se puso justo enfrente—Quítate del caminó, tengo cosas que hacer.
—¿Y si no me quito? ¿Me mandaras al hospital al igual que tu madre?—Se bufó de Sana y la empujo con fuerza consiguiendo que retrocediera—Dame todo el dinero que traigas, no te lo volveré a repetir.
—Lo de mi madre fue un accidente, yo nunca quise que las cosas terminaran así—Se defendió Sana—¡Estoy harta de ti! ¡Nunca debiste volver, estábamos mejor sin ti!—Le gritó con todas sus fuerzas.
Aquel hombre le hizo daño de muchas maneras, tanto físicamente como psicológicamente, al grado de tenerle miedo y de mojar la cama por las noches, al cerrar los ojos siempre se imagina ese rostro, esa sonrisa y esa mirada tan asquerosa. Recordar aquello, era algo que deseaba borrar de su memoria.
—¿Tienes miedo?—La agarro del cuello de su ropa y frunció el ceño, tenía una mirada aterradora, estaba realmente molesto con ella—Tal vez debería cerrarte la boca a golpes.
No dijo una sola palabra más, la empujó y sus nudillos no tardaron mucho en impactar en su mejilla, la golpeó con mucha fuerza que en la boca le salía sangre. No se detuvo ahí, comenzó a patearla con mucha fuerza, se quitó su cinturón que llevaba puesto y con eso continuó golpeándola Sana solamente se cubría la cabeza con las manos, soportando todos esos golpes hasta que su padre se cansara y se fuera de nuevo.
—¡DEFIENDETE!—Le gritaba.
Entre menos le respondiera con más fuerza le pegaba. Se terminó cansando al no recibir ninguna respuesta, se detuvo al ver como caía al suelo.
—Das lastima al igual que tú madre, ambas son basura.
Salió de su habitación, la japonesa tenía todo el cuerpo adolorido y no decía una sola palabra, simplemente se quedo mirando aquellos converse que Dahyun le había obsequiado. Era verdad, daba lastima, nunca se defendía de los abusos constantes ni ahora ni antes, y aunque deseaba hacerlo su cuerpo simplemente no respondía; se quedaba inmóvil. Se medio levantó y recostó su espalda sobre la orilla de la cama, moverse le dolía y cada vez se sentía más doloroso.
—A mi nadie me reta, niña estúpida—Le dijo su padre antes de irse.
Había cerrado la puerta con fuerza, cuando se fue, intentó levantarse del suelo y caminó hasta el baño, con todo y ropa abrió la regadera, el agua caliente era relajante para su piel y disminuía el dolor. Se quedo dentro de la ducha durante 15 minutos, se quitó la ropa y con mucho cuidado fue en busca de algunas prendas para cambiarse. Miró el reloj, eran las 8 de la noche, se alistó rápidamente, se puso una curita en el rostro justo en dónde cayó el golpe y intentó maquillarse, y arreglarse el cabello. Y salió de casa.
Antes de ir a casa de Dahyun quería hacer una pequeña parada en un lugar, le pidió al taxi que la llevará primero a una florería, no quería llegar con las manos vacías, mucho menos cuando iba a pedirle disculpas a la menor. Le compró un pequeño ramo de 12 rosas rojas, era el más barato y lo decoraban gratis, el taxista la espero a que comprara, le dio la dirección y no quedaba tan lejos de en dónde se encontraba. Pidió que la bajaran en la esquina, no quería detenerse enfrente, antes de poder acercarse inhalo un poco de airé y exhalo en repetidas ocasiones para calmarse. Se fue acercando lentamente y toco la puerta de la casa de Dahyun, nadie respondía, hasta que volvió a tocar y se encontró con el padre de Dahyun quién había abierto la puerta, y su mirada al verlo, lo decía todo.
—¿Qué quieres ahora?—Le dijo de mala gana con el ceño fruncido—¿Todavía sigues molestando a mi hija?
—Solo vine hablar con Dahyun un momento, le prometo que no tardaré—Sana volteó a ver hacía los lados—El padre de Dahyun no dejaba de mirarla de pies a cabeza—¿Pasa algo señor?
—Estoy viendo tu ropa vieja y desgastada—Se bufó el padre de la menor—Tenía razón, solo eres una oportunista que se quiere aprovechar de mi hija—Se cruzó de brazos—Me sorprende más el hecho de que tengas valor de venir a mi casa luego de lo que paso.
—No vine aquí para que usted intente humillarme—Sana lo miró a la cara—Yo no vine hablar con usted, vine hablar con su hija.
—Pierdes tu tiempo, mi hija no esta. Hoy tuvo una cita con un chico—Hizo una cara pensativa—Con un chico llamado Kim Taehyung—Recalcó—Así que si es todo lo que necesitas, puedes retirarte.
—Miente...
—No tengo porque mentirte, por fin se dio cuenta que estar con un hombre es lo normal.
Le cerro la puerta en la cara y con aquel pequeño ramo de rosas. No lograba creer que tan rápido Dahyun estuviera viendo a alguien más. Regreso a la esquina a esconderse, espero durante 1 hora parada ahí, hasta que vio como un vehículo se estacionaba, salió el chico pelinegro de aquel vehículo, llevaba puesta una camisa de 3/4 color blanca con un chaleco negro y un pantalón negro ajustado, le abrió la puerta y salió Dahyun, llevaba un vestido blanco y tenía puesto la chamarra de Taehyung. Ambos se sonreían mutuamente, no podía escuchar que conversaban pero parecían demasiado felices y cómodos. Se quedaron parados conversando un poco, se abrió la puerta, ahí estaba el padre de Dahyun y no tardaron mucho tiempo en entrar todos juntos. Sana salió de su escondite, miró las flores que llevaba en la mano, miró su ropa y zapatos, nunca podría competir con el. No dejaba de mirar la casa de Dahyun, una lágrima se deslizo por su mejilla y dejo caer el ramo al suelo. Ver aquello, le había dolido mucho más que los golpes de aquel hombre, no quería seguir en ese lugar, salió corriendo de ahí, sin rumbo alguno hasta perderse en la obscuridad de la noche.
Le dolía, toda su vida era un completo desastre, no había nada bueno en el y había alejado a las personas más importantes para ella, ahora no tenía nada, estaba completamente sola con el cuerpo destruido, con sus emociones por el suelo y la poca cordura que le quedaba, se esfumo. Le dolía correr, su cuerpo estaba herido y las lágrimas simplemente no dejaban de derramarse en sus mejillas. Sin nadie que la quisiera, sin nadie que la necesitará, sin un lugar al que volver y llamarlo hogar, era un caparazón vació sin motivación alguna. ¿Para que iba seguir viviendo? ¿Por qué nació? ¿Por que le había tocado una vida de mierda? se preguntaba a si misma.
—El tenía razón, soy basura—Se susurraba a si misma mientras corría—Ya llego la hora de cumplir mi promesa—Se detuvo frente a un semáforo que se encontraba en rojo—Sin arrepentimientos.
A pesar de que no era otoño, cayó marchita al suelo.
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[Dahyun]
El día de Dahyun comenzó un poco duro, al despertar no se encontró con la japonesa, y la puso muy triste, realmente deseaba hablar con ella, por lo poco que le contó Mina es que ella no la vio marcharse. La llevo muy temprano a casa, despertó a las 8 de la mañana, la invitó a desayunar pero termino rechazando su invitación, prefería ir a casa.
El día parecía ir lento, cada vez que preguntaba la hora, ni 30 minutos habían pasado, comenzaba a desesperarse debido a que se sentía extraña. Sin anunciarse, apareció Taehyung el chico pelinegro, la fue a buscar para que salieran y se divirtieran, tardo mucho en convencerla pero su padre la terminó convenciendo de aceptar. Chaeyoung le contó todo lo que había sucedido, por eso quiso invitarla a salir para que se distrajera, y realmente funciono. Toda la tarde se la pasaron riendo y contando anécdotas de pequeños, la llevo por ese helado, la invitó a comer y fueron de compras, y al final del día la llevo a casa.
—Gracias por animarme el día de hoy—Le sonrió Dahyun—También te agradezco que me hayas dado tu abrigo, olvidé el mío y termino haciendo mucho frio.
—No tienes que agradecer nada—Taehyung salió del vehículo y le abrió la puerta a Dahyun—Me alegra haberte ayudado, al menos pude verte sonreír el día de hoy—La agarro de la mano y la ayudo a llegar a la puerta de entrada—Nos divertimos, así que ya no estés triste. Solo dale su espació y cuando este lista, estoy segura que te contará como se siente.
—Lo único que espero es que no haga tonterías, es lo que me preocupa, hace cosas sin pensar y tengo miedo de que le pase algo—Dahyun soltó un fuerte suspiro.
—Cualquier cosa que necesites, yo te ayudaré tenlo por seguro—Taehyung le sonrió a Dahyun y es que se sentía muy feliz de haber encontrado una amiga.
El padre de Dahyun los interrumpió abrió la puerta y los invitó a entrar, invitó a cenar al pelinegro y aceptó con gusto. Entraron a la casa, le entregó el abrigo que le había prestado y se sentaron en la mesa, era un poco tarde y aún así accedieron a cenar por insistencia de su padre de nuevo.
—¿Y que tal les fue?—Preguntó entusiasmado su padre sirviendo la comida en la mesa—Espero que se hayan divertido ambos.
Taehyung estaba incomodo.
—Lo hicimos, Taehyung es un gran amigo—Dijo la menor con un tono serio.
—Así se empieza, hija ¿Verdad?—Miró a Taehyung y el asintió incomodo—Podrían regresar, hacen una linda pareja.
—Taehyung y yo solo somos amigos—Dahyun se levantó de la mesa le había colmado la paciencia—El sabe, que a la persona que yo quiero es a Sana ¿Por qué no lo entiendes?
—¡A ti no te pueden gustar las mujeres!—Gritó y golpeo la mesa con su mano—Esa chica solo te metió cosas en la cabeza para confundirte, solo intentó cuidarte.
—No necesitas cuidarme de nada—Se mordió los labios—Yo fui la primera en declararle lo que sentía, ella siempre intentó darme de lo poco que tenía e incluso me llevaba en su bicicleta y me defendió de cualquier persona que quería intimidarme—Hizo una pequeña pausa—¿Ahora dime de que quieres cuidarme?
El ambiente se tornó demasiado pesado e incomodo, el pobre chico pelinegro no sabía que hacer o que decir, se mantuvo sentado en la mesa mirando a otro lado que no fuera a la izquierda en dónde padre e hija estaban de frente. Se le paso en el momento en el que Dahyun estaba dejando salir aquellos sentimientos que permanecían resguardados sobre su pecho y el enojo por enfrentar a su padre.
—Nunca estaré de acuerdo contigo—La miró decepcionado y se retiró de la mesa—Estoy muy decepcionado de ti—Finalizo antes de desaparecer de la cocina.
Taehyung sostuvo su mano y la llevó afuera, para que tomará un poco de aire fresco y se tranquilizara. Se sentaron en la entrada, uno alado del otro, y dejaron salir un enorme suspiro de incomodidad.
—Me disculpo por la actitud de mi padre—Dahyun bajo la cabeza—Es solo que me molesta que no entienda.
—Te comprendo—Taehyung miraba el cielo—Ellos creen que siempre tienen la razón, y no es así, no dejes que ellos te impongan sus ideales, cada quién tiene los suyos y eso nos hace únicos—Sonrió para si mismo y luego vio Dahyun—Así que no debes preocuparte.
—Quién hubiera pesando que serías como mi mejor amigo—Dahyun le devolvió la sonrisa—Te conseguiremos una novia pronto—Se bufó de el.
Taehyung solo le dio un pequeño empujón por estarlo molestando con lo último que dijo, ambos empezarón a soltar fuertes carcajadas y todo ese ambiente incomodo que se había creado hace unos minutos se había desvanecido junto con las risas. Dahyun paró de reírse, escuchó su celular sonar, lo saco de una pequeña bolsita que llevaba con ella y respondió, creía que era su madre ya que esta había salido con unas amigas.
Se equivocó esa no era una llamada de su madre.
—Bueno ¿Mamá eres tú?—Dijo Dahyun y haciéndole una señal a Taehyung para que no hablara—¿Ya vendrás?
—Hola Dahyun, soy yo, Sana—Dijo Sana del otro lado de la línea—Se que estas ocupada, no quería molestarte, tampoco se si no me cortarás después—Guardo silencio y se escuchó un fuerte viento—Deseaba escuchar tu voz, la extrañó y me alegra poder escucharla ahora.
—San-
No pudo terminar de decirle su nombre, porque recibió un fuerte ''shhhhhh'' del otro lado de la línea.
—Solo te hablaba para disculparme contigo, nunca fue mi intención golpearte, no pondré ninguna excusa porque todo se pudo haber evitado, pero fue mi culpa que todo sucediera—Trago saliva—Yo lo entiendo, no soy una persona fácil de tratar, y mucho menos de comunicarse, soy un desastre ¿Verdad?—Rio suavemente—Por eso quería agradecerte, quería agradecerte por cada vez que me brindaste una mano, que fuiste más fuerte que yo y que me abrazaste, más que nada quiero agradecerte por haberme querido, te enamoraste de mi y apreció que te hayas fijado en una persona tan horrible como yo, que no te merece en lo más mínimo. Yo-... lo supe desde el principió, sabía lo que quería hacer y que al final eso terminaría hiriéndote, aún así fui egoísta y te arrastre conmigo—Hizo silencio—Quería cambiar, quería superar y poder sentirme bien conmigo, pero eso es imposible Dahyun, porque el pasado siempre estará aún lado mío recordando lo débil y miserable que soy—Se escuchaba su respiración agitada—Ya no aguantó, no quiero que aquel hombre vuelva a golpearme, ni que nadie se burle de mi, me humille o que me vean como tu padre lo hacía, estoy cansada de todo eso—Se le quebraba la voz—Gracias, gracias por haberme querido tanto, eres lo más cercano al amor que tanto necesité durante tanto tiempo, gracias por sonreír tan inocentemente para mi y más que nada, gracias por haberme conocido—Volvió hacer silenció—El es un buen chico, el siempre fue el correcto, nunca debiste perder tú tiempo conmigo. Te quiero Kim Dahyun—Reía entre lágrimas—Cuídate mucho, adiós mi pequeña margarita.
El corazón de Dahyun latía con fuerza.
—¡¿Que pasa sana?! ¡¿En dónde estas?! ¡¿Estas bien?! ¡¿Por qué me dices todo esto?!—Gritó desesperada—¡¿En dónde estas?!—No podía contener las lágrimas.
—Espero que seas feliz, pequeña.
Colgó la llamada, Dahyun no paraba de temblar, quería hablar, deseaba decir algo pero quedo muda ante todo lo que había escuchado, esa llamada no era normal, eso sonaba como una despedida, y ella odiaba las despedidas, tenía un mal presentimiento.
—¡¿Que paso Dahyun?!—Taehyung agarro de los hombros a Dahyun para conseguir una respuesta—¡¿Quién llamo?! ¡¿Que te dijo para ponerte así?!
—Era-—Nada más consiguió decir al principió—Era... Sana—Sentía un enorme nudo en la garganta—Ella no parecía bien, esa no fue una despedida normal, tengo miedo—Hizo una pausa—Necesito ir a buscarla—Agarro su cabeza, estaba entrando en una crisis nerviosa—Llevame a buscarla, por favor, te lo pido.
Taehyung intento calmarla, pero le era imposible Dahyun seguía repitiendo lo mismo, quería ir a buscarla.
—Te llevaré—Saco las llaves de su vehículo y la ayudo a subirse—¿A dónde te llevó?
Dahyun no sabía a dónde ir a buscarla.
—No lo sé—Quería tranquilizarse—No lo sé, escuché viento, es la única pista que tengo.
—¿No conoces algún lugar al que ella iría?
—¿Y si no esta allá? ¿Y si me equivoco?
—Tranquila, te llevaré a cualquier lugar de la ciudad si es necesario—Sujeto la mano de Dahyun.
El pecho no dejaba de dolerle, ese mal presentimiento que solía atormentarla había vuelto y era más doloroso que antes.
Solo quería encontrarla y abrazarla.
FIN.
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