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Sin un lugar en dónde regresar, los pies de la japonesa solo caminaban sin rumbo alguno, ni siquiera le prestaba atención a las pocas personas que caminaban en la mañana aquellos que iban al trabajo desde muy temprano. La miraban de reojo debido al aspecto, ya que su ropa estaba desarreglada, el cabello alborotado y su rostro, no debía ser algo muy agradable de ver. Busco en los bolsillos un poco de dinero, parecía tener un poco, el día anterior le pagaron en el trabajo y para su buena suerte no lo perdió luego de esa noche de fiesta. 

Luego de caminar durante una hora, se detuvo enfrente de un semáforo y miró por todos lados, queriendo ubicar en que parte de la ciudad se encontraba, caminó más de lo que pensaba, ya se encontraba demasiado lejos de la casa de su mejor amiga. La única opción que tenía, era la chica alta de piel morena, era la única persona que podía ayudarla ahora. Sin meditarlo, paró un taxi y fue directo al departamento de Tzuyu, ya no necesitaba anunciarse solamente entro y fue directo hasta el departamento, tocó la puerta un par de veces y no tardo en abrirle, enfrente estaba la taiwanesa con los ojos completamente rojos y adormilados, aún llevaba la pijama puesta pero al verla sonrió de inmediato. 

—¡Sana!—Gritó emocionada al verla—¿Y eso que vienes tan temprano?—La invitó a pasar y cerro la puerta—No esperaba verte de nuevo—Finalizó. 

Sana se sentó en el sofá, los pies le dolían y descansar un poco en aquel sofá que era suave era como descansar en un trozo enorme de algodón. 

—No sabía en dónde ir—Comenzó hablar—Las cosas en casa, no están bien, y la salud de mi madre es terminal. 

—Se nota, no te ves nada bien—Tzuyu se sentó aún lado de Sana—Hueles demasiado a cigarrillo y fuertemente a alcohol ¿Estas bebiendo? 

—Lo hice, quiero simplemente olvidar que existo—Cerrando los ojos dejo salir un fuerte suspiro—Debería simplemente morir, no tengo a nadie, no tengo casa, ni mucho menos familia. 

Tzuyu podía darse cuenta en cada palabra la desesperación y la tristeza en cada palabra que salía de la boca de Sana.

—Tienes una novia y personas que te quieren ¿Por que dices que no tienes a nadie?—Tzuyu sujeto la mano de Sana—Me tienes hasta a mi. 

—Dahyun y yo, terminamos—Las manos de Sana temblaban—El amor es para idiotas, no necesito esa basura. 

Tzuyu se puso de pie, soltó la mano temblorosa de Sana y le dio la espalda.

—¿Y si Dahyun te odiara? ¿No te importaría?—Miró de reojo a la japonesa esperando ver una reacción de su parte, pero no paso nada se quedo quieta—Si no necesitas amor ¿Por qué lo buscas tan desesperadamente? 

—No debí haber venido—Se levantó del sofá—Será mejor que vaya a otro lugar. 

—Espera—Tzuyu se paro enfrente de Sana—No tienes porque irte, puedes quedarte y tomar un baño.

—Perdón por las molestias... 

Sana le dio la espalda caminando hasta la habitación de la taiwanesa, busco solo una enorme playera y una toalla antes de encerrarse en el baño. El agua, no lograba tranquilizarla solo la hacía deprimirse más de lo que ya estaba, entre el agua de la regadera iban cayendo sus lágrimas y el sonido del agua lograba despistar su llanto. El cuerpo le temblaba, no tenía fuerza alguna, en cada pestañeó lo único que pedía es que sus ojos no volvieran a abrirse. 

Flashback: 

Eran las 6 de la tarde, no había ido a trabajar, no tenía ganas de ir. Recibió una llamada de Momo, parecía demasiado animada para ser temprano, la invitó a ir a una fiesta y luego irían a otro lugar a divertirse más de noche, no quería, pero la termino convenciendo de hacerlo, ya que le prometió eso lo que tanto le gustaba. Se vistió rápidamente tomando un baño, su padre no estaba en casa, desde la mañana que se había ido no regreso. Aprovecharía para escabullirse e irse, y no tener que pelear con el cada vez que sus miradas se encontraban con el uno al otro, las cosas en casa sin su madre, eran igual o peor que cuando vivía con el en Japón. 

Momo le mando la dirección del lugar, estaban cerca de Itaewon-dong, pidió un taxi y fue a la fiesta en dónde su amiga estaba. Salió rápido a buscarla, al entrar creyó que sería una fiesta escandalosa, era todo lo contrario, todos estaban tranquilo, la música no estaba muy fuerte y todos estaban conversando. 

—¿Y que te parece?—Momo hablo para llamar la atención de Sana. 

—No es lo que pensaba—Respondió con sinceridad la japonesa—Creí que sería más ruidosa.

—Tranquila, nos divertiremos todos—Momo le sonrió con una sonrisa traviesa—A parte, tengo algo más—Le guiñó el ojo. 

Fueron directo al lugar cerca de una pequeña piscina en dónde Momo se encontraba con un par de amigos, era la única chica entre ellos. 

—Les presentó a mi amiga Sana—Señaló a la rubia.

Todos la saludaron y sonrieron al mirarla, en especial un chico alto y de cabello negro. 

—Y Sana ellos son mis amigos—Señalo a los chicos—Todos solteros—Bromeó. 

—Mucho gusto—Saludo a todos con incomodidad. 

Todos parecían cómodos entre todos, los chicos eran muy relajados y divertidos, en poco tiempo fue dejando la timidez aún lado, todo gracias a la insistencia de Momo para hacerla tomar un par de tragos. Ya después de unas dos horas, todos parecían demasiados ebrios, los gritos, la música estaba más alta y más personas llegaron, se estaba divirtiendo. 

Momo se puso a bailar con uno de sus amigos, y otros se fueron a comprar cigarrillos, y la dejaron sola con aquel chico que no dejaba de mirarla desde que llegó. No le tomó tanta importancia, fue al baño y regreso, y el chico ya no estaba ahí, sintió un poco de alivió, y se sentó en el mismo lugar.

—¿Puedo sentarme aún lado?

Sana volteó a ver de quién se trataba y era el mismo chico, tenía dos vasos en la mano. 

—Claro—Dijo incomoda. 

—¿Tú nombre es Sana? Supongo que también eres japonesa como Momo—Tomó asiento aún lado—Tienes un nombre, muy bonito—Le acercó un vaso para que lo agarrara—No sabía que tomabas, así que te traje un poco de vodka, espero te guste. 

—Claro ¿Y el tuyo?—Aceptó la bebida—Sí, soy japonesa, pero te equivocas mi nombre no es tan bonito. 

—Mi nombre es Jong-suk, es un gusto—La saludo—Y por cierto, claro que lo es—Le sonrió el chico—Tú también eres muy linda, no sabía que Momo tenía amigas tan lindas, debí preguntarle antes—Volvió a sonreír pero esta vez notó un ligero sonrojo en las mejillas de la japonesa—Todos parecen divertidos. Traigo algo que nos hará sentirnos bien—Saco una bolsita con unas pastillas adentro—Esto hará que te diviertes ¿Quieres?

—¿Qué es?

—No es nada malo, solo algo que te ayudará—El chico se metió una a la boca y la trago—¿Quieres?

Estaba dudando sobre aceptar, el chico no parecía tan malo y era muy educado, no le veía lo malo, no quería estar sola.

—Dame una—Aceptó.

Ingirió la pastilla, tardo en hacerle efecto, el chico al igual que ella sonreían, su cuerpo estaba ligero, fueron a la pista de baile, en dónde todos se encontraban bailando, el chico fue muy atento con ella, un vaso tras otro e incluso probo el cigarrillo que aunque no supiera fumar lo intento, al principió casi se ahogaba pero luego de 4 intentos, lo consiguió. En su mente no habían más problemas, no recordaba nada acerca de ella o de su vida, lo único en lo que se concentraba era en la música, en el alcohol y en el humo del cigarrillo entrando por sus pulmones, una vida muy loca para alguien con su condición. Jong-Suk se fue pegando cada vez más a ella, con todo el alcohol en el cuerpo no le tomo tanta importancia, fue bajando las manos hasta sus caderas y poco a poco se fue acercando a ella.

—Eres muy bonita—Le susurro al oído a Sana—Desde que te vi, quede encantando contigo, así que solo me queda pedir perdón. 

No dejo que Sana le respondería, le robo ese beso que tanto espero desde la primera vez que la vio entrar con Momo. Sentía su lengua del chico ir y venir en su boca, sus labios eran suaves y la besaba de una manera lenta, y acariciaba sus caderas en cada roce de labio. Como era de esperarse, todos comenzaron a gritar y a lanzar su bebida, Momo no lograba creerlo, lo grabo y le tomó fotos, que subirá después a su instagram. Lo quería detener, quería separarse de el, pero su cuerpo no obedecía a su cerebro. 

—¿No quieres ir conmigo a mi departamento?—Le susurro de nuevo el chico entre besos, ahí nos divertiremos más.

''Te amo Sana'' ''¿Puedo tocar tu rostro de nuevo?''

''Nadie me podrá hacer daño si tu estarás a mi lado'' ''Solo no te separes de mi''

—Espera—Gritó Sana y alejó al chico de un fuerte empujón—Esto, no esta bien. 

Se fue corriendo para ir dentro de la casa, Momo la fue siguiendo hasta que llegaron al baño. Se sentó en el retrete y oculto su rostro con sus manos, su corazón parecía irse alterando e intentaba calmarse a si misma.

—¡ESTO NO ESTA BIEN!—Se repetía a si misma—Yo-...

Fin del flashback.

Se dejo caer al suelo, sintiéndose cada vez peor con su poca cordura destrozada, no estaba bien, y eso era un hecho. 

Tzuyu todo la puerta preocupada, ya llevaba mucho tiempo dentro por lo que se apresuró a tocar asegurándose de que todo estuviera bien. Sana no dudo en responder intentando calmarse y que su voz se escuchara normal, no tardo en salir del baño ya lista para poder descansar, la taiwanesa no se lo permitió y la invitó a desayunar, había preparado un poco de comida, unos fideos, arroz y una sopa de algas, no quería comer nada, pero su estomago no parecía pensar igual que ella, por lo que accedió. 

—Dahyun fue a visitar a tu madre—Dijo Tzuyu de repente tomando asiento aún lado de Sana—Me llamó mi padre, me dijo que una chica de complexión delgada y de pequeña estatura había ido a visitarla.

Sana dejo de comer y se quedo mirando al frente.

—¿Cuándo fue a visitarla? 

—Ayer en la tarde, le llevó flores. Como siempre es muy considerada—Tzuyu se puso a pensar un momento y guardo silencio—¿Por qué no vas agradecerle? Y así dejes de actuar como una niña. 

—¿Desde cuando te importa que Dahyun y yo estemos bien?—Volteó a mirar a Tzuyu quién sonreía—Eres extraña... 

—Es porque si te rechaza, entonces te tendré para mi—Le dio un bocado a su comida—Así que solo quiero alentarte, debe estar como un cachorro esperándote tan animadamente.

—Lo haré, la visitaré en la noche—Bebió un poco del vaso de agua que estaba aún lado de su comida—¿Me podrías llevar a casa por un poco de ropa? 

Tzuyu asintió.

—No lo arruines de nuevo—Le guiñó el ojo de una manera coqueta que hizo que Sana sonriera. 

Esperaría a más tarde para poder ir a ver a la chica de piel pálida, y aunque no lo dijera, estaba ansiosa por estar entre sus brazos sintiendo sus manos aferrándose a su cuerpo. El único abrazo de la única persona a la que ella quería.

Era un girasol marchito apunto de caer marchito en el suelo.

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