🌻 › OO1.
Lisa se encontraba con una caja de cartón en sus manos, y un ceño triste.
Otra vez había perdido su empleo, no lo podía creer, pero igual detestaba trabajar en esa cafetería donde los alfas la acosaban, y se quemaba con los platos calientes.
¡Al diablo esos tontos!
La omega intentaba encontrar el lado positivo a la situación, pero era imposible.
Tenía tres meses de renta vencidos, no ha tenido una comida digna en semanas, y realmente está empezando a considerar el volver a casa de su madre, el problema es que es una casa pequeña con seis otras personas, y se rehúsa a volver a compartir baño con sus hermanos que son alfas.
—Mina, no se que haré, estoy arruinada. —se recargó en la barra del bar donde trabajaba su amiga.
—Lisa, sabes que puedes quedarte conmigo, pero mis problemas económicos son igual de malos que los tuyos. —la omega japonesa confesó con una mueca.
La alfa de Mina había decidido abandonarla después de marcarla, por lo cual sólo consiguió trabajo como bartender en un bar de un barrio peligroso.
—¡Lo sé, Mina! Él imbécil de mi casero ya está a dos segundos de correrme de mi departamento, y los anuncios del periódico no tiene ninguno que se para omega, ¡Esto es imposible! —la omega chillaba de frustración al no poder encontrar un empleo decente que no involucraba tener que desnudarse frente a alfas.
Mina tomó otro de los periódicos y después de unos segundos chillo de alegría.
—¡Lisa, un empleo de niñera! Serias una gran niñera, solamente son tres cachorros, y la paga es buena. —Mina encerró en un círculo rojo el anuncio en el periódico.
—Mina, hace años deje de ser niñera, desde la preparatoria técnicamente, ¿Qué pasa si no puedo, y me vuelven a despedir?
—Lisa, eso es absurdo, tienes cuatro hermanos menores que cuidaste toda tu vida. llama, no pierdes nada.
Mina acercó el teléfono del bar a Lisa, quien solo lo tomó dudosa.
Al otro lado de la ciudad, en una bonita casa había una alfa peleando con su hija, quien se resistía a comer sus vegetales, salsa de espagueti se estaba quemando en la estufa, y sus otras dos hijas peleaban porque una rompió el disco favorito de la mayor.
—¡Te destruiré, cara de moco!
—¡Pues yo te destruiré y también le diré a toda tu escuela que te comes los mocos!
MinJeong, de un año.
ChaeWon, de seis años.
y JiSoo —o como la apodo su tia Nini, Lia—, de quince años.
Son niñas buenas, pero JiSoo tiene que admitir que desde que su madre se fue, ellas se rehúsan a cooperar en hacer funcionar su familia.
Era mucho trabajo para JiSoo poder mantener su trabajo y mantener contento a su jefe, y reconocía que era imposible mantener a las tres cachorras sin meterse en problemas.
Las tres aceptaron rápido el repentino abandono de su madre, y JiSoo, ella estaba feliz sin ese omega matándola día a día con peleas absurdas, malgastando su dinero, y maltratando psicológicamente a sus cachorras.
—ChaeWon, deja en paz a Lia, no debiste haber tomado su disco sin su permiso, y Lia, apaga la estufa para que no explote la salsa.
Las dos rodaron los ojos.
MinJeong se rehusaba a cooperar comiendo la zanahoria frente a ella, pero al menos los gritos se habían detenido.
JiSoo pasó sus manos por su cabello, frustrada, y contó hasta tres.
Después escucho como un cristal se rompía en el suelo.
—Perdón, pa. —dijo ChaeWon con tres vasos de agua en el suelo hechos añicos.
Okay, tal vez JiSoo contó hasta doscientos para evitar perder el control.
El teléfono de la casa se escuchó, haciendo a JiSoo emocionarse.
¡Tal vez ese anuncio en el periódico había funcionado!
No quería que sus hijas se sintieran abandonadas por ella, pero necesitaba ayuda, y era urgente o perdería su empleo por tantas llegadas tardías, o documentos manchados con mantequilla de maní.
—¿Aló?
—B-buenos días, bueno... Tardes —la dulce voz al otro lado rió, y JiSoo sintió una calidez en el pecho—. Llamó por el empleo de niñera.
JiSoo chillo de emoción.
Llegó justo lo que necesitaba.
¡Gracias por leer!
—🌷
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro