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🌻 : trece.

SeungMin estaba emocionado.

Pero no tan emocionado como JeongIn, quien estaba removiendo entre las cosas de su closet buscando el atuendo perfecto para su padre.

¡Tendría una cita con el mejor omega que había conocido! ¡No podía arruinarla llevando una camisa fea!

—Nini, creo que puedo vestirme a mi mismo.

Él cachorro de siete años lo analizó con la mirada de arriba a abajo.

—No lo creo. —soltó el niño después de quitar la ropa en el armario—. ¿Por qué no compras ropa que no sea de color negro?

Él niño se vio frustrado ante las pocas opciones que tenía.

SeungMin solo se vio al espejo, preguntándose: ¿Qué tenía de malo su camisa de flores verdes y azules, junto con sus bermudas negras?

—¿A dónde van a ir?

—Un picnic.

—¿Un picnic? —JeongIn se vio pensativo, y puso su dedito en su barbilla reflexionando—, esta bien, supongo que compraste comida.

—De hecho, yo cocine la pizza que llevaremos.

JeongIn vio alarmado a su padre.

—Papá —él niño lo vio serio—, no es por ofender, pero cocinas horribles.

SeungMin lo vio ofendido.

—¡Eso no es cierto! A MinHo le gusto la pizza que le prepare hace una semana.

—Papá, MinHo Hyung intenta conseguir un auto.

SeungMin puso una cara de horror.

—Lo bueno es que prepare una ensalada —susurro—, largo de mi habitación, JeongInnie. Créeme que puedo tener una cita sin que tú estés controlando todo.

Sin más el niño salió de la habitación, dejando a SeungMin solo.

Realmente SeungMin no sabia como tener una cita.

Nunca ha tenido una exactamente, al menos no una que él deseara.

Sus citas eran arregladas por su padre con omegas que beneficiarían a su empresa (hijas o hijos de accionistas), y eran aburridas, algunas rescatables, y muchísimas fueron horribles, la que tuvo con Shin RyuJin, la madre de sus hijos, fue terrible. Fue tan mala que los dos se vieron disgustados al final de la noche, RyuJin no era exactamente la persona más agradable, y SeungMin era muy controlado, sus palabras siempre eran ensayadas antes para no llegar a ofender por accidente a alguna de sus citas.

Una cita terrible, pero SeungMin tenía veintidós años, según su padre, él ya estaba en edad de contraer matrimonio, y él padre de RyuJin de verdad estaba interesado en la empresa de los Kim.

Contrajeron matrimonio, y meses después nació MinHo.

No tenían sexo.

Pocas veces lo tenían, y sus hijos eran procreados en celos accidentales, en que los dos por naturaleza y obligación compartían.

Aun así, nunca era exactamente bueno, según recuerda SeungMin.

No había explosiones, o mariposas en el estomago.

Todo era monótono.

Terminando cuando él padre de SeungMin tuvo un ataque al corazón, y RyuJin decidió irse.

Ahora vive en Hawái, con dinero que recibe por parte de SeungMin.

Genuinamente SeungMin espera que ella sea feliz. Porque él lo es, es feliz lejos de ella y con sus cachorros.

Suspira lleno de ansiedad, y viéndose al espejo.

Sus jeans negros y su camiseta blanca se ven bien, además, lleva una sudadera azul marino.

Se siente bien.

Se siente atractivo, y con confianza construyéndose lentamente.

Está emocionado de pasar tiempo a solas con Felix.

No habrá algún tipo de interrupción por parte de los niños, a menos que sea una emergencia.

—P-Perfecto.

SeungMin admite que es tímido, especialmente con Felix, que tiene esa aura de energía y seguridad que él no tiene, SeungMin es más del estilo de ser callado si no conoce a las personas con las que está, y Felix es extremadamente parlanchín.

SeungMin sonríe al recordar las miles de historias que Felix le ha contado en sus momentos de vomito verbal.

SeungMin sale al pasillo, y llega a la puerta de Felix con unas margaritas que había comprado antes.

Cinco y media de la tarde. La hora que habían acordado.

SeungMin toca la puerta unas cuantas veces, sonriendo.

Felix abre la puerta lentamente.

Tiene un vestido blanco con estampado de puntitos pequeños por toda la prenda, el escote era en ‹‹v››, dejando expuestos sus definidas clavículas y delicado cuello, era corto y las mangas eran cortas, tenía un lazo envolviendo su cintura.

Guau. —SeungMin dijo, su repentina confianza en su mismo se había caído al suelo al ponerse nervioso con el hermoso omega frente a él, que tenía brillo labial rosa, y rímel en sus pestañas.

—Tú también te ves lindo, SeungMin Hyung.

Las mejillas de SeungMin se pusieron rojas por el honorífico.

—Tú te ves hermoso, Felix —tartamudeó el alfa. Extendiendo el ramo de flores hacia Felix, quien sonrió—, t-te traje flores, son margaritas, te he visto ponerlas por toda la casa... ¡Oh Dios, de seguro ya no quieres más margaritas! Te puedo conseguir rosas... Normalmente las personas las compran para los que les gustan. —él alfa habló nervioso, y él omega sonrió, tomando el ramo de flores.

—Me encantan las flores, gracias, SeungMin. —le dio un beso a la mejilla sonrojada del alfa.

SeungMin sonrió y se tranquilizó un poco.

Los dos salieron de la casa con sus manos entrelazadas.

En el auto conversaron mientras iban de camino hacia el parque donde almorzarían.

Felix estaba emocionado y hablaba sin parar, y SeungMin escuchaba atentamente cada palabra que pronunciaba el Australiano.

Al llegar al parque caminaron un poco, y se acomodaron cerca del estanque, debajo de un árbol frondoso que les otorgó sombra.

—Además de trabajar, ¿Cuáles son tus intereses, SeungMin? —el omega pregunto curioso.

El ochenta por ciento del tiempo, SeungMin estaba en su oficina trabajando, cuando salía, disfrutaba del tiempo con su familia, pero también a veces se desaparecía por unas cuantas horas los domingos.

—Bueno... —SeungMin aclaró su garganta—. Los domingos los tomo para hacer lo que me gusta, las mañanas especialmente porque los cachorros no están despiertos, salgo a correr, y después pinto un poco. La última habitación al lado de la de JeongIn está designada para mis trabajos y materiales. —acepto nervioso.

No era normal que un alfa estuviera interesado en el arte.

En especial uno tan delicado como la pintura.

—No lo sabía, SeungMin. ¿Algún día podrás ver tus pinturas?

SeungMin asintió, emocionado.

—Pinto más atardeceres y naturaleza. Me gusta, me parece una actividad que me quita el estrés, y me ayuda a expresar lo que siento. Mi padre no era un gran fanático de que su hijo fuera un ‹‹artista drogado›› —hizo entrecomillas—, así que tomé lecciones en secreto. —rió el alfa.

—¿Rompiste las reglas de tu padre, alfa aventurero? —Felix se acercó a SeungMin y le sonrió, mientras le daba una mordida a la pizza un poco salada que preparó el mayor.

Oh, si —sonrió con egocentrismo fingido, SeungMin—, este alfa llegó a escaparse de su casa por las noches por dos años seguidos. —le guiñó un ojo a Felix, quien rió.

—¡No te creo! —exclamó Felix, sorprendido.

SeungMin rió.

—¡Tengo una buena anécdota de esto!

Los dos conversaron por horas.

SeungMin le contó la vez que su pintura manchó una de los costosos sofás de color blanco de su casa, así que lo oculto con almohadas, y cada que su padre se acercaba, este se lanzaba desde donde estaba para taparlo, ocasionando que una vez cayera al piso y se cortara la frente y sangrara, manchando más el sofá y teniendo que reponerlo. Así Felix descubrió porque su nariz tenía una pequeña cicatriz en la parte superior izquierda de su frente.

Felix le contó cómo con su primer sueldo bueno compró una colección de faldas de Chanel en una tienda de segunda mano, y un bolso de Gucci en dos mil wons. Así SeungMin descubrió el amor eterno que Felix le tenía a la moda.

Las horas pasaron rápido, sus estómagos estaban llenos, y el ambiente era pacífico, viendo a patitos nadando en el lago.

El atardecer estaba llegando, demostrando que su cita estaba terminando.

Una ráfaga de viento paso, haciendo a Felix temblar un poco por el frío.

SeungMin se quitó su sudadera, entregándosela, también lo acercó a él y lo abrazó, transmitiéndole de su calor.

—Me encanta tu compañía, Hyung.

Él alfa deposito un beso en el cabello del omega.

—Yo también, Felix. Me encantaría quedarme para siempre contigo aquí.

Felix rió un poco.

—A mi también, pero deberíamos volver a casa.

SeungMin asintió.

—Si, pero primero tengo algo que hacer.

Los dos se levantaron, el atardecer estaba detrás de ellos.

SeungMin abrazo a Felix de su cintura.

Acerco lentamente su rostro al suyo, sin perder la delicadeza con la que sostenía su cintura, acercándose una de sus manos a su mejilla y la acaricio.

—¿T-Te puedo besar? —susurro nervioso.

Felix exhaló emocionado.

—Si. —susurró.

SeungMin se acercó a Felix, y beso sus labios.

Su beso fue suave y calmado.

Los dos no querían detenerse de esa nueva droga que habían encontrado.

SeungMin disfrutó de la suavidad de los labios de Felix; y Felix anhelaba seguir teniendo las emociones que estaba teniendo por el contacto de los suaves labios de SeungMin.

Los dos se separaron por la necesidad de respirar, la noche estaba apareciendo, y las estrellas saliendo decorando el cielo.

Vio directamente a los ojos del otro, las manos de SeungMin acariciando la cintura de Felix, y las manos de Felix acariciando los hombros de SeungMin.

Tomando impulso, él omega se acerco nuevamente a los labios de SeungMin, los junto nuevamente, pero esta vez con mas hambre de tener esa sensación nuevamente, que pudo conseguir con tan solo tocar esos labios rosados.

SeungMin se acercó un poco más a Felix, y los dos chocaron contra el árbol que previamente les daba sombra.

La espalda de Felix chocaba contra el árbol, con un SeungMin dando un poco de presión a este.

Se separaron al terminar su beso, y se vieron a directamente los ojos, sus mejillas estaban de un color rosa y sus labios entreabiertos.

—Hay que ir a casa. —susurró SeungMin.

Felix asintió.

El camino a casa tuvo un silencio cómodo, en que solo escucharon música de Day6, con sus manos entrelazadas y aromas relajantes.

Al llegar a su hogar, SeungMin abrazo la cintura de Felix hasta que llegaron a la puerta de su cuarto.

—No estamos exactamente en un porche, pero creo que aquí termina nuestra cita perfecta. —dijo él Coreano en voz baja, para no despertar a los cachorros.

—Más que perfecta. —Felix abrazo arriba de los hombros de SeungMin.

Se dieron un corto beso.

—Buenas noches. —susurró SeungMin en la oreja de Felix.

—Buenas noches. —susurró Felix, acariciando con sus labios la oreja de SeungMin.

El Australiano entró a su habitación, y SeungMin entró a la suya.

Dentro de esta, él alfa bailo emocionado.

Después de unos segundos vio a JeongIn en su cama.

—¿Así que fue buena la cita? —sonrió emocionado él niño.

—Más que buena.

Él niño se paró y bailó con su padre.

Los dos rieron, y JeongIn se quedo a dormir en la habitación de su padre esa noche.

Fue la cita perfecta, pensaba sonriendo SeungMin durante el resto de la noche.

¡Gracias por leer!

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