El rumor ya estaba esparcido por doquier, las personas se aglomeran en la entrada del pueblo para ver tal suceso que afectaba a todos los habitantes que allí residían.

Y entre tantas personas me encontraba yo, un curioso joven adicto a los cuadros y libros ansioso por conocimiento.

El cartel de bienvenida era lo primero que se visualiza, en él grandes letras se alzaban.

" Bienvenidos a Tabús , esperamos su estadía sea la más cálida y placentera"

Si bien el cartel era el más colorido y gigantesco que había visto, tal excentricidad no se comparaba antes los hechos que allí ocurrían.

El coche se detiene justo en el puente que separa Igualdad, mi ciudad natal y dicho sea de paso, la más avanzada, y Tabús, el pueblito más antiguo de la zona.

Lo primero que observo es una exposición sobre una planta gigantesca rodeada de miles de ladrillos. Sus hojas se desplegan lejos de un tallo lleno de espinas.

—¡Bienvenidos visitantes!—exclama una señora a pocos metros de la planta— Bienvenidos a Tabús, un pueblo lleno de lugares icónicos e interesantes. Por aquí queridos amigos—señala al gigantesco de verde— se encuentra "A primera vista", el árbol que marcará su recorrido por las siguientes atracciones. Sus enormes espinas llenas de veneno son el terror de todo aquel que se acerca—mueve su cuerpo semejando el miedo y las emociones que a simple vista podríamos sentir.

Sigo de largo luego de escuchar un poco de historia y un resumen sobre lo que encontraré más adelante.

Un letrero a mi derecha parpadea con luces letd...

"Cerebro en alcantarilla"

Un enorme cristal se cierne ante mis ojos, algo impresionado me acerco y observo en su interior.

Es una chica.

No una chica cualquiera, sino una con la piel parecida a un cuadro, a mis ojos, un cuadro abstracto, pues no entiendo el significado de ninguno de los trazos que la rodea.

Su cuerpo denota furia, contradicciones y fuerza; se encuentra rodeada de libros de todos tamaños y colores.

Me llevo un susto cuando un libro es lanzado en mi dirección, impacta contra el cristal y me toma por sorpresa.

Doy varios pasos hacia atrás detallando la ira en sus ojos.

Mueve sus labios en un claro "Piérdete".

—No tiene nada en el cerebro, solo hay que verle la piel para saberlo, parece un periódico—comentarios y más comentarios rondaban cerca de allí.

Salgo trotando hacia el siguiente lugar

—¿Pero qué demonios?—mis cejas se fruncen ante la imagen de una señora con lencería de cadenas y un largo y blanco velo de novia.

Extraño.

No comprendo del todo esta área así que me acerco al guía que habla despacio y en susurros sobre el tema.

—La castidad damas y señores, es la forma de respeto hacia la religión, sus familias y a esta sociedad que nos rige y todo el que no cumpla con dicha regla, será castigado y convivirá con el perjuicio del pueblo Tabús para siempre.

—¡Ayuda! ¡Ayuda!— grita la señora encadenada y nadie parece escucharla, solo prestan atención al guía.

— ¡Esto es una mierda! ¡Suéltala o se las verá conmigo!— un joven de cabello largo grita a punto de golpear al sujeto, los policías lo sujetan con fuerza.

—Eres un ser inservible que no me voy a detener a detallar, puedes regresar por donde viniste.

—Crees que por pertenecer a la clase alta tienes derecho a todo lo que se te antoje,¡pero ella no es un objeto ni nada por el estilo!

—Hago lo que quiera porque es mi mujer y me debe respeto.

—Es tu mujer porque sus padres arreglaron un matrimonio basado en hipocresía e intereses, no porque ella lo desee—lo señala con su dedo mirándolo amenazante.

—Pues así es la vida, no vas por ahí casándote con cualquiera que no pueda velar por tu futuro. Ella perdió su virginidad antes del matrimonio y por eso está donde está y no solo le bastó con eso, sino que lo hizo contigo, un adolescente lleno de mugre.

—Eso es ridículo. Lo hicimos porque nos amamos y el dinero jamás podrá comprar lo que siente por mí.

El aire puede cortarse con el filo de un cuchillo. La tensión del momento me hace dudar sobre los extraordinarios casos que las personas alardeaba sobre el pueblo, más bien se cometían atrocidades sin ningún tipo de piedad; desde encerrar a personas y encadenarlas, hasta pegar en las extremidades de dos amantes un bastón que los separa de por vida por tener distintas edades.

Ridículo.

Regreso a la ciudad llegada la madrugada y aunque las torturas no salen de mi mente, no volví a Tabús hasta que no tuve la solución perfecta para enmendar cada una de las situaciones que ocurrían.

Afortunadamente se me presentó la oportunidad luego de contactar por vía clandestina con Pablo, el chico con sentimientos desesperados hacia Katherine que rogaba y peleaba por su liberación.

Dos difíciles años buscando respuestas...hasta que que al fin las encontramos.

Cerca del río Nilo una enfermedad contagiosa se propagaba rápidamente, una enfermedad que llevaba meses sin una cura y que con una parte importante del pueblo Tabús se podía solucionar.

"A primera vista", el árbol milenario a los que todos tenían pavor, fue la solución inmediata luego de análisis y experimentos. Precisamente las espinas del árbol contenían la sustancia indicadas para eliminar los virus atacantes.

Sashara, la chica con tatuajes, fue quien se encargó de sacar los cálculos y mediciones para dar con la fórmula final. Resultó ser una sensual científica que habían encerrado únicamente por los dibujos que adornaban su piel. Su colaboración le dió pie a su autonomía y creó un centro experimental y una farmacia.

Katherine fue quien se acercó a las comunidades y con una bondad característica de ella, dirigió la operación que salvó a media provincia. Afirmó que no se arrepiente de las decisiones del pasado y que ama a Pablo con toda su alma. Dirige una ONG cerca del río Nilo que recauda fondos para orfanatos y hospitales.

Por otro lado se encuentra Pablo, quién preparó una fiesta donde invitó a todas las víctimas de la masacre epidemiológica y le propuso matrimonio delante de todos, pues asegura que es la mujer indicada para ser su compañera de vida a pesar de sus distintas edades.

Finalmente el pueblo Tabús quedó cerrado, cada persona que había sido encerrada, fue libre de tomar distintos caminos alejados de la opinión pública y guiados por sus propios corazones.

El árbol adoptó un nuevo nombre, "Circunstancias". Luego de tanto pensar y pensar decidimos ponerle ese, pues si bien tenía una apariencia espeluznante y mortal, en el fondo de sus espinas se encontraba algo hermoso capaz de ayudar a toda la humanidad. Los estudios de Sashara confirmaron que debido al clima y la región donde se encontraba el pueblo, el árbol no había tenido más remedio que crecer con esas condiciones en esas circunstancias.

Por mi parte...todo sigue igual, me siento alguien realizado por la ayuda brindada y los resultados obtenidos.

Me empino el trago de tequila que está en la mesita frente a mí.

—Fueron unos largos tres años de lucha y a pesar de habernos acompañado ninguno conoce nada sobre tí, eres extraño reconócelo.

—Me gusta mantener la incógnita, así luzco más interesante.

Todos ríen con mi comentario y me detengo a observarlos a cada uno. He conocido a muchas personas a lo largo de este año.

Una chica con alma libre que se encuentra bailando sobre las mesas.

Un chico que habla mucho sobre cómo el dinero corrompe el alma.

Un experto dibujante que me retrató hace algunos días.

Una adolescente que se ama a sí misma tal cual es y no se despega de su mejor amigo quien es homosexual y no tiene ningún tipo de complejos.

Un profesor que perdió a su hija por errores de los cuales se arrepiente a diario y que me ha hecho pensar muchas veces en lo siguiente...hay una palabra para definir a una persona que pierde a su pareja, una palabra para definir a un hijo que pierde a un padre, pero aún no existe una palabra capaz de definir o abarcar la magnitud de perder a un hijo.

Hay un señor que usa aerosol por una enfermedad que lo hace desaparecer gradualmente. Se hace llamar Sr. Esperanza.

—Orden de guacamole con frituras, crema batida de arándanos, cóctel de frutas y flan de chocolate a la orden.

—Eres estupenda en esto.

—Amo la cocina, que te puedo decir—sonríe mientras acomoda su sombrero de Cheff.

A lo lejos viene llegando en silla de ruedas Federick junto a la chica nitofílica y la pareja más viajera de la noche.

A la muchacha le quedan algunos días de vida por un cáncer terminal y quiere pasarla genial estando con sus amigos antes de marchar para siempre.

—¡¡Viniste!!— exclama una chica de pelo corto que se dedica a quemar libros de cuentos de hadas cuando nadie la está viendo—Ese vestido está de ensueño.

— Gracias linda, fue el último de la edición de verano, ser la miss conlleva alardear de todos los vestidos de la colección, es lo mínimo que me deben después de hacer tanta pose incómoda frente al lente. Además, tengo una gira en unos días y quería ver a esta gigante familia, debía estar hermosa para la ocasión—abraza a cada uno en la mesa.

—¡¡Buenas!!—la campana suena cuando entran tomados de la mano.

—Llegó mi pareja favorita—exclama la cheff.

—No somos pareja—se ruboriza la mujer observando a su acompañante—Somos amigos.

—Ajá, y la azúcar está hecha de carbono—rueda los ojos.

—Pues la verdad es que sí tiene un porciento de carbono en su composición, para ser exactos un 42.10 %.

—¡Sachara!—exclaman todos ante la inteligencia de la chica con tatuajes.

—No me arruines la broma, y ustedes dos—los señala—están coladitos entre ustedes, se tatuaron sus iniciales en Morse, no manchen.

Todos soltamos a reír y el hombre con el tatuaje de Morse toma a su amiga de la nuca y le clava un beso delante de todos. Pablo escupe la cerveza y hay un minuto de silencio, luego todos aplauden y vociferan armando algarabía.

— Ámala sin miedo amigo, se convertirá en tu droga favorita y no querrás salir de ahí nunca—me da un poco de pesar el comentario del hombre a mi izquierda.

Perdió a la mujer que amaba por una sobredosis, pero ha sido fuerte y  está yendo a rehabilitación luego de haber tenido una recaída por narcóticos. Podrá superarlo.

A lo lejos frente a la mini biblioteca del bar se encuentra la chica que me gusta, tiene Alzheimer, no recuerda mi nombre pero estoy intentando confesarle lo que siento antes de mi partida y observarme en sus ojos aunque sea una vez más.

En una esquina cercana se encuentran los chicos de Las Vegas, a los que yo llamo "amigos con derechos" ya que se sienten bien así, pues afirman que el amor no dura para siempre pero la pasión sí, y defenderán su relación hasta el cansancio respetando su única regla, nada de etiquetas.

—Bien—me levanto llamando la atención de todos, incluso la de Alexan, el cual acaba de cantarnos sus mejores temas hace algunos minutos—Propongo un brindis chicos—todos buscan con qué brindar, algunos con cerveza y otros con agua.

—¿Por qué brindaremos?por las frituras de la Cheff, porque juro que son una delicia—reímos con el comentario de Pablo.

Cada uno va levantando su mano...

—Por las madres.

—Por los amores y desamores del pasado, presente y futuro.

—Por los hijos.

—Por las personas enfermas que combaten una ardua lucha contras sí mismos.

—Por los amigos.

— Por los secretos que nos torturan y carcomen la conciencia.

—Por los comentarios dañinos que nos valen mierda.

—Por la homosexualidad y la fuerza de luchar por las personas que amamos.

—Por nuestros cuerpos, porque son hermosos tal y como son.

—Por los errores y las malas decisiones.

—Por los que ya se han ido.

—Por la esperanza y la naturaleza.

—Por mis frituras con guacamole.

—Por mí.

Todos reímos con los tragos en la mano.

— Y por la vida—respondo— por los golpes que nos dá a cada uno haciéndonos débiles y defectuosos, porque gracias a eso tenemos motivos para levantarnos con más ganas y hacerlo el doble de mejor que antes. Por la salud, el amor, el sexo y como no, por la muerte...por enseñarnos que no hay que esperar a nuestro último suspiro para empezar hacer cambios para ser más felices cada día.

—¡¡SALUD!! —gritamos dándole paso a las bebidas que bajan por nuestras gargantas.

Vuelvo a observarlos a todos y no me canso de llegar a la misma conclusión.

Son imperfectos, cada uno peor que el anterior y aún así son todos iguales. Cantan, ríen, bailan y a ninguno le importa nada, y así me encantan.

A lo loco, a lo desenfrenado y pasional.
Jugando juegos de supervivencia llamado "Decisiones" y viendo películas de terror llamadas "Vidas" y luchando cada uno su propia guerra, recopilando balas que marcarán el suelo de próximas generaciones, creando huellas entre ellos mismos y dejando que sus existencias los consuman hasta el último suspiro de vida.

Me dirijo a las puertas de salida.

—¿Ya te vas?—me observa cabizbajo con su inhalador entre las manos.

—Ya es hora mi viejo amigo—gira un poco y mira al tumulto de personas celebrando la noche.

—Fue bueno conocerlos a todos,¿ no crees?—suspira— ojalá pudiera quedarme con ellos un poco más, aún me necesitan.

Pienso por unos segundos las consecuencias de permitir tal acto y llego a la conclusión de que me vale mierda, estar con ellos me ha vuelto bastante rebelde y es divertido, debo admitirlo.

—Ve— los señalo con un movimiento de cabeza.

—Pero...—sus ojos se inundan de lágrimas y yo asiento— gracias, gracias—me abraza recobrando las fuerzas y dejando de lado su inhalador.

—Procure hacer un buen trabajo señor Esperanza.

—Lo prometo—hace un saludo militar y corre uniéndose al festejo.

Todos giran en mi dirección y agitan sus manos, algunos lloran, otros sonríen.

—¡Hasta luego!—grito para que me escuchen sobre la música.

—¡Nunca nos dijiste tu nombre!—grita Pablo quién tiene su brazo sobre Katherine.

—¡La muerte!—grito esperando sus reacciones, las cuales no llegan.

—¡¿Cómo!?¡¡No escuché!!!!— agito la mano restándole importancia.

Me voy sin voltear, sin duda fue la mejor experiencia de mi vida. Subo al taxi rojo que se estaciona frente a mí.

— ¿A dónde?—Pregunta Yelina con un cigarro entre los dedos

— A dónde quieras.

.....ᕙ Fin ᕗ.....