En todas las estaciones, cada año que pasa, cada minuto, cada segundo, una vida a tu lado.

El pilar de mi casa, el refugio único entre tus brazos, el más reconfortante que jamás ha existido.

No me faltes.

¿Qué significas para mi?

No tiene respuesta, no existe. Abarcas tanto en mi ser, que aún no existe palabra que defina el placer de pasar cada milésima contigo.

Cuatro meses ha sido el máximo de tiempo que nos hemos dejado de ver, pero tengo que intentar ser más independiente en un mundo en el que estás, pero no justo aquí.

Eres mi puente, el que siempre eligiré por encima de todo. El que cruzaría a ciegas sin remordimientos.

Mi lucero, mi lucecita en la noche más oscura. Mi abanico en sueños sin corriente.

Mi escondite del mundo, dónde puedo llorar sin que la vergüenza me consuma, donde puedo dejarme llevar, hasta dormirme.

Casi no sé quién soy, suelo perderme en mi misma, pero solo sé que has marcado tanto en mí, que eres capaz de encontrarme con simples palabras.

No me faltes.

Soy de las que no expresan lo que sienten, y prefieren refugiarse en escritos y redacciones, pero...te amo.

Y aún así, un "te amo" no alcanza, el amor se desvanece, así que pensé en una palabra que podría, tan solo un poco, acercarse a la magnificencia de tenerte.

Eterno.

Eres mi "eterno", el eterno que no tuvo principio ni fin, porque siempre ha estado ahí.

La mujer más maravillosa, más elegante, trabajadora e increíble que ha existido, y que ni aunque lo intente llegaré a tus talones, porque eres tanto...

En esta etapa de la vida sigo teniendo incógnitas, y lagunas llenas de preguntas.

¿Dios existe?

Sinceramente no lo sé, solo sé que un gracias no alcanza. Pero aún así, gracias, por haberla puesto en mi camino, porque si de verdad existes, no pudiste haber escogido mejor.

Mi eterno.

Más que cualquier piedra preciosa u objeto inagotable. Más grande que un sentimiento.

Gracias, por la vida.

Por permitirme abrir los ojos y llegar hasta este punto, eres mi deuda más grande, a la que intento devolverle cada parte de mi corazón, cada suspiro y logro. Todo es por ti, linda.

Madre.

Tal vez  no sea exactamente por la misma sangre que corre nuestras venas, porque hay algo mucho más fuerte que nos une, por encima de cualquier grupo sanguíneo.

Y aunque un día me convierta en el polvo que pisarán próximas generaciones, seguirás viviendo en mi, en el lugar más importante y hermoso de mi ser, mi alma.

Gracias por todo, "eterno".