Max soltó un quejido al caer de cara al barro gracias a un resbalón con la humedad de la acera. Acercó el paraguas hacia él para que no sea llevado por el viento, mientras se intentaba quitar la suciedad de su cuerpo y maldecía su torpeza heredada de su padre.

-Qué galán. Con que besando al suelo, ¿eh, Max?- Yakko había divisado en el camino a su amigo, y al verlo caer había acudido a ayudarlo. Claro que primero diciéndole una broma amistosa para que el perro no se concentrara en lo vergonzosa que había sido su caída y pudiera sonreír, el Warner era consciente de la mala autoestima de este.

Le extendió la mano, y el muchacho que se encontraba en el suelo se pudo levantar. Esto sirvió como estupenda distracción para la brisa al parecer, porque esta pudo alejar el paraguas de Max sin que el par se diera cuenta a tiempo.

-Oh rayos, ¡mi paraguas! Genial, parece que tendré que ir mojándome a mi casa como un protagonista de alguna novela dramática.-

Yakko se rió por el comentario sarcástico que su compinche había soltado. Pronto sus mejillas se colorearon y miró a otro lado mientras le daba una propuesta a Max. -Hey, podríamos ir juntos bajo mi paraguas. No es el más grande, pero si nos pegamos un poco, alcanzará suficiente espacio para ambos...-

-¡Grandioso!- después de oír una respuesta positiva, los chicos se acomodaron bajo el paraguas para seguir caminando bajo la lluvia.

Y efectivamente, desde que Yakko ayudó a Max a levantarse, en ningún momento separaron sus manos.