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Kitsune to neko

Día seis: tercera rueda

Era una bella noche de un treinta y uno de octubre, un día especial para todas las criaturas mágicas existentes, era de esas pocas épocas en el año donde la magia crecía de forma considerable y el límite entre el mundo humano y el mágico se desdibujaba por algunas horas.

En un hermoso prado de flores azules iluminado por la blanquecina luz de la luna, en algún lugar de Europa, se empezaron a reunir una gran multitud de seres mágicos, llegaron de todas partes del mundo, listos para celebrar aquella festividad como cada año.

La escena era magnífica, la magia se sentía el aire, los puestos de comida comenzaron a emitir un delicioso aroma, los vendedores de artesanías extendían sus manteles en el suelo para exhibir su trabajo, los organizadores colocaban las bellas guirnaldas de flores y ajustaban los últimos lazos de tela llevándolos desde los árboles a la estructura redonda en el centro de todo, la fogata, en medio del prado, estaba preparada, lista para ser encendida, las voces alegres llenaban el lugar a la espera de que comenzase la música.

—Ella estará aquí, me lo prometió —dijo Kirishima Eijiro, un alegre gato de dos colas, mientras se arreglaba el yukata que había elegido para la ocasión. Era la primera vez que asistía a ese evento y realmente se sentía nervioso.

—Espero que sea así o te mataré —comentó Bakugo Katsuki mientras estiraba sus patas delanteras—. Este puto viaje de cinco días me dejó cansado.

—Hermano deberías tomar tu forma humana —recomendó el gato mientras arreglaba su cabello.

—No me da la puta gana de hacer eso, me gusta estar como un zorro y como un zorro me quedaré —gruñó tercamente Bakugo.

—Pero si haces eso quizás no consigas una pareja —dijo su amigo preocupado.

—Me importa una mierda.

Kirishima solo suspiró con resignación al escuchar la rotunda negativa del zorro. El gato sabía que debía agradecer que siquiera estuviera allí con él, de otra forma no habría podido hacer el viaje hasta Europa, sus padres no querían que fuera él solo, ni tampoco encontrarse con la encantadora hada que lo estaba esperando en algún lugar del festival.

—Aun así, traje una máscara de zorro para ti por si cambias de opinión —informó Kirishima mientras alisaba las arrugas de su traje y se ponía su máscara de gato.

Después de eso no dijeron una palabra más y solo se mezclaron entre la multitud de personas sintiéndose maravillados por el ambiente festivo. Todos sonreían y charlaban, algunos bailaban con el compás de la música que empezaba a sonar, otros solo estaban sentados frente a los puestos de comida disfrutando de un festín o de una buena bebida y un pequeño número de los presentes hacían alarde de su poder buscando a una posible pareja.

Todo el mundo llevaba máscaras puestas, allí no valía la apariencia, en ese festival del amor se debía atraer a los potenciales compañeros de vida haciendo uso de las demás virtudes que se poseían. ¿Eres un buen cocinero, un excelente cantante o un gran orador? Bueno pues has gala de ello y atrae a la mejor pareja para ti.

Cada persona en el lugar, desde los músicos hasta los cocineros, pasando por los vendedores de joyería y los juglares, incluso hasta los organizadores de la celebración, todos estaba allí con una única misión, encontrar el amor.

—No puedo ver a un hada con el cabello rosa —dijo preocupado Kirishima casi dos horas después de la llegada de ambos.

—Dijiste que le gustaba bailar, ¿por qué no miramos entre los bailarines? —propuso Bakugo con voz de fastidio.

—¡Si me escuchas cuando te hablo! —La voz del gato sonaba realmente feliz, siempre creyó que el amargado zorro solo lo ignoraba cuando le hablaba, pero las recientes palabras de su amigo le comprobaban lo contrario.

Caminaron con tranquilidad entre la multitud hacia la masa danzante de personas, allí la energía era más alta, las risas eran más contagiosas y la felicidad era palpable, el poder de la música sin lugar a dudas.

Kirishima tomó al pequeño zorro entre sus brazos y caminó en medio de las personas evitando ser golpeado por estos mientras bailaban. Bakugo refunfuñó un poco, pero se dejó llevar, sabía que con su tamaño era muy probable que le pisasen y no quería maltratar sus hermosas colas o destruir todo el lugar en un impulso de ira por haber sido golpeado por algún inútil bailarín, arruinando así la oportunidad de su amigo de encontrar el amor.

El gato buscó con desesperación entre las personas a su alrededor, miraba con detenimiento a aquellos que poseían alas de mariposa o libélula, pero no la encontraba, por más que intentó no le encontraba. Al menos esto fue así hasta que escuchó una alegre voz a sus espaldas.

—¡Un gato de dos colas con cabello rojo! —El grito llenó los sentidos de Eijiro de una emoción desbordante—. ¿Eres Kirishima Eijiro?

—¿Mina? —preguntó el gato mientras volteaba a mirar a la persona que le habló. Allí estaba Ashido Mina, con su cabello rosa, su piel del mismo color, grandes ojos amarillos que se veían a través de la máscara, un par de cuernitos en su cabeza y unas hermosas alas de mariposa blancas como la nieve.

—¡Oh, por los dioses! Estoy tan feliz de encontrarte. —Mina se lanzó sobre Kirishima y lo abrazó con fuerza hasta que sintió un fuerte dolor en el abdomen—. ¿¡Qué fue eso!? —exclamó al separarse.

—Lo siento se me olvidó decirte. Mina te presento a Bakugo mi chaperón —dijo el pelirrojo alzando al zorro que tenía entre sus brazos.

—¡Qué lindo es! —exclamó el hada estirando uno de sus brazos para acariciar las orejas del zorro, pero este abrió su hocico y le lanzó una mordida.

—¡No me trates como a un estúpido perro pequeña escoria! —gritó Bakugo mientras se retorcía intentando escapar del agarre de su amigo para morder al hada.

—Él habla —comentó Mina.

—¡Claro que hablo pequeña...! —Sus palabras llenas de rabia fueron detenidas por la mano del gato que le cerró el hocico.

—Bakugo es un kitsune, también se puede transformar en humano, pero no quiere —informó el pelirrojo con una sonrisa nerviosa.

—Ya veo —susurró el hada avergonzada por su error—. Lo siento mucho Bakugo.

Después de aquel efusivo encuentro el resto de la noche transcurrió entre coqueteos, bailes, risas, charlas tontas y cosas sin sentido, según la opinión de Bakugo quien se vio obligado a seguir a la recién reunida pareja como un mal tercio. Si tan solo hubiese sabido que iba a ser así no hubiese ido, pero allí estaba él siendo un buen amigo, aguantando toda la cursilería solo para que los padres de Eijiro estuvieran tranquilos en casa.

—Iremos a atraer algo de comida, ¿qué quieres comer tú? —preguntó Kirishima sosteniendo la mano de Mina quien esperaba paciente la respuesta del zorro sobre la mesa de madera.

—Algo que pique tanto como para dejar mi lengua al rojo vivo —contestó el zorro de mala gana.

A esas alturas estaba a un coqueteo más de abandonar todo y dejaba solo a su amiga, no sabía ni porque todavía continuaba allí, los padres de Kirishima nunca se enterarían de que no estuvo todo el tiempo vigilando al pelirrojo, a menos que alguno de ellos se le fuera la lengua.

—A la mierda todo, yo me largo —dijo ya determinado, miró una última vez a su amigo hablando con uno de los cocineros unos puestos más adelante y luego se levantó dispuesto a bajarse de la mesa.

—¡Qué hermoso zorro! —exclamó una dulce voz.

Se habían demorado demasiado en aquel puesto de comida, debido a que el enano pelimorado que lo atendía no paraba de alardearle a Mina sobre su fantástica cacería para ese día y lo estupendo de su sazón.

—Espero que a mi hermano le guste lo que le elegí para él, es muy quisquilloso —comentó Eijiro llevando consigo los dos platos con carne asada, uno de ellos repleto de salsa picante.

—Pues yo creo que encontró mientras esperaba algo que le gustó. —Mina alzó las cejas y sonrió con picardía mientras miraba hacia la mesa en la que dejaron al zorro hace algunos minutos.

El gato miró confundido hacia el mismo lugar encontrándose con una escena que casi le hace soltar los platos en sus manos. Su amigo, su gruñón, malhumorado y violento amigo, se estaba dejando acariciar la cabeza por un adorable tengu de cabello verde y ojos grandes que apenas eran visibles tras la máscara de cuervo que llevaba.

El cuervo hablaba sin parar algo que Kirishima no lograba escuchar mientras pasaba su mano desde la oreja derecha de su amigo a su lomo solo para repetir la acción. El hada a su lado sonreía feliz, suspirando de emoción al ver aquella dulce escena, pues ella sabía exactamente lo que estaba sucediendo.

Se acercaron con cuidado para no ser notados, entonces pudieron escuchar con claridad lo que decía el pequeño tengu.

—Tu pelaje es muy suave y tus colas son hermosas, apenas tienes tres. ¿Eres un kitsune joven? Somos iguales, yo también soy joven —decía el cuervo sin detener las caricias.

Bakugo no hablaba, pero tampoco se apartaba, incluso se podría decir que estaba bastante cómodo con la situación, con el cuerpo completamente relajado y recostado de forma perezosa sobre la madera de la mesa.

—Me llamo Midoriya Izuku —se presentó el tengu.

—Soy Bakugo Katsuki —habló el kitsune tomando por fin forma humana y poniéndose su máscara de zorro.

El cuervo sonrió, a los lejos el gato y el hada lo hicieron igual. El primero por ver la forma humana del zorro, la cual era deslumbrante, su cabello era rubio cenizo, sus ojos de un rojo profundo y tenía una piel de porcelana, blanca y perfecta; los segundos lo hicieron al entender lo que estaba sucediendo en ese instante.

—¿Quieres bailar? —preguntó Katsuki.

—Si —contestó Izuku.

Bajándose de la mesa Bakugo tomó la mano del tengu y se fue con él hacia la fogata para bailar junto a la multitud de personas que allí se encontraban.

—Se enamoró —dijo Mina dando saltitos de emoción.

—Mi hermano se enamoró —concordó el gato sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas de felicidad. Había logrado sus dos propósitos para ir a aquella celebración, encontrar el amor para él y para su mejor amigo.

Hola todos, después de mucho sigo con este libro que se supone debía terminar en una sola semana, pero ya todos saben lo que paso con el computador, y además tuve buscar tiempo para terminar esta historia, tenía prioridades.

Espero que les gustara el capítulo de hoy un poco lleno de fantasía y romance, y de un amigo que o quería ver solterón a su hermano del alma.

Gracias por la paciencia que me han tenido y recuerden si ven algún error no duden en decírmelo, se los agradecería mucho.

No siendo más, nos leemos en el próximo capítulo o en otra de mis historias.

Los quiero.

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