Conversación del pasado.
Llegó a su casa con la misma expresión de siempre. Su rostro, que mostraba una frialdad emocional muy grande, estaba sin inmutarse. Colocó sus cosas encima del escritorio y sacó un libro para estudiarlo y prepararse para el día siguiente; así permaneció hasta las 5:00 pm.
??:(gritando) Alejandro Sukumoto, la comida está lista.
Sukumoto:(frío como siempre) Ya voy, papá.
Dejó a un lado el libro, se levantó de la cama y, acto seguido, fue al baño y se lavó las manos. Se sentó en la mesa y esperó a su padre, quien se encontraba en la cocina haciendo la cena. Cinco minutos después, los platos ya estaban servidos; y como siempre, le tocó comer el platillo favorito de Don Papá.
Padre:(sonriendo) Aquí esta, muchacho. Enchiladas verdes.
Por un momento, Sukumoto abandonó aquella apática sonrisa y en su lugar, sonrió levemente feliz-que por cierto, no se notaba mucho-; y de hecho lo estaba. Las enchiladas eran su comida mexicana favorita desde que su madre ya no vivía con ellos. Aún la extrañaba, pero pocas veces tocaban el tema; de ahí que sus pláticas fueran de otras situaciones.
Sukumoto:(mirada perdida) Papá...
Padre:(con un trozo en la boca) Ñam, ñam... ¿Sí mijo?
Sukumoto:(mirada perdida) ¿Por qué el de mi madre?
La duda provocó que el padre, por un momento, dejara de comer. ¿Qué es lo que quería Sukumoto exactamente? Era bastante claro de que dudaba de sí mismo, el problema era sobre qué detalle.
Padre:(confundido) ¿El de tu madre qué?
Sukumoto:(dirigiéndose a las enchiladas) El apellido... ¿Por qué ese y no el tuyo?
Padre: Ah, eso. Pues... (rascándose la cabeza) tu madre de verdad me gustaba mucho, y para cuando nos casamos acordamos que nuestro primer hijo, tú obviamente, tendría un nombre latino y un apellido japonés. Pero más allá de eso...
El señor volteó hacia la ventana, intentando recordar algo; un algo que se había perdido hace mucho. Sukumoto se percató de eso y decidió esperarse un poco, hasta que el hombre volviese a la realidad por su cuenta. Mientras, el papá recordaba algo...
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Una pareja se encontraba sentada sobre un banco, en el parque de Kioshikawa, de Tokio; debajo de la sombra que proyectaba el techo encima del asiento, agarrados de la mano, disfrutaban de esa vista. Mientras, las personas pasaban caminando frente al puente (donde se ubicaba la casa). Niños, parejas, ancianos, etc; cualquier persona pasaba por el puente. La mujer se levantó de la banca, se estiró y acto seguido le siguió su pareja, empezaron a caminar por un buen rato en el parque; hasta que el hombre se detuvo, se agachó e hizo lo siguiente: la típica escena de proposición.
Padre:(tímido) Entonces... ¿sí aceptas?
Hakura:(sonriendo) Por supuesto que sí. Te amo.
Se abalanzó encima del hombre y le dio un tierno y caluroso abrazo que sólo se dan las parejas enamoradas, cada minuto que pasaba se asimilaba a una eternidad amorosa, que nunca terminaría. Pero luego, la mujer dio un salto y paró de lleno en el suelo de tierra. Lo miró a los ojos, y eso sólo podía significar una cosa.
Hakura:(seria) Con una condición.
Padre:(curioso) ¿Cuál?
Hakura:(sonriendo) Que nuestro primer hijo tenga mi apellido. Sé que es contrario a la costumbre, pero...
Padre: Pero...
Hakura:(semblanza triste) No quiero que nadie termine burlándose por ser hijo de un extranjero, tú sabes bien las condiciones que tienen los hafu.
El padre se le acercó para darle un abrazo cálido, algo que ella aceptó de inmediato. Éste se le acercó al oído para decirle...
Padre:(susurrando) Acepto por una razón: eres el amor de mi vida, y siempre te amaré; lo haré hasta que el mundo se acabe.
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Padre:(agarrando un trozo de enchilada) Y una cosa llevó a la otra y... ¡Pum! Naciste, hijo. Y ya que había hecho una promesa, el registro te concedió el derecho de un apellido japonés.
Sukumoto:(frío como siempre) Entonces, mamá quería que continuara con el linaje.
Ambos se detuvieron por unos segundos. El hombre al fin habló y le pidió que fuese por algo de tomar del refrigerador. Para cuando estaba volviendo, el chico vio que su progenitor sostenía una foto entre sus manos; la foto de lo que una vez fue una familia unida.
Padre:(sonriendo) Quizá sea raro decirlo, pero tu madre no te habrá olvidado. Ni a mí.
Sukumoto:(frío como siempre) ¿En serio? ¿Cómo sabes eso?
Padre:(sonriendo) Sólo lo intuyo.
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Uf, por fin desde hace mucho tiempo. Lamento que sea más corto que el anterior, pero debía publicarlo cuanto antes. Era yo o ustedes.
Muchas personas lo esperaban, especialmente RocioRecabal y mi senpai: MikuxSonicSonmiku. Aunque también le gustará a Captainleon. Y obviamente demoniowero... Y mejor le paro aquí.
Esperen el próximo capítulo, chicos.
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