Capitulo 4
Después de que la explosión hubiera destruido el almacén y buena parte de sus alrededores, la peli-morada responsible de tal catástrofe se encontraba ahora alejada a una considerable distancia, observando los resultados de su potente detonación con una sonrisa triunfal y satisfactoria en su rostro.
Oboro: Finalmente me deshice de esas malditas Taimanins... - murmuró con una sonrisa fría en sus labios - Aunque es una verdadera lástima que también haya perdido la oportunidad de matar a maldito mocoso de cabello azul, me hubiera gustado hacer que se arrepintiera de cada palabra que me dijo... pero ni modo ya está hecho - expreso encogiendo los hombros con indiferencia, y dio media vuelta para alejarse lentamente.
Yandal: ¿A quién llamaste mocoso, eh? - la voz del peli-azul rompió el silencio, retumbando, y resonando como un eco alrededor de la zona donde el almacén estaba.
Oboro: ...!! - rápidamente se detuvo en seco tras escuchar la voz de el peli-azul, para después volverse con gran velocidad hacia el lugar donde antes se encontraba el almacén, ahora cubierto de polvo y escombros, y sus ojos se abrieron ampliamente debido a la incredulidad ante lo que sus ojos estaban presenciando.
¡Ahí, justo en el lugar donde estaba el almacén antes de ser destruido, el peli-azul se encontraba parado junto a las chicas sin una sola herida visible, protegido por una barrera de energía en forma de domo, en el centro de un gran cráter creado por la explosión.
Yandal: Hehe, ¿Qué pasa?, tienes cara de haber visto un fantasma - preguntó con una sonrisa burlona en el rostro, mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba a un costado en el interior de la barrera protectora - ¿Creías que una simple y patética explosión como esa bastaría para deshacerte de mi?.
Oboro: Grrr... Maldito mocoso, esto no ha terminado aún... - espetó con odio, mientras su cuerpo se cubría de un aura rojiza - Nos volveremos a ver, y cuando eso pase, lo matare a él y a esas patéticas taimanins... - los amenazo, antes de desaparecer en una pequeña explosion de humo rojizo que al poco tiempo se desvanecio sin dejar rastro.
Yandal: Vaya... se escapó... bueno, no puedo hacer nada al respecto - se encoge de hombros, sin darle mayor importancia, antes de volverse y mirar a las taimanins - (Si no hubiera creado esa barrera en el último momento, estarían muertas...) - pensó para si mismo, antes de deshacer la protección que había creado en torno a todos, para después meter las manos en los bolsillos de sudadera y comenzar a alejarse.
Koukawa: ¡Espera por favor! - dijo en voz alta, haciendo que el peli-azul se detuviera.
Yandal: - se detiene y la mira - ¿Sí? - pregunta, sin apartar la mirada de la peli-morada mientras levantaba una ceja ligeramente
Koukawa: - se acerca al peli-azul - Tu ayuda nos sería muy útil, ¿estarías dispuesto a acompañarnos? - le propone, sorprendiendo a Asagi, Sakura y Murasaki.
Murasaki: ¡Koukawa-sensei! ¡¿pero qué está diciendo?! - exclamó incrédula ante la propuesta de su maestra.
Asagi/Sakura: - miran a su maestra estaban igual de desconcertadas.
Koukawa: ¡Silencio! - se volteó hacia Murasaki con el ceño fruncido y una expresión seria - Tengo mis razones para pedirle que nos acompañe - repite segura de su decisión.
Sakura: P-Pero Koukawa-sensei, en ese lugar, nunca se le ha permitido a ningún hombre poner un pie ahí - interviene, intentando disuadir a su maestra, preocupada por las posibles consecuencias de permitir la entrada de un hombre a su base.
Asagi: Así es - confirma con una expresión seria en su rostro - Si alguna de nuestras hermanas siquiera alcanza a verlo, lo primero que van a hacer es matarlo sin dudar - añade con seriedad, dejando claro el riesgo que implicaría permitir su compañía.
Koukawa: ¿Creen que no lo sé? - repitió, con seguridad ante la preocupación de sus acompañantes - Pero estoy segura de que cuando le explique la situación a nuestra líder, ella lo entenderá, así que por favor guarden silencio - se dirige nuevamente al peli-azul, esperanzada por una respuesta afirmativa - Entonces chico, ¿qué dices? - pregunta, esperando una respuesta de él.
Asagi/Sakura/Murasaki: - se miran entre si, y esperaban a ver cómo reaccionaría el peli-azul ante la propuesta.
Yandal: Mmm... - reflexiona por unos momentos, considerando las alternativas que tenía - (Quizás no sea tan mala idea, llevo tres semanas en esta realidad alternativa sin saber quien me ha llamado y tampoco que hacer, si las acompañó, tal vez lo descubriré) - suspira y después las mira seriamente - Está bien, las acompañaré - acepta, listo para lo que fuera a acontecer a partir de ese momento.
Asagi: ¿Estás seguro? - pregunta preocupada, sabiendo el peligro que correría al acompañarlas - Al lugar al que vamos, es muy posible que intenten matarte - añade, esperando una última oportunidad de disuadirlo.
Yandal: - se encoge de hombros de forma despreocupada - No sería la primera vez - responde sin darle importancia, dando a entender que ha enfrentado situaciones peligrosas antes y está listo para lo que sea.
Koukawa: Muy bien entonces, ¡andando! - se impulsa hacia arriba con gran agilidad y salta hasta alcanzar el techo de un edificio, indicando a Yandal y el resto que la sigan.
Asagi/Sakura/Murasaki: - siguen el ejemplo de la peli-morada y terminan al lado de ella en el tejado del edificio, demostrando habilidad y agilidad en el proceso.
Koukawa: - se voltea para comprobar que el peli-azul aún se encontraba abajo - ¿Podrás seguirnos el paso? - pregunta mirando hacia abajo, preparada para ayudarlo si fuera necesario.
Yandal: - se desplaza con rapidez y reaparece junto a las chicas en un abrir y cerrar de ojos - Creo que si - responde con una sonrisa, demostrando que no tendrá ningún problema para seguir el ritmo.
Las chicas continuaron saltando de techo en techo, mientras que el peli-azul las seguía de cerca, algunos minutos más tarde, se adentraron en un espeso bosque, alejándose de la civilización y sumergiendose en la profundidad de la naturaleza.
A A medida que el peli-azul seguía a las Taimanin saltando a través de las ramas de los árboles, pudo divisar en la distancia un imponente Dojo que se distinguía entre la vegetación, y después de un corto periodo de tiempo, finalmente llegaron a su destino, donde se detuvieron justo frente a la entrada de dicho Dojo.
Koukawa: Bien llegamos - vuelve su mirada hacia el peli-azul - Escucha, chico, mantente cerca de nosotras una vez que entremos, ¿de acuerdo?.
Yandal: - asiente en señal de aprobación y entendimiento.
A medida que el peli-azul se aproximaba al Dojo, acompañado de las Taimanin, este empezó a percibir una intensa sensación de peligro y violencia, pues notaba que había una fuerte determinación asesina y una extrema sed de sangre que parecían estar enfocadas en él.
Yandal: - una leve sonrisa adorna sus labios - (Ah~... Qué recuerdos me trae esta extrema determinación para acabar con mi vida, me llena de... nostalgia) - piensa para sí mismo mientras continúa avanzando siguiéndoles los pasos a las Taimanin.
En cuanto las Taimanin atravesaron la entrada principal del Dojo no sucedió nada, pero apenas el peli-azul colocó un pie dentro cruzando el umbral de la entrada principal, de la nada salieron disparadas hacia él una gran cantidad de Shurikens a gran velocidad, como proyectiles letales preparados para acribillarlo.
Koukawa: - se gira hacia el peli-azul con rapidez - ¡Cuidado!.
Yandal: Hmm... - una sonrisa llena de confianza adorna su rostro y, en un instante, atrapa con gran destreza y precisión todos y cada uno de los Shurikens que se disponían a impactar contra él.
Koukawa, Asagi, Sakura y Murasaki quedaron con la boca muy abierta al ver cómo el peli-azul atrapó y sostenía en sus manos todos y cada uno de los Shurikens que le habían lanzado, manejándolos con destreza y rapidez, como si fueran naipes.
Yandal: - aún con una sonrisa llena de confianza - ¿Así es como dan la bienvenida a sus invitados, o solo a mí? hehehe... - pregunta mientras empieza a realizar malabares con los Shurikens, jugando con ellos con maestría.
Continuara...
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