47: "Bienvenido a la mejor fiesta de todas"
Luna
—Aleja tus manos de mi cara.
—¿Por qué? Solo quiero ponerte brillitos.
—Porque no me gusta, te lo he dicho un millón de veces.
—Y yo te he dicho que no me importa que no te guste—insiste Sol mientras la miro seriamente—. Vaamos. Solo serán un par de brillos. ¿Quieres que seas feliz? Esta es la manera.
—Ya te dije que no—le repito.
Y allí está. Esa cara de perrito mojado que pone siempre para convencerme de algo y, desgraciadamente, nunca falla.
—Está bien.
A Sol se le ilumina la cara. Empieza apegarme brillos con una sonrisa y una concentración que solo usa para esto, mientras tanto suspiro cansada y miro para otro lado.
Tardamos un poco en cambiarnos por estar...Haciendo cosas. Lo detalles no son necesarios.
Cuando Sol termina de pegar brillitos escucho el timbre de la puerta y voy a abrir con mala cara porque debo de parecer una ridícula.
Visualizo a Leo en el marco de la puerta. El olor a perfume varonil me invade y examino como está vestido. Camisa blanca con los 3 primeros botones desprendidos, una bermuda de jean negra y sus zapatillas blancas de siempre. Unos anillos adornan su mano y, como siempre, esa sonrisa pícara está en su rostro.
—Puedes destaparte los ojos—le digo.
—No. No quiero encontrarme con las tetas de Sol o las tuyas—me responde aun con los ojos tapados.
—Oh, tranquilo. Ya me puse una blusa y no me molestas que las veas—le dice Sol antes de que pudiera insultar a Leo, y ante su último comentario la veo con el ceño fruncido—. ¿Qué? Es solo piel, no es para alarmarse. Además, tampoco es que Leo les tenga fobia a las tetas.
—Si un bebe les tiene fobias a las tetas, ¿Cómo se alimentaría? —pregunta Leo.
—¿Existe la fobia a las tetas? —se cuestiona Sol.
Sabía que lo combinación de estos dos no sería para nada buena.
Leo se destapa los ojos. Cuando me ve se aguanta una risa por mis brillos, pero yo lo miro tan mal que solo se muta a tragársela y mirar para otro lado.
—Los de la banda nos están esperando abajo. Están emocionados por conocer a Sol—nos informa el chico.
—Genial. Vamos yendo.
Junto con Sol y Leo bajamos por el ascensor, al salir del edificio nos encontramos con la tan conocida camioneta de Leo.
Aquila está sentada en el asiento del copiloto saludándonos con mucha simpatía mientras que Canis está sentado atrás fumando, Lyra está sentada arriba de él viendo su celular, cuando nota nuestra presencia nos saluda.
—Hoola, tú debes de ser Sol—dice Aquila cuando estamos más cerca—. Me llamo Aquila, un placer—la chica extiende la mano hasta donde está Sol y ella se la estrecha amigablemente.
—El placer es todo mío. Que lindo cabello tienes—Aquila se ríe ante el comentario de Sol y luego me saluda a mí.
Subimos a la camioneta y Lyra nos recibe con mucha amabilidad como suele hacer con todas las personas.
—Gusto en conocerte, soy Lyra y él es Canis. Ya te lo advierto, no habla mucho, así que no te sorprendas si en toda la noche no te dirige la palabra.
—Eso es cierto—afirmo las palabras de Lyra.
—Ah, okey. Estoy feliz en conocerlos, Luna me ha hablado mucho de ustedes—les dice Sol.
Se la nota emocionada por conocerlos. Yo estoy feliz de que por fin se conozcan.
—¿Quieres mariguana? —le pregunta Canis extendiendo un cigarrillo.
—Mm. No. Gracias.
—¿Tienes cigarrillo normal? —le pregunto al chico y él me pasa una caja.
Aaah, mis bebés. Hace tiempo que no los veía.
El viaje es divertido, vamos cantando canciones de Britney Spears y Leo casi choca a una pobre señora. Sol parece estar divirtiéndose, eso me alegra. Y los de la banda siempre la integran, así que creo que les cayó bien.
—¿Cómo se preparan para la gran final en Milán? —pregunta Sol cuando la canción termina de sonar.
—Creo que todos estamos nerviosos—le responde Lyra—. Pero todos estamos muy emocionados también.
—Ah, olvidé de decirles—apago mi cigarrillo—. No viajaré con ustedes, iré con Sol en otro avión.
—Genial. Ahora somo pares para sentarnos—dice Leo—. Pido a Canis.
—Yo me quiero sentar con él—se opone Lyra.
—Pero yo lo pedí primero.
—¿Por qué no se sientan conmigo?
Todos se callan. Aquila abre la boca indignada.
—Saben que, viajaré con Luna y Sol.
—Por favor, no.
Ellos siguen discutiendo, me mantengo bastante alejada de aquel pleito mientras prendo un nuevo cigarrillo.
Estoy segura que estas vacaciones serán las mejores de todas. Con Sol disfrutaremos de las hermosas playas de Malibú y luego iré a Milán para visitar a nuestros amigos y poder presentarme en la competencia. Después volveré de vuelta aquí.
Mis vacaciones no suelen ser buenas, así que estoy emocionadas por estas que se vienen junto con Sol. Además, las dos necesitamos un respiro luego de todo lo que pasó.
Leo estaciona frente a un edificio enorme con luces led y una larga fila de personas.
—Bienvenidos al mejor boliche de New York—anuncia Leo—. Para su buena suerte soy amigo de la dueña así que tenemos pase a la parte vip y podemos saltearnos toda esa cola.
Nos dirigimos a la puerta sin hacer la fila y noto como la gente de la fila nos mira mal. Cuando llegamos Leo le dice su nombre al señor y nos deja pasar amablemente, luego cruzamos unas escaleras y otro señor le pregunta el nombre a Leo para poder pasar.
Cuando ya estamos adentro noto que en el lugar hay varios sillones con gente sentada allí y una barra realmente impresionante. Hay un barandal donde puedes ver a la gente de abajo bailando y la cabina del dj. Y claro, mucha gente drogándose y fumando.
Miro el lugar un poco impresionada, porque jamás estuve en la parte vip de algún boliche. Sol no parece muy sorprendida por el lugar.
Nos sentamos en uno de los sillones y empezamos a tomar. La primera en embriagarse es Aquila, quien no para de reírse y estoy apunto de golpearla. Lyra está un poco alegre, pero no deja de ser Lyra. Canis y Leo están normales al igual que Sol y yo.
—Oye—me grita Sol y luego se acerca a mi oído—. ¿No quieres ir a la parte de abajo? Me aburro se me quedo sentada toda la noche aquí. Además, ¡van a tirar espuma!
Me agarra de la mano y me lleva hasta la parte de abajo donde está toda la gente bailando apretada. En ningún momento le suelto la mano a Sol para que no nos perdamos y ella se dirige a la barra.
—Jamás estuve en esta parte—me grita—. Siempre estoy en la vip.
—Bueno, yo siempre estoy en esta parte porque pues pobre, pero la verdad es más divertida está que la de arriba.
Sol se pide un vodka y yo solo otro mojito. Mientras esperamos observo a toda la gente bailando y besándose. Cuando nos traen el trago Sol se lo toma de una y pide otro.
—Extraño a la Sol que no tomaba nada de alcohol, mucho menos vodka.
—¿Por qué?
—Es que a ti cualquier bebida alcohólica te pega fuertísimo.
—Claro que no, soy muy resistente—me dice y yo la miro con semblante dudoso—. En serio te lo digo a mí el alcohol no me afecta en nada.
—Discrepo con tu punto de vista, pero no son quien para contradecirte.
—Hagamos una apuesta—Sol se acerca más a mí y la escucho atenta—. Veamos qué tan rápido me afecta el alcohol. Yo digo que aguanto ocho vasos de vodka.
No aguanta ocho vasos ni en quince realidades distintas.
—Bueno. Para mí que aguantas 4 vasos—ella me mira ceñuda—. ¿Qué? Es la verdad.
—Ya lo veremos. ¿Qué apostamos?
Me quedo pensando un rato pensando. Como sé que ganaré debo de pensar algo bueno. Cuando se me ocurre la miro con una sonrisa.
—La que pierda tendrá que subirse a un samba.
Sol me mira con los ojos bien abiertos, de seguro replanteándose la idea de esta apuesta.
Sé que a ella le da miedo ese juego, y yo quiero subirme desde que tengo memoria y jamás nadie me quiso acompañar. Es mi momento para que Sol se suba por fin.
—Está bien—me dice finalmente—. Trato hecho.
Lo malo de este trato es que Sol se empeñó a tomarse 8 vasos de vodka y, cómo ya era sabido, gané la puesta porque para el quinto ya empezó a reírse como un desquiciada. Pero ella no paró en ese. Oh no. Ojalá lo hubiera hecho. Ahora va por el noveno, el cual yo le arrebate.
—¡Luuunaaaa! —Sol está colgada de mi cuello y gritándome en el oído.
—Tú no beberás más.
—¡Déjame ser feliz!
—Se feliz de otra manera.
Volvimos a la parte vip, porque con toda la gente que había abajo no la podía cuidarla, y estoy segura que si se me pierdo Sol en este lugar no la encontraré nunca más. Lo bueno es que sabe comportarse, más que bailar como loca y besarme muy apasionadamente no hace.
Me tiene de acá para ya bailando y riéndose como loca. También está muy toqueta, más de una vez le cachetee la mano.
No me preocupo, Aquila está en peor estado.
—Luni. Luni. Luni. Luni. Luni—repite una y otra vez agarrándome de las manos y saltando como nena chica.
Estoy por pegarle una piña. Que pesada que se pone cuando se embriaga.
—¡Luuuuuniiiii!
—¡Basta, Sol! Me estás colmando la paciencia.
—Es que te hablo y no me respondes, malvada.
—¿Qué pasa? ¿Qué es tan importante como para gritarme Luni en la oreja como por una hora y media?
Sol se queda cayada unos minutos y yo la veo esperando su respuesta—. Me olvidé—dice finalmente con un semblante de tristeza. Me froto la cara cansada.
¿Por qué acepté esa apuesta? ¡¿Por qué?!
—¡Sooooooool! —se escucha el grito de Leo y él se acerca a nosotras.
Nooo. Estos dos juntos noo.
La rubia se le acerca corriendo para acortar la distancia, cuando llega a su alcance Leo la levanta y Sol envuelve sus piernas en su cadera abrazándolo como un koala.
—Ooooh, mi rubia favorita ¿Cómo estás?
—Triste porque me olvidé que le iba a decir a Luna—le responde.
—¿Quieres hacer algo divertido? Por ahí están haciendo tatuajes.
—No. No. No. No.—me opongo a la idea.
—¿Tatuajes? ¡Síííí! —exclama Sol con emoción.
—No, Sol.
—¡Llévame por los tatuajes!
No sé cómo los pierdo. De repente pasó un grupo de chicos y ya no estaban.
Ay, no.
Los estoy buscando por todos lados. En la barra, en la parte de abajo, hasta afuera del lugar y nada. Es como si hubieran desaparecido.
Veo a Canis sentado en un sillón fumando y me acerco a él.
—Ayúdame a buscar a Sol—le pido. Él no parece darle nada de importancia, solo mira al vacío con su cigarrillo—. ¡Canis!
—¿Por qué no dejas que Sol viva? Si quiere irá contigo, sino no.
—Está borracha, Canis, y se desapareció con Leo que, al igual que Sol, tiene unas copas de más. ¿Te crees que buena idea dejarlos solos?
—Bueno hubieras empezado por ahí—me dice, y yo suspiro buscando paciencia—. Están en la terraza.
—¿Dónde es eso?
—Cruzando la puerta del baño a la derecha.
Voy en esa dirección empujando a personas e insultando por lo bajo a otras. Cuando llego a la puerta del baño doblo a la derecha y como dijo Canis hay una pequeña terraza.
A lo lejos escucho la carcajada de Sol y la voz de Leo, así que camino rápidamente a esa dirección y veo a los dos chicos.
Sol está sentada en la barandilla riéndose a carcajadas y Leo la agarra de la mano.
Oh. No. No. Me matará a Sol.
Me acerco rápidamente y le agarro de la mano para que se baje de allí antes de que se mate. Sol pone una mueca, pero no le presto mucha atención.
—Nos vamos.
—Nooooo, Luuuuunaaa. Deja de ser aburridaaa—me grita ella.
—Sol, cállate de una maldita vez, me estás colmando la paciencia—le digo y me doy vuelta tirándole de la mano.
Cuando noto que no se mueve veo a su dirección y noto como está por empezar a llorar.
Lo que me faltaba.
—Sol...—ella me dice algo en un idioma inentendible y empieza a llorar más fuerte—. Corazón, por favor no llores.
—Lo siento, no quería hacerte enojar—suelta lágrimas y me acerco a ella para abrazarla—. Lamento ser una carga.
—No eres una carga. Nunca digas eso—le dejo un beso en la frente y limpio sus lágrimas—. Vamos a casa, allí te sentirás mejor.
Esta vez no pone objeción alguna, quien pone objeción es el pesado de Leo.
—Ooyee, nooo. Me dejas tirado a mí, mala.
No me puedo ocupar de los dos. Para empezar, tengo que pedir un taxi y dudo demasiado que me dejen entrar con una chica borracha, mucho menos lo harán con dos. Así que dejaré a Leo a cargo de Canis.
Él no pone objeción cuando dejo a Leo sentado en su lado, es más, parece disfrutar de su compañía.
Luego salgo del lugar y pido un taxi, el señor no parecía contento con el estado de Sol, pero se guardó cualquier comentario desubicado.
—Oye, ¿tu amiga tiene novio? ¿Crees que quiera pasarme mi número?
Retiro completamente lo dicho, es otro depravado de muchos.
En serio, ¿no ve que Sol es como 30 años menor y que está más inconsciente que consiente?
—Tiene una novia fabulosa, así que le recomendaría que no sé meta y conduzca ¿vale?
No dice nada más hasta que llegamos al edificio y le pago.
Subir el ascensor con Sol fue difícil. Ella no dejaba de tocar los botones y nos llevaba a cualquier piso. Cuando por fin llegamos al nuestro tocó otro botón y se negó a bajar. Tuve que arrástrala hasta mi casa, pero cuando llegó se puso el pijama ella solita y se acostó a mi lado.
Está viendo su celular mientras me lavo los dientes y le escribo a Canis para ver qué pasó con Leo.
Canis: todos están en mi casa.
Canis: la menos borracha es Lyra.
Canis: gracias por dejarme de niñero.
-Lo siento, pero no me puedo hacerme cargo de cuatro monos.
-Además, te gusta estar con ellos.
Canis: si se ponen pesados no.
Canis: pero ahora se fueron a dormir así que no me quejo.
Canis: chau, no tengo más ganas de hablar contigo.
-Que simpático :)
Apago me celular y me tiro al lado de Sol, ella está hecha una bolita de lado viendo su celular, así que le envuelvo su cintura con mis brazos y le dejo un beso en la mejilla.
—Mira, Andrómeda me respondió una historia.
Me muestra su celular y veo que un mensaje de Andrómeda que dice: "Jaja, que lindaa"
¿En serio le da la cara para hacer como si nada luego de lo que hizo? ¿Es estúpida o se hace?
—¿No piensas responderle? —le pregunto a la rubia.
—No, no quiero hablar con ella después de lo que hizo. No estoy tan enojada, es más bien incomodidad.
—Entiendo. Ella era muy amiga tuya ¿verdad?
—Sí, más o menos. Admito que en cierto punto llego a extrañarla, me divertía mucho con ella.
—Tal vez en un futuro puedan volver a ser amigas—le digo y veo como me ve confundida.
—¿Me lo dices en serio?
—Pues sí. Si se disculpa contigo y de verdad entiende que lo que hizo está mal puedes darle una segunda oportunidad.
—¿No era que no te agradaba? Creí que no querías que esté con ella.
—Sol, yo jamás dije que no quería estés con ella y que no me agrade no significa que no puedas ser su amiga. Sé que tú la quieres mucho y sería una pena que pierdas una amistad, así que si se disculpa de verdad podrías intentar perdonarla, pero si no lo hace mándala a la mierda. La verdad es que no creo que sea mala chica, solo es chica que se enamoró de la persona equivocada.
Sol suspira y me deja un beso en los labios.
—Te amo—me dice contra ellos y yo le sonrío.
—Vamos a dormir, es tarde.
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Maratón sorpresa 1/2
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