Cierre
Hayato estaba incómodo.
No le preocupaba su pareja, Bel ya era lo bastante maduro para resolver sus conflictos familiares. Pero el albino frente a él, que estaba echo un desastre de tics nerviosos, lo estaba exasperando.
—Oye friki de los malvaviscos. ¿No crees que deberías calmarte un poco? Los gemelos están a solo unos metros de distancia, y por lo que veo, no parece que vayan a sacar sus cuchillos. —Le dijo observando como a pesar de estar tensos, no había hostilidad en el lenguaje corporal de los rubios.
—Fácil para tí decirlo. —Respondió Byakuran cruzado de brazos y sin detener el tamborileo de su dedo o el movimiento de su pierna izquierda.
—Mira, entiendo que sea difícil pero... —El bombardero casi se muerde la lengua ante el repentino manotazo que su acompañante dió en la mesa.
Ahí estaba una vez más, la misma mirada y aura amenazadora que les había dirigido a él y a Bel en el hospital.
—No digas que me entiendes cuando no fuiste tú el que vio morir a su pareja.
Hayato tragó en seco, pero aún así hizo la pregunta que llevaba rondando en su mente desde su encuentro anterior.
—¿Si tanto te importa Rasiel por qué dejaste que atacara Varia sin tu ayuda?
Byakuran se sorprendió ante la pregunta, y pronto su expresión cambió a una culpable.
—Porque él insistió... —Murmuró casi en un susurro—. Él... Dijo que quería tomar venganza y cerrar ese capítulo de su vida por si mismo, que yo ya había echo demasiado para ayudarlo. Al final me convenció y dejé que fueran solo él y Olgert.
—¿Y lo ser una corona falsa? ¿Él sabía de esto siquiera? —Byakuran negó con la cabeza y se apoyó en la mesa.
Ni él mismo entendía por qué le estaba diciendo tanto, o tal vez sí.
—Ninguna de las falsas coronas conocía su posición, ni siquiera él. Le di ese puesto para protegerlo. Le daba poder dentro de Millfiore para que nadie osara tocarlo, y lo protegía del destino de las verdaderas coronas fúnebres.
—¿Así que desde el inicio ibas a descartar a los que no te importaban?
Byakuran sonrió ante la mirada acusadora de Hayato, por eso le estaba contando, porque él no le iba a decir que no fue su culpa.
—La verdad, no pensaba usar las cajas de la matanza en un inicio, estas eran solo un recurso desesperado en caso de que Vongola consiguiera contraatacar. Pero cuando Rasiel murió... Simplemente todo dejó de importarme. —Confesó recargándose en el respaldar de su silla para mirar al cielo con una expresión ida—. Lo conocí porque era útil en mi plan, luego decidí que quería compartir mi reinado con el, y cuando murió... Me di cuenta que no quería nada sin él, así que decidí obtener el trinisette a toda costa para recuperarlo... O destruirlo todo si fallaba.
—Estabas loco. —Le dijo Hayato tras unos momentos, y sorprendentemente, Byakuran solo rió.
—Aún lo estoy. Pero tenerlo me mantiene cuerdo, supongo que es algo similar a como Bel-chan parece más humano tras estar contigo.
Hayato se atragantó con su bebida al escuchar lo último.
—¿¡A qué mierda viene eso friki de los malvaviscos!?
—Solo repito lo que me dijo Rasiel. —Se encogió de hombros—. Una vez se recuperó en este tiempo mencionó cuán cambiado estaba su hermano, así que le mencioné su relación y cómo te había protegido tras su muerte en el futuro... Hacía tiempo que no lo veía reír tanto como esa vez.
—No entiendo a esos hermanos, un día se están matando el uno al otro, y luego están buscando reconciliarse como si se les fuera la vida en ello. —Masculló el menor mientras pasaba una mano por su cabello.
—Cada quién con su locura supongo. —Hayato golpeó su frente al no poder agregar nada—. Y... Supongo que saber como acabarían de seguir odiándose les hizo reflexionar.
—Uno muerto y el otro solo... —Murmuró Hayato y Byakuran asintió.
—Aunque sigo pensando que Rasiel se llevó la peor parte.
—¿Y por eso lo vas a meter en una jaula?
—Nah, la última vez que intenté hacerlo me dejó en abstinencia por un mes. No quiero repetir eso.
Esta vez el menor golpeó su frente con la mesa al escuchar esto. Iba a gritarle una vez más a Byakuran, pero cuando levantó su rostro para hacerlo el mayor se levantó apresurado.
—¡Siel-chan! —Exclamó el capo llegando junto a su pareja.
—Vivito y coleando Byaku, sheshesheshehse. —Le dijo Rasiel tomando su mano.
—Te demoraste mucho. —Reclamó Byakuran con un puchero infantil, pero en sus ojos se notaba el alivio.
Belphegor, que había empujado la silla de Rasiel para acercarse a sus parejas, se apartó sacando la lengua en un gesto de asco al ver la escena que se montaban su hermano y, muy a su pesar, cuñado.
—Casi parece que estás celoso de que te roben a tu hermano. —Le dijo Hayato una vez se paró a su lado.
—Kaching, más bien parece que voy a vomitar.
Hayato rió ante esto y se incorporó de su asiento, dejando el dinero de su bebida en la mesa.
—¡Oigan! Nosotros ya nos vamos. —Le avisó a la pareja melosa.
O más bien, a la lapra humana y su víctima.
—¿Tan rápido? Escuché que este lugar tiene buenos postres. —Les dijo Rasiel, pero más bien parecía pedir que le quitarán de encima a su empalagosa pareja.
—Shishishishi, no voy a comer nada para vomitarlo por su culpa. Arreglatelas con tu pájaro. —Byakuran abrió su boca mostrándose sumamente ofendido por el apodo.
Pero Rasiel habló antes que él.
—Vale, solo no dejes cojo a tu pulpo de nuevo. —Esta vez, fueron los Millfiore quienes rieron al ver como Hayato comenzaba a perseguir a su pareja con bombas en mano.
—¿De verdad todo fue bien? —Le preguntó Byakuran una vez las tormentas Vongola y Varia desaparecieron de su vista.
Ya no había rastro de su actitud infantil de hace un momento.
—No vas a dejar de preocuparte aunque te diga que sí, ¿verdad? —Byakuran sonrió culpable ante esto.
—Lo siento, no creo que pare de preocuparme en toda mi vida.
—Está bien. Solo seguiré llamándote paranoico y despertándote de tus pesadillas.
Porque Byakuran todavía despertaba llorando al rememorar la muerte de Rasiel, y este solo lo consolaba hasta que sus ojos se secaban.
—Solo espero nunca despertar sin ti a mi lado. —Confesó dejando un beso en el dorso de su mano.
—Sheshesheshe, si sabes que a veces dormiremos separados por el trabajo, ¿no?
Byakuran observó con cara de poker su sonrisa burlona.
—Tenías que arruinarlo.
El rubio solo rió mientras comenzaba a ser empujado de vuelta a la mansión. Así era su relación, no podía vivir sin hacerle un poco de bullyng inofensivo a ese adicto de los malvaviscos.
Fin
Uni: Emm... Me temo que tenemos un problema(;^ω^).
Tras decir esto señala a la autora que estaba tirada en el suelo con los ojos en blanco... De echo, todo su cuerpo se veía blanco, hasta la ropa.
Uni: A estado así desde hace rato y ya no sé qué hacer (*﹏*;). —Ante esto Mosca Verde le toca el hombro y le alcanza un papel—. "Gracias por leer este fic que me encomendó @VadaSilva4, la verdad no sé que opinen del final pero fue lo mejor que pude hacer. De momento me tomaré un descanso ya que estoy ocupada con cosas personales, pero tranquilos que siempre vuelvoฅ^•ﻌ•^ฅ." Eso dice la carta.
Tras esto la autora comienza a echar espuma por la boca y todos comienzan a entrar en pánico.
1136 palabras.
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