Capitulo 31
Tres días después de año nuevo Sunan le había pedido a Gulf caminar por los alrededores del rancho terminando en las caballerizas donde guardaba a sus caballos pura sangre, el pelinegro recordaba las veces que había entrado allí de la mano de su padre cuando era pequeño listo para montar a su pony, lo había hecho hasta que había cumplido los dieciséis años, esa fue la última vez que pudo montar la yegua que él le había regalado.
-¿Que hacemos aquí?, ¿No esta demasiado frió el día para montar?- pregunto Gulf extrañado de que lo hubiera llevado allí.
-No venimos a montar ningún caballo hijo- le respondió caminando hasta el final de la caballeriza donde estaban dos yeguas descansando y visiblemente embarazadas -Las he inseminado mientras tu no estabas- le señalo los animales.
-¿Que bien?- respondió Gulf no sabiendo que decir, entendía que su padre hablara de esas cosas con sus hermanos pero el no estaba involucrado con nada de lo que pasaba en el rancho.
-Los potrillos que nazcan de ellas serán para Lamai y Alexander- le dijo el hombre contemplando a las yeguas.
-¿Que?
-Yo les he regalado a todos mis nietos un potrillo, creo que es justo que tambien lo haga con los tuyos, nacerán en cuatro meses, espero que vengas para que los niños puedan ponerle sus nombres.
Gulf noto la incomodidad de su padre mientras le hablaba esa era la muestra mas grande de cariño que le había hecho en mucho tiempo, ahora entendía el extraño obsequio que le había dado por navidad, era tradicion en el rancho Kanawut que cada padre enseñara a sus hijos a montar, sus hermanos lo habían hecho con los suyos, ahora le tocaba a el enseñarle a su pequeña y a su pingüinito.
-Te quiero papá- el pelinegro abrazo a su padre con lágrimas en los ojos de verdad estaba muy conmovido con ese regalo.
Se mantuvieron asi por un tiempo, hasta que ambos pudieron controlar las ganas de llorar de felicidad, se aguantaron las lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos, eran demasiado orgullosos como para dejarlas salir en presencia del otro.
-Por favor, solo dile a tus hijos que escojan nombres interesantes, es muy vergonzoso escuchar como llaman a tus caballos pura sangre les dicen piruleta o pastelito- Gulf solo rio por lo que decía Sunan, porque no prometía nada por el lado de Lamai que podía escoger algún nombre como ese.
Las dos semanas para la llegada de su dulce niño habían pasado demasiado lentas para su gusto, Gulf había hablado con Mirian avisándole sobre la llegada de Alexander aumentandole el sueldo porque ahora se ocuparía de dos niños en vez de una, Mary al enterarse de la noticia había ocultado su emocion por volver al niño que le había robado el corazon hace mucho tiempo y prometió hacer las comidas que fueron las favoritas de Alex en su corta estancia en la casa.
Kulap al enterarse de la noticia había llorado de felicidad en los brazos de Mew ya que había visto la tristeza en los ojos de Gulf cuando le contaron la historia del niño; Bosston se había quedado sin palabras al oir la historia de lo que había pasado con Alexander, eran muchos años creyendo que su hermando menor era un hombre frio y que solo le importaba Gulf, siempre había creído que su matrimonio estaba basado en el deseo y el dinero a través del exito de ambos, ahora veía las cosas de distinta forma y muchos otros detalles que había observado empezaban a tomar sentido para él.
Pero aun no podía creer que existia un sobrino que nunca conocio, uno que su propio hermano Thorn había alejado de sus padres por egoísmo, un niño que estaba seguro que era la debilidad de su cuñado y que solo esperaba que no lo lastimara mas de lo que ya estaba, veía la ilusión en los ojos de Gulf al hablar de su pingüinito, pero no podía dejar de pensar que quizás la llegada de ese niño no iba a ser de todo pacífica, después de todo había pasado mucho tiempo alejado y muchas cosas pudieron pasar en eso cuatro años.
Otro que estaba emocionado con la buena noticia era Bass que junto a su novio se habían quedado en Bangkok después de pasar año nuevo en provincia, quería estar presente cuando llegara Alexander y Gulf solo podía verlo llegar a su casa con infinidad de bolsas con regalos para el niño y Lamai, el era el que se iba a quedar en casa con su otra nietecita mientas Mew y Gulf viajaban a buscar al niño.
La noticia había sido de mucha alegria para Lamai que había saltado emocionada, desde ese momento no había dia que no hiciera un dibujo nuevo para su hermano mayor, tambien preguntaba todos los dias cuanto faltaba para que llegara a casa con ella y suplicar que la llevaran con ellos cuando lo fueran a buscar, no había conseguido convencerlos, pero su abuelito Bass le había dicho que ellos podían preparar una fiesta de bienvenida para Alex y eso la calmo lo suficiente como para aceptar quedarse tranquila.
El gran dia había llegado por fin y por ello la pareja estaba sentada en la oficina del abogado a la espera de que llegara el niño, Gulf había llorado al ver los papeles que decían que Alexander era todo un Suppasit Kanawut, por cuatro años pensó que no volvería a ver a su hijo, que nunca podía volver a llamarlo suyo, sin saber que Alexander todo ese tiempo había llevado sus apellidos y ante la ley siempre fue de ellos.
Minutos antes habían estado cara a cara con Hana, fue ella la que les dio la carpeta, aun sentían mucho odio contra la mujer, ella vio todo el sufrimiento por el que pasaron al perderlo y no se le conmovió el corazón para devolver al niño.
Inicio Flash Back
-Yo se que les debí de dar el niño cuando regrese de mis vacaciones... En ese momento estaba pensando mas en mi reputación y la imagen de la institución que en Alexander.... Acepto mi error- les dijo ella queriendo parecer arrepentida, cuando la verdad no lo sentía de verdad.
-Esa, es una excusa patética no los hubieses devuelto... y hubiese sido como si la estúpida de tu reemplazo no hubiera hecho nada- la acuso Gulf con rabia.
-No se en que pensaba... Yo solo no quería escándalos que afectaran mi imagen y la credibilidad de la institución.
-¿Era mas importante tu estúpida institución que el bienestar de un niño?, no mereces llevar el titulo de trabajadora social, para ustedes la prioridad siempre deben ser los niños, que ellos esten bien, que vivan en un buen ambiente...
-Lo se, y se que me comporte peor que la mujer que se los quito pero ya no puedo regresar el tiempo y hacer las cosas diferente...
Fue lo último que escucharon de ella hasta que abandono la oficina, habían logrado que la destituyeran de su cargo, el abogado había hablado con la institución y les había dicho muy discretamente que si no querian que fueran demandados lo mejor era que la despidieran, y no solo eso hicieron sino que tambien le quitaron la credencial como trabajadora social, el cargo que tanto había protegido se lo habían quitado en una abrir y cerrar de ojos, Hana ya no volvería a trabajar con niños.
Fin Flash Back
Ahora estaban alli sentados impacientes porque el abogado y el detective por fin llegaran con el pequeño.
-Mew, tengo miedo de que mi pequeño ya no me quiera- dijo Gulf rompiendo el silencio.
-Ya veras que no te ha dejado de querer, pero seguramente va estar enojado con nosotros, haremos todo lo posible para demostrarle cuanto lo queremos y vuelva a ser nuestro dulce niño, que crea en nosotros nuevamente- trato de tranquilizarlo Mew.
Hay que decir que la palabra miedo se quedaba corta con lo que de verdad sentían en esos momentos, sus estómagos estaban revueltos, la emoción se podía sentir a flor de piel, ellos eran un manojo de nervios.
Se escucharon paso a través del pasillo y ambos se miraron espectantes estaban a pocos segundos de ver a su pingüinito; el abogado abrió la puerta de la oficina y entro con Alexander que iba agarrado de su mano.
El pequeño que saltaba y chupaba su pulgar mientras caminaba había desaparecido ahora con ocho años casi nueve, Alexander tenia el ceño fruncido y un brillo de rabia en sus hermosos ojos, su pingüinito se había ido...
-Alexander saluda- le pidió el abogado.
Más no hubo respuesta el niño solo se los quedo mirando rápidamente para luego girar y voltear su rostro hacia otro lado manifestando su descontento... Gulf reprimió un sollozo al volver a ver su querido pingüinito.
En ese momento a él no le importaba que no los hubiera saludado, que viera con fastidio todo a su alrededor, tampoco importaba ver qué estuviera lastimado con algunos rasguños en la cara y brazos, lo importante era que estaba bien y lo tenía frente a él, tal como lo había anhelado desde hace cuatro años.
-Los dejaré solos un momento... Estaré esperando afuera para irnos al aeropuerto- hablo nuevamente el hombre queriendo darles un momento para que hablaran a solas con el niño.
La ausencia del abogado lo que hizo fue prolongar el incómodo momento, Alexander solo miraba a un punto fijo en una esquina de la oficina, sin prestarle la mas mínima atención a la pareja, no era conciente del gran esfuerzo que estaba haciendo el pelinegro para no acercarse y estrecharlo en sus brazos.
-Hola, cielo- hablo Gulf dando un paso hacia el. Alexander retrocedió inmediatamente dándole una mala mirada -No te alejes de mi cariño...
-¿Quién eres tú?
-Soy...
Las palabras quedaron a medias en sus labios, ¿Cómo podía decirle que era su papi?, ¿Cómo le explicaba porque no estuvo junto a él durante cuatro años?, ¿Cómo decirle que lo amaba más que nada en la vida a pesar de que estuvieron separados?, El brillo de rabia que podía ver en su mirada le decía a Gulf que si dijera algo como eso no sería bien recibido.
-El es mi esposo Gulf y yo soy Mew- intervino el castaño notando los ojos aguados de su amor que no sabía que decir -Vamos a llevarte a casa con nosotros en Bangkok, ¿Lo recuerdas?
-Yo no se dónde es ese lugar y no quiero ir a ninguna otra casa - se cruzó de brazos -Llamen a la señorita Hana y díganle que no quiero ir a ninguna otra casa.
-Las cosas son diferentes mi cielo- hablo nuevamente Gulf acercándose lentamente, el niño no retrocedió pero siguió viéndolo con el ceño fruncido y los brazos cruzados -No irás a ninguna otra casa de acogida, porque te irás a vivir con nosotros para siempre, seremos una familia nuevamente.
El pequeño entendió esa palabras e infló los cachetes molesto por ello, descruzo sus brazos y se alejo de Gulf hasta que no tuvo más espacio y choco con la pared.
-No quiero, no quiero , no me voy a ir , no quiero ir....
Ya habían sido advertidos por un psicólogo infantil que había evaluado al niño que algo así podría pasar, aparte de que habían leído el informe de Hana en donde decía que en cada traslado Alexander solía hacer una rabieta, pero no sabían si era normal que lanzará todas las cosas que encontraba a su alcance con rabia, ¿Cuánto daño le habían hecho a su hijo?.
-No me quiero ir con ustedes... no quiero... No quiero - decía Alexander mientas seguía lanzando objetos.
Mew y Gulf se miraban sin saber que hacer, Alexander ni siquiera soltaba una lágrima, tan solo gritaba y hacia un desastre de la oficina demostrando los molesto que estaba con ser trasladado nuevamente; Gulf recordaba las pocas veces que le había dicho que no a su bebito de tres años, en esas oportunidades solo inflaba sus cachetes y se cruzaba de brazos nada que ver con lo que hacía ahora.
En aquellas oportunidades el pelinegro solo de había reído de lo tierno que se veía formando un berrinche, para luego tomarlo en brazos y explicarle calmadamente porque le estaba negando lo que había pedido, como cuando le había llorado porque quería tener un pingüino de verdad como mascota.
Pero ahora las cosas no eran tan fáciles, ya no era aquel pequeño que podía cargar y con voz calmada explicarle las cosas, no sabían ni siquiera como acercarse, su Alexander era un niño que estaba enojado con la vida, enojado con las personas y aunque les doliera admitirlo enojado con ellos, ¿Cuánto daño le había hecho Hana con su actuar egoísta?, ¿Que hubiese pasado si Mew no lo hubiese encontrado? ¿En qué hubiese terminado la vida de Alexander?.
-Pingüinito...
Susurro Gulf viendo a su niño, esas simples palabras congelaron a Alexander para luego mirar al pelinegro con odio puro en sus ojos... Mew actuó rápido y se interpuso entre su esposo y el niño anticipando el golpe que Alex había lanzado, solo había sido una simple palabra que antes lo hacía muy feliz la que había aumentado la ira de él.
Los recuerdos habían llegado a la mente de Alexander, podía haber crecido y olvidado muchas cosas pero nunca olvidaría esa voz llamándolo pingüinito, por muchas noches se durmió llorando anhelando estar al lado de la persona que lo llamaba asi, recibiendo burlas de los demás niños cuando se levantaba a media noche llamando a su papi...
Inicio Flash Back
Las primeras noches que había vuelto al orfanato siempre se levantaba después de escuchar una voz llamándolo y al notar que estaba con los demás niños no podía evitar decir:
-Quielo a mi papi- el ya no se sentía a gusto en ese lugar, ese ya no era su hogar.
-No tienes papi, el no te quiere por eso te regreso aquí- se había burlado de el uno de los niños mayores que compartía su habitación, ya que por falta de espacio lo habían metido con los niños grandes.
-Noooo, mi papi me ama musho yo soy su pingüinito...
-No, solo eres un tonto bebé llorón que nadie quiere con un apodo estupido- se burló nuevamente el chiquillo, a veces los niños pueden ser más crueles que los adultos.
-¡Tu mientes mi papi me ama musho!- le dijo en voz baja para luego a acurrucarse en la cama y llorar.
Fueron muchas noches en las que se levantó llorando, pidiendo por un papá que nunca fue por él, los niños se burlaban por seguir esperando aferrado a la idea de que sus padres regresarían... Burlándose del apodo que su papi le había dado... Ya ni siquiera podía ver su caricatura favorita sin que los recordara... Fueron duros momentos que lo hicieron entender que estaba solo y que debía defenderse si quería sobrevivír en ese lugar y por ello sucedió su primer traslado.
Fin Flash Back
Después de la avalancha de recuerdos Alexander se dejó caer en el suelo colocándose en posición fetal, por fin las lágrimas habían llegado tenían entre sus manos un niño en crisis que no podía parar de murmurar: -No me digas así... Por favor no lo hagas... No me vuelvas a llamar asi- entre sollozos.
Gulf se había quebrado completamente al ver esa imagen y entre lágrimas se acercó a su pequeño, podía estar enojado pero seguían siendo uno niño asustado, que había pasado por mucho por culpa de personas envidiosas y sin moral, era un niño que estaba necesitado de mucho amor como el que tenía en su corazón para dar, no podía rendirse con él, tenía que demostrarle lo valioso que era para ellos, lo mucho que lo amaban, todo lo que habían hecho para volver a tenerlo en sus brazos y hacerlos sentir seguro de que nunca más iba a ser apartado de sus padres.
Su pequeña mente estaba llena de recuerdos y traumas que a Gulf le encantaría hacer desaparecer por arte de magia, daría todo lo que tenía por retroceder el tiempo y no dejar que su hijo pasará por todo eso, que no estuviera allí en el suelo llorando con tanto dolor y sentimiento murmurando palabras de rechazo hacia ellos.
-Mi amor...
Le dijo el pelinegro mientras tocaba su brazo provocando que Alexander se sobresaltara y que por acto reflejo terminará golpeandolo en el pecho, Mew se acercó rápidamente y tomo al niño entre sus brazos antes de que se le fuera encima a Gulf, quien solo podía ver sorprendido como su pequeño pataleaba en los brazos del castaño queriendo soltarse, lo cual era una causa perdida porque Mew no estaba dejándolos ir pronto y no era solo porque si lo soltaba iba a golpear a Gulf, sino porque después de cuatro años lo volvía a tener entre sus brazos, no de la manera que le hubiera gustado pero volvía a sentir el calor de su hijo.
-¡Déjame tonto!- gritaba Alexander forcejeando.
El niño seguía pataleando para soltarse aplicando lo que siempre había hecho cuando lo querían cambiar de lugar, pero esta vez no estaba funcionando, por lo general cuando lo retenían de esa manera siempre lo dejaban después de unos minutos gritándole lo fastidioso que era para luego mandarlo lejos; ya se estaba cansando pero no iba a dejar de insistir, no podía dejar de hacerlo, quería que el pelinegro apartará sus ojos llenos de lágrimas de él... cuando era más pequeño no lo había salvado, había dejado que se lo llevarán, el no quería ser más su pingüinito.
-¡Se está lastimando Mew!- exclamó consternado Gulf.
-Tranquilo amor no lo hace, solo está molesto... Se va a cansar y nos dejara hablar - lo tranquilizo el castaño sintiendo las patadas de Alexander.
-¡No quiero hablar con ustedes!, Son unos estúpidos, tontos y bobos, déjenme, devuelvanme al orfanato, no me quiero ir con ustedes, los odio, los odio...- dijo entre sollozos el pequeño.
Los tres perdieron la cuenta de los minutos que habían pasado, las energías de Alexander iban acabándose poco a poco, sus gritos también iban bajando de intensidad, la lejanía que mantenía con Gulf también iba disminuyendo; cansado y con los ojos llenos de lágrimas no tuvo fuerzas para luchar con los brazos del pelinegro que se habían envuelto protectoramente alrededor de él, sus piernas se engancharon en la cintura de Gulf para esconder su cara en el hueco de su cuello, el olor que desprendía había hecho que su hipo se incrementará, recordaba muy bien ese olor, era el de su papi y no había cambiado ni un poco.
-¡Me dejaste!- murmuró contra su cuello -Me dejaste solo, ya no me querías...
-Yo siempre te quise mi pequeño, yo jamás te he olvidado- lo abrazo con más fuerza queriendo darle seguridad.
-¡Mientes!, ¡Eres un mentiroso!
-Mi amor por ti no es una mentira- le aseguro besando su cabeza - No hay día en que no piense en ti, cada noche anhelaba tenerte junto a mi...
-No te creo.
Antes esas palabras Gulf no quiso seguir insistiendo porque temía que se fuera alejar de él, no estaba preparado para otro arranque de rabia, la oficina ya era un completo desastre para dejarla peor.
Pero el momento fue interrumpido por la llegada del abogado recordándoles que tenían un vuelo que tomar, haciendo que Alexander se separara de Gulf fulminandolo con la mirada.
-No quiero ir- protesto trantando de separarse, el momento de tranquilidad había terminado.
En ese momento el tuvo que ponerlo en el suelo y dejar que Mew se hiciera cargo, no tenía corazón para tomarlo con fuerzas y dejar que peleará haciéndose daño; Alexander grito y forcejeo pero a la final termino en un asiento en medio de Mew y Gulf mientras el abogado los conducía al aeropuerto.
Abordar el avión fue otra tarea difícil, el abogado tuvo que hacerse cargo y explicar que el niño se encontraba nervioso y no quería hacerle caso a sus nuevos padres adoptivos. La seguridad del aeropuerto los dejo seguir su camino después de mostrarle toda la documentación necesaria.
El pequeño lloraba en su asiento junto a la ventana, por más que Gulf intentaba calmarlo no lo lograba ya que había puesto una barrera entre ellos y no quería dejarlos acercarse para consolarlo, gruesas lágrimas corrían por sus mejillas mientras iba con los brazos cruzados a modo de protesta, murmurando una y otra vez que no quería ir a Bangkok, incluso los pasajeros de primera clase estaban molestos y ya se habían quejado con las azafatas en varias ocasiones.
-Mi cielo por favor cálmate - le pidió nuevamente Gulf, le dolía ver el estado en el que se encontraba su niño.
-No quiero, no quiero, no quiero...
Hicieron de todo para tratar de que se relajara desde ofrecerle dulces, juegos o alguna película para ver, pero Alexander no cooperaba no quería que nadie se le acercará, así que lo dejaron tranquilo a la espera que se calmara solo, lo cual no tardo por pasar, ya que después de tanto llanto de había cansado quedándose completamente dormido, Gulf había aprovechado y lo había acurrucado en su pecho arrullando lo todo el camino, tranquilizandolo cuando el avión entraba en una zona de turbulencia.
Dos horas más tarde por fin bajaban del avión,minutos antes del aterrizaje lo habían levantado para que se pusiera el cinturón de seguridad y se sentará correctamente en el asiento y por ello había bajado nervioso aferrado a su morral que se había negado a soltar; para el era atemorizante llegar a un lugar tan grande que no conocía, estaba acostumbrado a estar en pueblos pequeños en donde podía conocer todos los lugares que lo rodeaban.
Así que no se negó cuando Mew y Gulf lo tomaron de la mano, no quería perderse, tampoco los alejo cuando se montaron en el ascensor y bajaron al estacionamiento subterráneo en dónde habían dejado el auto, se aferró a una de las piernas de Mew cuando uno de los autos les había pitado mientras caminaban, todo era demasiado grande y diferente para sus ojos, estaba aterrado.
Pero después de encontrarse en la seguridad del auto el niño volvió a colocar una barrera entre ellos; llegaron a casa después de un estresante viaje desde el aeropuerto, Alexander se había sentado en posición fetal cerca de la puerta del auto mirando mal todo a su alrededor, la puerta tenía el seguro anti niños por lo cual no se preocuparon cuando todo el camino el pequeño estuvo jalando al palanca queriendo abrír la puerta.
Al llegar a la casa se dieron cuenta que habían colocado un letrero que decía "Bienvenido a casa Alexander"
-Mi papá está adentro, el y Lamai hicieron eso para ti- hablo Gulf dándole una sonrisa, no importaba cuánto el pequeño lo alejara el estaba feliz por tener nuevamente a su niño en casa.
Entraron y fueron recibidos con serpentinas y gritos de alegria, Mew cargo a Lamai cuando ella salió corriendo hacia él, podía estar emocionada por la llegada de su hermano pero había extrañado a sus papis, al abuelo Bass no le gustaba desayunar panqueques con chocolate.
-Bienvenido a casa, sigues siendo un pequeño caballerito- lo saludo Bass manteniendo su distancia, algo en la mirada de su hijo le hizo saber que el niño aún no estaba listo para un abrazo de alguien que seguramente no recordaba.
Pero no así lo hizo Lamai que no había notado nada raro, y después de que Mew la dejara en el suelo fue abrazar a Alexander terminando tirada en el suelo.
-¿Y tú quien eres?- pregunto el pequeño con el ceño fruncido.
-Soy Lamai, tu hermana ¿Porque no me dejas abrazarte?
-No me gustan los abrazos.
-Pero a todos le gustan mis abrazos- le respondió ella con un tierno puchero.
-Pues a mi no.
-Ya verás que te van a gustar si lo sigo haciendo- le dijo Lamai como si nada, ya que no sé iba a dar por vencida a su hermano mayor le iban a gustar sus abrazos tal como le gustaban a todos.
Y para demostrarlo ya estába lista para darle un nuevo abrazo, pero antes de que se pudiera terminar de acercar Bass la había detenido poniendo una mano en su hombro, lo hizo porque vio el miedo pasar por los ojos de Mew y Gulf, los abrazos iban a tener que esperar por un tiempo, ese niño no estaba en un buen estado emocional y había mucho que hacer para que los aceptará, ellos nunca se engañaron que todo iba a ser color de rosas cuando lo trajeran a casa, no obstante, Bass no espero encontrar esa barrera que había entre el niño y todos los demás ¿Por cuanto habría pasado ese pequeño para que estuviera así?.
-Lamai acompáñame a la cocina a buscar una cosa- la tomo de la mano Bass queriendo dejar a los otros a solas.
-¿Que cosa?- pregunto Lamai confundida ella no recordaba que su abuelito hubiese dejado algo en especial en la cocina.
-Una que está en la cocina, tu solo acompáñame- la verdad es que si había algo que buscar pero Lamai no lo sabía.
Alexander solo miro como se alejaban en dirección a lo que parecía quedaba la cocina, sin entender la alegría de la niña por ir alli, después fue dirigido a la sala en donde decidió sentarse en un sofá individual lo más alejado posible de Mew y Gulf.
-Estábamos esperando que llegarán para merendar- hablo Bass entrando con una bandeja -Mary preparo algo muy delicioso en honor a la llegada de Alexander.
-No tengo hambre- contesto rápidamente el niño.
-Cielo, tienes que comer- le dijo en un tono suave Gulf - No has comido nada desde la mañana y te negaste a comer algo en el avión.
-No tengo hambre, no quiero nada que venga de ti.
Esas palabras fueron una nueva puñalada al corazón del pelinegro pero mantuvo su rostro sereno aferrándose a la mano de su esposo, quien lo había sostenido desde que se sentaron para darle fuerzas.
Lamai ajena a lo que sucedía regreso de la cocina saltando con un recipiente lleno de galletas, detrás de ella venía Chopper, que ahora perseguía a la pequeña por todos los rincones de la casa, Bass ya había encontrado al cachorro durmiendo en la puerta del cuarto de la niña y temía que pronto su hijo se encontraría con la sorpresa del cachorro durmiendo con Lamai cuando fuera a checarla por la noche.
-Estas las hizo Mary especialmente para ti, tienen doble chocolate y mucha lluvia de caramelo de colores- le dijo emocionada tendiendole las galletas.
Esta vez Alexander no la rechazo y tomo el recipiente regalándole una pequeña sonrisa, Lamai sonrió devuelta y lo abrazo haciendo que los demás se tensaran, pero para su tranquilidad el niño no la rechazó, al parecer los abrazos de Lamai si le gustaban a todos sin excepción.
Desde la entrada de la sala Mirian observaba todo, estudiando la dinámica del niño con sus jefes y Lamai, y por lo que había visto hasta ahora iba a tener mucho trabajo, pero salió de sus pensamientos cuando Gulf le hizo un gesto para que se acercara.
-Cielo ya conoces a Lamai y a mi papá Bass- le dijo Gulf a lo que el niño asintió entretenido comiendo sus galletas -Ahora quiero que conozcas a la señorita Mirian, ella es la niñera de Lamai y a partir de hoy también será la tuya, los cuidara mientras nosotros estemos en el trabajo.
-Yo sé cuidarme solo...
-Estoy seguro de eso, pero no es necesario que lo hagas aquí, cualquier cosa que necesites se la puedes pedir a la señorita Mirian al igual que lo hace Lamai.
-Hola, joven Alexander- lo saludo la mujer.
-Hola, Mirian.
-Tienes que decirle señorita Mirian- lo corrigió Lamai sin perder su sonrisa -Debes decirle así porque ella es un adulto.
-¿Y si no quiero?- la desafío Alexander.
-Tienes que hacerlo, es lo correcto.
-Pues no lo voy hacer- se cruzó de brazos testarudo, los adultos en su vida no habían sido buenas personas, a sus cuidadores anteriores no les importaba su bienestar y cuando les pedía algo nunca se lo daban o se hacian los sordos.
-Alexander- intervino Mew -Debes hacer caso a lo que te diga la señorita Mirian, si ella te pide que la llames así, lo debes de hacer.
-¿Porqué?
-Porque si a ti no te gusta que te digamos pingüinito, entonces debes escuchar a las otras personas y llamarlas como ellas lo indican- el pequeño solo bufo y siguió comiendo sus galletas.
En ese momento Mirian decidió llevarse a Lamai a la cocina para que comiera su propia merienda alli, era algo tarde y a pesar de la emoción de tener a su hermano en casa debía seguir sus rutinas.
-Te enseñaremos tu habitación- se puso de pie Gulf -Debes estar cansado después del viaje, si quieres puedes dormir un rato y nosotros te despertamos cuando sea la hora de la cena.
-No soy un bebé para dormir a mitad de la tarde, no estoy cansado y no quiero conocer una fea habitación- se enfurruño nuevamente el niño.
Al parecer la buena actitud de Alexander solo estaba reservada para Lamai que hasta ahora era la única que había logrado sacarle una sonrisa y un abrazo, subieron al segundo piso y a pesar de su renuencia de ver cuál sería su habitación iba delante de ellos viendo todo a su alrededor.
-Esta es la puerta de la habitación de Lamai- le señaló Gulf la puerta con flores rosadas -La otra es la habitación de invitados, allí se está quedando mi papá Bass con su novio, y está es la tuya.
Alexander entro al espacioso e iluminado lugar, Mew dejo su morral sobre la cama a la espera de la evaluación final del pequeño.
-No me gusta, no la quiero- dijo finalmente manifestando su descontento.
-Hay que hacerle unos cambios, eras apenas una bebé cuando dormías aquí y no hemos cambiado casi nada, también podemos comprarte juguetes y ropa, no sabíamos que era lo que te gustaba ahora y por ello no quisimos arreglarla.
-No quiero nada de aquí, no quiero las tontas paredes, ni los peluches, ni las tontas sábanas de la cama, quiero irme de aquí, no los quiero cerca.
Ambos suspiraron, no sería nada sencillo la nueva adaptación de Alexander a ellos, pero no se iban a rendir, solo tenían que tener paciencia.
-Podemos cambiar las paredes para que ya no tengan a los Backyardigans, también podemos buscar sábanas nuevas... Los peluches los podemos donar y comprarte los juguetes que te gustan para que te sientas a gusto- hablo el pelinegro resignado, ellos aparte de la razón que le habían dado paga no cambiar nada , también habían mantenido todo en su lugar con la esperanza que se diera cuenta que siempre habían esperado que regresará.
-Eres un tonto, no entiendes nada, no quiero nada de esto porque no quiero quedarme aquí...
-Si no quieres nada, entonces tampoco quieres irte- hablo Lamai entrando en la habitación -Tu eres el tonto, no mi papi.
-Cállate, tonta...
-Tu cállate, estupido.
-No me llames así...
-Yo te llamo como yo quiera.
-Eres una...
-¡NIÑOS!- intervino Gulf tomando el hombro de la pequeña - No pueden discutir de esa forma, Lamai no vuelvas llamar estupido a Alex; y Alex no vuelvas a llamar tonta a Lamai.
-Pero es una niña tonta- protesto el niño.
-¿Eso es lo único que sabes decir?- pregunto Lamai cruzándose de brazos -No me hables hasta que se te ocurra algo mejor, me iré a jugar con Chopper- salió indignada de la habitación, siendo seguida por Alexander.
-No me dejes hablando solo Lamai.
Mew y Gulf solo se miraron entre si antes de reír silenciosamente, tal vez su Alex no los quería cerca y detestaba cada cosa que ellos le mostraban u ofrecían, había mucho camino por delante e iba a ser un camino condenadamente difícil, no sabían cuánto tiempo les llevaría ganarse a Alexander nuevamente, ni cuando los dejaría abrazarlo sin que estuviera asustado, pero una cosa era segura y los tenía muy emocionados su pequeña Lamai ya lo tenía comiéndo en su pequeña mano.
-¿Quieres jugar conmigo y Chopper?- escucharon a la niña decirle, la discusión ya había pasado -Pero debemos tener cuidado para que no se haga pipí en la alfombra, abue Bass dijo que nos haría limpiar con cepillos de dientes si dejamos que eso pase- continuo la niña explicándole las reglas para jugar con el perrito dentro de la casa.
Alexander solo asintió y tomo a Chopper en brazos mientras escuchaba como Lamai le explicaba las reglas del juego que quería jugar, Mew, Gulf y Bass se habían instalado en la sala viendo como los dos pequeños jugaban alegremente con el perrito.
El niño sereno, tranquilo y amoroso seguía allí, Mew y Gulf tenían la esperanza de demostrarle que no necesita usar su máscara de rebeldía con ellos, no iba a tener que defenderse de nadie más, iban a terminar con todos los miedos que tenía en su cabeza, costará lo que costará, tenían un punto a favor su pequeña Lamai se lo había ganado sin ningún problema.
Hola a todos, feliz inicio de semana este fue el capítulo de hoy las cosas no serán fáciles con Alexander pero Lamai ya está haciendo su magia en él.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro