Capítulo 3
Mew y Gulf volvieron a sus trabajos un poco más tarde de la hora acordada, pero regresaron a cumplir con su deber, ellos eran piezas importantes para sus empresas y se alegraban de serlo, cosa que no querían cambiar por ahora, se sumergieron entre papeles, correos electrónicos y reuniones sin darse cuenta de la hora, aunque aún rondaba en sus cabezas la discusión que habían tenido a último segundo en el estacionamiento de la oficina del abogado.
Ninguna de las dos familias quería entender su posición, todos ellos solo veían lo que les importaba y debían hacer lo que ellos quisieran, siendo Samantha la promotora del asunto, una mujer que se quería dar de perfecta cuando no tenía moral, ni autoridad para decidir lo que se debía hacer.
Inicio Flashback
Cuando la pareja salió al estacionamiento, allí los estaban esperando todos los demás cerca de sus autos, ellos le dijeron que se apartarán que debían volver al trabajo, ya habían perdido mucho tiempo en la lectura del testamento.
—¡No pueden irse así!, Lamai es su responsabilidad, mi esposo debe ir a una consulta médica y no nos podemos seguir haciendo cargo de la niña—. Se quejo la señora Thanas viéndolos con el ceño fruncido.
—Lo siento por ustedes, pero yo no voy a dejar mi trabajo, ustedes no me hicieron caso cuando les dije que no podía cuidarla y en mi oficina no se aceptan niños—, hablo Gulf sacando las llaves de su auto del bolsillo.
—A mí no me miren tengo una reunión importante que no puedo posponer, tampoco tengo tiempo para cuidarla, como les dije hacerme cargo de Lamai no estaba en mis planes, pueden tomar un taxi y llevársela a casa, nosotros corremos con el gasto—, dijo Mew metido en su teléfono contestando mensajes de la oficina.
—No pueden... — Intento comenzar su protesta Samantha.
—Nosotros se lo advertimos, ustedes fueron los que declinaron cuidarla, hoy no podemos hacer nada por ella—. Añadió el pelinegro molesto abriendo la puerta de su auto.
—¿A qué hora irán a buscarla? —, pregunto Kulap Suppasit tomando la mano de su nieta.
—No creo que salga antes de la media noche—. Les adelanto Gulf pensando en todo lo que tenía que hacer ese día.
—Y yo pasaré por él, así que tampoco esperen que yo la busque—. Se excuso rápidamente Mew.
—Gulf tiene su propuso auto, tú puedes pasar buscando a la niña en cuanto salgas del trabajo—. Protesto Sammy viendo a su cuñado.
—Lo siento, pero no pretenderás que yo dejé que mi esposo ande después de la media noche solo por las calles de Bangkok, estás como loca.
Después de esas palabras ambos se subieron a sus respectivos autos, dejando atrás a todos molestos y a Lamai diciéndoles adiós con su manita mientras abrazaba una muñeca con la otra; ella no entendía muy bien lo que sucedía, pero si sabía que tarde o temprano se iría con su tío Gulfy y su tío Mewnie.
Fin Flashback
Y si fue cierto que Gulf no termino antes de la media noche, ya era de madrugada cuando por fin pudo terminar con sus pendientes, Mew había llegado a las 12:30 y se instaló en el cómodo sofá de su oficina a esperar que el terminará con lo que estaba haciendo.
Por lo cual, ya eran las 2 de la mañana cuando por fin hicieron su llegada a la casa Suppasit, y como era de esperarse allí se encontraron con unas molestas Kulap y Samantha que echaban chispas por la inconciencia de la pareja de no tratar de llegar antes.
—Lamai esta dormida, lo hizo hace horas y antes de me lo digan no vengan con su excusa de que nosotros se los advertimos—. La primera en hablar fue una molesta señora Suppasit.
—Aunque no lo quieran escuchar lo tendrán que hacer, porque les dijimos que no podíamos hacernos cargo de ella y que teníamos mucho trabajo; saben que... no tengo tiempo para estar dando explicaciones, vayan por Lamai para irnos que me estoy durmiendo y mañana tengo que volver al trabajo, bueno hoy—, hablo Gulf viendo su reloj, no queriendo escuchar las quejas de su suegra, estaba muy cansado y quería volver a su casa y meterse en su cómoda cama junto a su marido.
—¿Piensas ir a trabajar mañana? —, pregunto horrorizada Sammy.
—Si aún tengo mucho trabajo acumulado no puedo andar faltando.
—¿Y tú Mew?, ¿también vas a trabajar? —, interrogo ahora Kulap con una mirada de desaprobación.
—Así es, al igual que Gulf tengo trabajo atrasado.
—¡Pero es sábado! —, exclamó indignada Samantha.
—Y eso que tiene que ver, si hay trabajo hay que hacerlo, no se cuándo ustedes van entender que nosotros somos más que unos empleados en nuestras empresas, nosotros formamos parte de los jefes de áreas y tenemos muchas responsabilidades, que dejamos de lado estos días por estar al tanto de todo lo concerniente al funeral de mi hermano y su mujer—. Les explico Mew ya molesto con la situación.
—Yo creo que es mejor que Lamai termine de pasar la noche aquí, ya es tarde y si como dicen no van estar con ella en la mañana, hagan su trabajo y después vengan a buscarla—. Se rindió la señora Suppasit pensando en su nieta.
—¡Por fin se les ocurre algo coherente!, cuando terminemos de trabajar venimos por ella—, hablo aliviado el pelinegro que no entendía la insistencia de que ellos se quedarán con la pequeña, cuando podían cuidarla perfectamente recibiendo su ayuda económica.
—Yo les propongo algo mejor, puedo llevarla yo misma junto a sus cosas, instalarla y esperar que ustedes lleguen—. Se ofreció Samantha no queriendo que evadieran la responsabilidad que su hermana y cuñado le habían dejado.
—Tu no vas a entrar en mi casa sin mi presencia, mucho menos con esos hijos tuyos que la última vez que estuvieron allí mancharon mis muebles y mi alfombra, si quieres llevarla yo te avisaré en cuanto llegue a casa—, hablo exaltado Gulf recordando aquel incidente donde esos niños derramaron jugo sobre sus preciosos muebles.
—¡Por dios!, son niños pequeños por supuesto que ocasionan uno que otro desastre, tampoco es para tanto después de todo pudiste limpiarlos—. Defendió a sus retoños la mujer.
—Si, bien cara que salió la limpieza—, dijo por lo bajo Mew, pero siendo oído por las dos mujeres que solo pudieron avergonzarse.
Después de eso ambos salieron de la casa y abordaron su auto, pensando que en poco tiempo tendrían a la niña con ellos y ya no serían solo dos, habría otra personita compartiendo su espacio y no estaban nada preparados para ello.
La jornada de trabajo del sábado duro más de lo que pensaban, ya eran las 7 de la noche cuando Gulf por fin llegó a su casa, Mew había logrado salir antes y se había hecho cargo de acondicionar una habitación para Lamai.
Pero eso no lo salvo de tener que llamar a su suegra, para avisarle que ya estaban listos para recibir a Lamai y escuchar los lamentos de la mujer sobre lo que habían encontrado en el departamento que le había alquilado a Thorn y Kanya, al parecer no tenían las condiciones necesarias para tener una niña.
Al bajar de su auto, noto que su vecina llegaba junto con sus hijos, una señorita de ya 15 años y unos gemelos de 10 años, la mujer había sido su vecina desde que sus hijos más pequeños tenían 3 años y nunca habían cruzado palabras más que cuando iban a su puerta a venderle galletas de las niñas exploradoras.
—¡Hola! —. La saludo dejándola sorprendida, pero igual le devolvió la sonrisa para luego mirar a sus hijos y estos dijeran "buenas señor"
—Hola soy Rosa—. Se presentó la mujer de orígenes latinos acercándose a los arbustos que dividían ambas propiedades —¿Puedo ayudarlo en algo?
—Mucho gusto soy Gulf, disculpe que me presente hasta ahora, pero al verla a usted y a sus hijos se me vino una pregunta a la cabeza.
—No se preocupe, me imagino que es un hombre muy ocupado, dígame para ver si lo puedo ayudar—. Le dio una sonrisa amigable la mujer.
—Me preguntaba: ¿a qué colegio van sus hijos?, es que mi sobrina a partir de hoy vivirá con nosotros y no está en mis planes cruzar la ciudad de un extremo a otro para llevarla a su antigua escuela—. Le dijo por fin el pelinegro.
—No se preocupe, lo entiendo, a mí también me pasó lo mismo cuando nos mudamos, mi hija Sol también estaba en un colegio muy distante de aquí, pero ahora están en uno a media hora de distancia, tienen un excelente sistema de transporte, pasan todos los días por la puerta de nuestras casas puntualmente a la misma hora, los regresan cuando terminan sus clases y talleres extras, por ejemplo, mis hijos tienen futbol después de clases por lo que regresan a casa a las 6, hacen su tarea y a dormir—. Le explicó Rosa las ventajas del colegio al que iban sus hijos.
—Eso suena estupendo, mi esposo y yo trabajamos a tiempo completo y estaría bien que la niña esté ocupada mientras no estamos—, dijo Gulf con una sonrisa gustándole lo que estaba escuchando.
—Te daré la información completa del colegio mañana para que puedas hacer una cita, te entiendo, yo también trabajo y es una ayuda tenerlos a tiempo completo en la escuela.
Gulf estuvo contento de encontrar a alguien que comprendiera el dilema que estaban pasando Mew y el, y no lo juzgará por mandar a la niña a una escuela de tiempo completo, intercambio números telefónicos con Rosa y se despidieron cada quien tomando su camino.
Al entrar a la casa el pelinegro se encontró con una escena un poco bizarra, su marido caminaba de un lado a otro pasándose los dedos por su hermoso cabello castaño, delatando lo nervioso que estaba y a punto de tener un ataque de pánico.
—¿Que sucede? —, pregunto mientras se acercaba y lo tomaba de la mano llevándolo hacia el sofá, para luego sentarse a horcadas sobre él y abrazarlo.
—No estoy preparado para que Lamai venga a vivir con nosotros, no quiero cambiar nuestros hábitos, no entiendo porque todos piensan que es nuestra responsabilidad hacernos cargo de ella—, respondió el hombre mientras hundía su cara en el cuello de su esposo e inspiraba su aroma.
—Yo tampoco estoy preparado para ello, pero ya no podemos hacer nada, sus abuelos y tu hermano no quieren hacerse cargo de ella, ni siquiera con nuestro apoyo económico, solo piensa que será por un tiempo como tú mismo dijiste y luego volveremos a ser simplemente nosotros dos—. Trato de tranquilizarlo el pelinegro que tampoco estaba muy conforme con la situación.
Mew asintió y apretó a Gulf contra su cuerpo para luego levantar la cara y besarlo desesperadamente, necesitaba sentir a su esposo unos instantes, perderse en sus besos, sentir que estaban juntos para enfrentar lo que se les venía con la llegada de su sobrina; el pelinegro le respondió inmediatamente, no tenía intención de apartarlo sabía que era uno de los últimos momentos que podrían hacer eso en la sala de su casa fuera de los ojos curiosos de la niña.
Su momento fue interrumpido cuando escucharon un auto estacionarse en la entrada, seguido de las voces de varios niños que llegaron haciendo escándalo a su casa, cosa que hizo que ambos suspiraran y pegaran sus frentes armándose de paciencia antes de dirigirse a la puerta y abrirle a la entrometida de Samantha que era la que había llegado trayéndoles a la pequeña.
Para su sorpresa cuando abrieron la puerta se encontraron con toda la familia en pleno, lo que incluía ambos pares de abuelos y a Bosston y Sammy con sus cuatro hijos, no sabían que hacían todos ellos allí, pero ahí estaban.
Después de todo la niña no tenía muchas cosas que acomodar en su nueva habitación, ya que solo contaba con dos cajas que contenían en su mayoría sus ropas y un pequeño baúl con sus juguetes, que para sorpresa de Gulf eran todos lo que él y Mew le habían regalado desde que nació, no podía creer que sus padres no le hubieran comprado nada desde entonces, y lo mismo paso cuando empezó acomodar la ropa de la niña, casi toda eran vestidos y conjuntos que él había escogido y enviado en ocasiones especiales para la pequeña.
Una vez que terminaron de acomodar todo se despidieron de los Thanas y Suppasit, pues Bosston había alegado que debían irse temprano para poder devolver a los más ancianos a su casa, pero no sin antes llevarse parte de la cena que había comprado Mew antes de llegar a casa y que pretendía compartir con su esposo y Lamai.
Otro milagro que había ocurrido en su visita, fue que los pequeños monstruos de Samantha se habían quedado en el jardín reduciendo las posibilidades de que rompieran algo dentro de su casa; pero eso no libro a Gulf de la charla de las mujeres de cómo debía atender a la pequeña y que debía hacer en las noches ya que a veces se levantaba llorando, además de advertirle que debían hacer todo lo posible para que se adaptará a su nuevo hogar.
Momento que aprovecho Gulf para decirles que se había tomado la semana que comenzaba como libre, el fin era hacerse cargo de Lamai y por eso tuvo que trabajar duramente el viernes y sábado, dejando satisfecha a su suegra que pensó que estaban recapacitando e iban a comportarse como se esperaba con su nieta.
Cuando la realidad era otra, Gulf se había tomado los días libres porque se iba hacer cargo del cambio de colegio de la niña, lo cual no menciono ya que sabía cómo se pondría Samantha alegándole que no podía sacarla de su entorno conocido y el bla bla bla que le encantaba dar, porque ella era la única que tenía la razón.
Un incidente que pasó mientras todos estuvieron allí, fue que cuando Gulf preparaba la cena de Lamai y apartaba la comida que se iban a llevar los otros, la pequeña entro por la puerta trasera con lágrimas en los ojos.
—Tío Gulf—. Lo llamo por primera vez por su nombre correctamente.
—¿Qué pasa?
—¿Tú me quieres? —, pregunto la pequeña abrazándose a sus piernas mientras sus lágrimas se incrementaban.
—¿Qué tipo de pregunta es esa Lamai? —. La interrogó el pelinegro no sabiendo de dónde había sacado semejante pregunta.
—Es que mis primos me dijeron, que ustedes no quieren que me quedé aquí y por eso me van hacer dormir a en el jardín en una casa de perros—, respondió entre sollozos Lamai.
Ante esto Gulf fulminó con la mirada a Samantha, que por primera vez en días tuvo algo de vergüenza, se sonrojo y miro para otro lado, por lo que ignorándola se concentró en la pequeñita y con mucha paciencia la cargo y le dijo:
—Eso es mentira, Mew y yo te queremos mucho y por eso tendrás tu propia habitación de princesas allá arriba, los que pueden terminar durmiendo en una casa de perros en el jardín son tus primos...
—¡Gulf!... ¡solo son niños!... hablan sin ninguna intención de lastimar—, hablo Sammy defendiendo a sus hijos.
—Ahórrate tus excusas y educa mejor a tus hijos—, respondido el pelinegro con el ceño fruncido
Pero antes de que la mujer pudiera replicar, había llegado Bosston y así terminaron yéndose todos de su casa, dejándolo aliviado de que volviera el silencio al que tanto estaba acostumbrado.
Solo eran tres, era su primera noche como más de dos en la casa y la única que estaba feliz era Lamai, porque a pesar de que Gulf le había dicho que ellos la querían, no estaban preparados para ser sus tíos a tiempo completo.
Ya saben que Gulf y Mew si la quieren solo que no están preparados para asumir la responsabilidad
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro