16
Sigo sin salir de la habitación, solo estoy pegada al celular chateando con mi novio.
Si, mi novio. Adoro tanto ese término.
Creo que cuando nos gusta una persona nos volvemos algo estúpidas y creemos que todo estará bien con tan solo un lindo mensaje de buenos días.
Daniel y yo, nos escapamos a la playa el día que cumplimos un mes y luego nos escapamos dos semanas después para el cine. Obviamente que mi padre se enteró de mis escapadas pero Danna siempre me cubría diciendo que andaba con ella.
«Como la adoro»
Avellana My Love: Me gustaría salir hoy por la noche contigo amor, ¿Quieres?.
Yo: Me gustaría, pero, tendría que hablar con mi papá y es lo último que quiero.
Avellana My Love: Pero es tu padre amor, no deberias pelearte tanto con él.
Yo: Él nunca me entiende.
Avellana My Love: Entonces trata de entenderlo tú a él y así será mejor, con rabias y pataletas no resolverás nada.
Que fastidio cuando tiene la razón.
Yo: Ok, hablaré con él.
Avellana My Love: Vale, te quiero.
Yo: Te quiero más.
Me arreglo la pijama y bajo hasta la cocina. Todos los empleados están en sus labores y la casa se siente tranquila.
—Buenas tardes, señorita.— saluda la nueva cocinera.— ¿Se le ofrece algo?
—Tranquila...
—Brett.— recalca cuando me quedo recordando su nombre.
—Disculpa, se me olvidan las cosas.
—No se preocupe.
Tomo un vaso de jugo de naranja y me dirijo al despacho de papá.
Tomo 3 veces hasta escuchar el "adelante".
—Buenas tardes.— saludo. Luce una camisa de botones blanca y su pantalón jeans con zapatillas deportivas.
—Te acordaste que yo existía.— sonríe.— ¿Que se te ofrece?.
—Vine con la banderita de la paz.— sonrío.— Ok, está bien. Entiendo que yo haya metido y he cometido actos fuera de lo normal, pero ya no quiero que tú y yo estemos molesto ¿Vale?
—¿De donde salió tanta amabilidad?.— se cruza de brazos.
—Es que quiero salir esta noche con Daniel.— bato mis pestañas inocentemente.
—¿Y si la respuesta fuera un "no"?.
—Anda papi.— camino hasta su puesto poniéndome detrás de el y rodeando su cuello con mis brazos.— Es un buen chico, dale una oportunidad y te prometo que no te arrepentirás.
—Alyx.— suspira.— No quiero que salgas con cualquier muchacho, yo soy hombre y conozco muy bien a los de mi raza.
—Tú eres un rompecorazones, pero Dani es distinto.— beso su mejilla.— Y sabes que te amo muchote así me rompas el corazón a mí también.
—Jamás le rompería el corazón a mí princesa.— voltea para mirarme y es increíble lo tanto que me parezco a mi padre.— Tú si me lo has roto a mí.
—Te amo, ¿Sabías?.
—Obvio, imposible no amarme.— me agarra y me sienta en sus piernas estrechando me suavemente.— tienes permiso hasta las once.
¡SIIIIII!
—Perfecto.— me levanto, le doy otra beso en la mejilla, le recalco lo mucho que lo amo y salgo en carreras para mi alcoba.
Entro y tomo mi celular.
Yo: Amor, tengo permiso hasta las once.
Avellana My Love: Excelente, paso por ti a las 7:00pm.
Avellana My Love: ¿Cómo obtuviste el permiso?.
Yo: Más tarde te cuento.
Corrí a buscar algún vestido bonito, y luego de dos horas ya tenía el vestido indicado.
Comencé a arreglarme, Jessica entró a ayudarme y a ponerme muy guapa. Sabía que luciría preciosamente sencilla pero fabulosa.
—Diviértete.— sonrió por el reflejo del espejo.
—Gracias.— le agradezco. Sé que he sido una hija de puta con todo el personal de servicio pero estando con Dani me he dado cuenta de su humanidad y cortesía hacía sus empleados y yo quiero cambiar para bien.
Bajo y mi padre se encuentra en el vestíbulo hablando con mi novio el cual sonríe cuando papá le dice algo en voz bajita.
—Buenas.— saludo llegando al pies de la escalera.
—Que guapa.— me halaga mi padre.— ¿Ese vestido no está muy corto?.
—Está perfecto, señor.— habla Jessica salvando me.
—Como digan.— pone los ojos en blanco.— Tienes permiso hasta las once, nada de comer mariscos o cosas muy pesadas.— me informa lo que debo y no comer, me da mis mil y un regaños hasta que por fin me deja salir.— Dejaré las luces encendidas.— besa mi coronilla.— Diviértete.
Entro al auto con Daniel que me mira con el celo fruncido.
—¿Qué?.— le pregunto una vez avanza.
—¿Que hiciste para que te dieran permiso?.
—Solo bajé la guardia y hablé con mi padre.— beso su mejilla.
—Tu papá es un hombre de carácter fuerte pero de gran corazón.— sonríe mirando el camino y mi corazón se agranda.
—Gracias por notarlo.— muerdo el interior de mi mejilla.— ¿A donde iremos?.
—Es una sorpresa.
No decimos nada el resto del camino, él solo se encarga de conducir y yo de ver estupideces en mi iPhone. Su olor masculino es algo a lo que ya estoy acostumbrada y eso hace que cada dos minutos mueva mi mirada hacia él.
Luce una camisa manga larga de botones color vino, un jeans y zapatillas casuales color vino. Su cabello era una mata de rulos preciosos y sus ojos brillaban con la luz del camino.
Recuerdo ser una chica que odiaba a las personas, que odiaba al mundo, que amaba la soledad y ahora estoy tan entregada a ese sentimiento que estoy cambiando para ser una chica mejor. Dejar mis inseguridades, mis miedos y mis traumas son algo que me está costando pero que en realidad no es imposible.
—Llegamos.— habla sacándome de mis pensamientos.
Estamos frente un hotel de lujo, que hace unos años mi papá rentó para su compromiso que rompió dos semanas después.
—¿Que hacemos aquí?.— volteo para verlo y ...
Sus labios chocan con los míos.
—Aquí cenaremos.— dice luego de separarse de mí.
Baja y yo hago lo mismo, se me acerca, toma mi mano y avanzamos para adentrarnos en el enorme hotel. Al llegar al ascensor él marca el piso siete, las puertas se abren ...
«Dios mío, ¿Que es esto?»
Todo está decorado con rosas blancas y azules. Nada de rojo y rosado, no.
Todo, absolutamente todo está de blanco y azul.
—¿Te gusta?.— me pregunta tomando de la cintura por detrás y aspirando el perfume de mi cuello.
—Me encanta.— susurro pegándome más a su torso.— Todo está precioso.
—Como tú.- su cálida voz me hace estremecer, este chico me va a matar de un ataque cardíaco.— Comamos, muero de hambre.
Esa simple oración me hace sonreír porque obviamente sentí su erección en mi espalda.
Lo sigo hasta una mesa decorada repleta de comida francesa, italiana y china.
Estoy tan acostumbrada a esas comidas que ya las reconozco a simple vista.
Pero, solo alcancé a comer una rebanada de pizza con coca-cola. No me gustaba comer mucho y además estaba muy apenada con mi pareja por no regalarle nada y el me decoró todo este piso.
—¿Por qué no comes más?.— me miró esperando una respuesta.
—No tengo apetito.— desvío la mirada hacia el globo de oso azul.
—No te creo.
—No es mi problema.— me encojo de hombros.
Nos quedamos en silencio por largos minutos.
—Alyx.— mi nombre en su boca sonaba tan espectacular.
—¿Mmm?
—Te quiero preguntar algo pero no quiero que ofendas o pienses mal.
—¿Qué es?.— alzo una ceja.
—¿Quien fue tu primera vez?.— seguido de la pregunta se recuesta del espaldar de su silla y yo me muevo incómoda en la mía.
—¿Como sabes que no fuiste mi primera vez si ambos estábamos ebrios?.— pregunto para no sonar tan rara.
—Es obvio que lo noté amor.— su preciosa voz no me dejaba pensar en alguna mentira, pero, él es mi pareja así que merece que le diga la verdad.— Jamás te juzgaría por tu pasado, solo es mera curiosidad.
—Bien.— suspiré.— La perdí a los 14 años, un día que papá no estaba y todos estaban en sus respectivos labores.— comencé a jugar con el mantel.— Jhonathan y yo no solíamos convivir mucho, éramos mejores amigos pero el prefería a Brenda y no a mí. Mi papá y su mamá llevaban mucho tiempo separados pero el igual iba a casa cuando Brenda me visitaba, entonces un día el y yo comenzamos a tocarnos por curiosidad y entonces pasó, pasó y cada que nos dejaban solos repetíamos.
—Wow.— su sonrisa ladina me confirma que no se molestó en lo absoluto.— Ustedes eran un peligro para la humanidad.
—¡Oye!.— le lazo una servilleta.— Cuando uno no es consiente de nada hace cosas que te arrepientes luego.
—¿Y te arrepientes de eso?.
—Un poco.
Se levanta y se mueve hasta mi puesto para ayudarme a incorporar.
—¿Quieres ver una película?.
¿Podría amar más a este hombre?
—Si.— tomé su mano y me levanté, pero acto seguido se posicionó detrás de mí para taparme los ojos con sus manos.— ¿Qué haces?.
—Llevando te a tu segunda sorpresa.— habló bajito en mi oído.
Caminé a tropezones por el camino recorrido mientras que él solo se burlaba de lo mal que era para caminar así.
—Sorpresa.— me quitó las manos de mis ojos y ¡OH POR DIOS! Toda la habitación estaba decorada con pétalos de rosas blancas y azul, habían globos en el techo y bambalinas a juego.
—Que precioso está todo.— recorrí la habitación con la mirada y sonriendo como una tonta.
—Como tú.— volteé para verlo y estaba recostado del umbral de la puerta con los brazos cruzados. Me acerqué para besarlo el cuál se profundizó de manera divina.
Para nadie era un secreto las ganas que ambos nos teníamos, hasta Danna que es la mas lenta para captar las cosas se daba cuenta las miradas llenas de deseo que vivían entre su hermano y yo.
—¿Quieres que lo hagamos como una primera vez?.— hablo contra mi boca, sus labios rozando los míos y sus ojos avellanas en el azul de los míos.
—Si.— susurré. Su boca se apoderó nuevamente de la mia mientras que me levantaba y yo arrendaba mis piernas en su cintura.
Sentía su bulto y le daba gracias al creador por haberme puesto ese vestido con bragas de encaje.
Al caer en la cama nuestro aura de lujuria y deseo aumentaba y mi cosita se mojaba que a tal punto sentía una piscina.
Gemí cuando comenzó a besarme el cuello y masajear mis pechos a su antojo, su olor masculino me ponía a millón y se sentía de maravilla.
Quitó mi vestido dejándome solo en bragas ya que no usé sujetador para el vestido.
Acto seguido devoraba mis pechos mientras que yo era un sonido entre gemir y jadear.
—Eres divina, Alyx.— habló con voz ronca.
Sus manos recorrían cada parte de mi cuerpo como si quisiera estudiarla o grabarla en sus palmas.
Bajó mis bragas y poco a poco fue bajando por mi abdomen llenándolo de besos hasta que sentí sus labios en mi vulva.
—Daniel.— mi tembló, me incorporé rápidamente nerviosa.
—¿Pasa algo?.— se veía la preocupación en sus ojos que ahora parecían negros.
—Pues... Yo... Yo nunca he hecho eso.— sonaba patética.— Quiero decir, nunca me han besado ahí abajo.
Sonrió y sentí mi cara arder, Daniel es el típico chico que cualquier chica quisiera tener.
—Será tu primera vez.— besó mi boca y apoyé mis codos en la cama mientras el volvía a bajar a zona.
¡Dios! Que bien se siente.
Su lengua trazaba círculos, me chupaba, jalaba, daba suaves mordiscos y cuanto más lo miraba más caliente me ponía.
Subió otra vez a mi boca para que yo probara mi sabor. Era un sabor extraño pero nada desagradable.
Empezó a sacarse su ropa y al estar completamente desnudo se vino hacia mí, si tallo era como un tronco de lo duro que estaba, sus venas se marcaban y no podía dejar de desearlo dentro de mí.
—¿Segura que quieres?.— preguntó estimulando me con su miembro.
Asentí y lo introdujo.
¡Dios! Si este es el cielo con gusto me quedo a aquí.
—Aah.— gemí fuerte a sentir lo duro que era y juro que lo sentí palpitar.
Los movimientos comenzaron y los gemidos y jadeos también.
Eran movimientos suaves que me volvían loca, pero, yo quería que me dieran como cajón que no cierra.
El primer orgasmo fue delicioso porque de verdad que se sintió bien.
—¿Tomas píldoras?.— su pregunta me tomó por sorpresa ya que tenía mi mente en otro lado.
—¿Qué?.
—¿Tomas píldoras?.— repitió la pregunta.
—Obvio.— sonreí acariciando le el cabello ya que estaba sobre mi pecho.— Daniel.
—¿Mmm?
—Quiero más.— me apenaba pedirlo pero las ganas podían más que yo.
Se volteo y quedó acostado en la cama.
—Subete y brinca sobre mí.
Y eso hice.
Cada brinco era una sensación divina que me llevaba a otra dimensión y era tanto el voltaje que hubo momento donde grité y grité pero sin dejar de pedir más.
No sé cuánto pasó, solo sé que quedé sobre su pecho felizmente complacida.
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Holiiiii, otro capítulo más de Ya No Duele.
Feliz martes Santo para las santas de Wattpad.
No se olviden de votar.
Besitos
Dou
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