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III

Los días habían pasado y los logros estaban a la orden y era que como pensaba  Samara había logrado que llevarán a nuestra abuela hacia un hospital en la provincia, allí tendríamos la ayuda de una tía que vivía allá, habíamos acordado todo, estaríamos dos días cada uno, ella con su esposo y los otros estaría yo. Mi cuerpo estaba siendo invadido por los nervios desde la madrugada que viaje para allá, tenía tantas preguntas que hacer, era muy distinto los días que yo había estado con ella en la unidad de cuidados intensivos, que solamente era recibir los partes y verla através de un cristal a estar con ella y cuidarla y no es que no quisiera hacerlo, es que tenía miedo de hacerlo mal.

Tengo tantas historias en mi mente de todas las cosas que hemos vivido, me acuerdo que cuando no quiero hacer algo, ella en automático contaba sin temor a quien escuchará, que ella me limpio las nalgas hasta aproximadamente los doce años y es que efectivamente yo fui un niño malcriado por su abuela, siempre acordándose de las veces que mi hermana y yo nos fugamos de la casa y ella nos tuvo que regañar. Con el paso de los años ella nunca cambio, muy lejos de eso, su amor hacia mi era a prueba de balas y una de las acciones que me lo demostró es que acepto que a su nieto le gustarán los hombres y sobre todo dejo que su pareja visitará la casa y al final termino tratándolo como alguien más de la familia, ella había cambiado sus ideales por lo menos conmigo, sencillamente por amor. Sus chistes malos y ocurrentes principalmente a la hora de comer, ella hace de todo en la casa, sin importar la fuerza que requiere y ay de la pobre alma que se atreva a andar por la cocina, porque ella es la única dueña de ese espacio de la casa y nadie puede tocar algo de allí sin que ella lo sepa.

Samara me explicaría como era todo, Raquel estaba en la sala de intermedia, los acompañantes de esa área nos tenían en un local en la primera planta toda la mañana en ingresabamos con el paciente por el mediodía, donde teníamos que tener todo lo que es alimento listo, allí estábamos hasta las seis de la mañana de otro día. Hay que ser autocríticos y en eso yo soy un especialista, estaba con mucho miedo, no me sentía preparado para ver a mi abuela.

– Taty ella está bien, habla mucho con ella, yo mañana vengo temprano para ayudarte a bañarla.

En ese momento nos hicieron pasar, Samara me dio un fuerte abrazo y me dijo nuevamente que me calmara, allí me explicaron que ella se encontraba en el segundo cubículo, estaba yo con el corazón en la mano, allí nos explicaban que estaban esperando que trajeran una ambulancia de otro hospital para hacerle la tomografía, pero que era una sola para toda la provincia. Allí estaba ella en la segunda cama, fue verme y sus ojos se pusieron brillantes como una estrella, el enfermero que estaba allí se dio cuenta de su reacción y le pregunto que si sabía quien era yo.

– Es Taty– dentro de mi vino una calma cegadora.

Ella se comenzo a reír de verme y yo le di un abrazo gigante, tenía puesta una sonda para poder orinar, allí me enseñaron a como vaciarla para ayudar en esa parte, mi hermana me había comentado que una de las partes más difíciles y donde mi abuela se ponía un poco más nerviosa era a la hora de comer, pues le hacían puré ya que permanecía acostada y yo tenía que levantar un poco la cama para que ella estuviera cómoda.

– No, no, puré de nuevo no– dijo ella con voz afligida, dándose pequeños golpesitos en el pecho.

– Mi vida bella no te me puedes poner así, esto es lo que puedes comer ahora mi amor. ¿ Tu sabes que yo te amo ?

– Y yo te adoro.

Fue decir eso y mis ojos comenzaron a sudar como dicen algunos hombres en las películas, para no decir que están llorando, yo vire la cara por un momento para que ella no notará que estaba emocionado, una de las acompañantes de la cama de al lado me susurró que no me podía poner así, que tomara aire para que no me viera así. Ella aunque daba un poco de trabajo se comía bastante bien lo que le llevamos de comida, otras de las guerras campales, era a la hora en las que tenía ganas de orinar, donde nos pedía que la ayudaramos a levantar para ir al baño y luego de una larga charla entendía que tenía una sonda puesta. Días previos antes del ingreso nos habíamos enterado que mi sobrino, el que vive en el extranjero estaba un poco enfermo por algo que le había caído mal a la hora de comer en un paseo que habían echo.

– Oye Taty ¿ Tu sabes si Mateo ya esta bien, el estaba malito del estómago?

– Si mi vieja bella, ya el niño está bien, es más espera aquí tengo unas fotos para que lo veas.

Saque el teléfono de mi bolsillo y busque unos video mensajes que mi hermano había enviado con el niño y fue hermoso ver cómo verlos, la calmaba, su sonrisa era de oreja a oreja. Esa noche durmió todo el tiempo mientras agarraba mi mano, yo tenía que tener mucho cuidado ya que su mano estaba algo lastimada de todos los pinchazos, sus venas eran muy finas y eso hacia que los medicamentos en suero se le fueran de vez en cuando y ella tiene una piel muy suave. El día paso y Samara como lo había prometido había ayudado a bañarla y en medio de todo eso, ella al mando, nos acordamos de las veces que ella nos bañaba y nos reíamos haciéndole saber que ya era nuestro turno, era hora de cuidar de ella.

– Hasta mañana Raqui, ya es hora de descansar.

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