La platica incómoda sobre sexo que todos deberíamos tener
Estaban en un impasse. Era quizás el momento más incómodo que cualquiera de los dos había vivido en toda su existencia, pero ninguno de los dos quería romper el silencio que llevaba extendiéndose por minutos. Hiro mantenía que todo esto era culpa de Miguel. No podía dejarlos evadir esta conversación como la gente normal, el hombre tenía que ser necio y pensaba que era mejor discutir a fondo este tipo de cosas.
Todo había empezado hace un par de días cuando se encontraron solos de manera improvisada en la casa del japones. Habían cerrado el café por la noche y tía Cass había salido a cenar con unas amigas por lo que subieron al cuarto de Hiro para... bueno está bien su plan siempre había sido aprovechar el tiempo solos, pero la excusa había sido jugar videojuegos en su cuarto. Una cosa llevó a la otra y estuvieron muy cerca de tener sexo, mucho más cerca de lo que habían estado previamente.
Estaban en la cama del genio dejándose llevar por lo que sentían. Desde la ocasión en que Hiro había tenido pánico en la sala de Miguel,la parte física de su relación la había avanzado al paso en el que él se sentía más cómodo.En esa ocasión se encontraban completamente desnudos con el mexicano encima del japonés. Pasaron un buen rato así entre besos, caricias, mordidas, gemidos y suspiros. Con cada toque buscaban aumentar el placer del otro.
Fue cuando Hiro le susurró en el oído que quería hacerlo que Miguel se detuvo.
No quería dejarse llevar por la calentura del momento y se separó de él. Le propuso que lo mejor sería hablar antes de tomar ese último paso. Con el paso de los meses Hiro se veía más cómodo conforme avanzaba su relación física pero Miguel se rehusaba a tomar ese último paso sin discutirlo antes, sobre todo sabiendo que en esos momentos el deseo de Hiro podía nublar su juicio. El genio había estado bastante molesto en esos momentos pero terminó por aceptar que había sido lo mejor. Ambos terminaron turnándose para tomar una ducha fría y acurrucarse en la sala donde se pusieron de acuerdo para tener esa conversación pronto.
Por eso estaban ahora viéndose ambos con caras sonrojadas y sin hablar. El primero en animarse a romper el silencio fue Miguel, después de todo había sido su idea y había armado una lista de cosas sobre las que debían hablar.
–Bueno tú ya sabes que soy bisexual, entonces he tenido tanto parejas hombres como mujeres –empezó por explicar, al menos esto ya lo habían hablado hace tiempo– Creo que hasta cierto punto me gustan más los hombres, pero tarde en empezar a relacionarme de esa forma con ellos.
–Eso ya lo sabía –le dijo Hiro poniendo los ojos en blanco– Seguro tenías mucho éxito con ambos en México.
–Pues más o menos –le contestó Miguel rascándose la cabeza–. La verdad es que creo que relaciones bien he tenido como 7 pero de esos solo tuve sexo con 5. De esos 3 fueron hombres y las demás mujeres.
–Eso no lo sabía –dijo con sorpresa–. Por como eres cuando cantas asumí que tenías mucha más experiencia.
-¡Es parte del show! Parte de ser músico es saber ganarse al público y lo más natural es coquetearles un poco.
–¿Alguna vez has salido con gente que conociste por tu música? –preguntó Hiro ladeando su cabeza.
–Pues he salido con ellos, pero solo con una chica concreté algo más serio –respondió haciendo memoria–. También he salido de manera casual con varias personas pero la mayoría quedaron como amigos o meros conocidos.
–Ya veo.
–Ahora te toca a tí –lo animó Miguel.
–...Mejor así lo dejamos, ya no quiero –dijo mientras se intentaba levantar del sillón.
-¿Qué? ¿Después de que te conté tantas cosas? –lo jaló para volver a sentarlo y lo atrapó entre sus brazos.
–Ni siquiera fue tanto –le contestó intentando salir de su abrazo–. La gran mayoría ya lo sabía.
–Si quieres te cuento más. Con los hombres me gusta mucho ser el activo pero soy flexible –siguió contando mientras retenía a Hiro con facilidad mientras éste se sonrojaba– Mi primera vez fue con una chica muy linda con la que salía a los 16 años, me dio mucho miedo lastimarla. Terminamos 4 meses después porque ella se mudó. Hace poco la encontré en Facebook, está casada y tiene un bebé con ojos enormes.
–Miguel ya, por favor.
–Una sola vez cometí la estupidez de tener sexo sin protección –continuó sin inmutarse ante la pena que tenía Hiro ante estos temas–. Llegamos a creer que ese chico me había pegado alguna enfermedad que ya traía porque a él le empezaron a salir ronchas pero resultó que simplemente era alérgico al jabón que usaba. Después de eso aprendí mi lección y no lo he vuelto a hacer, aparte me hice un examen de ETS antes de dejar México.
–Me da gusto saber que no tienes nada – musitó mientras forcejeaba una vez más–, pero déjame ir ya.
–No. Me gusta hacerlo escuchando música, siento que le da más ambiente –prosiguió sin pena alguna– También me gustaría que me amarren alguna vez, pero nunca lo he hecho porque...
–¡MIGUEL YA! Te digo lo que quieras pero detente y suéltame.
Miguel solo sonrió. Sabía que entrar en cosas más específicas iba a cohibir al otro chico y era la única forma en que iba a querer hablar. Nada de lo que había dicho le daba pena y era importante que Hiro se sintiera cómodo hablando con él sobre estos temas. Soltó a su novio y lo dejo sentarse pero tomó su mano para asegurarse de que no fuera a huir.
–Bueno obviamente tú ya sabes que soy virgen –empezó Hiro sonrojándose–. He besado a algunas personas. La verdad fue más por curiosidad que porque realmente me interesaran. Creo que lo más lejos que llegué con alguien antes de ti fue a tocarnos por encima de la ropa.
–¿Ves? Esto no es tan difícil –le dijo Miguel con una sonrisa– Cuéntame más.
–M-me gustaría ser el pasivo...¿creo? –confesó algo incómodo– Aunque no me gusta realmente el término de pasivo pero tú me entiendes. Eso. Aparte tú tienes más experiencia y confío en que no terminaré en el hospital.
–Te prometo que no vas a acabar herido –le dijo girando los ojos, él siempre tenía cuidado y con Hiro tendría aún más– ¿Hay algo más que deba saber?
–Creo que soy demisexual.
–¿Qué eres qué? –preguntó el mexicano algo confundido.
–Demisexual, Miguel –le explicó desviando un poco la mirada– Significa que no experimento atracción física o sexual por la gente a menos de que haya un vínculo emocional antes.
–Entonces yo empecé a gustarte cuando ya éramos amigos. O al menos eso es lo que estoy entendiendo.
–Exactamente. Pasaste de agradarme mucho y que te tuviera aprecio a que me atrajeras –contestó Hiro con felicidad, pensó que sería mucho más difícil de explicar– Creo que por eso nunca me había llamado la atención nadie, sobre todo de esta manera.
–Pero tienes más amigos.
–Claro pero nunca pensé en ellos de esa forma, supongo que es porque llevamos una relación mucho más fraternal, aparte de que me llevan varios años –explicó con una mueca– La verdad los he visto más como familia que como amigos, creo que no podría verlos como nada más.
–Entonces...¿la gente solo se te hace atractiva si ya las conoces bien? –preguntó Miguel intrigado, para él notar si alguien era guapo era tan natural como respirar.
–Pues puedo saber que alguien es bonito o guapo, solo que no me interesan de un modo sexual o romántico. También me puede agradar la gente pero eso no significa que automáticamente empezarán a atraerme –continuó pacientemente con su explicación–. La verdad es que me di cuenta de que era demisexual cuando te conocí.
–¿Cómo fue eso?
–Cuando me empezaste a gustar tuve una pequeña crisis porque nunca había sentido nada como esto –dijo jugando con sus dedos para no tener que verlo directamente a la cara–. Me puse a investigar y después de leer mucho llegué a la conclusión que esa etiqueta me quedaba bien.
–Está bien –le dijo con dulzura el músico mientras le acariciaba el cabello–. Me da gusto que hayas averiguado algo de ti que no sabías.
–Gracias a ti he averiguado muchas cosas de mí que ignoraba –le respondió recargando su cara en la mano que lo estaba acariciando.
–Yo también descubrí muchas cosas de mí ¿sabes? –le dijo Miguel acercando su cara a la de Hiro.
–¿Cómo qué?
-Gracias a ti comprendí las canciones de amor –dijo antes de darle un suave beso y juntar sus frentes–. Solía creer que las entendía, pero las empecé a sentir de verdad cuando llegaste tú a mi vida.
–Pero siempre las has cantado con mucha pasión –remarcó Hiro confundido–. Y ya habías tenido relaciones antes.
–Tuve relaciones y me gustaron personas, pero nadie como tú. El amor de verdad lo conocí contigo.
No había nada que pudiera decir Hiro en esos momentos que no pudiera expresar mejor con el beso que le dio. Junto sus labios con todo el cariño y amor que sentía por el mexicano, el chico que llegó de improviso a su vida para establecerse como una de las personas mas importantes y hacerlo sentir cosas que nunca había sentido. Miguel solo pudo corresponder con la misma intensidad, abrazándolo hacia él como si fuera un tesoro preciado que debía cuidar y apreciar por siempre.
El beso pasó a ser más pasional cuando MIguel le mordió el labio, haciendo que Hiro abriera la boca dejando que jugarán sus lenguas y que sus manos empezaran a acariciar el cuerpo del otro. Hiro paso sus manos por el cabello de Miguel, amaba lo suave y grueso que era. Mientras que el mexicano acariciaba su espalda causando que se le pusiera la piel de gallina en cada espacio por el que pasaba. Fue en algún punto entre que el músico pasó sus manos debajo de la playera de Hiro y luego intentó quitársela que el japonés rodeo la cintura del otro con sus piernas que se encontraron en una situación muy similar a la de hace un par de días.
–Hiro ¿quieres ir a mi cuarto? –preguntó Miguel, englobando en esa pregunta si estaba listo, si realmente quería tomar ese paso con él.
–Claro que me gustaría –respondió Hiro con diversión– Sobre todo porque me lo pides tan bonito.
Miguel solo lo tomó entre sus brazos y puso las piernas de su novio alrededor de su cintura para poder cargarlo. Hiro recordó el pensamiento que había tenido la primera vez que se sintió atraído por el, excitado por el conocimiento de que efectivamente era capaz de cargarlo como si nada. El latino avanzó fácilmente hacia su cuarto donde los lanzó sobre la cama, provocando que el japonés le gritará que tuviera cuidado a pesar de que el mismo se estaba riendo. El mexicano solo lo abrazo con cariño antes de empezar a besarlo.
Con la certeza de que ambos estaban listos y que esta vez no tendrían que detenerse empezaron a acariciarse. Hiro pasaba sus manos por la espalda de Miguel dejando caricias que hacían que se encorvara hacia su tacto. El otro le besaba el cuello con cariño, dejando pequeñas mordidas y besos que lo empezaban a volver loco. Sentía como pequeños brotes de placer salían de cada beso que le daba.
El japonés bajo sus manos hacia la cadera del mexicano para pasar hacia su trasero y apretarlo con fuerza, sacando un gemido de la boca de su pareja que lo hizo sonreír con satisfacción. Miguel se desquitó dejándole un chupetón debajo de la clavícula. Nadie más podía verlo pero todas las mañana que se tuviera que preparar para salir tendría un pequeño recordatorio de lo mucho que lo deseaba, de lo mucho que lo quería.
La ropa empezó a estorbarles y empezaron a quitársela, con el genio de la robótica peleando con la playera de Miguel y mientras el músico buscaba quitarle los pantalones. Pronto quedaron desnudos uno frente al otro y aunque no era la primera vez, en esta ocasión se sentía diferente. El conocimiento de lo que estaban a punto de hacer, que esta vez no tendrían que detenerse los cohibió un poco. Hiro lo miraba con algo de timidez mientras que el rostro de Miguel había adquirido tonalidades rojas que se expandieron por el resto de su cuerpo.
Aún así, Miguel no pudo dejar de admirar lo hermoso que era Hiro. Su cuerpo estaba compuesto por delicadas líneas, desde sus delgadas piernas y elegantes brazos hasta su esbelta cintura. Su bonita piel pálida marcada por sus diversas aventuras como héroe, su larga melena negra y unos ojos que lo miraban con deseo lo hacían una visión. De haber podido lo hubiera pintado para tener esa imagen plasmada para siempre.
Por su parte Hiro se había armado de valor y tocaba con reverencia el pecho de su novio, pasando también por sus brazos y sus costados. Cuando le empezó a atraer nunca pensó que se podría tomar tantas libertades, tocarlo y sentirlo tan cerca. Tener un total acceso a su piel canela, poder besarlo y estar tan cerca de ser suyo en todas las formas lo emocionaba aún si ya lo había visto decenas de veces.
Siguieron besándose, dejándose llevar por el placer que daban sus bocas, sus manos, su todo. El cuarto se lleno de los leves gemidos de Hiro y los gruñidos ocasionales que Miguel hacía cuando lo tocaba en una zona particularmente sensible. Poco a poco el mexicano fue bajando por su cuerpo, dejando besos y mordidas, haciendo reír al japonés cuando paso juguetonamente por su ombligo.
–¡Me haces cosquillas! –le dijo entre risas– ¡Para, tonto!
–Perdón, no pude resistirme –lo miro divertido–. Eres muy hermoso cuando te ríes.
Continuó besando su vientre, bajando lentamente hasta que se detuvo antes de llegar al miembro del otro, levantando la vista con una sonrisa traviesa. Esto era algo que ya habían hecho, descubrieron rápidamente distintas formas de darse placer sin tener que recurrir a la penetración. Tanto Hiro como Miguel habían pasado meses aprendiendo varios secretos del cuerpo del otro.
Empezó por introducirlo poco a poco, disfrutando de como Hiro se iba deshaciendo entre suspiros y gemidos, pidiendo más con leves quejidos. Comenzó a moverse, intentando mantener un ritmo y ayudándose de su mano cuando su quijada le empezó a reclamar. Hiro se sentía en el cielo, rodeado por la boca cálida y húmeda de Miguel. El cuarto se llenó de sus gemidos y el sonido de la humedad con piel. El músico empezó a sentir como Hiro embestía levemente su boca, intentando contenerse pero fallando por lo que activó sin querer el reflejo de su garganta.
–¡Perdón, perdón! –le pidió Hiro cuando tuvo que alejarse un poco, aunque su mano seguía alrededor suyo– Fue sin querer.
–No te preocupes, amor –le aseguro continuando con su mano y lamiendo la punta–. Solo significa que te gusta mucho y eso a mí me fascina.
–Carajo, no me puedes decir cosas así mientras me ves de ese modo –le reclamó Hiro cubriendo su cara a pesar de que seguía gimiendo.
–Es que no sabes lo hermoso que te ves así –dijo antes de seguir otros minutos. Siguió succionando y lamiendo, sintiendo como las manos de su novio acariciaban su cabello y jalaban cuando hacía algo particularmente placentero. Al cabo de un tiempo fue interrumpido de esta forma por el mismo Hiro.
–Miguel, espera –le dijo tirando de su cabello–. Si sigues me voy a venir.
–No importa.
–Pero quiero...ah rayos quiero que sea cuando ya estés dentro de mí –le dijo con vergüenza, algún día iba a poder hablar de esto sin sonrojarse pero hoy no era ese día.
–Oh debiste decir eso antes, corazón –le contestó sonriendo–. Solo deja agarro el lubricante y los condones de mi mesa de noche.
–Veo que ya estabas preparado –comentó Hiro con una sonrisa.
–Bueno nunca está de más ser precavido –le dijo mientras le pasaba lo necesario para proseguir–. A todo esto ¿cómo te gustaría que lo hiciéramos?
–Bueno internet dice que es mejor si...¿me pongo en cuatro? Pero no estoy seguro de querer eso.
–¿Prefieres que sea de frente? ¿Aunque sabes que te puede doler más? –le preguntó con seriedad.
–Quiero verte –confesó tomando la mano de Miguel–. Puede ser ridículo pero no quiero que mi primera vez sea viendo hacia las almohadas, prefiero que sea viéndote.
–No es ridículo –le aseguró dándole un beso a su muñeca–. Podemos hacerlo como tú quieras, mientras me digas si algo te duele o te molesta.
Lo volvió a besar y empezó a prepararlo. Vertió una gran cantidad de lubricante en sus dedos y empezó por introducir uno. Sintió como Hiro se tenso instintivamente, era de esperarse ante la intrusión. Se mantuvo quieto unos segundos para empezar a mover el dedo lentamente, dejando que se acostumbre, viendo como pasa de agarrar las sábanas con fuerza a relajarse poco a poco. Supo que iban por buen camino cuando empezó a escuchar pequeños suspiros y jadeos por parte de Hiro.
Con todo el cuidado del mundo inserto otro dedo junto al primero, esta vez el japonés parecía estar preparado porque solo se quejó un poco. Se fue moviendo con más libertad, yendo más profundo sabiendo que tenía que prepararlo para algo mucho más grandes y largo. Hiro lo atrajo intentando darle un beso y Miguel se dejó ser. Aprovechó que se había estado relajando para introducir un último dedo que se unió a los dos anteriores.
La paciencia no era una de las múltiples virtudes de Hiro, por lo que empezó a quejarse de que se estaba tardando demasiado.
–No te quiero lastimar –le dijo Miguel para intentar tranquilizarlo.
–No me vas a romper, no soy de cristal.
–Yo lo sé, pero esto puede salir muy mal si no lo hago bien –le dijo dándole un beso–. Solo dame unos segundos más, por favor.
Cumpliendo su palabra solo tomó un poco más preparándolo, estando seguro de que esto sería lo menos doloroso posible.
-¿Podrías abrir el condón? Mis manos están demasiado pegajosas –le pidió el mexicano intentando quitarse el exceso de lubricante de las manos.
–¿Es necesario? Ni tú ni yo tenemos enfermedades y no podemos embarazarnos –reclamó Hiro.
–Es una buena práctica sexual, querido –le recordó el mexicano– Además creeme que no vas a querer limpiar el desastre que estamos a punto de hacer.
–Está bien –aceptó tomando el envoltorio y abriéndolo–. Toma.
Una vez que se puso el preservativo empezó a alinearse con la cadera del otro.
–Esto va a ser muy incómodo, solo dime si es demasiado.
–Está bien, sé que nunca me lastimarias a propósito –lo tranquilizó Hiro pasando sus brazos por su cuello.
Miguel se fue introduciendo con lentamente y con cuidado, sintiendo como el interior de Hiro lo iba envolviendo en su calor. Una vez adentro completamente se detuvo unos segundos dejando que el otro chico se acostumbrara. Se sintió tan bien en ese momento, sabiendo que estaba con alguien que amaba y que lo amaba. Vio con atención la cara de su amado, lo que encontró fue que sus ojos estaban vidriosos y tenía la boca abierta en un gesto de sorpresa. Sonrió para sí mismo, sintiéndose feliz de que era el primero (y si fuera por él, el último) en causar en estas reacciones en el chico.
Empezó a besar su cuello mientras daba pequeños movimientos con su cadera, esperando que la estimulación fuera suficiente para distraerlo de la incomodidad. Sintió como las manos de Hiro pasaban por su cabello y su espalda, indicando que iba por buen camino.
–Más –le exigió Hiro después de un rato–. Necesito que te muevas más. Por favor.
No se lo tuvo que repetir, empezó a moverse con mayor velocidad y fuerza que le daba aún mayor placer a él. Hiro solo sentía la forma deliciosa en que entraba su salía, sintiéndose seguro y cuidado por la calidad del cuerpo de Miguel que sentía encima, alrededor y dentro suyo. Su novio fue moviendo más la cadera, encontrándose con él en medio de sus estocadas. Pronto el cuarto se fue llenando de gemidos cada vez más fuertes, el sonido de cuerpos chocando uno contra el otro y jadeos cuando alguno de ellos hacia algo que sentía muy bien.
Fue en uno de sus movimientos que Miguel encontró la próstata de su pareja. El grito de placer más la forma en que clavaba sus uñas en su espalda le indicaron que lo estaba haciendo bien.
–Ahhhh Miguel, se siente muy bien –le dijo con deseo– Me encantas.
–Tú a mí, mi cielo –le respondió tocando el mismo punto mientras acariciaba su rostro– Eres increible.
Siguieron así, tocándose y dejándose llevar por el placer. Hiro nunca se había dejado llevar de esta forma y era inmensamente liberador para él dejar que el otro chico lo guiara. Aún en su estado embriagado por el placer no podía dejar de admirar lo sexy que se veía encima de él, con algo de sudor en el rostro, las pupilas dilatadas, cabello despeinado y gimiendo por él. Al tratar de acomodarse para darle otro beso apretó su interior sin querer, causando un gruñido animal en el mexicano. Volvió a hacerlo y como recompensa saco un gemido junto con una expresión de placer puro.
–¿No que nunca habías hecho esto? –le preguntó Miguel con una media sonrisa– Esa forma de apretar no es algo de principiantes.
–Aprendo rápido –le contestó mordaz–. Sobre todo cuando es algo que me gusta tanto.
–Te amo –susurró enterrando su cabeza en el cuello de Hiro–. No sabes cuanto te amo.
–Yo a ti. Mucho. Muchísimo –correspondió con la voz cargada de sentimiento pasando sus manos por la espalda y cuello de su amado.
Ambos sentían que sus orgasmos se iban acercando, Miguel en particular había estado a punto de terminar más de una vez, no quería acabar nunca pero sabía por el calor que se alojaba en su abdomen bajo que no duraría mucho. Tomo el miembro del japonés en su mano, sacando más jadeos de su boca. Fue cuestión de unos momentos para que sintiera como el cuerpo de Hiro se tensaba, sintiendo como lo apretaba aún más y echaba su cabeza para atrás con un último grito. Un par de embestidas más junto con la imagen de su novio llegando al clímax lo llevaron al mismo punto.
Miguel se dejó caer sobre Hiro, cansado por la fuerza de su orgasmo. Se mantuvieron unos momentos en silencio, intentando nivelar sus respiraciones y abrazándose. En cuanto tuvo fuerza para ello el mexicano salió del cuerpo del otro, causando un pequeño jadeo en ambos.
–Eso fue...wow –dijo el japonés recuperando su voz–. No me imagine que fuera así de intenso.
–También fue muy intenso para mí –le dio un beso lento y lleno de cariño–. Me alegra que te haya gustado.
–Creo que podría acostumbrarme a hacerlo de manera regular –dijo Hiro en un tono pícaro.
–Desde luego, cariño –le aseguró mientras se quitaba el condón para hacerle un nudo y tirarlo–. Y mira, gracias al condón solo te tengo que limpiar un poco y nos podemos acurrucar un rato.
–Eso suena bien –dijo mientras se relajaba en la cama–. Te amo, Miguel.
–Y yo a ti, Hiro.
-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O
Y con esto llegamos al capítulo final de este fic super rosa y suavecito que he venido escribiendo. La escena de sexo me costo ovario y medio de escribir, primero todo me daba pena y luego me costaba trabajo describir todo sin que fuera muy mecánico. La gente que escribe escenas de este tipo con relativa facilidad y bien es mágica y se va a ir al cielo. Espero que les haya gustado como a mi me ha gustado escribirlo.
Aparte de esto me pareció importante que estos dos realmente hablaran, al igual que siento que toda relación debe tener un canal de comunicación abierto para que pueda funcionar. Esto especialmente en temas de sexo que para unos puede ser incomodo pero es muy importante. Dejen comentarios, memes, horóscopos, y demás aquí. También estoy en el Grupo de Revolución Higuel por si quieren decir algo ahí.
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